El pibe rockero
MIGUEL
MORA
El
año pasado, a modo de advertencia The Offspring atacaba con su
hit Pretty Fly For A White Guy (algo así como Bastante
piola para un pibe blanco). Hoy aquella canciónparodia
se hizo realidad. El rap que vende hoy lo cantan chicos caucásicos,
y bien parecidos. Al primer paso del ex House Of Pain, Everlast, le
siguió el boca sucia por excelencia de Eminem y ahora el círculo
lo cierra Kid Rock. Nacido en Detroit como Bob Ritchie, sus joviales
27 años no acusan toda una vida dedicada a frasear apoyado en
bandejas y samplers. Hey, miren como ese chico (kid) blanco rockea
(rock) era la expresión que Ritchie escuchaba más
a menudo cada vez que iba a pasar sus discos en las vecindades negras
de su ciudad. Fue un bautismo de fuego. ¿A dónde
querían que fuera a pasar discos, en el patio de mi casa? ¡No
me iba a escuchar nadie!, recuerda hoy. Hace diez años
Kid Rock era la gran esperanza blanca del rap, pero nadie tenía
en sus planes a Vanilla Ice. La saturación y el poco sustento
de Vanilla hizo desconfiar a los productores y Kid Rock se quedó
sin contrato. Perseverante, desde 1990 se encargó de editar sus
discos por sello propio (tres en total) y para balancear el éxito
esquivo, se ganaba respeto a cada paso. Con el antecedente de casos
como Korn, Rage Against The Machine y Limp Bizkit, que con suceso mezclaron
el metal con el hip hop, la multinacional Atlantic puso sus fichas con
Kid Rock. Hoy su último álbum Devil Without A Cause lleva
vendidas cientos de miles de copias y el muchacho no para de hacer giras.
Su mix de rock and roll corteTed Nugent con el rap tradicional
más la presencia de un extraño niño blanco que
es como la versión Gary Coleman del rock de los noventa, es pan
caliente. Pero la vida de Kid Rock no es sólo conciertos, contar
billetes y dar notas. Divorciado, tiene la custodia total de su hijo
de seis años (más o menos como Eminem...), de gira
puedo ser muy salvaje, pero en casa soy un gran padre. Mientras
Vanilla intentó un regreso sin suerte en versión metálica,
Rock hoy se ríe de su colega con un dejo de desprecio. Se lo
merece.
Melero
en la peluquería
Qué
moderno
PABLO
PLOTKIN
El
comentario lo hace un flaquito de ojos achinados. Acá nunca
tocaría Flavio Etcheto. La chica que está con él
lo mira, algo confundida. Es pelado... no sería buena propaganda
para una peluquería, la ayuda él, levantando las
cejas, y ella sonríe. Pero Daniel Melero no es pelado, y está
tocando sobre una especie de pedestal informático. Nadie, excepto
él, sabe qué es lo que lo maravilla del monitor de la
PC que opera. Pero se lo ve extasiado, sonriendo con malicia ante la
proximidad de una ruptura de ritmo, hamacando las caderas como poseído
por un demonio house mientras oprime las teclas, y sacudiendo la cabeza
como si pensara sí,lo hice cada vez que genera algún
golpe de efecto.
Es inevitable dudar si el hombre no está haciendo una gran mímica
y en realidad ya tiene todo programado de antemano. Pero no: está
tocando en vivo frente a una audiencia que llena Roho, una peluquería
decorada de manera supermoderna (o superactual) camuflada en la calma
de un pasaje de Caballito. Unas 100 personas mecen tímidamente
sus peinados, entre una neblina lechosa que nadie sabe de dónde
sale y las luces epilépticas que van al paso del sonido. Todo
tiene una pátina carmesí. Melero sigue operando la PC,
bajo una pequeña bola de espejos. Algunos, los más osados,
acompañan el vaivén de sus cabezas con cierto movimiento
de cintura y hombros, pero hay muchos sentados en el suelo y la escena
por momentos se vuelve el espectáculo de un hombre masturbándose
en público. Una morocha con gafas amarillas cree haber visto
suficiente, y se aleja entre los graves que hacen vibrar las paredes.
Las noches de domingo en Buenos Aires pueden tener estas cosas.
Una letra sobre la música que escuchan todos
Yo
no la
escucho
CRISTIAN
VITALE
Basta.
Ya me cansaste con tu rock pesado,
con tu chiste de estación, con tu barrio, tus amigos y tu bronca.
Con tus bares mugrosos, borrachos cargosos, personajes apiñados.
Es que no pasa nada, tu canción está gastada,
a esta altura del partido, ya de encanto ni diez.
Ya no hay nada que no sea una vereda sucia,
y unos cuantos tipos tirados por ahí,
O la cana pegando, gente corriendo, más gente desquiciada,
y todos dignados mal.
Es la pelea final por el título mundial,
por ver quién es el más reventado.
Tus bares, tus ladrones, tus novias y tus rotos empedrados,
no son nada más que el cuento de tu rock de barrio.
Tus aguantes, tus chabones y tus calles
no son nada más que el cuento de tu rock de barrio.
Cuando te escucho hablar no lo puedo creer,
ese rock pesado de tu barrio otra vez,
Entiendo que no tengas otra cosa qué decir,
es que me aburrís.
Y estás por todos lados, ya no sé qué hacer,
en diarios, en revistas, en radio y en Tv.
Ya no sos vos.
Ya no es funky, ya no es disco music, ni siquiera es Hip Hop
Ya no es soul.
Basta,
tu mentira tiene patas cortas,
se descubre pronto.
Hay mucha gente que empezó peor,
en villas, en burdeles y en reformatorios,
trabajando todo el día para hacerlo mejor.
O acaso creías que era asunto de nivel,
Steve Wonder no nació en Beverly Hills.
La canción en cuestión pertenece a la banda Cazadores
de Cabezas, un sexteto que fusiona ritmos negroides (funk, soul y rhythm
& blues) y que está liderado por Martín Carro Villa,
primer bajista de Los Caballeros de La Quema, entre 1989 y 1994. Después,
se fue muy mal. Tanto que, después del portazo, se cruzó
con sus ex solamente dos veces y ¡en un juzgado!.
La pregunta es obligada:
¿Esta letra está vinculada a la figura de Iván
Noble?
No. Tal vez la personalidad de Iván tenga algo que ver
con la letra de la canción, pero no es el único que da
con ese perfil. Puede tener grandes defectos, y de hecho los tiene,
pero no da como para componer un tema en su contra.
Entonces, ¿en qué te inspiraste para componerla?
En que detesto el rock de barrio. Yo lo llamo rock excusa, porque
parece que los tipos de esa onda estuvieran buscando una excusa para
justificar sus limitaciones. Sin embargo, no está dirigida contra
nadie en especial, simplemente es una declaración de principios.
Estoy caliente porque al 90 por ciento de los músicos que intentan
hacer algo mejor que rock desafinado y con pocas ideas, no les va bien
en el mercado.