Pos-dictadura En la
mitologÌa griega, Eco es la ninfa que
personifica el fenÛmeno sonoro,
explica Crook sobre el origen del tÌtulo
de su cuarto ·lbum solista. Pero
dicen que Eco tambiÈn se ocupaba de
distraer a Hera, la esposa de Zeus,
mientras aquel se iba de joda por
ahÌ. M·s all· de historias
griegas oficiales y no tanto del nombre,
Eco es el segundo disco de Crook con los
Funky Torinos. Un ·lbum doble, que
incluye de regalo una placa con standards
de jazz sin pretensiones. O para
amas de casa, como le gusta decir
al guitarrista Juan Miguel Valentino,
factÛtum del grupo que firma los temas:
la Valentino Jazz Bazar. Pero el ·lbum
en serio de Crook reside en la otra
placa, la que contiene 16 flamantes temas
de los Funky Torinos. Algunos
instrumentales, otros cantados. Un ·lbum
que sale de la dictadura del soul de su
predecesor, y amplÌa el espectro hacia
el rock, el reggae y el dub. Hay
invitados de lujo, como Diego Arnedo (en
el tema 100%) y Skay
Beilinson (en Eternity, un
tema compuesto en el Torino, camino al
estudio). Para tocar con Skay
tambiÈn tengo listo otro tema,
confÌa Crook. Pero no me gustÛ la
letra que le puse. Y adem·s quiero que
sea en castellano, asÌ que deber·
esperar una prÛxima oportunidad.
Grabado en El Pie y masterizado en Temple
of Soul Studios, Eco tiene fecha de
presentaciÛn para el 19 de agosto en La
Trastienda, en un recital gratuito.
Habr· que ver si el recital termina con
la frase que tan oportunamente termina el
disco: No pienses... °toc·!.
Demasiado
Amor
Crook
ha sido, ha hecho y ha probado muchas
cosas en su vida de movimiento perpetuo.
Criado en Villa Gesell, siempre ha sido
una duna que nunca se terminÛ de fijar.
Pero hay algo que nunca va a dejar de
ser, al menos para quienes eso importa:
un Redondito de Ricota. Antes me
hinchaba medio las pelotas lo de los
Redondos, confiesa. Sobre
todo porque todo el mundo preguntaba por
ellos, especialmente los periodistas.
Muchos pibes que me vienen a ver, incluso
en lugares donde uno ni se imagina que
pueden llegar, son ricoteros. Por lo
general se me acercan ellos son
asÌ, y me preguntan por el Indio y
el grupo. Eso sÌ, tienen muy claro que
ahora yo hago lo mÌo. Y eso es una
muestra de cariÒo. La historia de
Crook con los Redondos comenzÛ en 1982,
cuando abandonÛ Gesell invitado por Luca
Prodan. Cuando llegÛ a Buenos Aires
descubriÛ que el pelado se habÌa ido a
T™nez a filmar con su hermano, y no supo
quÈ hacer. Fue entonces cuando le
dijeron que una banda andaba buscando
saxofonista. No los conocÌa, pero fue a
probar suerte. Y quedÛ.
øCÛmo te llev·s hoy con
los Redondos?
B·rbaro. Porque fue como separarse
de una novia en el momento justo. El amor
queda intacto. Yo me fui sin conflicto
alguno, por mi propia necesidad
espiritual, y ellos est·n casi
orgullosos de eso. Fue en el momento
justo, no daba para m·s. Ya estaba
podrido, querÌa hacer otras cosas, me
ponÌa nervioso ocuparme de un solo
estilo. Era joven...
Te fuiste justo. En el
momento exacto en que ellos comenzaban a
ser atrapados por su fama.
La verdad que con la vida que
llevan est·n sacrificando un montÛn de
cosas. Sobre todo el Indio, que no se
atreve a poner un pie en la calle.
Tampoco puede, es demasiado amor.
øCu·ndo te fuiste te
imaginabas que el grupo iba a generar
tanta pasiÛn?
La verdad que sÌ. Algo estaba a
punto de suceder con los Redondos.
Toc·bamos en un lugar de 200 personas e
iban 300. Ibamos a un lugar de 700 e iban
mil. La verdad que nunca imaginÈ que iba
a transformarse en algo tan pero tan
grande... pero un caldo se estaba
cocinando.
No mas
72 x 48
Nunca
pensÈ que yo iba a ser el vinagre,
dice Crook cuando abre la puerta de su
casa en San Telmo. Pero me quiero
mudar de ac· porque ponen la m™sica muy
fuerte por las noches. Sucede que
mucho ha cambiado en la vida del joven
Willy, y el principal cambio tiene que
ver con el alcohol. O, mejor dicho, con
la ausencia de Èl. Lo bueno de
dejar de beber es que cuando te
despert·s sabÈs que no tenÈs que
pedirle perdÛn a nadie, bromea,
aunque se toma el asunto bien en serio.
øCÛmo cambiÛ tu vida el
hecho de decidir dejar de tomar?
No fue nada f·cil, sobre todo
teniendo en cuenta que me pasÈ m·s de
la mitad de mi vida bebiendo. Eso me
generÛ muchos problemas, sobre todo con
la m™sica, que ahora est·n un poco
superados. Pero al principio se me
chocaban muchas cosas en la cabeza. Por
ejemplo, el hecho de que nunca habÌa
compuesto y casi nunca habÌa tocado
sobrio en mi vida.
øEn serio?
SÌ, y adem·s era el famoso 72 por
48. 72 horas en pedo por 48 durmiendo.
øQuÈ pasÛ cuando te
diste cuenta?
M·s que preocuparme por como lo
hice, era øcÛmo voy a hacer ahora? Fue
muy atemorizante. Pero llegÛ un punto en
que no podÌa seguir m·s con esto. Hay
un punto en que con el alcohol y todo eso
hacÈs cualquier cosa porque no te
importa nada. Pero yo ya habÌa llegado a
un punto en que me importaba. Me daba
cuenta del daÒo que les hacÌa a las
personas que me rodeaban, y tambiÈn que
mi estado iba a llevar todo a la ruina.
Algo que estaba naciendo, como por
ejemplo mi banda, iba a terminar siendo
pisoteado como un pequeÒo brotecito bajo
las patas de un hipopÛtamo.
øY cÛmo influyÛ eso en
la m™sica?
Las primeras subidas al escenario
fueron patÈticas, me aburrÌa hasta el
calambre, pero fui aprendiendo. A los
tres meses ya era mucho mejor, y ahora lo
disfruto de nuevo. Pero lo m·s terrible
era que a la hora de componer me veÌa
con la pistola en la cabeza. PensÈ
seriamente en retirarme una semana a
alg™n lado y emborracharme para
componer. Pero felizmente no hizo falta.
Cuando me quise dar cuenta, terminÈ
confirmando que tambiÈn podÌa componer
sobrio. E incluso escribir buenas
canciones. Lo que me faltÛ fue alguna
balada sufrida. Las prometo para el
prÛximo disco.
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AtenciÛn, que no suene a queja.
Porque no lo es. CÛmodamente instalado
al volante de su muy bien cuidado Torino,
Crook por supuesto que celebra su buen
momento. Me alcanza con que esto se
mantenga estable, murmura
sonriente, sobrio como nunca y a punto de
ser padre de un varÛn que llevar· el
nombre de Nilo. A lo que sÌ suena cada
uno de sus comentarios, que quede claro,
es a humildad bien entendida. Yo
apenas si estoy ocupando un lugar que
estaba libre; lo mÌo, como me definiÛ
alguna vez Pappo, es un caradurismo que
llegÛ para quedarse. Adem·s, apenas si
estoy haciendo la m™sica que me
gustarÌa escuchar, dice de su
m™sica. El soul, despuÈs de todo,
es un gÈnero tan noble como el blues. Un
gÈnero que merece un destino similar
dentro de la historia del rock local.
Sabemos que bajo la alfombra del blues,
las sirvientas del ritmo escondieron gran
cantidad de basura durante el llamado
boom del blues porteÒo. Pero al final
los que quedaron son quienes saben
tocarlo. Y con el soul deberÌa pasar lo
mismo. Lo que yo hago es sÛlo reciclarlo
un poco, en un juego interno que ha
terminado sobredimension·ndose. DespuÈs
de todo, mis expectativas con la m™sica
siempre terminaron en el borde del
escenario. Apenas si estamos ahÌ, con
mis amigos, haciendo nuestra gracia. Es
muy poco ambicioso, y tal vez sea eso lo
que a la gente le gusta. Vaya uno a saber. Lo que a la
gente le gusta de Crook bien pueden ser
apenas sus dreadlocks. O su labia
generosa y chisporroteante. O su
vestuario, tan hype. O tal vez su
frondoso pasado vagabundo y musical.
Lo mÌo siempre fue un poco como el
libro En el camino, de Kerouac. Me criÈ
en Gesell, vaguÈ por Europa, y toquÈ
con todos: Sumo, Los Redondos de Ricota,
Los Abuelos de la Nada, Riff o Charly
GarcÌa, entre otros. Con el ™nico que
me falta tocar es Spinetta, pero nunca
pierdo las esperanzas.
Una buena forma de
hacerse una idea del camino recorrido por
el Capit·n Crook, el Descubridor del
Soul, es pensar en una persona que
al revÈs que muchos jÛvenes
rockers primero experimentÛ el
rock y reciÈn mucho despuÈs se puso a
escuchar y descubriÛ lo que m·s le
gustaba. Es cierto. Porque yo
empecÈ medio con un dedo en el culo, un
asunto de tocar o morir, reconoce
Willy. Y lo que toco hoy tiene
mucho que ver con mi ™ltima Època en
EspaÒa, con los Lions in Love, y con
haberme puesto a pinchar discos. Me daba
el gusto de poner lo que querÌa, y
descubrÌ que lo que querÌa era el soul.
VenÌa de demasiada escuela de rock y
querÌa escuchar otras cosas. ReciÈn en
este nuevo disco, amigos, vuelve el
rock. Este nuevo disco se llama
Eco, y con Èl Crook vuelve un poco a
juguetear con esa poligamia estilÌstica
que tan bien les caÌa a los
leonesenamorados. Era una banda
increÌble, pero nadie se hacÌa cargo de
nada, recuerda Crook. Y Èsa
es una de las lecciones que aprendÌ: no
existe la democracia musical. Alguien
tiene que tomar las decisiones. Todo muy
lindo, pero alguien tiene que agarrar el
volante, sino chocamos seguro. Y
las lecciones no terminan allÌ. Bien se
puede tomar el recorrido del Crook
solista como una suerte de currÌcula del
rocker autodidacta, en el que Big Bombo
Mama es algo asÌ como el fin de la
inocencia (me engaÒaron y nunca me
pagaron un peso, recuerda). El
olvidable Pirata serÌa entonces un
momento de revancha (como nunca nos
pagaron el primero, lo copiamos en el
segundo, dijo alguna vez), y el
homogÈneo Willy Crook y Sus Funky
Torinos, el descubrimiento de un estilo
personal. Y Crook sabe que esto no
termina en Eco. Para recibirse en las
academias del rock nacional, le queda una
materia pendiente: cantar en castellano.
Todos los intentos que he hecho
hasta ahora fueron desechados. TodavÌa
no le encontrÈ la entonaciÛn correcta,
no me puedo escuchar cantando en
castellano. Adem·s, siempre existe la
odiosa comparaciÛn con el inglÈs,
confiesa. Pero no es un imposible.
Ahora que tengo un poco m·s de tiempo,
me tomo m·s en serio lo que hago y estoy
m·s concentrado, voy a investigar ese
curioso idioma llamado castellano,
bromea, ahora abrazando a su perro Chaca
en el cÛmodo living de su hogar de San
Telmo.
En la puerta est·
estacionado el Torino, y a una cuadra y
media, frente a la plaza Dorrego, su bar
preferido. Lejanos est·n los tiempos en
los que era un Redondito: hoy el Capit·n
Crook apenas si se entusiasma al
descubrir lo que ser· ser padre.
Era cierto nom·s lo de la
semillita..., dice, admirando la
panza de su mujer Lorena, a punto de
parir. Me gusta pensar en el arte
como un vehÌculo para ir a otro lado, a
un lugar donde no exista bien ni
mal, dice quien sabe que la
distancia que hay entre su cerebro y la
punta de sus dedos es larguÌsima.
Lo que escucho en mi cabeza lo
destrozo con mis manos, revela.
Pero eso apenas si me augura todo
un futuro por delante. No voy a quedarme
conforme nunca, y es para eso que estamos
ac·. Para caminar, no para llegar a
ning™n lado.
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