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¿Crac
bursátil en Nueva York?
Vientos huracanados
Ciertos
financistas insisten con que la Bolsa americana está sobrevaluada.
Otra vez ha retornado la idea de que habrá un ajuste.
Por
Claudio Zlotnik
La
versión pasó de boca en boca entre los operadores de Wall
Street el jueves pasado: el huracán Floyd llegaría a Nueva
York esa misma noche y habría que resguardarse. La mayoría
no dudó y dejó el recinto en busca de un refugio seguro.
Esa huida de los operadores se repetiría ante el menor indicio
de que las acciones no puedan sostener los actuales valores. Precisamente,
el temor a que se produzca un fuerte derrape en Wall Street se está
expandiendo entre los financistas, pese a que los últimos indicadores
de la economía estadounidense los deberían tranquilizar.
El dato no es menor: a diferencia del Floyd, que atravesó Manhattan
sin consecuencias, si se desatara un huracán financiero en los
Estados Unidos, la onda expansiva provocaría un temblor en los
mercados emergentes. Y nuevamente la crisis se presentará, y Argentina
no estará ajena.
Hay dos factores que están poniendo nerviosos a los inversores:
uno es la presión alcista sobre los salarios, en medio del menor
índice de desempleo de la historia. El otro, la caída en
picada del dólar frente al yen. Ambas cuestiones podrían
desencadenar una ola inflacionaria: en caso de que el aumento de los sueldos
se traslade a los precios y la debilidad del dólar encarezca las
importaciones desde Asia. A estos puntos se suma la recuperación
de las materias primas, que también se traduciría en inflación.
Ante ese panorama, tanto en Wall Street como en Buenos Aires cada vez
son más los financistas que creen que Alan Greenspan, el titular
de la Reserva Federal (banca central de los Estados Unidos) volverá
a subir la tasa de interés de corto plazo antes de que termine
el año. Por ahora, la inflación se ha mantenido contenida,
pero los operadores no pierden de vista que a Greenspan lo caracteriza
el hecho de adelantarse.
En todo caso, si se produjera un fuerte derrape de las acciones estadounidenses
la volatilidad se trasladaría de inmediato a la plaza local. El
Fondo Monetario y el Banco de Inglaterra ya advirtieron sobre ese efecto
expansivo. Lo cierto es que no es la primera vez que se encienden luces
amarillas por la sobrevaloración de los papeles en Nueva York.
Esa advertencia se viene repitiendo desde que empezó la crisis
asiática, hace ya casi dos años y medio. Y reaparecen cada
vez que el índice Dow Jones insinúa una agachada, como la
de la última semana.
Entonces, viejos fantasmas empiezan a sobrevolar en la city. Justo cuando
los financistas estaban entusiasmados con el rebote alcista de acciones
y bonos. Mientras esperan que pasen las elecciones y el gobierno electo
ofrezca señales sobre sus próximos pasos, los inversores
miran de reojo lo que sucede en Wall Street.
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