Por Eduardo Videla La lectura de los datos de las
dos cajas negras y la llegada de los expertos de la empresa Boeing, serán
claves para terminar de definir las causas del accidente del 737 de LAPA, que provocó la
muerte de al menos 64 personas. Antes de esa conclusión, Página/12 consultó a
investigadores y expertos en vuelos comerciales, quienes tejen distintas hipótesis
preliminares: desde una posible falla mecánica en la aeronave, la falta de un adecuado
mantenimiento o un error del comandante, hasta la probable sobrecarga de las bodegas de la
nave. Cualquiera sea la causa, quedó claro que otro hubiera sido el resultado si el
episodio se hubiera producido en un escenario distinto de Aeroparque, donde las
condiciones de seguridad están lejos de ser las óptimas, según coinciden el Gobierno,
los gremios aeronáuticos y la concesionaria de los aeropuertos (ver página 4).
Una de las pocas certezas que quedaron firmes el día después de la tragedia es que el
Boeing 737 que se disponía a partir hacia Córdoba, minutos antes de las 21, nunca llegó
a despegar. Todo indica que el avión había llegado a su velocidad crítica para levantar
vuelo, que los pilotos denominan V1 o velocidad de decisión y que, según el caso, oscila
entre los 220 y los 250 kilómetros por hora. Por debajo de esa marca, el comandante puede
frenar el avión y abortar el despegue, si detecta alguna falla técnica.
Por encima de esa velocidad, no le queda otra opción que levantar vuelo, porque ya no
tiene margen para detener la máquina. Si se planta una turbina, por ejemplo, la
máquina igual puede despegar. A lo sumo, puede dar una vuelta y volver a aterrizar,
explicó a Página/12 un experto aviador civil. Llegado a ese punto, sostienen los
técnicos, el avión entra en velocidad de rotación (VR): es el momento en que levanta la
trompa. A ese punto llegó la nave que terminó incendiada en Punta Carrasco.
La clave de este caso es saber por qué el piloto no frenó antes y por qué el
avión no levantó vuelo después, dijo a este diario Rogelio Cirigliano, de la
Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).
A la hora de elaborar hipótesis, desde los investigadores hasta la empresa, los técnicos
y los pilotos, optaron por la prudencia. No obstante, se trazaron algunas líneas
preliminares que pueden sintetizarse en los siguientes puntos:
u Deficiencias en el mantenimiento: El titular de la Asociación del Personal Técnico
Aeronáutico, Ricardo Cirielli, aseguró que en mayo de 1998 había denunciado, ante la
Dirección Nacional de Aeronavegabilidad de la Fuerza Aérea, irregularidades en el
mantenimiento de equipos electrónicos de la cabina de comando: Había órdenes de
reparación fraguadas, ya que esas partes no eran reparadas, dijo Cirielli a
Página/12. El gremialista añadió que después de haber presentado copias de la
documentación a la DNA, los documentos cuestionados fueron robados de las oficinas de
LAPA. Lo que nos llamó la atención es que el ingeniero Carlos Carmenini,
funcionario de la DNA, fue contratado poco después por LAPA como representante
técnico, agregó.
El gremio presentó el caso en diciembre ante el Ministerio de Defensa y el Congreso.
Días después, la DNA sacó de servicio 11 de los 16 Boeing 737 que tiene LAPA,
para realizar el mantenimiento de los instrumentos, aseguró el gremialista.
u Una falla mecánica: Algunos testimonios señalaron que los técnicos estuvieron
reparando una turbina hasta minutos antes del despegue. Otros sostenían que la
reparación se había hecho en Córdoba en el viaje anterior que había hecho la nave.
Ambas versiones fueron rechazadas por el presidente de la empresa Andrés Deutsch, quien
aseguró que la máquina estaba en perfecto orden de funcionamiento. Sin
embargo, no descartó que se hubieran plantado las dos turbinas del avión. Y especuló
con la posibilidad de que haya habido una ingestión de una bandada de pájaros
enlas dos turbinas, por lo que el avión no pudo despegar. Voceros de APLA hablan de
posibles fallas en la configuración de la aeronave: un inadecuado acondicionamiento de
los sistemas que intervienen en las maniobras de despegue.
Otra versión refirió la aparición de una herramienta, presuntamente olvidada dentro de
la turbina. Fuentes judiciales la descartaron. Una herramienta hubiera destrozado la
turbina antes de despegar, agregó un técnico.
u Una falla del piloto: Cuando el comandante emprende el carreteo previo al despegue, sabe
que el avión está en condiciones para despegar. Si en el trayecto detecta alguna falla
mecánica, puede abortar el decolaje, siempre que no haya llegado a la velocidad crítica
V1. Si el problema se genera después de esa marca, el piloto debe despegar de todas
formas. Es una decisión automática, que se toma en una fracción de segundo. No
hay tiempo para pensar, confió un experimentado piloto. Si el comandante duda,
puede ocurrir un desastre.
De acuerdo con las normas de aeronavegación, los pilotos de líneas aéreas deben
realizar cada seis meses un entrenamiento en simuladores de vuelo en los Estados Unidos o
Europa. Se lo denomina recurrent y consiste en un repaso de respuestas ante incidentes y
emergencias. Según la empresa, el comandante Gustavo Weinger había hecho recientemente
el recurrent en Denver, Colorado
u Exceso de carga en las bodegas: El aviador civil Horacio Franco, editor de la revista
especializada Aeromarket, dijo que pudo haber una sobrecarga en las bodegas. Los
despachantes suelen declarar en las planillas menos carga de la que despachan, con el
desconocimiento del piloto, que recibe esa planilla pero no tiene ninguna posibilidad de
control, dijo Franco. Cirigliano, de APLA, dijo que según información de la
empresa el avión salió con 500 kilos menos de lo permitido, que para Aeroparque
son 46 toneladas. El tanque de combustible no estaba lleno y el pasaje como se
sabe no se había completado.
Opinan los especialistas
Omar Luis Torres, secretario general de ATEPSA, gremio de los controladores.
El Aeroparque es para aviones de 50 pasajeros. El Boeing que se accidentó es mucho
más grande, para 120, y necesita una pista de casi 200 metros más que la actual. El
problema que se presentó es la explosión de una turbina, en un momento que se conoce
como Fase 1, que es el más crítico porque el avión tiene mínimas condiciones de
sustentación. El piloto debía potenciar la otra turbina y estar en condiciones de
despegar, pero llevaba 7 mil kilos de combustible, 100 pasajeros, el equipaje, 48
toneladas en total. El avión no registraba anormalidades en su peso, pero resulta muy
difícil de maniobrar en una situación crítica. Ahí es donde empieza la cuestión del
largo de pista. Según Torres, la OACI (Organización de Aviación Civil
Internacional) indica que los 737 deben utilizar pistas de 2.289 metros. La del Aeroparque
es de 2.100.
Pascual Falabella, Comisión de Seguridad de la Asociación Argentina de Aviadores
Civiles.
La hipótesis general es que existió una falla en un motor. Los aviones trabajan
con lo que se conoce como campo balanceado, que es la configuración de la aeronave en
función de datos como la presión y la temperatura ambiente, la longitud de pista y otros
datos más. Esa configuración da un peso máximo permitido y tres velocidades. La V1, la
VR y la V2. Es evidente que el problema fue posterior a V1, unos 200 metros después,
cuando el piloto tiene obligadamente que despegar. Si la falla fue en ese momento, la
pregunta es qué fue lo que impidió que el avión despegara con la otra turbina. Puede
haber sido un error humano o un problema técnico. En este caso, el responsable de
fiscalizar los controles es la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad a cargo de la
Fuerza Aérea. Son ellos los que tienen que responder a estas preguntas. Quiero agregar,
además, que el Aeroparque no es inseguro, como están diciendo. Es inseguro para una nave
que se opera fuera de las normas de seguridad. Y también corresponde a la Fuerza Aérea
fiscalizar qué aviones no pueden operar.
Alicia Castro, diputada del Frepaso, secretaria general de los Aeronavegantes.
No tenemos una hipótesis de esta tragedia, pero hace mucho tiempo que venimos
denunciando que la seguridad está en colapso. Castro sostuvo que el ente regulador,
el Organismo del Sistema Nacional de Aeropuertos, conducido por Rodolfo Barra, le piensa
perdonar el pago del canon a Aeropuertos 2000, cuyo titular es Eduardo Eurnekian.
Por eso podemos afirmar que no hay inversión, ni política de seguridad
aeroportuaria, ni política aerocomercial. Muchas veces denunciamos que el recorte, la
guerra de tarifas, estaba induciendo a que se despreciaran niveles de mantenimiento que
había en otras épocas. Ayer, la representante de las azafatas presentó en el
Congreso un proyecto para crear una comisión investigadora de los contratos de concesión
de los aeropuertos.
Alejandro Botana, vicepresidente de la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas.
En Ezeiza esto hubiera terminado en un avión fuera de pista. Puede ser que la falla
haya ocurrido sobre el momento en que el piloto toma la decisión de despegue. O que el
avión tuviera más peso del que podía sacar. Si fuera así, al ingresar el peso en la
tabla de despegue, el cálculo de las velocidades no representa un valor real. Lo cierto
es que al llegar a la V1 el piloto ya sabe que no hay posibilidad de frenar, y si por
alguna razón algo no le permite despegar lo más probable es que el avión se salga de
pista. Y la del Aeroparque es muy corta. Con 500 metros más de pista, no hubiera
ocurrido. |
LOS INVESTIGADORES NO DESCARTAN NINGUNA
HIPOTESIS
Desde una falla hasta un atentado
Por Adriana Meyer
El equipo
de investigadores de la tragedia de Aeroparque no descarta ninguna hipótesis, desde el
accidente por una falla mecánica hasta el atentado. Así lo manifestó a Página/12 una
fuente judicial que agregó que esperan los resultados de las pericias que está
realizando la Junta de Investigaciones de la Fuerza Aérea para poder precisar mejor la
orientación de las tareas. Y agregó que el peritaje es complejo y seguramente
tardará más de 48 horas.
La caja negra que contiene las voces de los pilotos será abierta hoy en Aeroparque, en
presencia de la Junta. La otra, que es denominada técnica, será enviada a
los Estados Unidos, a la empresa Boeing. Miembros de esa y otras firmas de aviación
comercial llegarán en las próximas horas a la Argentina como integrantes de una
comisión norteamericana cuya opinión fue solicitada por la Fuerza Aérea, en virtud de
un tratado internacional de colaboración en materia de siniestros aéreos. No
vienen a abrir la caja negra técnica, aclaró uno de los investigadores.
Desde el juzgado de Literas desmintieron ante este diario la versión sobre la aparición
de una herramienta en una de las turbinas, como posible causa del desastre. No
tenemos los elementos técnicos suficientes para afirmar ni descartar nada, aclaró
un funcionario. Otra de las versiones que circuló en la tarde de ayer indicaba la
existencia de sobrepeso en el avión que nunca llegó a Córdoba. Ante esto los técnicos
indicaron que secuestraron documentación referida a los certificados de peso.
Ayer la Fuerza Aérea le pidió al juez Literas que autorizara la reapertura del
Aeroparque, pero el magistrado exigió un informe que certifique que ya se han tomado
todas las medidas que garanticen la seguridad, el cual no había sido entregado al cierre
de esta edición. Pero el motivo fundamental que tiene el magistrado para mantener cerrada
la aeroestación tiene que ver con el análisis que todavía están haciendo los peritos
sobre la pista.
El terraplén de Punta Carrasco con los restos del Boeing de LAPA fue vallado y quedó
bajo custodia. Algunos elementos minúsculos y periféricos fueron embolsados. Todo será
depositado en un hangar de Aeroparque donde los peritos continuarán con su análisis.
La noche de la tragedia, el juez Literas intimó a LAPA a hacer pública la lista de
pasajeros, como una forma de hacerse responsable de lo ocurrido. Luego allanó las
oficinas de la empresa y secuestró documentación del avión siniestrado, además de
antecedentes sobre desperfectos técnicos y sobre la habilitación del mismo. Así pudo
confirmar que la aeronave tenía 32 años. Por último, exigió que los empleados se
quedaran para atender los reclamos de los familiares.
Cuerpos irreconocibles y un dolor que no
se termina
De los 64 cuerpos encontrados,
sólo 17 pudieron ser reconocidos. Habrá que hacer exámenes de ADN. Muchos murieron
tapándose la cara con las manos.
El paso de familiares por la Morgue fue constante,
pero muchos no pudieron reconocer los cuerpos.
Primero pasaban por los hospitales y, ya sin esperanzas, iban hacia allí. |
|
Por Mariana Carbajal
El terror que vivieron
los pasajeros en el instante previo a la explosión quedó grabado en los cuerpos de las
víctimas. Muchas de ellas murieron agarrándose la cabeza o tapándose la cara con las
manos y en esa posición quedaron carbonizadas. Del Aeroparque, el drama ayer se trasladó
a la Morgue Judicial. Decenas de personas llegadas durante la madrugada desde Córdoba se
dirigieron a lo largo de todo el día al viejo edificio de la calle Viamonte 2151, ya sin
ninguna esperanza de encontrar con vida a familiares y amigos que viajaban en el avión
accidentado de LAPA, luego de una búsqueda infructuosa por los hospitales adonde habían
sido trasladados los heridos. Al dolor se sumó más dolor. Por el estado de los
cadáveres, la mayoría ni siquiera pudo identificarlos. Según confirmaron fuentes
judiciales, hasta anoche sólo 17 habían podido ser reconocidos, de los 64 que fueron
encontrados. Los dos últimos llegaron al mediodía y pertenecían al piloto de la nave,
Gustavo Weingel, y el copiloto, Luis Echeverri, quienes, en un primer momento, figuraron
en la lista de sobrevivientes de la catástrofe.
La noche fue eterna para los familiares y amigos de las víctimas. Unos doscientos
llegaron a Buenos Aires a partir de la medianoche desde Córdoba donde vivía la
mayoría de los pasajeros del avión, en tres vuelos pagados por LAPA.
Inmediatamente, fueron trasladados al Aeroparque Metropolitano, a la espera de que la
compañía diera a conocer los nombres de los ocupantes de la nave. Recién alrededor de
la 1.30 apareció la lista. Después seguiría una búsqueda frenética, con la
colaboración de personal de la Casa de la Provincia de Córdoba: del hospital Fernández
a la Clínica Bazterrica, al Argerich, al Rivadavia, o al Instituto del Quemado. Pérdida
la esperanza de encontrar a un familiar con vida, el próximo destino fue la Morgue
Judicial.
Recorrimos todos los lugares que nos dijeron, pero nadie sabe dónde está. Es
desesperante, describió poco después del mediodía a Página/12 Atilio García
Bonomi, piloto y amigo personal del copiloto del avión de LAPA, antes de que se conociera
la confirmación oficial de su fallecimiento. Junto a él, una docena de pilotos que lo
conocían acompañaron a la esposa de Echeverri hasta la Morgue.
Los ojos enrojecidos por el llanto, los rostros marcados por la desesperación, fueron el
denominador común en los familiares que llegaban a la Morgue. La mayoría prefirió el
silencio frente a la cámaras de televisión. Adentro, los esperaban un equipo de
psicólogos de la Cruz Roja, especialmente entrenados para brindar contención emocional a
víctimas de catástrofes. La misma tarea desarrollaron en la Casa de Córdoba voluntarios
de Emergencias Psicosociales.
Es muy difícil identificar a los cuerpos porque quedan sólo pedazos de
carne, se limitó a decir, con crudeza, un hombre que no había podido reconocer a
su cuñado, de 42 años y padre de 2 hijos, que figuraba entre los pasajeros y no
aparecía entre los heridos. Cadenitas, alianzas, y señas particulares fueron la segunda
instancia a la que apelaron los peritos del Cuerpo Médico Forense para conseguir los
reconocimientos. La tercera instancia fue el test de ADN, cuyos resultados recién se
conocerán dentro de aproximadamente diez días. La identificación será muy
lenta, le transmitió a un grupo de familiares el director de la Morgue, Heraldo
Donnewald, al promediar la tarde.
Dany Vojenich no pudo contener las lágrimas al dejar el edificio de la Morgue. En la
noche del martes esperó en Córdoba junto a su hijo de 3 años, a su esposa, con una cena
para celebrar el reencuentro, pero ella nunca llegó. Quebrado, Vojevich contó que su
mujer había venido a Buenos Aires por unos días era la primera vez que se
separaban para realizar un curso de cosmetología de la firma Helena Rubinstein, con
otras cuatro o cinco compañeras, ninguna de las cuales sobrevivió a la tragedia.
Me enteré del accidente mientras veía (el programa) Campeones,
contó, muy consternado, José Louzán, tío de Verónica Tantos, la comisario de abordo
del avión incendiado, mientras esperaba la autorización para llevarse el cuerpo de su
sobrina.
Olga Ruitor, esposa del gobernador José Manuel de la Sota, organizó el traslado de los
primeros cuerpos identificados hacia Córdoba. La partida de un avión con los restos
estaba prevista para la medianoche.
Además de los tres miembros de la tripulación, oficialmente se confirmó el
fallecimiento de los pasajeros Raúl González Tello, Pablo Ganame y Daniel Serrano.
Según informaron, el jefe de Gobierno Fernando de la Rúa y el secretario de Salud,
Héctor Lombardo, del total de personas asistidas en los hospitales públicos, sólo 5
quedaban ayer internadas en el Fernández, 3 de ellas con pronóstico reservado, y otras 3
en el Instituto del Quemado, una de las cuales continuaba en grave estado.
OPINION
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