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Incertidumbre
política y recesión condicionan inversiones
Por otro canal
Los brokers están castigando al mercado
argentino porque no les gusta cómo se desarrolla la transición
política y, fundamentalmente, porque la economía no muestra
signos de reactivación.
Por Claudio Zlotnik
El clima político preelectoral y las dudas de los financistas extranjeros
sobre la marcha de la economía están complicando el último
tramo del gobierno de Carlos Menem. Pero más allá de las
declaraciones de los candidatos, la recesión y la fragilidad que
muestran las cuentas externas son las razones que intranquilizan a los
inversores. En la city están convencidos de que ese escenario de
incertidumbre continuará en los próximos meses.
Los dichos de Eduardo Duhalde sobre la deuda externa no hicieron más
que potenciar las vacilaciones que existen en Wall Street. Si bien entre
los inversores no se duda de la continuidad de la convertibilidad, los
inquieta lo que puede pasar durante la transición política.
Los financistas no pierden de vista que el país está sumergido
en una de las peores recesiones de su historia y que con las devaluaciones
en Brasil el principal socio comercial de la Argentina, México,
Colombia y Chile, el país ha perdido competitividad. Y saben que,
a diferencia de lo que sucedió después del Tequila, en esta
vuelta será difícil enganchar el vagón de la economía
argentina a la locomotora brasileña.
En este marco de pérdida de confianza, y el consiguiente incremento
de las tasas de interés, el escenario se ensombrece aún
más al tomar en cuenta la pesada carga que este Gobierno le dejará
al próximo en materia de deuda. El actual equipo económico
vive repitiendo que las necesidades de financiamiento de este año
ya están prácticamente aseguradas. Pero son pocos los que
hablan de lo que está por venir, una vez que Roque Fernández
deje su despacho.
Ese vacío, enmarcado en la transición política, se
traduce en incertidumbre, y, desde la óptica de los financistas,
lo que está en juego es nada menos que si la Argentina va a poder
cumplir con los compromisos financieros. Para disipar estos temores Miguel
Kiguel, el número tres de Economía, fue a Nueva York para
reunirse con inversores y bancos de inversión. De ese encuentro,
como el que tendrán junto a los referentes económicos de
la Alianza y el duhaldismo, están pendientes los financistas y
no tanto de la foto que se tome de la reunión de Duhalde con el
Papa.
Los números de la economía no ayudan a despejar el panorama.
El déficit de cuenta corriente superará el 5 por ciento
del Producto Bruto a fin de año. En medio de la recesión,
la recaudación de impuestos se fue a pique. Ante semejante cuadro,
la única bocanada de aire fresco que pudo tomar el Gobierno fue
el compromiso del Fondo Monetario de aumentar la ayuda en caso de emergencia.
Esa promesa, sin embargo, no implica que las calificadoras de riesgo internacionales
vayan a quitarle la lupa a las cuentas de la economía. Una agencia
importante está estudiando bajar la nota a la Argentina hacia fin
de mes. En ese caso, sería el golpe de gracia para alejar de estas
costas a los inversores extranjeros por un buen tiempo.
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