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Lester Thurow, profesor del prestigioso M.I.T, es uno de los economistas más influyentes en los ámbitos políticos y empresariales del Primer Mundo de los últimos tiempos (ver quién es...). Sus best-seller son citados por todo ejecutivo de las multinacionales que hable de temas tan genéricos como la globalización o “el futuro del capitalismo”. También es uno de los “gurúes” de fin de siglo más cotizados. Será el invitado estrella de la convención de la Asociación de Bancos de la República Argentina (ABRA), que se realizará el próximo 23 y 24 de junio en Buenos Aires. Por apenas dos horas de charla sobre “las consecuencias de la crisis de Asia en los mercados emergentes” cobrará 40 mil dólares, sin contar -por supuesto- pasajes y hotelería de primera clase. Desde su casa en Massachussets, a pocas horas de abordar un avión para iniciar una gira de conferencias de tres semanas por los “mercados emergentes”, Thurow concedió una entrevista telefónica a Cash. Justo en la semana en que comenzó el Mundial de fútbol y los mercados financieros del mundo volvieron a temblar, esta vez a causa de Japón.

Lester Thurow

-Algunos economistas -por ejemplo los del FMI- dicen que la última crisis demostró que el modelo asiático estaba equivocado. ¿El modelo asiático ha muerto?
-No creo que sea cierto. Estados Unidos sufre recurrentemente crisis financieras profundas: la más reciente fue la del sistema de ahorros y préstamos en los años ochenta. El mejor ejemplo es la crisis de 1929. En el ‘92, tuvimos una crisis en Francia e Inglaterra con grandes devaluaciones de las monedas, caídas de las bolsas y necesidad de medidas de ajuste. La prensa americana, o de Occidente, suele decir que si el sistema financiero asiático hubiese sido abierto y desregulado como el americano, esto no hubiese pasado. La prensa asiática dice que con más control oficial esto no hubiese pasado. Ambas visiones están equivocadas. En 1992, durante el primer crash mexicano, el gobierno tenía control sobre cada banco e institución financiera, y hubo crisis. En 1994, el sistema financiero mexicano estaba muy desregulado, con normas similares al americano, y tuvieron una crisis. No hubo algo peculiarmente incorrecto con el modelo asiático. Estas crisis son algo intrínseco al capitalismo. Este sistema puede generar crecimiento económico como ningún otro, pero al mismo tiempo es imposible que exista sin crisis financieras. Si uno quiere practicar el comunismo, no tendrá crisis financieras, pero tampoco crecimiento económico.
-¿Cómo evalúa las perspectivas de los países de Asia después de la crisis?
-Japón es alrededor del 15 por ciento de la economía mundial, mientras que el resto de Asia es alrededor del 3 por ciento. Japón es cinco veces la economía del resto de Asia. Entonces, cuando Japón crece, el resto de Asia crece. El real problema en Asia es Japón. Después de la crisis de 1990, Japón pasó de ser uno de los países con mayores tasas de crecimiento en el mundo industrial a uno de los países con menor crecimiento. Por eso la gran pregunta es si Japón puede salir a flote. Esto es mucho más importante para el resto del mundo de lo que pueda pasar en Tailandia, Filipinas o incluso en Indonesia.
-¿Teme una nueva crisis internacional con epicentro en Japón?
-Soy cada día más pesimista. Yo solía pensar que el gobierno japonés sería capaz de solucionar ordenadamente el problema de una economía estancada. Pero las devaluaciones e inestabilidad de los últimos días demuestra que es incapaz de hacerlo. Estoy bastante pesimista sobre Japón y temo que esta situación desate una crisis internacional verdaderamente profunda.
-¿Cuáles son las lecciones para un “país emergente”, como Argentina, en un mundo con mercados financieros cada vez más convulsionados?
-Hay dos lecciones. Primero, es fundamental trabajar para evitar las burbujas especulativas en el mercado de capitales local: mediante lo sorganismos de control del mercado de valores, y buscando instrumentos para disuadir el ingreso de capitales de corto plazo. Segundo, uno no puede dejar crecer demasiado el déficit comercial. Todos los países asiáticos que cayeron en crisis enfrentaban grandes déficit externos. Si uno tiene un enorme déficit comercial, entonces debe pedir prestado dinero al resto del mundo para financiarlo. Y tarde o temprano ese dinero dejará el país.
-En Argentina existe un dilema. La economía crece alrededor del 7 por ciento, pero al mismo tiempo el déficit de la cuenta corriente (déficit comercial más pagos de servicios financieros y reales) también está aumentando. Este año estará en el orden del 5 por ciento del PBI (unos 17 mil millones de dólares).
-Una situación así lleva rápido a los países a meterse en graves problemas...(risas). El déficit comercial en países emergentes como Argentina debe ser monitoreado muy de cerca y no se puede sostener por mucho tiempo, porque pueden detonar una crisis muy rápidamente. Uno tiene que observar si el déficit comercial se basa en importaciones de bienes de capital o de bienes de consumo. Si este último es el caso, el problema es entonces mayor, porque la reversión de los capitales puede ser todavía más rápida. Pero sea como fuere, uno no puede sostener grandes déficit por mucho tiempo. Los inversores en la actualidad salen de un país con una velocidad inusitada, sin hacer demasiadas consideraciones. Si ellos piensan que va a haber una crisis en Argentina, no se molestarán en examinar a Argentina para saber si hay motivos verdaderos o no para una crisis, sólo saldrán del país detonando la crisis. Recién después harán su evaluación.
-El problema es que Argentina tiene un desempleo muy alto. Suponiendo que fueran efectivas, si se tomaran medidas para desacelerar la economía y el ritmo de las importaciones, también aumentaría el desempleo y los índices de pobreza.
-Lo sé. No es una situación cómoda ni algo fácil de hacer. Pero la cuestión es: ¿ustedes quieren tener una crisis como la asiática? Algo así sería peor.
-¿Qué puede hacer Argentina para reducir su vulnerabilidad externa?
-Una de las cosas en que tienen que pensar es cómo limitar las importaciones de bienes de consumo. Uno necesita de las importaciones de bienes de capital para crecer, pero sería lógico intentar restringir las de consumo, aumentando aranceles, por ejemplo.

El Mercosur debe abrirse


-Algunos economistas norteamericanos han criticado al Mercosur porque lo consideran un bloque proteccionista, ¿usted qué opina?
-Hay que recordar un sola cosa: la única manera de hacerse rico es vender productos a la gente rica. Y hay tres grupos de gente rica en el mundo: Estados Unidos, Europa y Japón. No hay nada de malo con el Mercosur, pero no debe ser pensado como un mercado sustituto de mercado del mundo industrializado. El Mercosur es algo bueno, pero no es un sustituto: no van a desarrollarse produciendo sólo para la región. Esto los gobernantes deben tenerlo claro.


-¿Está diciendo que el Mercosur debería abrirse al mundo?
-Pueden hacer lo que quieran con el Mercosur. Pero si quieren tener éxito deben ser capaces de penetrar los grandes mercados de Estados Unidos, Europa y Japón. De otro modo, no hay forma de integrarse al mundo.

-Hoy en día aplicar restricciones a las importaciones o subir las tarifas arancelarias externas suena a un proteccionismo “fuera de moda”...
-Puede ser. Pero no pueden darse el lujo de importar valor agregado en bienes de consumo. Otra cosa que pueden hacer seleccionar ciertos sectores locales, productores de bienes de consumo, y estimularlos, mediante el sistema impositivo, para sustituir importaciones. Cuando hay un gran desequilibrio en el balance de pagos, las importaciones deben ser orientadas casi exclusivamente a los bienes de capital para aumentar la capacidad de repago en el largo plazo, mediante más exportaciones. Aun así, hay un problema en la transición: uno no sabe nunca si va a lograr solucionar el problema del sector externo sin una crisis. Este es un problema en toda Latinoamérica. Nadie ha conseguido hasta ahora transformarse en lo que yo llamo un corredor de maratón económico. Todavía ningún país de la región se ha asegurado poder crecer sostenidamente décadas enteras sin sufrir grandes crisis.
-Algunos analistas pronostican una crisis que podría empezar en Rusia, continuar en Brasil y detonar un efecto dominó en todos los países latinoamericanos, incluyendo Argentina.
-Los inversores no son nada selectivos: van de un país a otro sin motivos razonables. Están un poco locos. Alguien que pone su dinero en Rusia no es demasiado selectivo. Pero, insisto, si ustedes temen vivir unapesadilla en el futuro, no se preocupen por Rusia sino por Japón. Rusia es muy pequeña en la economía mundial. Si la economía rusa colapsa, no haría mucha diferencia. La economía japonesa es la segunda economía en el mundo.
-Me parece que usted está pensando en términos de lo que puede llegar a afectar a Estados Unidos. En Argentina repercute lo que sucede en cualquier otro “país emergente”. Por ejemplo, si pasa algo en Lituania, que también tiene un régimen de Convertibilidad, debemos empezar a rezar para que los inversores no nos asocien...
-(Risas)... Es cierto, sin duda. Hoy en día, ante cualquier señal negativa, los inversores salen corriendo de todos los países subdesarrollados, sin distinciones.
-¿Cómo imagina a Brasil: como el próximo gigante económico o como el responsable de la próxima crisis?
-No sé si será el detonante de un crisis a nivel regional. Pero Brasil ha demostrado que todavía no ha encontrado un sendero de crecimiento consistente más allá de unos pocos años. Por otro lado, si uno piensa en el mundo del siglo XXI, el éxito dependerá de manera crucial en qué medida se tiene una fuerza de trabajo educada. Y los brasileños son horribles en este punto. Repito, nadie en Latinoamérica ha demostrado estar en un sendero estable de crecimiento a más largo plazo.
-¿Incluso Chile?
-Incluso Chile. Chile ha crecido en los últimos 15 años, pero los 15 años previos fueron un desastre. Y si uno mira en una perspectiva de 30 años la situación no luce tan bien. Además, ahora está siendo también amenazado por la crisis en Asia y la caída de precios de sus exportaciones.

Quién es Lester Thurow


Lester Thurow sea tal vez el economista con mayor repercusión editorial de la última década. Su Head to Head (publicado aquí por Vergara como La guerra del siglo XXI) fue el libro de cabecera de los políticos norteamericanos de comienzos de los noventa y le permitió a Thurow extender a un público más masivo el suceso que había logrado años antes en los círculos intelectuales americanos con La sociedad de suma cero. El éxito de Thurow radica en contar las cosas más complicadas de la manera más simplificada. A su favor cuenta con el hacerlo desde el prestigio académico que le da el haber sido durante varios años decano de la Sloan Business School del MIT, la escuela de negocios más cotizada del mundo. En esos dos libros, Thurow plantea que en el futuro habrá una encarnizada guerra comercial entre Estados Unidos, Japón y Europa por la supremacía en los mercados. Su tesis es que en un capitalismo cada vez más competitivo lo que un país gana lo pierde otro y sus recomendaciones son bien conocidas por los asesores de Clinton: hay que promover los sectores productivos más dinámicos de la economía nacional para ganar mercados a costa de los países que no lo hagan. En su último best-seller, El futuro del capitalismo, Thurow se preocupa por la tendencia natural al aumento de la desigualdad que existe en el capitalismo de fin de siglo. El mayor interés de la obra reside en su descripción de la pobreza y marginación crecientes en las sociedades capitalistas: habla del resurgimiento de un lumpen proletariat y de los peligros que corre la clase media, imposibilitada de vivir en el “mundo privado” de los ricos. Paul Krugman, su colega también estrella del MIT (que hace poco pasó en Buenos Aires embolsando también 40 mil dólares) critica la excesiva simplificación de los planteos de Thurow. Justamente, ésa es una de las claves de su impresionante éxito editorial a nivel mundial.

Corrupción


-Usted nunca le prestó demasiada atención al tema de la corrupción como un factor de peso limitante del desarrollo de un país. ¿Cree que se puede ser un país muy corrupto y aun así ser el preferido de los inversores?
-Por supuesto. Si uno toma los índices de corrupción que realiza el World Economic Forum y compara la performance económica de algunos países se encuentra con grandes sorpresas. Mire a China. Está cerca del techo del índice de corrupción y también está entre los países de mayor crecimiento. Nueva Zelanda es un país increíblente honesto, pero su performance económica en los últimos años ha sido muy pobre. El tema no es tan simple.

CLAVES:
”Una situación de déficit comercial como la que tiene Argentina lleva a los países a meterse en graves problemas”.
”El déficit comercial en países emergentes como Argentina debe ser monitoreado muy de cerca y no se puede sostener por mucho tiempo, porque pueden detonar una crisis muy rápidamente”
”Deben tomar medidas para reducir el déficit. No es una situación cómoda ni algo fácil de hacer. Pero la cuestión es: ¿ustedes quieren tener una crisis como la asiática? Algo así sería peor”.
”Si temen vivir una pesadilla en el futuro, preocúpense por Japón. Puede desatar una crisis internacional muy profunda”.
”Argentina tardará más de cien años en alcanzar al Primer Mundo”.
Un gurú que también habla de fútbol
El mundial y el futuro del capitalismo


-¿Usted sabe algo de fútbol (soccer, en inglés)?
-Algo...(se ríe con ganas) ¿Quién va a ganar la copa del mundo?...(vuelve a reírse). Estoy al tanto de un hecho histórico: ningún equipo europeo ganó alguna vez en América y ningún equipo americano ganó alguna vez en Europa. ¿Estoy en lo cierto?
-La pregunta apuntaba a otro lado. Pareciera ser que las reglas establecidas en la Copa del Mundo son mucho más igualitarias que las fijadas por el nuevo capitalismo. En el fútbol todos los países son cada vez más competitivos y tienen posibilidades de ganar. En cambio, la concentración de la riqueza en el mundo va en aumento así como también la desigualdad entre las economías desarrolladas y el resto.
-Creo que su observación es correcta. Durante el próximo siglo lo más probable es que tengamos más desigualdad dentro de cada país y más desigualdad entre países. Esto nos lleva al tema de la educación. Nos estamos moviendo hacia la era del conocimiento, en la cual un individuo no educado es un discapacitado. Pero la fuerza de trabajo no educada a nivel mundial está aumentado.
-Siguiendo con la comparación, en la Copa del Mundo es importante que todos los equipos participen: para sostener el negocio vale que participe Estados Unidos, pero también Camerún. En cambio, el capitalismo está marginando a una gran parte del planeta.
-Estoy totalmente de acuerdo. Cada vez más existen países que no jugarán en la economía global. Por el momento, la mayoría de esos países están localizados en Africa. Están simplemente fuera del sistema, nadie los necesita. En el futuro nadie va a comerciar con ellos, nadie los verá atractivos para localizar allí sus inversiones.
-¿De qué forma podría reducirse esta desigualdad creciente en el capitalismo?
-Hay dos formas. Una es conectarse a través del sistema de transporte y de comunicaciones, es decir, invirtiendo en infraestructura. La segunda cuestión son las inversiones en educación: ¿tiene su país una fuerza de trabajo capacitada para participar en las industrias conocimientos intesivas, que son las más dinámicas a nivel mundial? Le doy un ejemplo: Israel era un fracaso económico antes de la inmigración rusa. En todo Israel había sólo 60 mil ingenieros y no era un número suficiente para posicionarse en industrial de alta tecnología. Cuando los rusos llegaron aportaron 200 mil ingenieros más, los que se instalaron todos en industrias de alta tecnología. De repente, Israel era parte de la economía mundial de alta tecnología. La razón es que tuvo el aporte de 260 mil personas entrenadas, que para un país pequeño hacía una gran diferencia. Si no hubiera tenido ese aporte de ingenieros no habrían podido participar del juego.
-¿No hay un círculo vicioso: si uno no tiene dinero hoy, no puede invertir en educación, entonces no tendrá dinero mañana?
-Es una cuestión de prioridades. Mire a China. Tiene un ingreso per cápita muy inferior al de Argentina. Y está invirtiendo mucho dinero en educar a su gente. Esta fue la base real del “milagro asiático”. Hoy Corea tiene una de las fuerzas de trabajo más educadas del mundo. Y esto es lo que hace que, pese a la crisis financiera, tengan buenas perspectivas económicas a mediano plazo.
-Bueno profesor Thurow, le agradezco el diálogo. Y le deseo suerte a Estados Unidos en la Copa del Mundo.
-(Risas). Gracias, pero no aliento muchas expectativas de que nuestro equipo juegue bien. Creo que Argentina tiene muchas más chances de ganar.