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Jueves 7 de Octubre de 1999
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EXCLUSIVO: GAZ COOMBES HABLA DEL TERCER DISCO
DE SUPERGRASS Y DE LA “MADUREZ” DEL TRIO

El inglés escapado de alguna versión mod de “El planeta de los simios” (coprotagonista junto a Ian Brown ¿no?) dice que todo es así, natural y obvio, en la evolución de su banda. Que los chicos crecen, bah. Y que no fuma todo el día. Menos mal.

ROQUE CASCIERO

La teoría indica que cuando una banda que lleva varios años grabando titula un álbum con su nombre, generalmente intenta hacer saber que es su trabajo más importante o personal (el ejemplo más claro sería, en este caso, The Beatles, conocido como “el Album Blanco”). Si, encima, el grupo muestra sus mismísimos huesos en la tapa del disco, la sensación de estar ante algo surgido de lo más íntimo y profundo de los músicos ¿se acentúa? Sin embargo, Gaz Coombes, cantante y guitarrista de Supergrass, en comunicación telefónica con el No, niega que algo así suceda. Se llama Supergrass, sí, y también muestra radiografías con las calaveras de los tres integrantes de la banda (además del vocalista, Mick Quinn –el que se parece al muñeco Gallardo– en bajo y Danny Goffey en batería), pero no por eso tiene mayor significado para él que sus discos anteriores. “Simplemente no se nos ocurrió ningún título bueno –simplifica–. En realidad, teníamos muchos, pero ninguno funcionaba bien. Y lo de la tapa fue una manera de poner nuestros rostros un poco diferente a lo habitual, eso es todo.”
Si él lo dice, habrá que creerle. Pero, claro, no por eso ignorar el hecho de que Supergrass es el mejor álbum que han publicado hasta la fecha Coombes y compañía. Si bien la frescura de I should Coco (‘95) y la combustión permanente de In it for the money (‘97) recogieron elogios, aquí el trío combinó aquellas características con nuevas influencias en sus canciones y una madurez que sorprende. “Ustedes, los periodistas, usan demasiado la palabra maduro –se queja el cantante–. No sé, nos sentimos más cómodos en el estudio, porque es la segunda vez que producimos nuestro propio álbum. Podíamos hacer que todo encaje más fácilmente, sabíamos lo que estábamos haciendo. Quizás hayamos evolucionado un poco...”
–Pero las letras de canciones como “Mama & papa”, “Moving” o “Born again” son más profundas que las de los discos anteriores.
–Bueno, son momentos distintos. Tratamos de desarrollarnos y de hacer cosas diferentes. No sé, suena como un escape fácil para decir: Uh, están madurando. Es obvio, estamos creciendo... (se ríe). Soy más grande, no más joven, ¿entendés?
–El álbum muestra influencias que no habían aparecido en los dos discos anteriores: Pink Floyd, los Beach Boys, David Bowie, música soul. ¿Estuvieron escuchando eso últimamente?
–Sí, pero no sólo en el último tiempo. Siempre hemos escuchado a Bowie, a los Beach Boys, a los Beatles y todo eso. Y también hemos escuchado material de Sly & the Family Stone y Curtis Mayfield. Es verdad que hasta ahora eso no había aparecido en nuestra música pero, bueno, algunas cosas tardan cierto tiempo.
–El primer single, “Pumping on your stereo”, suena muy al Bowie de “Rebel, rebel”. ¿Tenían eso en mente cuando lo hicieron?
–No. Yo empecé a tocar unos acordes en piano, que sonaban muy glam, muy Bowie. Y simplemente seguimos tocando para divertirnos, en la sala de ensayo. Después eso se convirtió en una canción y la grabamos. Pero no tuvimos en mente sonar como Bowie mientras la hacíamos. Originalmente fue sólo eso para nosotros, tres acordes de piano, y todo el resto se fue acoplando. Simplemente quisimos hacer una canción de rocanrol y así es como terminó.
–En el estribillo ustedes no cantan “Hear us pumping on your stereo” (“Escuchanos bombeando en tu estéreo”), sino “Hear us humping (‘cogiendo’) on your stereo”. ¿Por qué no lo pusieron como título?
–Quizá se hubiera armado un despelote que no queríamos. Sólo intentamos reírnos un poco.
–La canción “Beautiful People” describe una situación de cierta paranoia por estar rodeado de gente. ¿Te sentís realmente de ese modo?
–No es exactamente paranoia. Pasa que, cuando estás en una banda, todo el tiempo te llevan a grandes fiestas en las que la gente está dada vueltapor las drogas y transpira en tu cara y te dice cuánto ama tu música. Y vos te sentís separado de todo eso, pero estás atrapado en el fuego cruzado. Pero no es para preocuparse, simplemente habla de que te molestan cuando deberías estar pasando un buen rato.
–En los últimos tiempos, mientras Mick sigue viviendo en Oxford, vos te mudaste a Brighton y Danny a Londres. ¿Cómo hacen para sentirse parte de la banda estando tan separados?
–Bueno, hemos estado juntos mucho tiempo. Siempre estamos trabajando, siempre estamos de gira. Los muchachos tienen su familia y yo también tengo mis cosas. Así que, cuando no trabajamos, nos dedicamos a hacer nuestras cosas personales. Danny y yo crecimos juntos, nos conocemos desde que teníamos 12 años, así que es como si estuviéramos juntos, de todos modos. Pero lo cierto es que necesitás tiempo para vos mismo.
–¿Están bien las relaciones entre ustedes? Porque en varias entrevistas aparecieron peleando porque Danny tocó con Lodger, el grupo de su novia, sin siquiera avisarles. O porque el mismo Danny sale en los diarios sensacionalistas acompañando a Liam Gallagher...
–¡¡¡Noooooo!!! (Se ríe) Puede parecer que nos peleamos, pero lo que en verdad sucede es que nos gastamos todo el tiempo. Está todo bien, hay Supergrass para rato.
–Bueno, una de las gastadas de tus compañeros fue porque durante una reciente gira por Japón no podías conseguir marihuana. Según ellos, ahí vieron al “verdadero Gaz”. ¿Es verdad?
–(Se ríe) Posiblemente. Bueno, no es algo sobre lo que haya que hablar demasiado. Pero sí creo que tenía un poco más de energía que habitualmente.
–¿Fumás porro todo el tiempo o es un mito?
–Depende de lo que estoy haciendo. A veces fumo y a veces no. No abuso de la marihuana, la uso para que me haga sentir bien.

La era de Ricky
Cuando Supergrass apareció en la escena británica con el single “Caught by the fuzz” y, más tarde, cuando el disco I should Coco los disparó al estrellato inmediato (a expensas de la canción “Alright”), la prensa agrupaba al trío de Oxford en el –por entonces– abultado malón del britpop. Pero, aunque ellos no se sentían parte de ese movimiento, no hicieron mucho por aclararlo. “No era problema nuestro; esperábamos que se dieran cuenta de que no éramos britpop. Simplemente nos preocupamos por hacer la nuestra y no nos importaba un carajo lo que dijeran. Las etiquetas generalmente no tienen sentido, a menos que haya varias bandas haciendo algo que funcione bien. Pero el britpop no valía la pena en absoluto, la mayoría era pura basura. Así que decidimos seguir haciendo la nuestra”, dice Coombes.
Ahora que Oasis tiene un destino incierto y que Blur se desmarcó de la etiqueta con un hábil movimiento de timón, los medios británicos dan por muerto al rock de guitarras. Y Gaz, guitarrista al fin y al cabo, acuerda en que “no pasa mucho por el momento”. “Hay más de grupos de chicos y música latina...”
–¿O sea que ustedes también sufren a Ricky Martin?
–¡Sí! Pero no nos molesta demasiado que no se le preste tanta atención al rock de guitarras, porque es una música que siempre va a estar ahí. Siempre va a haber gente que quiera escuchar y tocar rock, así que nosotros vamos a seguir haciendo lo nuestro. Estoy seguro de que va a volver a ser escuchado por todos.La