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DES economías
Por Julio Nudler
Los fondos comunes (mutual funds) especializados en mercados emergentes
están con muy poco efectivo: apenas el 3,9 por ciento de sus activos,
o, en valores, menos de 700 millones de dólares, cifra insignificante
cuando se habla en términos globales. El descenso ha sido impresionante
desde el techo alcanzado en julio de 1998. Para algunos analistas, este
dato anticipa malos tiempos para esos mercados, y respaldan el presagio
mostrando lo sucedido en los últimos años: tras cada pico
de liquidez de los fondos, el índice bursátil de Morgan
Stanley para emergentes inició una trepada, y, al revés,
cuando la plata contante y sonante escaseó proporcionalmente, la
curva de las cotizaciones torció para el piso.
El efectivo se esfuma cuando los inversores quieren salirse del riesgo
emergente y los administradores de los fondos como explica el experto
José Siaba Serrate están menos negativos que el público.
Por tanto, ante los retiros se resisten a liquidar la posición
que tienen invertida y prefieren honrar los rescates apelando en alta
proporción a su caja. De todas maneras, el efecto para los mercados
puede ser igualmente malo, aunque tarde algo más en aparecer. Primero,
porque los fondos se quedan con menos recursos para comprar nuevos activos.
Segundo, porque si el pesimismo del público persiste, a los managers
se les acabará antes o después el dinero y tendrán
que deshacer posiciones, les guste o no.
Es obvio que los inversores internacionales no son los únicos poseedores
de la llave. También la conducta de los inversores locales es decisiva
para los índices bursátiles de cada mercado. Además,
los gerentes de los fondos interponen su propia visión, y así
como pueden retardar una liquidación de acciones y títulos,
pueden también acelerarla, anticipándose a los eventuales
reclamos de rescate por parte de los inversores. Como todo este negocio
está impregnado de incertidumbre y especulación frenética,
los niveles de efectivo en los fondos comunes fluctuaron violentamente
en los últimos años. Ya no se trata de ser o no ser. La
cuestión es estar o no estar.
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