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El Buen Inversor

Tiempos violentos

La actual crisis internacional es inédita, con una destrucción de riqueza financiera nunca vista antes. Hasta ahora las fuertes corridas fueron en Asia y en Rusia. Le llegó el turno a América latina.

Por Alfredo Zaiat

Nunca en la historia hubo una destrucción de riqueza financiera tan impresionante y en un período tan corto como la registrada en esta crisis internacional. El exceso especulativo, que desata una manía incontrolable de los inversores por acrecentar sus capitales y su posterior reversión de ese exceso en la forma de crac o pánico, demuestra ser, si no inevitable, al menos históricamente común. Desde la manía de los tulipanes holandeses en 1634 hasta el más recordado crac de Wall Street en el ‘29, hubo muchísimas crisis financieras. Todas terminaron con elevados costos económicos y nuevos paradigmas de desarrollo. Pero la presente tiene la característica distintiva de que es global y, por lo tanto, inédita. Esto la convierte en imprevisible dado que no se conocen recetas para frenar una corrida que va arrastrando por etapas diferentes regiones del globo.

Después del derrumbe de Asia y posteriormente de Rusia, América latina quedó en el epicentro del terremoto esta semana. El razonamiento de los fondos internacionales, que son los que están huyendo de los que se denominaban hasta hace poco mercados emergentes, es tan lineal que no tiene sentido buscarle lógica y racionalidad. Si los tigres y tigrecitos asiáticos tuvieron que devaluar sus monedas, y luego Rusia y otros países de Europa del Este siguieron ese camino, por qué no lo van a tener que hacer los latinoamericanos, razonan. Así tan simple y tan irracional. No vale la pena bucear en explicaciones más complejas porque así deciden y se mueven los administradores que navegan por la aldea global con millonarias carteras de inversión. Y se sabe, desde el ajuste en julio del año pasado del bath, la moneda de Tailandia, que la devaluación en el actual contexto internacional es un viaje de ida.

La corrida ahora amenaza a los latinoamericanos, y el primero que modifique su política cambiaria puede empujar a la región al abismo. Por ese motivo, la ampliación de la banda cambiaria decidida por Colombia puso nervioso al grupo de ministros que estaba reunido en Washington con las máximas autoridades del Fondo Monetario. Precisamente, ese encuentro era para enviar señales al mercado de que la región está preparada para resistir en bloque corridas contra sus monedas, y que el FMI y Estados Unidos apoyan esa estrategia.

Pero la movida colombiana y el inesperado informe de una de las dos agencias de riesgo más importante del mundo, Moody’s, disminuyendo la nota a Brasil y Venezuela y poniendo en observación la deuda argentina y mexicana, patearon el tablero. El riesgo de una carrera de devaluaciones, como la que se gatilló en Asia, pone a la región en una situación de extrema vulnerabilidad. Casi nadie duda en la city de que en las próximas semanas Brasil deberá enfrentar una corrida contra el real, en un escenario donde ya ha perdido más de 15 mil millones de dólares de reservas desde comienzos del mes pasado. Pero a la vez, existe consenso entre los financistas de que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso no realizará una maxidevaluación por lo menos hasta el 4 de octubre, fecha de las elecciones presidenciales. ¿Y el día después?