Cuesta creer que Jarvis Cocker, sentado con sus piernas cruzadas en una postura tan flemática como relajada, sea el mismo que hace menos de una hora se retorcía, descalzo sobre el escenario, mientras cantaba The Fear, la canción que abre el último disco de Pulp. El líder de la banda británica ya se cambió la camisa de seda negra por una remera y se puso unas ojotas pero, a pesar del atuendo, continúa manteniendo una rara elegancia. El mismo tipo de elegancia que Pulp le devolvió al rock inglés. Está bastante claro que cuando se pase revista a 1998, el nombre del grupo aparecerá entre lo más importante que sucedió, This Is Hardcore mediante. Pero no todas han sido rosas en la carrera de Pulp, y de Cocker en particular. El grupo logró recién hace un par de años el reconocimiento que merecía. Fue número central del festival de Glastonbury por primera vez -situación que se repitió este año (ver recuadro)-, cuando todavía apenas si se los veía como la tercera pata (la más refinada y glamorosa) del brit-pop que lideraban Oasis y Blur. El single Common People, una perfecta combinación de ritmo, glamour y letra combativa, los pusó ahí donde debían. El pasado, en cambio, sí les había presentado varias dificultades. Cocker formó Pulp (originariamente Abacus Pulp) en 1983, cuando tenía quince años. Para esa época apareció It, el primer registro discográfico de un grupo que fue variando de formación a lo largo de su historia, al punto que, de los fundadores, sólo queda el personaje que habla a continuación. No sé por qué nos costó tanto conseguir el éxito. Supongo que cuando empezamos no podíamos tocar muy bien, así que parte de la culpa era nuestra. Algunos se cansaron de la falta de reconocimiento y no quisieron cargar con esto por el resto de su vida, pero yo no pude abandonarlo. En parte, que no hayamos tenido éxito al principio puede tener que ver con que empezamos en los 80. Si hoy escuchás la música de esa época te das cuenta de que era muy pulida, muy prístina, muy limpia, no había mucho de humanidad ahí. Así que nosotros, que tocábamos una clase de música que no era pulida en absoluto y que trataba sobre las partes molestas de la existencia humana, estábamos realmente en el otro extremo. Creo que los 90 han sido una década mejor, más humana. Un mejor medio ambiente para nuestra existencia, afirma.
Entre Freaks (1986) y Separations (1989) la banda estuvo virtualmente paralizada porque Cocker decidió continuar con sus estudios de dirección de cine, algo que este año por fin se dará el gusto de concretar (ver aparte). Nunca desarmamos Pulp, aunque en algún momento sí le di más importancia a la escuela, reconoce. Hace una pausa y luego reflexiona: Quizá las razones por las que empecé en la música en esa época son completamente diferentes de aquellas por las que hoy estoy en esto. Quizás entonces fue porque no podía practicar deportes, quería estar con algún grupo de gente y también poder impresionar a las chicas, ya que no era muy popular. Eran razones muy pequeñas. Pero, afortunadamente, también descubrí que disfruto de la música y eso me llevó a cambiar de actitud. La carrera de Pulp continuó con la grabación de una serie de singles que más tarde aparecerían compilados en Intro, editado por el sello Island. Pero su real primer trabajo para la compañía discográfica de Marley y U2 fue His NHers, publicado en 1994, que empezó a atraer la atención del público y crítica. Al año siguiente, cuando se lanzó el single Common People, empezaron las mieles del consenso masivo.
Pero el sabor dulce iba a durar poco en la boca de Jarvis Cocker. Invitado a la entrega de los premios British Awards, el cantante se sintió muy irritado cuando vio cómo, sobre el escenario, un grupo de niños le servían de comparsa a Michael Jackson. Entonces subió al escenario, hizo un par de gestos más o menos obscenos, robó cámara y después fue detenido por la policía. Lo liberaron en unas horas, pero por esa fulgurante aparición-protesta pasó a ser el personaje favorito de la prensa amarilla británica. Resultó desagradable -recuerda-. Porque quizás yo era unapersona bastante conocida en Inglaterra, pero los tabloides me convirtieron en una celebridad. Y a mí me gustaría ser famoso, pero porque a la gente le gusta la música que hace Pulp. Por suerte, parece que esos tipos ya se aburrieron lo suficiente de mí.
Recientemente, Pulp tuvo otro contratiempo: la partida del guitarrista y violinista Russell Senior, quien había estado en la banda durante más de una década. Su puesto fue ocupado por Mark Webber, que acompañaba al grupo en vivo desde 1995. La actual formación del grupo es completada por el baterista Nick Banks, la tecladista Candida Doyle y el bajista Steve Mackey. Con tantas complicaciones y escándalos, pocos esperaban que Pulp apareciera nuevamente en escena con un disco como This Is Hardcore, íntimo y personal, ferozmente autorreflexivo aunque revestido de un glamour a lo Bryan Ferry/David Bowie de mediados de los 70. No teníamos un plan cuando entramos en el estudio. Es cierto que con el disco anterior tuvimos hits y estuvo bastante bien, nos cambió la vida, pero me siento afortunado de que Hardcore sea diferente, porque no me gusta cuando las bandas se hacen populares y parece que empiezan a repetir la fórmula. No sería capaz de seguir si estar en la banda se convirtiera en una simple rutina. Simplemente queríamos hacer un disco con el que nos sintiésemos felices. Si nos hubiésemos planteado: `Ahora que tenemos éxito, vamos a tener más, tratemos de darle a la gente lo que quiere, no me hubiese bancado ni a mí mismo.
-O sea que nunca te planteaste hacer un segundo Common People.
-No. Es que de esa manera no le agradás a nadie. Quiero que a la gente le guste este disco, pero supongo que somos nosotros quienes tenemos que vivir con él. Si a la gente no le gusta, no lo escucha, pero nosotros tenemos que enfrentarnos al hecho de que fuimos quienes lo hicieron ... (risas). Así que tiene que gustarnos sí o sí.
-¿Cuántos años tenías cuando apareció el glam rock?
-Unos diez.
-Porque hay bastante de eso en This Is Hardcore ...
-Sí. No. Bueno, quizá ... Yo uso algo de maquillaje, pero no tanto ... (risas).
-Cuando apareció el disco, hubo muchas comparaciones con David Bowie, pero también se puede decir que estámás cerca del primer Roxy Music.
-Sí, mucha gente dice eso. Chris Thomas, el productor, trabajó en varios discos de Roxy Music. Supongo que hay una formación parecida, con muchos teclados y guitarras. Se ha dicho que yo tenía todos los discos de Roxy Music, pero no es así. Creo que hicieron buenos singles pero, en realidad, yo prefiero el Roxy Music del último período, cuando volvieron e hicieron Manifesto, Flesh and Blood ... son los que realmente puedo escuchar. Los primeros son muy abrasivos: los singles están bien, pero escuchar todo el álbum me irrita. De todos modos, cuando hacés música aparecen cosas a las que ni siquiera le habías prestado atención.
-El hecho de que el disco sea más íntimo que Different Class, ¿tiene que ver con la idea de volverse viejo? Porque, por ejemplo, en Help the Aged hablás de esa cuestión. Y no es muy común que una persona joven se preocupe tanto por los ancianos.
-Bueno, ya no soy tan joven ... (se ríe). A mí no me gusta mucho autoanalizarme, pero hay ciertos momentos en la vida en que tenés que hacerlo. La gente tiende a pensar eso cuando cumple 30, porque cambia de década y trata de ver qué es lo que hizo hasta entonces. Aunque
-¿Y cuáles son las partes de tu alma que descubriste que no te gustaban?
-Estoy verdaderamente obsesionado conmigo mismo ... (se ríe). Pero todo el mundo tiene cosas que no le gustan de sí mismo.
-En la canción Dishes decís: No soy Jesucristo aunque tenga las mismas iniciales. Soy el tipo que se queda en casa a lavar los platos. No parece una actitud propia de una estrella de rock.
-Sí, supongo que no es muy rockero. Pero me temo que la desagradable verdad es que yo no lavo los platos, tengo una lavadora automática ... Simplemente pensé que cuando estás parado en un escenario la gente dice: Uh, él es una gran personalidad, es realmente importante. Y quise reflejar que en una relación, si vos hacés cosas tan mundanas como lavar los platos para tratar de ayudar a alguien, es algo muy venerable. Porque después de hacerlo no tenés una multitud aplaudiéndote, no te dan premios ni dinero: simplemente lo hiciste porque quisiste. Los pequeños logros son más importantes que tener un disco de oro para sentirte el rey.
-¿Cómo fue que apareció el título del disco?
-Bueno, durante algún tiempo tuve en mente escribir algo llamado This Is Hardcore. No sabía de qué se trataría, simplemente me gustaba el título. Después apareció la melodía, pero el día en que íbamos a grabar el demo, la canción seguía sin letra. Entonces me fui a casa y tomé mucho, hasta estar completamente borracho. En ese estado la compuse, aunque no podía acordarme realmente de cómo lo hice. Cuando me desperté, pensé: Esto podría funcionar. Pero había partes de la canción de las que no tenía idea qué melodía debían llevar. Así que cuando fuimos a grabar, dejé esta canción para el final porque no sabía qué era lo que quería hacer. Nuevamente, me emborraché -esta vez con whisky-, entré al estudio, canté en una sola toma, y aunque tampoco tengo muchos recuerdos de cómo lo hice, el ritmo de las palabras encajó, simplemente apareció. No quiero aparecer como si estuviera instando a la gente a que se emborrache, pero fue como si estuviera trabajando en el plano del instinto. Y es muy excitante cuando suceden cosas así.
-El final del disco es como una suerte de larga nota que dura varios minutos, hasta que decís adiós. ¿De quién o de qué te despedís?
-Ehh ... (piensa). Para mí, el disco empieza en un estado de pánico y miedo absoluto, con The Fear (El miedo), y a través de la escucha se logra la calma. O eso espero yo. La idea detrás de esa larga nota al final del disco es que logres un estado de serenidad. En ese contexto, decir adiós es, en primer lugar, decir: Chau y gracias por escuchar el disco. Pero también es despedir toda esa paranoia, mirar hacia adelante. Así que es una despedida positiva, no es un adiós, nos retiramos. Es más como si nos reconciliáramos con las cosas negativas que tiene la vida y pudiésemos superarlas. Porque hay gente que dice que si le pasara algo malo moriría. En realidad tenés que aceptarlo y decirle adiós.
Roque Casciero