6-historias-6
de jóvenes que dieron el gran paso
Mi
mundo privado
Dejaron
de ser los nenes de la casa y ahora disfrutan de la independencia. Suelen
trabajar
para mantenerse, no les preocupa el desorden y de cocinar...
Mejor no hablar. Los amigos (y los no tantos) pueden caer a cualquier
hora,
sin previo aviso, y de vez en cuando les pega la soledad.
Aun así, no lo cambian por nada ni por nadie.
BRUNO MASSARE
Pablo
Rivera
25
años
Ingeniero mecánico
Vive solo desde el 93
La frase: Cuando te vas a vivir solo, cambiás la forma
de pensar, dejás de hacerlo a través de los demás.
La camioneta: Fue muy duro cuando me fui de Mendoza, de la
casa de mis viejos. Iba atrás en la camioneta y miraba cómo
se alejaba la ciudad. Ese verano del 92 me instalé
con tres amigos en Río Cuarto para empezar a estudiar. Pero el
nivel de la carrera no era bueno, así que al otro año decidí
irme a estudiar a San Juan.
Desprotección: Esta vez ya estaba solo. Me dediqué
a estudiar más que a cualquier otra cosa. Estar solo me hizo madurar
mucho, pero a veces sentís el peso de esa desprotección.
Era más duro al principio, después lo soporté mejor
a medida que conocía gente o cuando me puse de novio.
La gran ciudad: Llegué a Buenos Aires en febrero de
este año, había empezado a mandar cartas apenas me recibí
y cuando me llamaron, no lo dudé. Me costó alquilar porque
nadie te acepta garantías que no sean de Capital, tuve que recurrir
a gente de la empresa. Es un departamento muy chico, tiene sólo
un ambiente y trato de tenerlo ordenado. Bueno, en realidad, debo reconocer
que soy bastante obsesivo y aún más desde que vivo solo.
Montañas: Los fines de semana es cuando más
se extraña, esta ciudad es muy distinta DE las otras. Nadie te
saluda, no conocés a tus vecinos, no hay con quién hablar.
A veces me siento un poco solo, pero ya hice algunos amigos en el laburo.
Cuando salgo hay veces en que todavía me pierdo, acá no
hay montañas, me falta un punto de referencia.
Pablo
Farina
28 años
Postproductor de imagen y sonido
Vive solo desde el 93 (con alguna que otra interrupción)
La frase: Podría comprarme un despertador, pero me
gusta que mis amigos me llamen para despertarme.
La heladera: Al principio vivía solo, pero mi viejo
me pagaba la mitad del alquiler. Estaba en Barrio Norte y aparecía
gente distinta todos los fines de semana, yo era el chico que tenía
el departamento en el centro. Era pura joda. Una vez me desperté
y éramos diecisiete, había algunos que no tenía idea
quiénes eran. Otras veces me lo pedían prestado cuando sabían
que yo no iba a estar, entonces el trato era: te lo presto, pero
llename la heladera.
San Telmo: Mi viejo dejó de bancarme y entonces tuve
que volver a mi casa de Merlo. Yo estaba estudiando cine y puse un cartel
en la universidad para ver si alguien quería compartir un alquiler.
Al final nos juntamos seis y nos fuimos a una casona de San Telmo. Todo
muy divertido al principio, pero con el tiempo la cosa se empezó
a pudrir entre nosotros; ese lugar era un descontrol.
Convivencia: Después de eso intenté vivir con
una chica, pero nos terminamos peleando a los dos meses. Ahí me
puse en campaña para alquilar algo, hasta que hace poco más
de un año conseguí un dos ambientes cerca de Plaza Serrano,
que es donde estoy ahora.
El colchón: Elegí vivir solo como una búsqueda
de mí mismo, una forma de encontrarme. No llegan muchas visitas
inesperadas, quizás no soy buen anfitrión. Trato de estar
todo el tiempo que puedo, me gusta estar solo, colgarme de noche navegando
en Internet, escribiendo o mirando alguna película. Duermo en un
colchón tirado en el piso, porque de chico me molestaba tener que
revisar cada noche debajo de la cama antes de acostarme. ¿Soledad?
Y... a veces todavía me cuesta estar en paz conmigo, o estar solo
mirando el techo. Pero creo que es cuestión de costumbre y, de
todas formas, es lo que siempre quise.
Belén
Blanco
23 años
Actriz
Vive sola desde el 96
La frase: No soy de tener mucho desorden, salvo en mi cabeza.
Intensidad: Desde que vivo sola vivo más intensamente. Me
fui de casa a los 20 para irme con mi novio, y hace un tiempo me compré
un departamento en Palermo. Obviamente, lo pude pagar gracias a mi trabajo.
Independencia: Las ventajas de ser la dueña de casa
son muchas. Lo mejor es la independencia que me da, puedo hacer lo que
quiero a la hora que quiero, puedo ser desordenada y no tengo que rendirle
cuentas a nadie.
Código timbre: Es común que aparezca gente
sin haberme llamado antes y eso me molesta mucho. Creen que porque vivís
sola estás a disposición de todo el mundo. Pero eso ya lo
tengo solucionado: con mis amigos tenemos un código de timbres.
Si no son ellos, directamente no atiendo el portero eléctrico.
Manías: Detesto ir al supermercado, me da fobia toda
la gente que hay en esos lugares. Generalmente me salva el delivery, otras
simplemente no como. Creo que a esta altura me sería imposible
volver a vivir con mis viejos, me volví un poco maniática,
con ciertas cosas que no pienso confesar y, por lo menos en mi caso, le
agarré el gusto a la soledad, es mi estado ideal en este momento.
Daniel
Tognietti
29 años
Periodista
Vive solo desde el 98
La frase: Yo no vivo solo, vivo con Alberto.
Divertido:
Me fui a vivir solo hace un año y medio, cuando me compré
un departamento en Colegiales. No estoy mucho porque siempre ando de un
lado para el otro, pero es copado, me gusta tener mi lugar y también
poder recibir gente. Me resulta muy divertido vivir así, fue un
cambio muy positivo.
Alberto: Es el verdadero dueño de casa y, básicamente,
es un gato sospechoso. Invita por su cuenta a señoritas al departamento.
Suele ser mi arma secreta de seducción, ninguna se le resiste.
Tiene cuatro años y es un gato stone, porque nació el 9
de febrero del 95, cuando vinieron por primera vez.
Tareas del hogar: ¿Ordenado yo? Todo lo contrario,
creo que soy metódicamente desordenado, no hago nada por mantener
las cosas en su lugar. ¿Cocinar yo? Nunca, hay una señora
que me cocina y me deja la comida en el freezer, gracias a eso tengo siempre
algo de comer en mi casa. Creo que, si la cocina dependiera de mí,
estaría al borde de la desnutrición.
Idealización: La soledad no es un gran problema. Por
ahí en ciertos momentos, pero no es algo que me supere. ¿Mi
familia? Es inevitable que las relaciones mejoren. Las distancias ayudan
a idealizar las cosas, y con los lazos afectivos también se da
eso.
Gustavo
Favretto
23 años
Estudia Farmacia y Periodismo Deportivo
Vive solo desde el 97
La frase: Lo mejor es que el baño siempre está
desocupado.
Villa Regina: Antes vivía con unos amigos que también
son de Villa Regina (Río Negro), pero después decidí
alquilar algo por mi cuenta. El problema es que no estoy trabajando y
entonces es un desgaste muy grande para mi viejo. El año que viene
voy a tener que conseguirme un laburo como sea porque la cosa se puede
empezar a complicar, y además voy a tener más tiempo, para
entonces ya habré terminado Periodismo Deportivo.
Cucarachas: Creo que no sentí mucho el cambio, es
muy tranqui, comés cuando querés, podés dejar todo
tirado y nadie te va a decir nada. Es tu mundo y vos sos el dueño.
Igual trato de mantener cierto orden, cada tanto hago alguna limpieza
porque si no corro peligro de que me coman las cucarachas.
Encomiendas: No tengo mucha habilidad para la cocina, igual
a veces lo intento. Muchas veces zafo con las encomiendas que me manda
mi vieja desde Villa Regina. Milanesas, pickles, berenjenas, dulces caseros,
latas de conserva... Me mandan de todo.
El Centro: Esta es una ciudad muy grande y a veces da para
deprimirse, sobre todo cuando sos de afuera. Pero siempre cae alguien
al departamento, como saben que vivís solo directamente tocan el
timbre y suben. Y además está el Cerneba (Centro de Estudiantes
de Río Negro en Buenos Aires), que también es una gran ayuda
porque es un buen lugar para hacer amigos, que en general suelen estar
en la misma que vos.
Angel
Kaminsky
26 años
Coordinador artístico de Warner Music
Vive solo desde el 98
La frase: ¿Ponerme
a cocinar? A los cajones de la cocina los uso para guardar discos.
Un paso: Cuando mis viejos se fueron a vivir al Tigre no
tuve otra alternativa, aunque yo ya estaba pagando las cuotas de un departamento
en Palermo Chico. Fue algo supernatural, de un día para el otro
estaba durmiendo solo en el departamento y el cambio no me afectó
en nada. Ya tenía 24 años y era un paso que en algún
momento tenía que dar.
Mi mejor amigo: Me gusta estar solo, hay momentos en que
tengo necesidad de tener mi mundo privado. Tengo una máxima: Yo
soy mi mejor amigo. Trato de pasar todo el tiempo que puedo en el departamento,
suelo estar mucho en mi cuarto, escuchando música o haciendo cualquier
otra cosa.
Delivery: Estando solo te agarran algunas mañas, del
tipo que no me gusta que llegue alguien y me mueva las cosas de lugar,
aunque se trate de un almohadón. Lo que nunca hago es cocinar,
soy un adicto al delivery y creo que no podría vivir sin él.
La heladera no es muy útil para mí, salvo para pegarle imanes.
La distancia: En mi caso mejoró mucho la relación
familiar, cada vez que te encontrás hay muchas cosas para contar,
la distancia es muy buena en ese sentido. Además, yo tengo la suerte
de tener una madre que todavía me lava la ropa, eso es algo difícil
de encontrar hoy en día.
Irse
a vivir solo está cada vez más complicado
Estado
de las cosas
CLAUDIO
ZLOTNIK
de la sección
Economía de Página/12
El mercado
inmobiliario no le pudo escapar a la recesión. Alquilar o comprar
una vivienda se ha vuelto una tarea difícil, cuando no inoportuna.
La menor actividad económica y el temor de la gente a una devaluación,
en el marco de la campaña electoral, han conspirado contra uno
de los segmentos de la economía que mejor venía evolucionando.
Que el mercado inmobiliario se revitalice dependerá de que los
consumidores renueven su confianza en la economía, una condición
que ni el más optimista de los economistas cree posible hasta bien
entrado el año 2000.
De la mano de la estabilidad, el sector de la construcción se expandió
con fuerza. Conseguir un crédito hipotecario se fue haciendo cada
vez más fácil. Aprovechando la capacidad de ahorro de los
argentinos en los primeros años de la Convertibilidad, los bancos
se las ingeniaron para utilizar esa liquidez lanzando líneas hipotecarias
competitivas. En un mercado cada vez más agresivo, las entidades
financieras fueron bajando las tasas de interés, al mismo tiempo
que alargaban los plazos de los préstamos. Hasta que, crisis mediante,
el negocio inmobiliario se deprimió y la posibilidad de mudarse
quedó postergada para muchos jóvenes.
Con la inestabilidad de los mercados financieros, los bancos optaron por
pisar los depósitos. En la práctica, esto significó
que, antes de hacer negocios prestando el dinero que recibieron de los
ahorristas, los bancos prefirieron mantener ese colchón de fondos
para preservarse de cualquier sacudón en el sistema. El perfil
más conservador de las entidades financieras junto con el aumento
del costo del dinero a consecuencia de la crisis redundó en dos
efectos:
1) Hubo menos créditos a disposición del público.
Hoy no alcanza con tener un ingreso mínimo de 1200 pesos mensuales
para sacar un préstamo. También hay que dar con el perfil
de deudor confiable.
2) Un incremento de las tasas de interés de las líneas hipotecarias.
De hecho, en el último año, las tasas de los créditos
treparon entre un punto y un punto y medio en promedio, llegando a una
media del 14 y 12,6 por ciento anual para las líneas a costos variables
en pesos y dólares, respectivamente. En tanto, a tasa fija, las
tasas treparon al 15 (en pesos) y 12,6 por ciento (en dólares).
¿Qué pasó con los precios? Ante el estancamiento
del mercado, los valores de las viviendas cayeron en picada. En los últimos
doce meses, cedieron hasta un 20 por ciento según el barrio. Mientras
que los alquileres bajaron hasta un 10 por ciento. Las ventas también
cayeron fuerte. En los primeros ocho meses del año, los créditos
hipotecarios bajaron un 16,4 por ciento en relación con el mismo
período del 98. Según un relevamiento realizado por
la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), el 94 por ciento de las
inmobiliarias admitió que sus ventas de unidades a estrenar bajaron
en lo que va del año. Y la cifra cae al 72 por ciento de los encuestados
a la hora de hablar de las ventas de los usados. Y las perspectivas no
son las mejores. La mitad de los empresarios esperan que las ventas continuarán
deprimidas en los próximos meses. Y siete de cada diez prevé
que los precios seguirán declinando. El escenario económico
que va a encontrar el gobierno que asuma en diciembre está lejos
de ser el óptimo.
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