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Alza de acciones y bonos
Un poco de paz

Pese al clima de incertidumbre en la city, en las últimas semanas han aparecido señales que alientan al optimismo de los financistas.

Por Claudio Zlotnik

Los financistas no salen de su asombro. Primero la recesión económica, luego la incertidumbre electoral y, finalmente, las jugadas de los candidatos ponen en jaque al mercado bursátil. Pero en la plaza hubo un repentino cambio de humor: las acciones y títulos públicos comenzaron a repuntar, alimentando la esperanza de los inversores. No es para menos. Salvo el anuncio de la oferta de compra de los papeles de YPF por parte de Repsol, este año en la city no hubo nada para festejar.
De todos modos, los operadores dudan acerca de si el actual rally alcista está marcando el comienzo de una época de bonanza. En ese sentido, algunos elementos impulsan esas ilusiones. Por un lado, se está verificando un lento retorno de capitales del exterior, lo que explica la firmeza de acciones y bonos.
Tras el derrape que sufrieron por la crisis financiera internacional, la recuperación de los precios de las materias primas, como los granos, el petróleo y los metales industriales se está afianzando. A la vez, las economías asiáticas volvieron a dar señales de vida y la presunción de que las turbulencias han quedado atrás ya se vislumbra en un dato: la menor disponibilidad de bonos de largo plazo que está en poder de la Reserva Federal (banca central estadounidense). Y ése no es un dato irrelevante. Cuando baja el nivel de títulos en poder de la FED significa que los bancos centrales de otros países salieron a comprar esos papeles debido a la liquidez de la que disponen. En otras palabras: con estabilidad financiera, los inversores de todo el mundo ahorran en divisas y esa liquidez es utilizada por los respectivos bancos centrales para adquirir bonos estadounidenses.
En este contexto de mayor confianza internacional se nota el presente repunte en los recintos latinoamericanos. La región, atravesada por un profundo ciclo recesivo, ofrece a los financistas activos a precio de liquidación. La apuesta de los inversores se vincula con la perspectiva de que, tarde o temprano, la recuperación de los commodities ayudará a resurgir a las economías emergentes, entre ellas la Argentina.
No es casual, entonces, que el repunte de las acciones sea liderado por las empresas cuyos resultados dependen del ciclo económico, como las siderúrgicas Siderar y Acindar y la petroquímica Indupa, además de los ligados al sector financiero.
El cambio de humor en el microcentro no impide a los financistas seguir mirando de reojo cada paso de Alan Greenspan. El presidente de la FED ha insistido en que no dudará en volver a subir la tasa de corto si nota una exacerbada expansión de la economía. En la city siguen de cerca cada dato estadístico. Por ahora, los operadores están divididos entre quienes creen que habrá un nuevo ajuste y aquellos que están seguros de que el banquero dejará intacta la tasa hasta el próximo año. Para sostener esta última posición se argumenta que ante la incertidumbre que genera el problema informático del año 2000 (Y2K), Greenspan no subirá la tasa corriendo el riesgo de dejar sin fondos suficientes a los bancos para enfrentar los previsibles retiros de depósitos.