la leyenda
ramone continua
P.P.
En
1996 se separaron y pulverizaron una esperanza religiosa del público
punk argentino: si la inmortalidad existía, los Ramones debían
ser la primera evidencia. Marky Ramone, el baterista, no perdió
tiempo elaborando el duelo. Armó un trío, lo bautizó
Marky Ramone & The Intruders y ya tiene unos 150 shows en su historia.
Entre ellos, una tórrida noche en Cemento el año pasado,
llena de agradecimientos mutuos y punk básico. Dee Dee Ramone
hace ya diez años que había dejado de ser parte de los
Ramones. Compositor de muchos de sus grandes éxitos, el guitarrista
y cantante vivió hasta hace poco en City Bell, cerca de La Plata.
La chica argentina que hizo que una de las máximas celebridades
punk habitara por un tiempo el Gran Buenos Aires se llama Bárbara
Zampini, 22 años, ahora bajista y también cantante de
The Ramainz, el trío que integran ella, su novio y Marky, y que
acaba de editar un álbum en vivo, Live in NYC, grabado a principios
de año en el Continental de Nueva York.
La banda toca muchos de los clásicos ramoneros, por supuesto:
I wanna be sedated, Sheena is a Punk Rocker,
I Dont care. Veo que hoy hay muchos imitadores,
dice Marky Ramone en diálogo telefónico con el No, desde
NYC. Imitadores de los Ramones, imitadores de Pearl Jam. Después
está la basura dance. Las Spice Girls, los Backstreet Boys y
toda esa mierda. Son tan graciosos. Si las grutas hablaran, probablemente
tendrían la voz de Marky Ramone. No me olvido de los Ramones:
me divertí mucho en su momento, y fue una de las mejores bandas
de la historia. Pero tengo que mirar al futuro, no al pasado. Y la verdad
es que con Dee Dee y Bárbara lo estamos disfrutando mucho, nos
llevamos muy bien. Nunca una pelea, asegura Marky, y adelanta
una visita con los Ramainz en septiembre y una posterior con los Intruders,
en el verano. Hasta entonces, amigos.
Sobre
el regreso de Nine Inch Nails
Para que tengan
MARIANA
ENRIQUEZ
La
espera parece haber terminado. Finalmente, después de cinco años,
nuevas canciones de Nine Inch Nails están sonando en las radios
norteamericanas. Obviamente, tanta expectativa no podía ser desaprovechada,
y las nuevas canciones trajeron consigo un buen escandalete.
El cd doble de la banda de Trent Reznor (de hecho, es él solo
y eventuales sesionistas) se editará recién en septiembre,
pero los adelantossingles son The Day The World Went Away
(una suerte de balada oscura con letras susurradas, a la Hurt
de The Dowward Spiral) y Starfuckers, Inc, mucho más
industrial y poderoso, que ya es provocativo desde el título
(es fácil imaginar los beep beep que le habrán mandado).
Las canciones ya habían sido pirateadas en Internet, y se conseguían
fácilmente en MP3 bastante antes de que se difundieran como singles.
Pero no es la música la que está levantando polvareda.
Es decir: los fans están contentos porque lo nuevo suena muy
parecido a lo que NIN venía haciendo antes, y los críticos
ya se encargarán de apuntar si la espera valió la pena.
Lo que está dando que hablar son las letras. Por ejemplo, en
Starfuckers, Inc, Reznor parece estar refiriéndose
a dos de sus archienemigos o ex amigos: Courtney Love y Marilyn Manson.
Dice la letra: Mi Dios en el asiento de atrás de una limusina/
Mi Dios viene envuelto en celofán/ Mi Dios saca trompa en la
tapa de las revistas/ My Dios es una putita superficial que trata de
hacer una escena. Y después, encara el estribillo al grito
de Starfuckers/ Starfuckers/ Starfuckers. La palabra refiere
a las groupies de estrellas, o también a aquella gente que haría
cualquier cosa por ser una estrella. Recordemos que Courtney tuvo una
suerte de romance con Reznor hace unos años, y que más
tarde salió a denunciar que Trent era un machista, horrorizada
por la forma en que trataba a sus groupies. Por supuesto, Courtney tiene
una lengua de temer, y cierta vez en un concierto, señaló
que Nine Inch Nails (Uñas de Nueve Pulgadas) debería llamarse
Four Inch Nails (Uñas de cuatro pulgadas) en obvia
ironía acerca de las supuestas medidas de la herramienta
de Reznor. Y Manson está peleado con Trent por varios motivos,
desde celos hasta críticas que Reznor hizo al estilo de vida
del Reverendo, pasando por todo el chusmerío de la autobiografía
de Marilyn, donde por poco no acusa a su entonces amigo de boicotear
su incipiente carrera. O sea, volvió Trent y repartió
para todos lados. Habrá que esperar furibundas respuestas y habrá
circo para rato.
Un pequeño Marilyn Manson porteño
In-definido/a
M.E.
Todos
están preocupados por la transgresión permitida y las
estructuras que ya fueron aceptadas. Lo que queremos es ser una novedad
estética y sonora dice Alan, contando lo que quiere ser.
Y es Cleopatra Paradise. Alan de adolescente supo tener una banda que
se llamaba Comando Travesti, en la que jugaba con la confusión
sexual y la androginia, haciendo covers de música disco gay,
desde Village People a Divine. Ahora, con Cleopatra Paradise, sigue
jugando con las mismas cuestiones, pero desde una estética más
glamorosa y con música electrónica. Futurismo y glamour,
algo cercano a... a... Sí, a Marilyn Manson. Aunque lo de Cleopatra
Paradise sea un tipo de rock electrónico con algo de progressive
house, e influencias del pop de los 80. Ellos/as son Alan (voz), Nicky
(teclados y programación), Fredericks (guitarra) y Afrodita (coros).
La banda nació el año pasado y debutaron en octubre del
98 en el Ciclo Molotov del Rojas, y están a punto de terminar
con la grabación de su primer disco, bautizado Muchacho del siglo
XXI, en obvia referencia a la canción de T. Rex que revivió
Placebo para la banda de sonido de la emblemática Velvet Goldmine.
Algunos títulos de canciones dan una idea de las intenciones:
"Viaje espacial", "Milenio virtual", "Futura
revolución", en estilo "electro-rock", según
su definición. Sobre el escenario, Alan juega a ser una superheroína,
mezcla Manson, mezcla Ziggy Stardust: él mismo se diseña
la ropa (en un tiempo tuvo un negocio en la galería Bond Street
que se llamaba Pink Flamingos). No tenemos el típico concepto
de rock de no querer triunfar: queremos triunfar, queremos ganar plata
y si tenemos que usar todos los medios, los vamos a utilizar,
amenaza. Lo que más está presente en mí mismo
es el concepto de androginismo, que no sólo tiene que ver con
el travestismo, sino con la rotura de las barreras sexuales, que las
mujeres se permitan su parte masculina y los chicos sus partes femeninas,
reflexiona. Y lanza un desafío: Si a los padres y a la
gente grande les parezco horrible, eso me gusta.