Orbitando
MARCELO
MONTOLIVO
Oscuridad
total. Repentinamente se advierten pantallas con signos símil
electroencefalograma sensibles al sonido, y, suspendidas en la nada,
dos pares de luces que danzan acompasadamente al ritmo de la música
que, abrazadora, ha empezado a inundarlo todo. La situación se
antoja alienígena o, al menos, conecta con la imaginería
extraterrestre de los cientos de películas y series sobre el
género. Rato después la situación cobra visos más
terrenales: en realidad se trata de un escenario cubierto de instrumentos
electrónicos y, sobre él, los hermanos Paul y Phil Hartnoll
(más conocidos como Orbital) con sus cabezas ornamentadas por
sombreros con luces y las consabidas pantallas elevadas sobre soportes
metálicos. El show era uno de los últimos en la gira del
celebrado álbum In Sides (96), cuyo tema emblemático
(The Box, suerte de Jean Michel Jarre en éxtasis)
sería elegido como uno de los mejores singles de ese año
Pionero, junto a The Orb de la actual escena electrónica, el
dúo acaba de editar (también en la Argentina) su esperado
quinto álbum The Middle of Nowhere, luego de tres silenciosos
años. Representa una suerte de resumen de toda nuestra
discografía, pero no fue algo intencional. Quizás ocurrió
porque, al pasar tres años alejados de la escena, pudimos ver
nuestra carrera desde otra perspectiva, aclara Paul, habitual
responsable de las relaciones públicas. Pero, a decir verdad,
también creo que el álbum comienza exactamente donde terminó
el anterior, es una continuación lógica. Considero que
no tenemos demasiado que ver con el resto de la música electrónica
que se está haciendo. Aún me sigue gustando el drumnbass,
pero no es una influencia directa para nosotros. Ciertamente,
la música de los Hartnoll transcurre por coordenadas bastante
personales, con un componente tímbrico y melódico casi
épico, algo cercano a Ennio Morricone, que los convierte en accesibles
para todo público. Desde el comienzo con sus dos álbumes
homónimos, editados en 1991 y 1993 y básicamente dedicados
al trance, pasando por el más expansivo Snivilization (95)
hasta llegar a los dos últimos, el grupo se ha mantenido a la
cabeza de la escena electrónica y también llegó
al gusto masivo, gracias a su versión de la canción principal
de la película El Santo (hoy en alta rotación en el cable).
Teoriza Hartnoll al respecto: La electrónica ya ha dejado
de pertenecer al under. Los medios la han introducido en los hogares,
y es lógico que los chicos se rebelen contra eso, puesto que
les encanta pertenecer a alguna subcultura para diferenciarse del resto,
pero es inevitable que los estilos se popularicen.
Dover, de paso por Buenos Aires
Furia
española
M.P.
El
suceso rocker y alternativo español pasó por Buenos Aires
en la tan rocker y alternativa semana pasada, pero sólo unos
pocos se enteraron. Una lástima, realmente, porque el fenómeno
Dover en vivo es todo un disfrute. Aunque más no sea por su encantadora
cantante, que canta en inglés, pero agradece con un castellano
con todas las cés y zetas imaginables.
Por apenas tres días con sus shows uno en el Teatro de
la Ribera (antes de Man Ray), otro en el club Villa Malcolm y un último
en el Hard Rock Café, este cuarteto madrileño acompañó
el lanzamiento local del exitosísimo Devil Come To Me, disco
que vendió la nada despreciable suma de 450 mil unidades en España
y motivó que el grupo dejara el pequeño sello Subterfuge
para pasar por algunos millones a grabar para la multinacional Crysalis/Virgin.
De hecho, hoy Dover es noticia en su patria porque acaba de salir allá
su nuevo disco, Late at Night, grabado a todo trapo en Seattle, capital
espiritual de las apetencias musicales del grupo. Porque, es hora de
decirlo, Dover es un cuarteto grunge madrileño; hijo natural
de Nirvana y del particular circuito alternativo español, cuyos
grupos tienen la costumbre de cantar en inglés en un país
en el que hasta Sean Connery habla en castellano, ya que las películas
son escrupulosamente dobladas por ley antes de exhibirse.
Integrado por dos chicos y dos chicas, Dover es en realidad el grupo
de las hermanas Llanos: Cristina, de 23, es la guitarrista solista y
la cantante, aunque la voz cantante del grupo sea Amparo, de 33, que
es la que habla en las entrevistas. Para nosotros es muy extraño
venir a presentar un disco que es nuestro pasado, le explicó
al No. En realidad, lo que tenemos en la cabeza es nuestro nuevo
disco, que acá dicen que lo van a editar en enero. Veloz,
contundente y preciso, el rock de Dover también sabe ser melódico,
y su desafío en España es demostrar que hay vida más
allá del éxito que expone a un grupo que sale del ghetto
indie. Si Dover terminó grabando su tercer disco el primero,
Sister data del 95, mientras que el que se acaba de editar aquí
es del 97 en Seattle, es porque allí reside Barrett
Jones, el coproductor del disco junto al grupo. Lo que son las cosas:
fue a través de Jones que las hermanitas Llanos se desayunaron
de ciertas particularidades del público rocker porteño.
Barrett nos habló de lo difícil que es para las
mujeres rockear en Buenos Aires. Y él sabe de lo que habla, ya
que fue el ingeniero de sonido de Nirvana cuando tocaron acá.
Y él dice que no se va a olvidar nunca de cómo trató
el público a Calamity Jane. Justo es decirlo: aunque recibieron
algún que otro grito desde la oscuridad del popular pullman del
Teatro de La Ribera, nada, ni por asomo de lo que pasaron las amiguitas
de Cobain, les tocó a ellas.
Cómo se hacer rock en todo el país
¡Argentina!
¿Argentina?
CRISTIAN
VITALE
Se
sabe: en pocas provincias la represión militar ha sido tan horrible
como en Tucumán. Y en ninguna, esos mismos represores se han
mantenido en el poder vía elecciones. Por eso, el rock ha conformado
un frente de resistencia. Durante la gestión Bussi, cada mes
se organizaban recitales, apoyados por Madres e HIJOS, frente a la Casa
de Gobierno para cantar verdades. Y el corolario fue el
festival Chau Bussi, una especie de fiesta popular de merecida
despedida. El rock en San Miguel se puso el overol y salió
a pelearla. Y nunca se jugaron a reprimirnos por miedo al escrache.
Estos últimos cuatro años han sido terribles. ¿Cómo
ese tipo estaba en el poder, habiendo tantos hijos de desaparecidos
en la provincia? Por suerte no lo tomamos con miedo... Ha sido una lucha
sin cuartel, cuenta Tony Molteni, cantante de Karma Sudaca, banda
de hard rock que ya tiene un Cd en la calle (El Títere, 1998).
Pero
hay además una infinidad de bandas por lo menos cuarenta
que se embanderan detrás de los exitosos y contestatarios 448.
La Insignia, Destrucción en Cadena y Críos son pruebas
eficientes de que el rock, en el último lustro, ha crecido para
bien. Apoyadas por fanzines pujantes que irradian la movida hacia el
norte (La Voz de los que no tienen Voz, Man Zine
y Sin Tuleno), esta bandas conforman un bloque homogéneo
en el que algunos incluyen a Lucho Hoyos y Luna Creciente, del
folklore en franca oposición a lo que otros medios intentan
imponer para despolitizar a los jóvenes. A
veces nos preguntan por qué estamos tan unidos. Llama la atención,
porque en Buenos Aires hay cierto cipayismo: están los que se
parecen a los Stones o a Kiss y así se van diferenciando. Aquí,
todas las vivencias pasadas han conformado una identidad particular;
el rock es muy auténtico tanto en las letras como la música.
Antes, nadie se quería acercar porque estaba Bussi y a nosotros
nos costaba aceptar eso, más por el esfuerzo que hacíamos
para que se vaya. Pero ahora, están viniendo todos. Hasta nos
cuesta conseguir fechas a nosotros, completa Molteni.
Un dato llamativo para agregar: a pesar de todo lo que pasó,
muchos recuerdan el rock de los setenta en Tucumán. La Banda
de Trícupa a quien se tenía como los Almendras locales,
Extasis colectivo, Independencia Natural y Amor. Y fueron pioneros en
mixturar la música con el teatro, la danza y la pintura. Tampoco
se olvidan de Tango, Vasa o Nostrogemus, esos grupos que, en plena dictadura,
tocaban igual. Es que en Tucumán, la historia es el eterno presente.
En Tucumán hay una movida interesante de zines y bandas.
Algunos medios apoyan. Y la cosa está muy politizada. Yo fui
a ver a Daniel Viglietti, antes de tocar. Hay un clima muy loco con
la política. Por suerte, ya no gobierna más el asesino.
Y en esto, el rock tuvo mucho que ver. El grupo que más me impresionó
fue Críos, que es under (Miss Muerte-Fun People).