Por Fernando Cibeira
Hubo una foto sonrientes al
lado del arbolito en una Casa Rosada ultranavideña. La primera
juntos desde que Carlos Chacho Alvarez renunció a la
vicepresidencia el 6 de octubre, dejando al gobierno de Fernando de la
Rúa en medio de una crisis de la que aún intenta salir,
blindaje mediante. De la propuesta que había acercado Alvarez conversaron
punto por punto pero no hubo ningún avance concreto. A la salida,
De la Rúa y Chacho les dijeron a sus colaboradores que la reunión
que se extendió casi dos horas los había dejado conformes.
Cumplido el trámite, ya no hay más obstáculos para
levantar las copas y esperar que el año (electoral) que comienza
sea mejor que el que pasó.
La concreción del encuentro se venía transformando en una
postergación permanente. Luego de que Chacho le entregó
a través del jefe del bloque de diputados de la Alianza, Darío
Alessandro, su propuesta de 40 páginas que contenía más
de un costado ríspido división del Ministerio de Economía,
unificación de las políticas de asistencia en una agencia
social hubo unos días de silencio en los que supuestamente
el Gobierno estudió la idea. Luego se supo que algunos ministros
el de Economía, José Luis Machinea, lo hizo público,
mientras que el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, no tanto se
enojaron por el contenido y la oportunidad de la iniciativa de Chacho.
Después se reactivaron las negociaciones que se aceleraron el lunes
pasado, junto con el anuncio del blindaje con el que el gobierno de la
Alianza pretende inaugurar una nueva etapa. El encuentro tenía
su interés por las dos partes. A De la Rúa porque le convenía
mostrar a la Alianza en pie después de tanto meneo, a Alvarez porque
le significa su vuelta a la política luego de una renuncia que
tuvo una irregular percepción en la gente, según lo que
indican las encuestas.
Alvarez le avisó a Alessandro, gestor del encuentro, que ya estaba
repuesto de la indigestión que lo mantuvo en cama dos días.
El diputado llamó al Presidente y acordaron liquidar el asunto
en la Rosada a las 18.30. De la Rúa lo recibió en la puerta
de su despacho. ¿Te sentís bien?, le preguntó
a Chacho que, a primera vista, lucía bastante saludable. Salvo
los últimos cinco minutos, estuvieron los dos solos en la oficina
presidencial. Después se sumaron Alessandro y Colombo que esperaban
en la sala contigua conversando sobre los contratiempos que el Plan de
Infraestructura viene teniendo en el Senado.
Ambas partes coincidieron en marcar que el clima fue cordial y que no
hubo cruce de reproches. Chacho aseguraba hacer quedado conforme porque
no había sido una formalidad sino que habían mantenido una
reunión de trabajo. Uno estuvo en reuniones para la foto
y ésta fue una larga reunión para discutir propuestas,
decía en la intimidad el ex vicepresidente.
En el antes y el después, quedó claro que en este momento
Alvarez busca adoptar el rol de ser quien le acerca propuestas al Gobierno.
Estaré comprometido en esta nueva etapa, en todo lo que sea
ayudar, declaró. Y si en algún momento le inquietó
el futuro que corrieran las 40 páginas que le envió al Presidente,
ayer lo disimuló. Incluso aceptó, como le dijo desde un
principio Colombo a De la Rúa, que algunas de sus propuestas el
Gobierno les viene tratando de poner en práctica desde hace algún
tiempo.
Por ejemplo, la intención de unificar la remuneración de
los legisladores de provincias para bajar los costos de la política.
También, aunque no en la forma drástica que plantea Alvarez,
la paulatina simplificación y unificación de los planes
de asistencia social. Y ni en el entorno más cercano de Alvarez
creían que la idea de dividir Economía en un ministerio
de Hacienda y otro de Producción podía tener un futuro venturoso
en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta la erupción que
le provocó la idea a Machinea, el hombre a quien De la Rúa
quiere fortalecer luego del blindaje.
Igual, analizaron punto por punto y coincidieron en la dirección
de la reforma impositiva que Alvarez calificó como pro crecimiento.
En cambio, no se pusieron de acuerdo sobre la reforma previsional que
impulsa De la Rúa. Igual, Alvarez reconoció luego que el
tema era complicado debido al compromiso tomado con los organismos
financieros internacionales. Como varios políticos del oficialismo,
Alvarez también planteó objeciones a la comunicación
y le dijo al Presidente que algunas buenas decisiones que se habían
tomado no fueron conocidas por la gente.
Bajaron juntos la alfombrada escalinata que conduce al Salón de
los Bustos y sonrieron para los flashes. De la Rúa emprendió
el retorno a su despacho junto a Colombo y dejó que Alvarez se
hiciera cargo de los micrófonos. Después ya no había
tiempo para más análisis. El Presidente tenía que
salir para el programa de Marcelo Tinelli (ver páginas 4
y 5)
y Chacho se había comprometido con Mariano Grondona.
OPINION
Por Martín Granovsky
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El extraño día de
Chacho y De la Rúa
Antes lo divertía, o lo desorientaba, o directamente le
producía irritación, pero nunca Carlos Chacho Alvarez
fue un bálsamo para Fernando De la Rúa. Qué
complicadas estarán las cosas para el Gobierno que, ayer,
las dos horas del ex vice en la Casa Rosada representaron el momento
de mayor tranquilidad del Presidente.
La reunión fue cordial, informaron los dos protagonistas
y los intérpretes de los dos protagonistas. Pero ninguno
eligió comentar que hubieran discutido el tema que, en cambio,
abrió y cerró la jornada de De la Rúa: la situación
de los presos de la Tablada.
Por la mañana, el Gobierno se enteró de que la Corte
Suprema pulverizó una sensata presentación del Ejecutivo
para que la Justicia reconociera la validez de la Convención
Interamericana de Derechos Humanos. Al reconocerla, quedaría
habilitado el derecho de los presos a la doble instancia y la crisis
se resolvería.
A la noche la visita del Presidente a Marcelo Tinelli, programada
como un paseo triunfal delante de tres millones de personas, terminó
mal. De la Rúa tuvo la desdicha de no encontrar la salida
del estudio, como le pasa siempre a su imitador, pero antes la aparición
sorpresiva de un muchacho que protestaba por la Tablada ya le había
quitado al programa el tono festivo que parecía destinado
a mostrar.
Fueron los dos planos de la realidad. Uno, el de la visita, está
marcado por la difícil, aunque forzosa, reconstrucción
de la Alianza. El otro, el de la Tablada, revela que el Gobierno
solo actúa contra reloj y, por eso, muchas veces llega tarde.
A exactos dos meses y medio del portazo del vice, De la Rúa
necesitaba la foto con Alvarez. Los diputados del Frepaso son esenciales
para cualquier proyecto, la figura del ex vice es básica
para garantizar una imagen de Alianza y un peronismo en crecimiento
a diez meses de nuevas elecciones pone el toque de susto necesario
para que el espanto consiga lo que el amor no logra.
Alvarez necesitaba la foto con De la Rúa, la misma que quiso
evitar en la primera cena compartida con el Presidente en Olivos
tras la ruptura. El cuestionamiento a su renuncia crece mientras
se desvanece el recuerdo de la conmoción y la emoción
que provocó su renuncia el 6 de octubre. Más aún:
Alvarez teme que si el Gobierno no aprovecha el blindaje y la crisis
económica se profundiza, él pueda quedar en la percepción
pública como el villano de la película, el que tiró
del mantel cuando se levantó de la mesa.
El futuro mediato es difícil. El Presidente y su ex vice
quedaron apenas en seguir discutiendo sobre la reforma impositiva,
las políticas sociales y el costo de la política.
Todo podría avanzar si Alvarez liderase un equipo de expertos.
Pero también podría diluirse. Y podría ser,
como la frustrada limpieza del Senado, un escenario de nuevos enfrentamientos
entre Chacho y De la Rúa. Al mismo tiempo el futuro más
cercano confirma, ya, que no habrá arreglo sobre la reforma
previsional.
Con la reunión cumbre, la cúpula de la Alianza avanzó,
y no es ironía, de la nada a la incertidumbre. Ahora, al
menos, tiene la posibilidad de volver a construir una política
común. Y al mantener el tema de las jubilaciones dentro del
campo de discordia Alvarez probó, de hecho, que una alternativa
viable a la renuncia era la presión política abierta
del Frepaso.
¿Chacho y De la Rúa se reconciliaron? Más bien,
y tampoco es ironía, se trató de un módico
acto de conveniencia mutua, que en política suele ser un
motor más potente que los afectos.
El problema de fondo, sin embargo, es la falta de iniciativa del
Gobierno. La huelga de hambre de los presos de la Tablada no se
ha resuelto porque recién en octubre último, once
meses después de su asunción, el Presidente se mostró
enfático e hizo suyo con cierta energía el objetivo
de solucionar el conflicto con la Organización de los Estados
Americanos por la doble instancia. Pero pasó tanto tiempo
que un De la Rúacon su capital político más
erosionado no supo, no quiso o no pudo persuadir políticamente
a una Corte Suprema tan oficialista como ésta de que reconocer
los compromisos internacionales sobre derechos humanos es, a esta
altura, una clave de civilización.
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LA
PROPUESTA DE ALVAREZ PARA DISMINUIR EL COSTO DE LA POLITICA
Un ahorro de 400 millones de pesos
Por Eduardo Tagliaferro
Un poquito más
cerca Presidente, al lado del arbolito, le solicitaban a Fernando
de la Rúa los fotógrafos que buscaban un retrato navideño
con Carlos Chacho Alvarez luego de las dos horas del cónclave
que reunió a los dos ex compañeros de la fórmula
aliancista. Tras las fotos de rigor, el Presidente regresó hacia
su despacho, mientras Chacho enfrentaba a la prensa que lo esperaba en
el Salón de los Bustos. Con cierta carraspera, restregándose
continuamente las manos, el ex vice reivindicó la reunión
de trabajo y delineó los tres grandes temas sobre los que,
dijo, hubo coincidencias: una política de crecimiento
económico, impulsar el ajuste de la política y la armonización
de las políticas sociales.
Luego de reivindicar el clima positivo del encuentro, Alvarez
comenzó su exposición ante la prensa insistiendo en la nueva
oportunidad que le otorga al gobierno, el blindaje financiero concedido
el lunes pasado por el FMI. Esta nueva etapa es la oportunidad que
tiene nuestro gobierno de dar un salto muy fuerte con relación
a las expectativas de la sociedad respecto al empleo y la equidad,
sostuvo Alvarez.
Distendido aunque con algunos síntomas del mal estado de salud
que lo afectó durante los últimos días y que postergó
la reunión entre los dos principales referentes aliancistas, Alvarez
respondió extensamente cada una de las preguntas de los periodistas
apostados en la Casa Rosada.
Hablando del ajuste en la política, una de las propuestas que forman
parte del documento presentado por el líder frepasista, Chacho
desgranó frases como éstas:
En mi propuesta hay un ahorro de cerca de 400 millones de pesos
anuales.
Hay que plantear un rediseño
institucional que nos llevará a ser más eficaces, austeros
y transparentes.
Es necesario acordar
con los gobernadores la reducción de dietas, de salarios, de cámaras
parlamentarias y la reunificación de sueldos de los estatales porque
eso va de la mano con lo que pide la sociedad.
Hay una percepción
de inequidad muy fuerte. Una percepción de que la dirigencia política
no aporta para lograr la equidad.
También resaltó que el gobierno debe liderar un cambio,
ya que hay mucho por hacer. Entre las tareas que Alvarez califica
como necesarias para la nueva etapa, se encuentran las políticas
sociales. Otra de las coincidencias que tuvo el encuentro.
Con el Presidente compartimos también la idea que están
dadas las condiciones para un cambio de modelo de la política social,
fue una de las definiciones que el ex vice entregó en el tema social.
Entre otras de las consideraciones sobre políticas sociales, Alvarez
expresó:
El dinero no llega a
los sectores más vulnerables.
Los planes sociales fragmentados
generan inequidad e ineficiencia, a la vez que no ayudan al combate contra
la exclusión.
El tema del crecimiento económico, una clave infaltable en la nueva
etapa, fue el tema más impreciso de la rueda de prensa. Alvarez,
que se preocupó en destacar que el encuentro no tuvo un tono
imperativo, no precisó si su iniciativa de dividir en dos
áreas el ministerio de Economía fue compartida por De la
Rúa.
El blindaje es una oportunidad, pero no es una garantía necesaria
para el crecimiento económico, prefirió subrayar.
Insistió en convocar a distintos sectores para realizar una
reforma impositiva marcada por pautas del tipo, pro crecimiento económico,
pro Pymes, pro producción.
Propuso en un plazo no mayor de 90 días hay que formalizar
pautas impositivas que sean verdaderas políticas de Estado.
Una vez que las cámaras televisivas terminaron su tarea y que formalmente
concluyera la conferencia de prensa, Chacho continuó respondiendo
preguntas. Sobre la ruptura de la Alianza, el ex viceinsistió con
que nunca estuvo en consideración. Nunca participé
de ninguna reunión en la que el Frepaso analizara abandonar la
Alianza, dijo concluyente el líder frentista. Sobre el encuentro
con De la Rúa opinó que fue muy positivo y que
se iba contento porque vio al Presidente preocupado por los mismos temas
que él y el resto de la sociedad.
Sobre Cavallo, Chacho sostuvo que era necesario convocarlo al equipo que
estudie la reforma impositiva. Para que tenga consenso es imprescindible
la colaboración de tributaristas, economistas y especialistas como
Domingo Cavallo o Jorge Remes Lenicov, deslizó. Mientras
Chacho relativiza el ingreso de Cavallo al gobierno y Fernando de la Rúa
sostiene que no tiene ningún límite que le impida convocarlo,
la sombra del ex superministro de Carlos Menem es cada día un poco
más cercana.
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