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Por Felipe Yapur El presidente Carlos Menem y el gobernador Eduardo Duhalde sorprendieron al mundillo justicialista encontrándose durante dos horas en la quinta presidencial de Olivos. Según los dos únicos testigos del cónclave, Alberto Kohan y Martín Oyuela, la intención era bajar los decibeles de la conflictiva interna del PJ. Agregaron que se conversó de los temas que mantienen al partido paralizado. Hubo largas poses sonrientes ante los fotógrafos, pero también existieron momentos de tensión, sobre todo cuando los dos antagonistas discutieron las intenciones reeleccionistas de Menem. Pero la historia oficial de la reunión dice que ambos dirigentes finalmente acordaron realizar una ronda de consultas con gobernadores para llamar a un congreso de la unidad. Un resultado que suena a poco tomando en cuenta que en la dinámica del PJ las fechas de las internas y los congresos (así como la composición de las fórmulas y las alianzas) cambian varias veces por día. Los dos contendores se mostraron juntos y sonrientes para la foto pero nada indica que la tregua haya durado más de dos horas. El secretario general Alberto Kohan por el menemismo y el vocero duhaldista Martín Oyuela coincidieron en explicar que la reunión se gestó el viernes a última hora. Estaba prevista para la semana próxima, pero ambos dirigentes pensaron que el mejor momento era ahora, justificó el operador del bonaerense la razón del cónclave. Es la continuidad del encuentro que Duhalde y Menem realizaron el 28 de enero, cuando se inauguró la nueva ruta 2 en Mar del Plata, continuó intentando ser convincente. Pero más allá de quién llamó primero, lo concreto es que la única forma de destrabar la crisis que vive por estos días el PJ es a través de un acuerdo entre los actuales archirrivales. Y, según el duhaldismo, la aparente voluntad política demostrada por el Presidente para que se realice un congreso de la unidad permitirá que el PJ pueda tener para los últimos días de mayo la fórmula que competirá con Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez. Obviamente Duhalde está convencido de que él será el cabeza de lista. Durante el encuentro de dos horas, el más largo de los últimos tiempos, Duhalde buscó demostrarle a Menem que no puede insistir en una reelección porque, según los operadores del gobernador, es un tema que influirá negativamente en las posibilidades de triunfar en la elecciones de octubre. Fue aquí cuando los testigos del encuentro temieron que todo terminara en un fracaso, porque los dirigentes iniciaron una corta pero intensa discusión. Entonces el bonaerense recurrió a las encuestas, que lo apasionan. Le mostró al Presidente que desde que se unió con Ortega hay municipios, como el de Ezeiza, en donde el flamante binomio supera a la Alianza por 50 puntos. Según los hombres del gobernador, la estrategia dio resultados porque el propio Presidente dijo más tarde, en una entrevista radial, que no está en carrera por una nueva reelección e insistió con la mentada inhabilitación para competir. Pero lo cierto es que, aunque el Presidente se cuidó en todo momento de asegurarle a Duhalde que él nada tiene que ver con las presentaciones judiciales que promueven la re-re, también le dijo que no piensa mover un dedo para evitarlas. Y mucho menos que renuncia a montarse en una resolución judicial favorable para intentar la re-re. Tras el cónclave Duhalde, poco convencido de los argumentos del Presidente, decidió utilizar los medios de comunicación para presionarlo. Trató de valerse de los dichos de Menem: El Presidente me dijo que no es candidato y agregó la palabra vale más que cualquier escrito y descarto que la idea de una reelección la tenga el Presidente. Inmediatamente después de la reunión, el bonaerense pasó a buscar a su nuevo compañero de ruta, Ramón Ortega, y ambos partieron en la camioneta del gobernador hacia Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde participaron de un acto público, el primero que encaran tras unirse. Un palco levantado en la plaza principal de la ciudad entrerriana mostró al binomio junto al gobernador Jorge Busti y a los senadores Augusto Choclo Alasino y Héctor Maya. Los discursos fueron cortos y sin propuestas, tanto Duhalde como Ortega prometieron generar entre ambos un proyecto conjunto y fueron aplaudidos por un auditorio bien predispuesto. El dato curioso lo dio el senador tucumano cuando evitó nombrar al hombre que hasta hace muy poco era su padrino político y principal impulsor: Carlos Menem. Ortega juró que junto a Duhalde corregirían los errores cometidos por la actual administración y concretarán lo que falta por hacer. Duhalde tuvo a su cargo cerrar el acto. Esa circunstancia y su absoluta primacía en los carteles volvían a sugerir que no hay dudas de quién es el candidato a presidente de su alianza con Palito. El gobernador (como ya lo había hecho Alasino) sí nombró a Menem. Le contó a la gente que se abigarraba pese al calor: Me aseguró que no es candidato, gritó el gobernador e intentó demostrar que está convencido de que el primer mandatario brindará su apoyo a la fórmula de la victoria que conformamos con Ramón. Poco antes de quedar disfónico, el bonaerense volvió a insistir con el buen resultado que arrojan las encuestas. Luego vinieron los aplausos, la marcha peronista y finalmente Ortega hizo lo que más le gusta: firmar autógrafos. Pero esta vez no lo hizo solo, sino que ese entusiasmo contagió a Duhalde, quien no dudó en agarrar una lapicera y estampó firmas donde le pidieron. Mientras tanto operadores duhaldistas y menemistas competían en tratar de conectarse con los gobernadores peronistas para intentar terminar de abrochar las fechas de una interna que todos los días suma una novedad pero que no avanza, mientras la fórmula de la Alianza ya está en campaña (ver Menem (y Alfonsín) agriaron la jornada de campaña de la Alianza).
El ilusionista de la política |