Sergio,
leyenda urbana aquí y ahora
El
personaje en cuestión bien merece un lugar de privilegio en la
historia de la vieja guardia del punk argentino. Cantante de los míticos
Alerta Roja y parte integrante del casting de la letra de Mañana
en el Abasto, Sergio (a) Mongo sigue por ahí, en la casa
de siempre del barrio de siempre. Una buena historia para contar.
CRISTIAN VITALE
Alerta
Roja eran Daniel, Fernán el baterista que terminó
en una clínica de rehabilitación, Pablo y Mongo. Formaban
parte de la primera camada punk argentina, cuando aquello era casi una
excentricidad de un par de pibes que, si no la tuvieron, hubieran querido
lucir una remera con la frase I hate Seru Giran. Tocaban en Zero, o en
los teatros Del Plata y Planeta. Y siempre terminaban presos en la 19.
Mongo era el cantante. Tenía 17 años y, dice hoy, una actitud
extrema ante la vida. Casi siempre usaba sobretodo, y vestía de
oscuro riguroso. Era poeta. Poeta adolescente, de barrio. Era el raro
de Gerli. Y fue el que convirtió a Alerta Roja en leyenda. Mongo
era, en realidad, el nombre de batalla elegido por Sergio Spatavecchia.
Hoy, Sergio tiene 34 y sigue pateando Gerli como cuando cantaba Demoliendo
la Casa Rosada en el puente. Habla con los pobres. Se siente pobre.
Escribe y dice poemas. Se autodenomina profeta: Sigo utilizando
el cielo y el puente Gerli. Me pongo adelante de la gente que llora y
no tiene para comer.
Mongo y Sergio son la misma persona.
A mí me abrió la mente caminar por las calles bajas.
Prefiero dar consejos a un aborigen antes que hablar con un burócrata
repugnante, que te quiere robar. Para ir más allá en términos
de guita, te tenés que vender y nunca me gustó venderme.
Por eso no me hice conocido con la música. Luca (Prodan) me dijo
miles de veces de grabar. Pero él sabía muy bien cómo
pensaba yo. Así llevó el no transar hasta
las últimas consecuencias. Hoy, para muchos considerado un mito,
vende medias y calzoncillos en la calle. Trata de juntar el mango para
la vieja. Remedios, hace poco la operaron y yo la amo, dice.
Su futuro no fue todo música. Cuando se desarmó Alerta Roja,
vivió un tiempo con aborígenes internado en la selva tucumana.
Se interesó por los shamanes y la magia. Después dio clases
de yoga.
¿Te acordás cómo empezó todo?
Eramos cuatro o cinco gatos. La mayoría, gente de Belgrano
de alta alcurnia que tenía plata para comprar discos importados,
que en esa época no se conseguían. El otro era yo, que había
nacido en la isla Maciel y estaba en Gerli. La cruza, sin embargo, fue
buena. En el caso de Alerta Roja, primero nos llamamos Los Psicópatas.
Nos censuraron. Después fuimos Estado de Sitio, nos pasó
lo mismo y antes de Malvinas nos pusimos Alerta Roja, para reflejar el
estado en que vivía el país. La gente no entendía
al punk, como tampoco lo entiende ahora. Nosotros no éramos bolches
ni nazis. Simplemente cantábamos revolución, queríamos
un cambio mucho más poderoso. Eramos apolíticos, totalmente
anarquistas.
Alerta Roja quería llegar al gran público sin transar.
En su único disco una producción independiente de
Pelmaso Records estaba todo claro: Desocupación,
Atrincherado y Aburrimiento Nacional pintaban
los tiempos con agudeza y realismo. Hoy son joyas ultrabuscadas. Más
allá de eso, otra cuestión relaciona a Sergio con el mito.
Otro mito.
¿En qué circunstancias conociste a Luca?
En un baño... Casi lo cago a palos. Fue en un bar de San
Telmo, no me acuerdo cuál, pero sí que me llevó por
delante. Yo lo encaré mal, tipo quién carajo sos pelado
de mierda, le dije. Estaba muy borracho y se me reía en la
cara, no sabía lo que hacía. Después, cuando íbamos
al Einstein y ensayábamos juntos, empecé a entenderlo. Era
una persona muy rica en sabiduría musical, muy llena de todo. Lástima
que no lo pudo dar. Con Luca éramos culo y calzón. Nos conocíamos
ambos entornos, teníamos los mismos gustos e ideas parecidas. Escuchábamos
Stranglers, The Cure, GBH, New Order y Joy Division. Nunca The Clash.
¿Cómo eran los otros Sumo en esa época?
Germán Daffunchio era y es muy buena gente. Timmy McKern,
el que rescató a Luca de Londres y lo trajo a Córdoba, también
tenía cualidadesriquísimas. Al que nadie soportaba, eso
sí, era a Roberto Petinatto. Era y es un fanfarrón.
La amistad entre Sergio y Luca se eternizó en Mañanas
del Abasto. Ahí Luca canta Sergio trabaja en el bar....
La historia es: Yo trabajaba en el bar que está en la estación
de subte de Gallo y Corrientes, cuando Alerta Roja ya no tocaba. El siempre
pasaba y me decía Mongo, ¿cuándo vas a volver
a tocar?, entre vaso y vaso. Después compuso ese tema. La
última vez que lo vi fue siete días antes de su muerte en
Callao y 9 de Julio. Me dijo ¡Qué viejo que estás!.
A mí me pegaba mal la gente, nadie quería saber la verdad.
Parece que a él le pasaba lo mismo.
Cuando dejó Alerta Roja, Sergio formó El Klan (fusionábamos
el punk con Iron Maiden). Y después intentó con X-Instinto,
siempre en el abismo del under.
¿Qué opinás de la escena actual?
No hay música ahora. Hay libertinaje, pero no música.
El único que tiene huevos es la Mona Jiménez. Lo demás
es basura. No hay pensamiento, sólo venta y regalo.
No
por
Wallas (Massacre)
Siempre
íbamos a ver a Alerta Roja. A mí era uno de los grupos que
más me gustaba. Me acuerdo de que Mongo cantaba con la mano en
el bolsillo de su sobretodo azul, muy a la manera inglesa. Era un tipo
bastante carismático. Derrumbando la Casa Rosada era
un temazo, pero tenían otros como Desocupación,
que pintaban bien la época. Hacían un punk con un tempo
especial que los hacía agradables. Fernán, el baterista,
era punk, pero andaba en skate con nosotros antes de los recitales. Para
Massacre Palestina, Alerta Roja fue una gran influencia. A nivel sonido
eran muy parecidos a Los Violadores, todos imitaban a la escena punk inglesa
del 77. Pero después, Los Violadores se convirtieron en estrellas,
ellos no.
Hace
17 años
Algunas
letras de Alerta Roja, parte del (hoy) inconseguible casette independiente
de la banda.
Aburrimiento
Nacional. Gris el cielo, gris el suelo,/ y las ropas, y la gente./
Aburrimiento, permanente,/ para un pueblo, oprimido./ Es un juego, aburrido,/
tener que ser, Argentino./ Aburrimiento nacional. Aburrimiento nacional./
La gente está, controlada,/ y los diarios, subyugados./ Las radios,
intervenidas,/ mi palabra, acallada.//Qué pretenden de un país
enfermo,/ al que no le queda nada para dar.//Aburrimiento nacional./ Aburrimiento
nacional.
Derrumbando
la Casa Rosada. Qué lejos que están llegando/
con este proceso, inflacionario./ Qué bajo que están cayendo,/
con esta junta, de perversión./ No hay salida, no hay salvación/
para tu régimen de represión./ Derrumbando la Casa Rosada./
Derrumbando la Casa Rosada. Hoy.//Trincheras callejeras, barricadas urbanas,/
buscando la revolución.//Qué está pasando, te están
quemando/ y a tu guardia la están derrumbando.//No hay salida,
no hay salvación,/ para tu régimen de represión.
Desocupación.
En los días que corren,/ hay guerras, hambre y desorden.//En los
días que corren,/ mi país oprimido se va a quebrar sin más./
En los días que corren,/ la censura me niega, la verdad de los
hechos./ Desocupación./ Desocupación./ En este pueblo de
carne y trigo, sol y vino,hoy todo es hambre, mentira y olla,/ popular./
Desocupación/ Desocupación.//Para tres millones de argentinos./
Para tres millones de argentinos.
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