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Nuevo escenario bursátil mundial

La obsesión del tío Alan

Tanto insistir el titular de la Fed, Alan Greenspan, con la “exuberancia irracional” de Wall Street, que finalmente llegó el ajuste a la Bolsa de Nueva York. Impacto en los emergentes.

Por Claudio Zlotnik

Los inversores tienen la certeza de que se está cerrando un capítulo importante: los años en que Wall Street mantuvo un rally alcista que parecía imparable. Alan Greenspan –el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos– se encargó de ir pinchando la burbuja bursátil. Su última advertencia fue a los bancos, recomendándoles que hagan una previsión adicional de dinero debido al riesgo de una caída de las acciones. Ahora la única incógnita que queda por revelar es cuál será el nuevo punto de equilibrio de la Bolsa de Nueva York. Quien gane las elecciones del próximo domingo ya no contará a su favor con el motor de la economía estadounidense.
El escenario, entonces, no es el óptimo. Durante la crisis financiera internacional, Estados Unidos funcionó como un contrapeso de las turbulencias. Ahora, cuando su ritmo de crecimiento está aminorando, los financistas le temen a un crac bursátil.
Por ahora, en la city se juegan a que el ajuste en Wall Street no será muy profundo. Lo analizan como un proceso lógico y anunciado, tras varios años de fuerte expansión, y hasta se atreven a sacar cuentas sobre las bondades que podría deparar ese nuevo panorama. En ese sentido, los operadores sostienen que los flujos de capitales que ya no vayan hacia Estados Unidos se reorientarán hacia Europa y Japón. Y que los fondos de inversión internacionales también podrían tener en cuenta a los países latinoamericanos.
Aun los más optimistas aceptan que la región ya no es tan atractiva como a principios de esta década, cuando se había constituido en la vedette de los operadores. No obstante, en la city creen que así como en los últimos años Wall Street se convirtió en una fuerte aspiradora de capitales en virtud de su fortaleza, bajo el nuevo escenario los emergentes tendrán una nueva oportunidad de parte de los cazadores de oportunidades.
Al respecto, Brasil será la llave que pueda abrir las puertas de los capitales. El país vecino es al que los inversores más miran, tomándolo como referente de la región. Por el momento, despierta más dudas que certezas, y los financistas aún no están para nada seguros de que haya superado la grave crisis que estalló a mediados de enero. Tras la devaluación y el paquetazo fiscal, la situación brasileña continúa siendo una bomba de tiempo: las exportaciones se mantuvieron estancadas pese a la mayor competitividad y, en la intimidad, Fernando Henrique Cardoso está pensando en renegociar el acuerdo firmado con el Fondo Monetario hace sólo seis meses.
En este marco, quien asuma el 10 de diciembre deberá hacer algo más que prenderle una vela a Brasil. La primera respuesta que exigirán desde los centros financieros internacionales apuntará a la capacidad de repago de la deuda.