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DES economías

Por Julio Nudler

El mundo necesita crear 30 millones de puestos de trabajo por año durante la primera mitad del siglo XXI para que el desempleo no siga creciendo. Hoy la población activa global suma 3000 millones de trabajadores, más de mil millones de los cuales están des o subocupados. En el 2050 la población activa –proyectando la actual tasa de crecimiento demográfico– será de 4500 millones, lo que significa que, además de crear empleos para los que hoy no lo tienen, haría falta darles trabajo a 1500 millones de nuevos activos, concentrados casi totalmente en los países pobres.
Como la creación de puestos es muy inferior a la necesaria, y es improbable un drástico cambio de tendencia, el pronóstico para los trabajadores es sombrío. La presión de una oferta cada vez más excedente de mano de obra seguirá empeorando las condiciones laborales y reduciendo salarios. En una economía globalizada, de mercados nacionales abiertos, los trabajadores de ningún país podrán salvarse de la marea. Lo que ha venido ocurriendo estos años en la Argentina seguirá profundizándose.
Para muchos, la única forma de prevenir la catástrofe consiste en el control de la natalidad y la planificación familiar (algo así como la fórmula china). Aceptan que la economía (demanda de mano de obra) no tiene manera de responder al problema, pero no consiguen demostrar que la demografía (oferta) ofrezca sí una solución. Pero al menos permite apartar a la economía del centro del debate y evitar que el Primer Mundo afronte el riesgo de un cambio en las relaciones con los países subdesarrollados.
Si la Argentina va a seguir siendo una economía abierta, el comercio internacional traerá a su mercado todo el impacto de un mundo en el que la tecnología seguirá destruyendo puestos de trabajo, mientras la oferta laboral continuará expandiéndose. Si la opción no es el proteccionismo, tal vez esté en una estructura de producción y de intercambio que les evite a los trabajadores locales la competencia con 1500 o 2000 millones de desempleados de todo el mundo, presionando sobre una demanda laboral saturada.