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OPINION
Primero la plata
Por Mempo Giardinelli*

Se sabe: Dios es argentino. Pero el problema es que atiende en Buenos Aires y es corto de vista: no ve más allá de los cordones de pobreza que bordean la General Paz.La ironía viene al caso porque llama la atención la lentitud del gobierno nacional para reaccionar ante la crisis correntina. El puente Chaco-Corrientes, por el que pasan diez mil vehículos diariamente, sigue cortado. Hoy se cumplen seis días y la gente sobre el puente no se mueve. Y no se va a mover si no le pagan. No se van a bajar si no se les dan garantías de cobro y si no se les asegura el efectivo castigo a los responsables del robo y la corrupción que endeudó a esta provincia en unos 1400 millones de pesos. No es una bravuconada colectiva, ni es una amenaza. El que lo piense no conoce a este pueblo. Es por eso que el puente sigue y seguirá cerrado.Ahora, súmesele a lo anterior el desabastecimiento que ya se observa, de combustibles y de medicamentos. Y agréguese que alrededor de esta ciudad (y de Resistencia, y de Goya, y de Esquina y de otra decena de ciudades) hay miles de camioneros furiosos que han cerrado todos los accesos sobre las rutas 11 (Chaco y Formosa, y el Paraguay) y 12 y 14 (Corrientes y Misiones, y el Brasil). El aislamiento del Nordeste en este momento alcanza a más de tres millones de argentinos. Y las dilaciones en Buenos Aires sólo empeoran el justificadamente pésimo humor social de esta bomba de tiempo.La respuesta del Gobierno ha sido, es cierto, legalmente impecable: ayer enviaron el proyecto de ley de intervención; el cual debe ser aprobado por ambas cámaras; luego de lo cual se designará un interventor federal, quien deberá viajar a Corrientes y es natural que necesite algunos días para comenzar su tarea... Pero la pregunta es: ¿cuánto tiempo más va a pasar? Y además, ¿traerá dinero, el interventor? ¿Y cuánto dinero, y cuándo exactamente dispondrá de él? Porque acá esta noche toda la gente repite lo que ya es casi una consigna: “Interventor que venga, que traiga plata y volando. Porque si no, esto no se arregla”. Es cierto, una vez más, que la situación heredada es espantosa. En las sombras ha de estar el menemismo más recalcitrante relamiéndose de su primer triunfo político (impusieron nomás a Rodolfo Barra) y posiblemente para nada ajenos al fogoneo de este conflicto. En las sombras ha de haber también sectores maximalistas, nostálgicos de la violencia (de otra generación, por supuesto) que fogonean una ilusoria insurrección popular y que han de estar entre los hiperduros que postulan mantener el cierre del puente a cualquier costo. Bueno, frente a eso el gobierno de la Alianza no debería darse el lujo de la demora. Porque a las emergencias se responde con medidas de emergencia. Y con velocidad. Aquí hay que descomprimir, y velozmente. Ayer miércoles se debió descomprimir, y no se hizo. Y nadie sabe si se va a descomprimir hoy jueves. Pero lo más asombroso es que todavía no ha aparecido ningún funcionario nacional por el puente, no se ha escuchado una sola propuesta de solución, y el Congreso sigue discutiendo... mientras el puente sigue ocupado; Corrientes es una provincia sitiada y sumida en un caos total; todo el Nordeste está colapsado, y la furia tropical de esta región amenaza con no ser sólo un ritmo musical. Cada vez más, lo sensato y atinado sería que quienes están sobre el puente decidieran terminar voluntariamente con la ocupación. Pero no lo harán. Cuando la gente está desesperada, furiosa y resentida, no se le puede pedir sensatez y buen tino. La gente que está sobre este puente va a resistir cualquier represión. Que nadie lo dude. Por eso dan miedo esos 500 gendarmes con carros hidrantes y equipos antimotines que están del otro lado del puente. Mientras los tiempos políticos van por la escalera, la tensión social va por el ascensor y encima es un ascensor neumático. Si a alguien se le ocurre que intervengan esos gendarmes, esto va a ser unamasacre. Innecesaria y absurda, y que sólo ha de producir sonrisas en los que criaron cuervos y en los propios cuervos.

* Desde la ciudad de Corrientes.


Las medidas del plan anticrisis

Para apagar el fuego litoraleño
El gobierno nacional dispuso la
intervención federal en Corrientes

 

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