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REPORTAJE
Camdessus

Por Eduardo Febbro
Desde París

Para Michel Camdessus, la Argentina no es uno más de los 181 países miembro que integran el FMI. Es el país donde tiene treinta primos y sobrinos. Descubrió una rama familiar establecida en la Argentina, a fines de los ‘70, cuando era presidente del Banco de Francia. Oscar Camdessus, uno de sus primos, le escribió a París después de ver su apellido en el diario. La historia de los Camdessus en la Argentina comenzó cuando Vicente C. se radicó en el país en 1860. Pensando en su parentela, en una entrevista exclusiva con Cash, el director gerente del Fondo Monetario Internacional mandó una señal de tranquilidad a los mercados respecto de la Argentina. Aseguró que gane quien ganase las elecciones del domingo próximo “el FMI estará para apoyarlo”.
Camdessus pasó revista con buenas notas a la situación argentina, al tiempo que evocó el período crítico que vive Ecuador. El director gerente del FMI hizo hincapié en lo que llama “la nueva estrategia del Fondo para los países más pobres”. Sonriente y optimista, Camdessus considera que la coyuntura mundial es favorable, que Rusia merece aún la confianza del Fondo pese al escándalo del desfalco del dinero proveniente del FMI y que ni siquiera la crisis informática del año 2000 constituye una amenaza para alarmarse. Todo está bajo control en el mundo de las finanzas y las reformas. Mientras no haya cambios en los programas, el FMI estará siempre ahí para apoyar su propio modelo.
–La Argentina se prepara para cambiar de gobierno. ¿Cómo analiza usted el período de transición política?
–Mire, pienso que todos estos temores que nacieron en el mercado de la posibilidad de que se produzca un desequilibrio macroeconómico eran infundados. Hubo especulaciones muy fuertes contra la Argentina durante los últimos meses, coincidiendo con el período preelectoral. Pues bien, ninguna de esas cosas han sido válidas. La Argentina demostró su fortaleza y su capacidad de resistencia en períodos difíciles. Ahora se van a celebrar las elecciones, la semana próxima, y sé que los dos candidatos quieren mantener el actual rumbo de rigor económico y de reformas. Estaremos allí para apoyarlos.
–No le preocupa el hecho de que Duhalde haya reclamado una condonación de la deuda y haya propuesto una baja del IVA, y a la vez que en la Alianza, que según las últimas encuestas la dan como ganadora de las elecciones, conviva un sector de izquierda que pueda quizá pensar en hacer cambios que no le gustan al establishment...
–Bueno, que la Alianza sea de izquierda o de derecha a mí me importa muy poco. Lo que me importa es que el país continúe con una disciplina fiscal y financiera que le permita a la economía crecer. Y crecer sobre todo para mejorar la situación de los más pobres.
–Pero ese crecimiento con las recetas del FMI tiene un elevado costo para la sociedad.
–No, No. Lo que cuesta es no crecer. En cambio, crecer no cuesta nada.
–Brasil recibió la última semana una misión del FMI. En Washington, usted había dado un fuerte tirón de orejas a los brasileños advirtiendo sobre la complacencia de las autoridades luego de los primeros resultados positivos obtenidos.
–Lo que observo es que Brasil va mejor. Si le hubiésemos dicho a usted y a quien quiera oírlo, en marzo, hace exactamente seis meses, que Brasil no tendría un crecimiento negativo este año y que estaría creciendo al 4 por ciento o más, me habrían dicho que había fumado unos cigarrillos de una sustancia prohibida. Pues no fue así. No fumé nada. El programa que propuso el gobierno de Brasil y que hemos apoyado fuertemente está funcionando. La clase política de Brasil tiene que continuar apoyando. Me parece que, sobre esa base, crecerá más rápido y de manera más equitativa, que es uno de los problemas del Brasil. Las últimas medidas tomadas por Brasil constituyen un avance considerable para profundizar las reformas.
–No es tan optimista con Ecuador, que está envuelto en una profunda crisis.
–Sí. Ecuador está en una situación particularmente difícil, hay que reconocerlo. Hemos decidido apoyar a Ecuador con un programa de financiación fuerte. Pero advierto que es preciso que Ecuador tome las medidas internas necesarias en materia de impuestos, de equilibrio presupuestario y en materia de reorganización bancaria. A Ecuador le queda por demostrar que ingresa en una negociación de buena fe con sus acreedores. Actualmente se están llevando a cabo dichas negociaciones y espero que todos den pruebas de madurez durante esas discusiones con el objetivo de encontrar una solución que evite la bancarrota de ese país.
–La otra gran espina del FMI es Rusia. ¿Qué va a hacer el Fondo en un contexto marcado por la corrupción y el fin del mandato de Yeltsin?
–El Fondo continuará apoyando a Rusia siempre y cuando Moscú siga aplicando rigurosamente nuestros programas de reforma. Le puedo asegurar que el FMI entregará el nuevo crédito a Rusia cuando su gobierno haya cumplido con las obligaciones comprometidas. No hay una fecha límite. Eso está en manos de los rusos. En Rusia, las condiciones macroeconómicas son favorables pero aún faltan dos cosas: que se garantice la integridad de los circuitos financieros, especialmente los del Banco Central, y que concluyan las investigaciones exigidas por el FMI luego de que se descubrió el desvío de fondos. Todo esto está avanzando.
–Usted puso el acento en la nueva estrategia destinada a los países más pobres y endeudados.
–El FMI tiene un nuevo instrumento para financiar los programas destinados a avanzar en la lucha contra la pobreza a través del crecimiento. Se trata de programas basados en un nuevo modelo donde la acción del Fondo y la del Banco Mundial estarán íntimamente integradas. A través de esos planes vamos a apoyar todas las iniciativas de reducción de la deuda. Ese dinero ahorrado por los países deberá destinarse a inversiones de carácter social, educación, salud. El Fondo Monetario Internacional está ahora listo para comenzar, en particular todo lo que atañe a la financiación de las operaciones de reducción de deuda. La financiación ya está lista a través de nuestras operaciones de venta del oro fuera del mercado o a través de las contribuciones de 80 países que, pobres y ricos, han aportado.
–El FMI parece más comprometido que antes con la lucha contra la corrupción. Usted, al igual que el primer ministro francés Lionel Jospin, advierten sobre los famosos centros offshore donde se lava dinero de negocios ilegales.
–En Washington se propuso un control más eficaz y una regulación más firme de todas las operaciones que se efectúan en los centros offshore. Me gustaría que se efectúen controles como se empezó a seguir de cerca a los fondos especulativos a partir del escándalo de Long Term Capital Management. Desearía de verdad que el escándalo del Bank of New York y todo el ruido que se hizo en torno de la corrupción y de las operaciones rusas dé lugar a un trabajo serio sobre lo que se hace en los centros offshore. Estos son receptores no sólo de la evasión de capitales sino también de todas las operaciones criminales, exportación de armas, etc. Me parece necesario que las operaciones que se realizan en las offshore ingresen en el circuito de las normas internacionales.
–Hace unos meses usted había manifestado el deseo de que la economía norteamericana no creciera tanto. E incluso el Fondo aconseja que suban la tasa de interés de corto plazo.
–Esperamos que la economía estadounidense aminore rápidamente su marcha. Pero, sobre todo, lo que esperamos es que las economías europeas y la japonesa puedan acelerar lo suficientemente rápido como para tomar el relevo cuando la economía norteamericana aminore su velocidad. Es esencialque ese reequilibrio de los motores del crecimiento mundial se haga de forma ordenada.


El peligro del 2000

–Los operadores internacionales ven con cierta preocupación la crisis informática del año 2000 (el famoso YK2). Incluso algunos piensan que los bancos centrales de las economías desarrolladas puedan alterar las tasas de interés.
–El año pasado nos dimos cuenta de que muchos países estaban demorados en los trabajados de adaptación de los sistemas. Sin embargo, creo que si todavía existen riesgos, éstos son limitados. Más bien, el riesgo radica en que los operadores económicos se encuentren presos del pánico y tomen precauciones excesivas. Ello puede crear de manera temporaria algunas restricciones de liquidez o, incluso, interrupciones de financiación, especialmente en los países emergentes. Precisamente, fue por esa razón que el FMI creó una provisión de fondos para ayudar a los países que atraviesan esos problemas. Se trata de una financiación inmediata e importante que les facilitaría el paso del período crítico. Vamos a otorgar el 100 por ciento de la cuota que le corresponde a cada país. Si hay muchos países que lo piden va a costar muy caro. Sería tonto permitir que se creara una situación compleja por falta de financiación de corto o mediano plazo. Hay muchísimos bancos que tomaron medidas al respecto, en particular la Reserva Federal de Washington, que abrió cajas especiales. Por otra parte, no me parece negativo que haya una pausa en las tasas de intereses. En estos casos la prudencia se justifica.


Qué le pedirá el Fondo Monetario al próximo gobierno

Libreto que es archiconocido para todos

Por David Cufré

Michel Camdessus encarna para la Argentina la figura del auditor de las cuentas de la economía. Como máxima autoridad del FMI, él mismo desempeñó ese papel tanto con el gobierno de Raúl Alfonsín como con el de Carlos Menem. La relación con el primero fue turbulenta, al igual que la marcha que tuvo la economía y en virtud de los encontronazos que se dieron por el pago de la deuda externa. José Luis Machinea, presidente del Banco Central a fines de los ‘80, y futuro ministro de Economía si la Alianza gana las elecciones, conoce las presiones que deberá soportar en ese cargo, por haberlas vivido de cerca en el pasado. Al gobierno actual, Camdessus le dispensó el trato que merece su alumno dilecto, aunque le sigue reclamando que se comporte como tal. A dos meses del recambio de autoridades, el director gerente del FMI prepara el vínculo con el que vendrá.
“La Argentina demostró su fortaleza y su capacidad de resistencia en períodos difíciles”, le dijo Camdessus a Cash, en su elogio a la administración menemista. “Ahora se van a celebrar las elecciones y sé que los dos candidatos quieren mantener el rumbo, de rigor económico y de reformas.” Esta definición evidencia que el FMI seguirá priorizando el orden macroeconómico. La receta para conseguirlo incluye en lo inmediato un severo ajuste fiscal, que también reclama el establishment doméstico.
Con las elecciones definidas, una misión del FMI arribará a Buenos Aires para negociar un nuevo programa con las autoridades entrantes. “No esperen que lleguemos con un paquetito de 10 mil millones de dólares”, anticipó en Washington a fines del mes pasado, durante la Asamblea anual del organismo, Tomás Reichmann, jefe del equipo que monitorea la marcha de la economía argentina. Antes de discutir un paquete extraordinario de ayuda financiera, alternativa que ni la Alianza ni el duhaldismo aún tienen definida, el FMI guarda en carpeta numerosas demandas que considera más perentorias.
En primer lugar, será inflexible con la exigencia de disciplina fiscal, pero también pedirá la profundización de la reforma laboral y el mantenimiento de estrictas condiciones para el sistema bancario. Respecto del primer punto, el organismo de crédito presionará a la futura administración para que fuerce a las provincias a ajustar sus cuentas. Por ello plantea que se fije una meta de déficit fiscal que englobe el de la Nación y las provincias. De ese modo, el Poder Ejecutivo se hará responsable del comportamiento de los estados del interior. Este será un tema de discusión con el próximo gobierno. Desde la Alianza ya anticiparon que no están dispuestos a satisfacer ese pedido, entre otras razones, porque la mayoría de las provincias están gobernadas por el justicialismo.
Entre las reformas estructurales a las que hace alusión Camdessus, hay dos que el FMI buscará incluir como compromiso de la Argentina en el próximo programa. Una se relaciona con el aspecto anterior. Se trata de la rápida aprobación de una nueva ley de coparticipación federal, que premie con mayores desembolsos a las provincias que mejoren su recaudación y mantengan en caja el gasto público, y, por el contrario, castigue a las que no lo hagan. La otra demanda transita por la profundización de la flexibilización laboral.
En virtud de la complejidad política que no pudo sortear, al actual gobierno el FMI le aceptó una reforma que considera demasiado light. Pero a quienes vendrán, especialmente en la primera etapa, el organismo les exigirá que completen la tarea pendiente. Ello pasa por la eliminación del actual régimen de indemnizaciones, reemplazado por un fondo de capitalización individual con aportes de los trabajadores; la descentralización de las negociaciones laborales, pasando de las conducciones nacionales de los sindicatos a las comisiones internas de las empresas; y la supresión de los estatutos especiales. Condicionado a que se avance con estas cuestiones, Camdessus aseguró que desde el FMI “estaremos allí para ayudarlos”.