DOS
NACIMIENTOS
M.E
Dos sellos nuevos están empezando a dar sus primeros pasos. El
primero es Under Records, sello de extracción punk fundado por
la gente del fanzine La Nueva Ley (Pablo Entrerríos, María
Inés y Diego Martínez). Por ahora editan en casete, pero
están intentando empezar con los cds: es que el tema dinero
es crítico, como se puede imaginar. Están trabajando desde
1997, y por ahora lanzaron 7 años de punk rock, el casete de
La Nueva Ley, la banda de Diego y Pablo (que en breve será grabado
en cd y distribuido por Grita!! en EE.UU., ya que vendió decentemente)
y un casete de The What Nots, una banda californiana de pop punk que
ya apareció en el compilado Satélites, editado también
por el fanzine. El próximo proyecto es grabar a los punkies locales
Birra 14. Se consiguen en disquerías especializadas y por correo:
la dirección es calle 95 n¼ 2157, CP (1650), San Martín.
El
otro es Twilight Records, un sello que se especializa en gótico,
editado por la gente de Testigos del Crespúsculo,
el programa de radio que va todos los sábados a la medianoche
por FM La Tribu. Son Fernando (Valinor), Mariano, Cecilia y Gabriel.
Desde 1997 están trayendo bandas góticas a la Argentina:
ese año se ocuparon de que los finlandeses Two Witches tocaran
en el Centro Cultural Rojas, y en 1998 posibilitaron la visita de los
Gothic Sex de España, que hicieron un show en Arlequines. Además,
siempre organizan fiestas en el Centro Cultural Torcuato Tasso frente
al Parque Lezama, donde se encargan de pasar recitales y videos inéditos
de bandas góticas de todas las tendencias. El sello tiene apenas
6 meses, y por ahora editaron sólo a una banda española,
Ecodalia (el cd se llama Time has told, y se consigue en Stigmata, la
disquería especializada, en San Telmo) que tiene una onda electrónica-góticaethereal,
con algo de metal. Por ahora no hay planes de editar bandas locales,
pero sí tienen distribución en México (Opción
Sónica), y Europa (Nightbreed Records en Inglaterra, Dark Side
en Francia, Repulse en España y algunos más).
El Otro
Yo en su mejor momento
Aldana
Rock Explosion
P.P.
Cuando
una banda de rock está en explosión, en vivo es donde
más se nota. Y más allá de la popularidad con la
que ahora cuenta El Otro Yo (al menos la máxima en lo que va
de sus doce años de existencia, cifras de copias vendidas de
Abrecaminos mediante) el sábado en Cemento pudo verse a una banda
que se mantiene fresca de espíritu e inteligente en la renovación
sonora. Que puede abrir un show con una larga secuencia instrumental
y volátil, y cerrarlo con Ella se fue, una balada
hardcore si se permite la expresión, de su último
cd. En el medio, una rueda de vértigo por las canciones de Abrecaminos
más los pequeños clásicos noise que la banda vio
crecer: Tetona, Zumbido, 69, Caries,
EOY, Alegría.
Entre las 1500 personas que llenaron de calor una noche helada de junio,
ahí estaban los seguidores pioneros de El Otro Yo saltando contra
el escenario. Chicos curtidos en la escuela del mosh y el pogo salvaje.
Y también estaban los nuevos, los que descubrieron a la banda
ahora, con el pop y el nihilismo adrenalínico de La música,
(el más difundido), No me importa morir y La
ola. Canciones con mucha melodía y con un vuelo lírico
mayor al que nunca habían mostrado hasta ahora.
Con los hermanos Aldana al frente de la escena Cristian, en guitarra
y voz, y María Fernanda, en bajo y voz, Raymundo Fajardo
en batería, y Ezequiel Araujo aportando climas, efectos y psicodelia
desde los teclados, los muchachitos de Temperley salieron de overol
azul y se divirtieron. Y divirtieron. Bastaron las ganas de tocar y
un puñado de lindas canciones. A veces es todo lo que hace falta.
Cómo
se hacer rock en todo el país
¡Argentina!
¿Argentina?
CRISTIAN
VITALE
Como espejo
de su sociedad, el rock formoseño debe luchar contra muchos contratiempos.
No sólo un abismo de 1300 kilómetros separa a esa provincia
de la meca porteña, sino que los padecimientos de su gente y
extraños tabúes impiden un mejor desarrollo de la cultura
rock. Y del resto de las artes, por supuesto. Sin embargo, un entusiasta
grupo de pibes con ganas de combatir la adversidad se puso a laburar
y logró que algunas bandas de ese norte griten presente en la
frontera con Paraguay. Y un lugar, El Burrito, sirvió
de escenario.
Sergio
González, pionero del impulso, se queja porque para que un grupo
pueda tocar tranquilo debe superar trabas anormales,
como permisos policiales, municipales, de inspección, etc. Acá
hay mucha gente prejuiciosa que mira al rock como un tabú y por
eso le pone muchos límites. Además, parte de la clase
política también nos niega. Parece que el poder no nos
quiere. Entre las bandas fuertes de Formosa resaltan Septicemia
grupo de culto, Aneurysma (tan metálicos como latinos),
los punkies de Piedras y Palos. Y dos agrupaciones en una: el trío
hardcore Vinchuka, que participó de Buenos Aires no duerme, y
Matadero Cinco, banda grunge que suma al trío la voz de Federico.
Juan Manuel, baterista de las dos bandas, reconoce que su provincia
no es permeable al rock: las bandas locales no tienen mucho apoyo
del público, solamente se genera rock a gran escala cuando vienen
músicos de otros lugares.
En cambio, Ariel, cantante y guitarrista de Extremo, banda under, pinta
otro panorama: por lo general, los chicos de los barrios carenciados
escuchan mucho heavy, trash y toda esa música dura. Adoran a
Almafuerte y ANIMAL. En cambio, acá en la ciudad se tiende más
al hardcore. Se notan mucho las diferencias. Los últimos
grupos porteños que visitaron Formosa fueron Fun People, Catupecu
Machu y Pez, y vivieron el lento progreso nominal de asistencia. En
dos años, el promedio de gente en los recitales trepó
de 50 a 300, pese a las carencias económicas que testifica Ariel:
Es muy difícil que un formoseño pueda pagar más
de cinco pesos para ver un show. El rock tampoco es ajeno a la
realidad de Tobas, Matacos y Chulupíes, aborígenes de
ancestral data, cuyos suplicios se conocen en Baires sólo cuando
desbordan los ríos Bermejo y Pilcomayo. Nosotros estamos
cerca de ellos. Organizamos recitales para ayudarlos y los vamos a ver
a sus lugares. Pero, ellos son muy cerrados a lo externo. Están
en la suya y no me parece mal que sea así, dice Marcelo,
guitarrista de Resiste Paisano, agrupación hardcore con
conciencia social que lucha contra la injusticia, según
la define.