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Jueves 8 de Julio de 1999
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Antes de comprarlos, grabarlos
o lo que tu economía indique, el No te ofrece la oportunidad de enterarte detalles, sonidos, invitados y potenciales hits de estos nuevos discos. Que son parte de un aluvión de lanzamientos nacionales previstos para julio, que incluyen a Fito Páez y Los Fabulosos Cadillacs. Adelante, pues, a pasar el invierno y... play.

ANIMAL

Se han tomado en serio el título de este nuevo trabajo. Usa toda tu fuerza se llama el quinto disco del trío, que aparecerá el 20 de este mes. Tal vez, demasiado en serio: con una potencia inusual –incluso para ellos–, disponerse a escuchar la grabación a un buen volumen puede volar más de una peluca desprevenida. El recorrido por los doce temas que componen el disco casi no da tregua: desde el comienzo con “Revolución” (corte de difusión que ya está sonando por radio), todo es una sucesión de polenta y adrenalina apenas interrumpida por la calma de “Aura”, el penúltimo tema, lo más parecido a una canción pop de lo que el trío pueda aventurarse. Claro que sólo sirve para resaltar un final a todo trapo, con la promocionada versión de “Highway to Hell” (AC/DC), en el que Andrés Giménez comparte las voces con un invitado de lujo: Lemmy Kilmister, de Mötorhead.
Algunos datos de la grabación remiten al disco anterior de ANIMAL. Por ejemplo, que fue grabado en el mismo estudio californiano, Indigo Ranch, y que fue también masterizado en Oasis Mastring. También trabajaron aquí el productor Richard Kaplan (que había coproducido Poder latino con Max Cavalera) y el ingeniero Chuck Robinson (esta vez participó sólo en la mezcla). Pero igual hay varias sorpresas: la primera es que Andrés Vilanova demuestra haberse convertido en una máquina de aporrear tambores y ensamblado a la perfección con sus compañeros. Tal vez el batero –quien no podía haber tenido un mejor debut discográfico que éste– siga teniendo el apodo de “El Niño” por ser el menor de la banda, pero aquí demuestra que puede hacer machacar y estallar los parches tan bien como Jimmy De Grasso, la luminaria que ANIMAL contrató para tocar en Poder... (luego de la repentina y abrupta partida de Martín Carrizo).
También sorprende la casi total ausencia de partes rapeadas por el bajista Andrés Corvalán. Apenas hay un esbozo en “Choli Rancho”. Giménez mantiene la voz principal en todo el álbum (salvo cuando la comparte con Lemmy), aunque no siempre suena igual. En “Revolución” y “Cuida tu fe”, los dos primeros temas, está deformada e inmersa en la electricidad de la música. En otros momentos, como en el tema que da nombre al disco, la garganta del vocalista y guitarrista aparece clara para insistir: “Cada cual va con su verdad/ Usa toda tu fuerza ya”. El cuarto tema es “Barrio patrón”, un hardcore furioso y precoz, apenas 55 segundos. “Ganar o perder” arranca con el bajo de Corvalán en soledad y se convierte en una aplanadora trash. Luego vienen “Dios”, “Choli rancho” y “Vamos por más”, un potencial segundo corte (“Corriendo riesgos como inspiración/ siguiendo la huella que otro dejó/ Vamos por más”, amenaza). Después “Solo” continúa la senda de letras positivas: “Sigue solo no importa lo que digan/ Nadie sabrá mejor que vos lo que debés hacer”, catequiza. Y “Atropello” tiene uno de esos ritmos a repetición que le harían mover la cabeza a Beavis & Butthead, con una guitarra que parece sobrevolar la base metálica. Luego vienen “Aura” y el final con don Lemmy (quien accedió a grabar con un sólo pedido: que hubiera una botella de su whisky favorito en el estudio) y su voz gastada de tantas botellas. Bueno, en realidad, no es el final-final: si se deja correr el CD, hay un tema oculto. Pero no es de ANIMAL, sino de Los Choris, una ¿banda? conformada por el baterista Demente, el bajista Pudrus, el guitarrista Gordo Diablo y el cantante Gino Voyeur. El track (no se lo puede llamar canción) es una suerte de experimentación guitarrera cuyo único estribillo (“El baile de Los Choris”, repiten) es tan enigmático como la real identidad de los músicos.
ROQUE CASCIERO


IKV

Las aterradas mentes bienpensantes de la Ciudad Autónoma, que hicieron volar a velocidad record ciertos afiches, deberían saber que Illya Kuryaki & The Valderramas no invitan a mover el culo, sino a mover el coolo, que es lo mismo pero –en un país tan preocupado por las palabras– no. “Coolo” es el primer single de Leche, el disco con el que IKV volverá a hacerse presente en las bateas tras los módicos resultados (no artísticos, que habían sido notables, sino comerciales) de Versus. “Coolo” es, también, uno de esos raps a dúo que caracterizan a Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, y que con el correr del tiempo fueron rodeados por experimentos cada vez más ambiciosos en el campo de la música negra. Ahí está el chiste: Leche es el disco más negro de los ex niños salvajes.
Desde siempre, y en eso no hay misterio, el dúo dejó traslucir su pasión por el sonido afroamericano. En su sexto disco, sin embargo, IKV filtró un poco sus influencias y parece haberse concentrado en la vertiente de Prince y Earth, Wind & Fire. En el primer rubro podrían agruparse baladas soul como “Lo que nos mata” o “Joya + guinda + fuego”, en el segundo títulos como el inicial “Latin geisha” o “Guerrilla sexual”. Sin llegar a la clonación pero conociendo al dedillo los códigos, los Kuryaki hacen en su nuevo disco una demostración de conocimiento del género que seguramente pocos pueden exhibir en estas tierras ... Lo cual, aun abriendo un debate sobre la identidad del grupo, no deja de ser un elogio.
Más allá de esas cuestiones, que hasta pueden despertar alguna aspereza, Leche ofrece más de un momento intensamente disfrutable. “DJ Droga”, grabado junto al legendario Bootsy Collins, el bajista de los anteojos en forma de estrella, es un ejercicio de deformidad que sintetiza las opciones estilísticas tomadas para todo el disco: una base vibrante, sonidos de sintes añejos, guitarras que flotan en el entramado resistiéndose en caer a tierra. “Jennifer del estero”, momento fiestero y cachondo, fantasea largamente con la presencia de la bella Jennifer López en la cocina. “Wacho” empieza con cuerdas, pero le abre las puertas a la distorsión. “Apocalipsis wow” se zambulle en el funk de pura cepa para asegurar que “el pueblo se sumerge en la droga de estación”. Todo ello con el altísimo estándar de sonido al que IKV se acostumbró después de Chaco, incluyendo el abuso de recursos como los coros femeninos, que repiten el dibujo a lo largo de todos los temas.
Si “Coolo” hizo estragos en la pacatería porteña, habrá que poner atención a lo que suceda cuando en alguna radio se animen a programar el track más potente de Leche. Que lleva el indecoroso nombre de “Hecho mierda”, que lanza frases 100% Kuryaki como “Ocho nuevas tácticas llegadas del norte del país junto a una guerrera litoraleña” y que luego se desbarranca y rapea sin ambages, con ánimo de fiesta: “Restorán de club verano gendarme/ ambiente climatizado sadomasoquista, la pista TC 2000 anarquista/ Haga sentir a su hija una reina en su cumpleaños de 15/ confitería Princesa Petera, fiestas, agasajos, matanzas, sorteos de TV color/ Estoy hecho mierda pero soy feliz”. Illya Kuryaki, los Valderramas, Jennifer López y mamá Africa. Mucha leche.
EDUARDO FABREGAT


CIENFUEGOS

“Pobrecita la raza humana/con su problema existencial”, grita Sergio Rotman en “Hacia el cosmos/Hacia el infierno”, segunda canción del tercer disco de Cienfuegos. Y, ciertamente, Hacia el cosmos es un álbum existencial, que se plantea el destino de la humanidad sin pretender resolverlo. Catorce canciones sensibles a la euforia y a la paranoia de fin de milenio, con títulos como “La vida dura sólo un segundo”, “Viaje hacia el fin de la noche”, “Un millón de nada” y “Alimentándome del sol”. La muerte es una presencia volátil y permanente a través de la lírica del disco, pero las guitarras potentes, el humor y la percusión se encargan de despojarla de tonos melodramáticos. Producido por Ricardo Mollo, el álbum abre con un preludio corto de percusión. Y ese sonido tribal al comienzo de un cd de título futurista, propicia la ambigüedad que orbita como un satélite a través de todo el disco: lo terrenal y lo galáctico.
Así como el predecesor No Sabe/No Contesta tenía un cover de “Once in a lifetime”, de Talking Heads, en Hacia el cosmos Cienfuegos versiona con elegancia y oscuro entusiasmo “Love will tear us apart”, de Joy Division. Después resulta un respiro la psicodelia beatle al estilo “Wild Honey Pie” en “La vida es un pastel”. Un cambio de tono necesario. “Ella de Pontevedra” es un aterrizaje forzoso en el Gran Buenos Aires en medio de un viaje por las estrellas (a la heroína del tema se la define como una “diosa del ritmo y la bailanta”), y “Desierto” puede alistarse en el club de canciones enérgicas y pegadizas de Cienfuegos (como “La eternidad”, del primer disco, o “Querés saber lo que es estar muerto”, de NS/NC).
Además de la formación estable (Rotman–Diego y Martín Aloé–Fernando Ricciardi–Hernán Bazzano), Toto Rotblat y Julio Morales se ocupan de la percusión, Diego Uma (Babasónicos) toca teclados en dos canciones, Mollo la guitarra acústica en el cover de JD, y Mimi Maura (la mujer de Rotman) canta en “Para mí que no estás bien”, una pequeña historia de amor metropolitano entre tantos paisajes cósmicos.
PABLO PLOTKIN