Miércoles, 25 de mayo de 2016 | Hoy
TEATRO › HéCTOR LEVY-DANIEL HABLA DE LA FUNDACIóN, SU NUEVA PUESTA
El director estrenó la pieza de Susana Torres Molina. Situada en tiempos de la última dictadura, está centrada en una supuesta organización cristiana encargada de entregar bebés en adopción. “Es necesario escribir la historia nuevamente para redimir a las víctimas”, dice.
Por Cecilia Hopkins
Con La fundación, obra de Susana Torres Molina, el director y dramaturgo Héctor Levy-Daniel hizo una excepción: “siempre dirijo mis propias obras”, asegura en la entrevista con Página/12, “pero al leerla –lo hice de un tirón– enseguida pensé que querría estrenarla”, subraya. Situada en tiempos de la última dictadura, la pieza está centrada en una supuesta organización cristiana encargada de entregar bebés en adopción, previa entrevista con las parejas interesadas. Consultada sobre el punto de arranque de la escritura de este texto, Torres Molina cuenta que se basó en una nota firmada por Horacio Verbitsky en este diario, sobre el Movimiento Familiar Cristiano, una fundación de laicos que actuaba como mediadora de familias adoptantes. “La realidad supera cualquier ficción”, reflexiona la autora en tanto explica que de allí surgió la idea de plantear lo que sucedía en una entrevista entre una pareja interesada en adoptar y dos representantes de la Fundación, “todos consustanciados con el mismo pensamiento”, detalla Torres Molina”, “creyendo que estaban realizando una obra de bien al hacerse cargo de chicos nacidos de padres ateos”. Cuenta también que le interesaba que la situación planteada se volviese incómoda desde el momento en que la madre adoptante comienza a preguntar detalles acerca del procedimiento. El elenco está integrado por Estela Garelli, Carlos Kaspar, Florencia Naftulewicz y Emiliano Díaz.
Levy-Daniel tiene una marcada preferencia por temas ligados a situaciones de exterminio: su primera obra fue Roma, los últimos crímenes, escrita en 1994, cuando todavía formaba parte del taller de dirección de Laura Yusem, pieza que fue seguida por la premiada Memorias de Praga, sobre el nazismo, y luego por Instrucciones para el manejo de las marionetas, sobre la vida en un campo clandestino de detención. “Una vez que descubrí la materia sobre la que quería escribir no paré de hacerlo”, cuenta el dramaturgo y director, también Licenciado en Filosofía. Y aunque comenzó a escribir mucho después de haber cumplido el servicio militar en la época de la dictadura, Levy-Daniel considera que esa experiencia fue decisiva para su futuro de autor teatral: “de allí salí convertido en lo que hoy soy”, sintetiza.
–¿Por qué hizo una excepción al dirigir una obra que no es suya?
–Porque La fundación habla sobre los temas que yo considero que son los míos. Aunque no me gusta que me encasillen no puedo evitar escribir sobre estos temas. Tengo una mucha identificación con las víctimas y creo que, como dice Godard, “el olvido del extermino forma parte del extermino”.
–Efectivamente, el tema que prevalece en sus obras es la persecución por motivos políticos y sus consecuencias…
–Sí, desde siempre me preocupó el tema del extermino. Me pregunto siempre cómo es posible que algunos decidan exterminar a otros y que siempre haya quienes tratan de ocultar ese hecho. Pero nunca escribo si no es metafóricamente, porque me gusta producir otras resonancias con mis obras.
–Esta obra es diferente: acá no hay metáfora.
–Sí, porque es documental, una non fiction.
–¿Hubo realmente un servicio de adopción por parte de alguna institución?
–Así es, Susana Torres Molina se basó en un hecho real. Pero en este caso no quise conocer más sobre el hecho en sí para dedicarme a la dirección de esta obra. Armé un dispositivo de interrogatorio –una oficina llena de cajas que hace pensar en un archivo– donde el clima de amenaza está todo el tiempo presente.
–¿Siempre está hablando de algún aspecto de la historia?
–Sí, me interesa mucho la historia. Walter Benjamin en sus Tesis de filosofía de la historia dice que el enemigo se apropia de la historia. Por eso pienso que es necesario escribirla nuevamente para redimir a las víctimas, para sacarlas de su sufrimiento. Por eso siempre estoy atento a la historia para entrever dónde hay una obra allí escondida.
–¿Es una posición militante?
–Aunque escribo sobre estos temas desde un lugar creativo hay algo de eso. Tengo una conciencia histórica desmesurada. Creo que uno nunca sabe el pasado que le espera. Porque el pasado vuelve de modos insólitos. Como lo que estamos viviendo ahora: es increíble que la gente haya elegido esto, disfrazado de novedad.
* La fundación, Nün Teatro, (Ramírez de Velasco 419), viernes 21 hs.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.