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AVANZADA RADICAL PARA “ABRIR” LA TOMA DE DECISIONES EN LA ALIANZA
Fernando, por favor no nos dejes afuera

Moreau y Storani son las cabezas visibles de un grupo de radicales que cuestionan la forma en que se conduce la Alianza, cuyas decisiones pasan exclusivamente por los integrantes de la fórmula. Quejas por el plebiscito.

Storani es presidente del bloque de diputados. Moreau es senador y vicepresidente de la UCR.
Ambos, junto a Posse, son los dueños del radicalismo bonaerense. De la Rúa prefiere a Chacho.


Por José Natanson

t.gif (862 bytes) El lunes lo sugirió el senador radical Leopoldo Moreau en una reunión reservada que mantuvo con Fernando de la Rúa. El miércoles lo reiteraron Federico Storani y otros diputados de la UCR. El planteo fue el mismo en los dos casos: la necesidad de encontrar alguna fórmula que permita evitar que los candidatos de la Alianza adopten las decisiones más importantes en total soledad. El tema no es nuevo. Pero detonó esta semana luego de que De la Rúa y Carlos “Chacho” Alvarez sorprendieran a las primeras filas de la dirigencia aliancista con el anuncio del plebiscito porteño.
Los integrantes de la fórmula lograron construir una sólida relación a partir de la definición de la interna de la Alianza. Relación que utilizaron, el sábado pasado, para consensuar la convocatoria al plebiscito en la Capital Federal del domingo que viene. Antes de adoptar la decisión, los jefes de la coalición no realizaron ninguna ronda de consultas y se reunieron sólo con sus dos operadores más cercanos: el radical Rafael Pascual y el frepasista Alberto Flamarique.
Las primeras resistencias surgieron luego de que los diarios del fin de semana pasado informaran sobre el plebiscito porteño. A los cuestionamientos de Raúl Alfonsín, Rodolfo Terragno y Facundo Suárez Lastra se sumaron los de Storani y Moreau. Dos dirigentes que constituyen, junto a Melchor Posse, la totalidad del radicalismo bonaerense. O sea: los que controlan el aparato partidario en el principal distrito electoral del país.
Los pesos fuertes de la UCR provincial cuestionan en privado la forma en que De la Rúa y Alvarez manejan la política de la Alianza y creen desde hace tiempo que se debería avanzar en la construcción de un ámbito consultivo y federal de toma de decisiones. Pero recién la semana pasada lo plantearon por primera vez al candidato radical en persona.
El lunes por la tarde, en un encuentro que mantuvieron en la ex Municipalidad, Moreau le transmitió a De la Rúa las razones de su oposición. Le comentó que muchos dirigentes radicales –él incluido– habían observado con preocupación la forma en que se tomó la decisión. Y le propuso buscar mecanismos para que este tipo de medidas se adopten de manera más consensuada.
La escena se repitió dos días después, cuando Storani y un grupo de diputados radicales llegaron al despacho de De la Rúa y propusieron –sin éxito– aprovechar el probable triunfo de hoy en Catamarca para anular la convocatoria. Una vez que el jefe de Gobierno porteño explicó que la decisión ya estaba tomada y que no había posibilidad de retroceder, los legisladores volvieron a la cuestión de la toma de decisiones.
–Hay que analizarlo. Vamos a trabajar en el tema, –fue la respuesta de De la Rúa.
La discusión sobre la necesidad de buscar un órgano de conducción de la Alianza viene de lejos. El primer dirigente en planificar la creación de un ámbito jurídico-político fue Alfonsín, que se imaginaba dirigiendo los destinos de la coalición junto a Chacho Alvarez. El ex presidente creía en la necesidad de elaborar una Mesa Federal, independiente de las estructuras del Frepaso y la UCR, que permitiera abrir al interior la conducción de la coalición. Pero dos meses atrás Alfonsín decidió abandonar sus cargos partidarios y la coordinación general del IPA. El cuestionamiento al cerrado ámbito que construyeron De la Rúa y Alvarez fue uno de los motivos que lo llevaron a la renuncia.
Es que, más allá de las esporádicas reuniones del Grupo de los Cinco, lo cierto es que las decisiones pasan hoy casi exclusivamente por la fórmula, integrada por dos políticos de la Capital Federal. A este dato se suma la personalidad del candidato de la Alianza, que antes de adoptar alguna medida más o menos trascendental consulta a un círculo muy cerrado de dirigentes. Esta realidad deja fuera de la toma de decisiones a lossectores del radicalismo –como el de la provincia de Buenos Aires– que no están alineados automáticamente con la conducción delarruista.
En el Frepaso las cosas son bien distintas. A diferencia de la UCR, un partido con mecanismos preestablecidos para la toma de decisiones, la fuerza que conduce Chacho Alvarez no cuenta con estructura orgánica que permita diseñar y consensuar políticas. Este dato, sumado a su liderazgo natural, le otorga a Chacho una capacidad de maniobra muy amplia. “Las decisiones en el Frepaso siempre las tomaron dos personas” –explicó a Página/12 un dirigente que milita desde hace 10 años junto a Alvarez–. “Primero fueron Chacho y (Fernando ‘Pino’) Solanas. Después Chacho y (José) Bordón. Más tarde Chacho y Graciela (Fernández Meijide). Ahora siguen siendo dos: Chacho y Flamarique.”

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