�En nombre de la comisión electoral del Estado y conforme a las leyes del estado de Florida, declaro al gobernador George W. Bush ganador de los 25 votos electorales de Florida�, proclamó ayer la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, en una ceremonia oficial en la capital estadual de Tallahassee. Casi inmediatamente, el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joe Lieberman, anunció desde Washington que su bando impugnará los resultados anunciados por Harris. �No nos queda otra opción que impugnar ese resultado�, dijo Lieberman, porque �los resultados anunciados por Harris reflejan un conteo incompleto e impreciso de los votos sufragados en el estado de Florida�. Al certificar los resultados finales, Harris se negó a tomar en cuenta los nuevos recuentos manuales parciales del condado de Palm Beach. Accedió a contabilizar únicamente un primer recuento a máquina ya certificado anteriormente. Palm Beach había solicitado una extensión hasta el lunes del plazo de entregar su resultado, con el fin de completar su recuento manual, pero Harris decidió atenerse estrictamente al límite de las cinco de la tarde fijado por la Corte Suprema de Florida. En Palm Beach había miles de boletas dudosas que podían permitir al vicepresidente demócrata Al Gore remontar la precaria ventaja de unos 400 votos que �según recuentos extraoficiales� le llevaba su rival republicano, George W. Bush. Ayer se seguía con el recuento, aun vencido el plazo. El campo demócrata había anunciado de antemano que cuestionaría en los tribunales los resultados de los condados de Palm Beach, Miami-Dade y Nassau. Los abogados de Gore tienen las demandas listas para presentarlas hoy mismo a un tribunal de Florida que ordene un nuevo recuento independiente de los miles de votos discutidos, algo que hará que la batalla poselección se prolongue hasta bien entrado diciembre. Por su parte, el republicano gobernador de Texas, George W. Bush, creyó desde siempre que una vez que los votos de Florida fueran contados y certificados, la presidencia norteamericana sería de él. �Estas elecciones deben concluir�, insistió ayer James Baker, representante de Bush en Florida. Pero hoy ni el más optimista de sus partidarios deja de aceptar tácitamente que la certificación de Harris está lejos de ser el fin de un proceso legal largo y enmarañado. Los planes de mínima del campo de Gore incluyen impugnar los resultados de los condados de Palm Beach y de Miami-Dade �el que cuenta con más votantes en el estado y que ya había anticipado que no avanzaría en un recuento sin chances de completarse para el plazo fijado�. También consideran recusar la legalidad de las ahora ya famosas �boletas mariposa� del condado de Palm Beach, que indujeron a error provocando unos 19.000 votos impugnados y el reclamo de miles de votantes confundidos que, queriendo votar por Gore, lo hicieron por el conservador Pat Buchanan. Muchos republicanos creían que el anuncio de ayer era un punto de no retorno y que Gore enfrentaría una presión creciente y finalmente insoportable para retirarse de las demandas legales. Es por ello que Lieberman dejó en claro que rehusarán a cualquier renuncia anticipada y que lucharán para que todos los votos emitidos el 7 de noviembre sean examinados y contados. Los demócratas pueden poner alguna esperanza en un desarrollo paralelo. Otra audiencia crucial tendrá lugar en el condado de Seminole, donde un demandante alega que 4700 votos postales incluidos en el recuento deberían ser anulados por irregularidades insalvables. Si se da lugar a esta demanda, la elección se daría vuelta hasta dar un triunfo decisivo a Al Gore, ya que se cree que más de los 3000 votos favorecían a Bush.
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