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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
20 FEB 2000






REPORTAJE


De regreso

Por Roberto Navarro

El proceso de extranjerización que vivió la economía en la última década comenzó a mostrar su costado negativo. Las multinacionales, que se quedaron con la mayoría de las grandes empresas locales, están remitiendo las ganancias a sus países de origen. Por cada peso que ganaron en 1999, giraron 68 centavos al exterior y sólo reinvirtieron 32. En total se fueron 1716 millones de dólares. En la década que pasó se vendieron a capitales extranjeros 576 empresas por un valor de 48.224 millones de dólares. Así, las multinacionales ya participan en casi el 50 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Dato por demás contundente para entender que, si estas empresas no reinvierten, el país no podrá crecer. Además, la salida de divisas profundizó el déficit de cuenta corriente (balance de ingresos y egresos por comercio exterior, por servicios reales como fletes, intereses de deuda y remesas de utilidades), uno de los datos que los inversores siguen más de cerca para tomar decisiones. Según un informe de la Fundación Capital, este año las multinacionales girarán al exterior 2600 millones de dólares. Con ese monto el déficit de cuenta corriente alcanzaría el 5 por ciento del PBI, un guarismo similar al que desató la huida de capitales en 1995, que se conoció como efecto Tequila.
El grado de extranjerización de la economía argentina es el más importante de América latina y el mayor, en proporción al PBI, de los países en desarrollo. En estas condiciones, el crecimiento del país depende en gran medida de la política de inversiones que dispongan las multinacionales. Si el aumento de las remesas de utilidades fue fruto de decisiones coyunturales de las casas matrices, que juzgaron que en los últimos años el país no garantizaba seguridad a sus negocios, la situación puede revertirse con un clima que despierte mayor confianza, pero hay economistas que piensan que la tendencia podría mantenerse. Para Bernardo Koscoff, coordinador de desarrollo industrial de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), “todos los estudios a nivel internacional revelan que las empresas tienen una mayor propensión a reinvertir las utilidades en sus países de origen”. Hernán Lacunza, de la Fundación Capital, opina en contrario: “No puedo creer que las multinacionales tengan una política rígida con respecto a sus inversiones. El capital no tiene patria. En cuanto vislumbren que el país retoma su camino de crecimiento, van a volver a invertir”, aseguró el economista a Cash.
En 1992, las multinacionales sólo remitían a sus casas matrices el 28 por ciento de las ganancias. Cifra que tenía una incidencia mínima en el rojo de la cuenta corriente. Pero los 2600 millones proyectados para este año representarán el 22 por ciento de los 14.400 millones que se calculan de déficit. Hasta ahora el rojo era financiado por el ingreso de nuevos capitales, de los que una gran parte se destinó a comprar empresas. Pero las grandes compañías ya se vendieron. Entre las primeras 15 sólo quedan dos nacionales. La secretaria de Industria, Débora Giorgi, afirmó “que se esperan fuertes inversiones en el sector minero”, pero no serían suficientes para equilibrar las cuentas.
“Si Argentina no puede financiar el déficit, tendrá que reducirlo”, señaló Hernán Lacunza. Para el economista, el déficit de cuenta corriente le pone un límite al crecimiento del país. “Con los intereses de la deuda creciendo y las multinacionales girando las utilidades a sus casas matrices, sólo queda generar un saldo positivo en el comercio exterior. Pero dar un salto importante en las exportaciones llevará muchos años, así que habrá que restringir las importaciones. Si el país creciera fuertemente, se dispararían las compras al exterior y con ellas el rojo de la cuenta corriente. Lo que desataría una crisis financiera por falta de confianza. Por eso pensamos que los próximos años Argentina tendrá que conformarse con un crecimiento de 2 o 3 por ciento anual”, opinó Lacunza. Las empresas que más utilidades giran al exterior son las de servicios, principalmente las privatizadas. A la vez, estas compañías no le brindan al país la contrapartida de generar divisas mediante exportaciones. En distinta medida esta asimetría se repite en la mayoría de las multinacionales que compraron empresas locales en la década pasada. La mayor parte de las inversiones tuvieron como destino sectores no transables, como servicios, o de explotación de recursos naturales, que no generan un ingreso importante de divisas por su escaso valor en los mercados internacionales.
A la vez, las multinacionales son grandes importadoras, otra característica que profundiza el rojo de la cuenta corriente y deprime la producción local. Un trabajo sobre las primeras mil empresas del país realizado por el Centro de Estudios para la Transformación (Cenit) reveló que las multinacionales participan en el 60 por ciento de las importaciones y sólo en el 38 por ciento de las exportaciones. Andrés López, economista del Cenit, indicó a Cash que “las empresas extranjeras que absorbieron a las compañías locales provocaron la desarticulación de la cadena de proveedores. Antes, las grandes empresas se proveían de insumos comprándoles a las pymes del país. Las multinacionales, aquí y en todo el mundo, bajaron sus costos mediante el desarrollo de proveedores globales: eligen el país de menores costos para fabricar un producto y de ahí lo exportan”, explicó el economista.
Una de las críticas que suele recibir la administración anterior es que no aprovechó el momento de la radicación de las empresas para negociar cuotas de compra de insumos nacionales. El actual ministro de Economía, José Luis Machinea, ha dicho que piensa negociar con las multinacionales el desarrollo de una cadena de proveedores locales. En principio, ya decidió que en las compras del Estado las empresas locales tendrán prioridad, incluso cuando sus precios sean hasta un 5 por ciento más caros. De todas maneras, tanto los economistas independientes como los que conforman el equipo de gobierno coinciden en que tanto el equilibrio de la cuenta corriente como el desarrollo de una política de crecimiento económico sustentable sólo se lograrán mediante un fuerte incremento de las exportaciones. De los 23.000 millones que se exportaron en 1999 habría que saltar a 40.000 para cerrar el rojo de las cuentas y no depender exclusivamente de los capitales extranjeros. En Economía piensan que esa cifra sólo puede lograrse exportando productos de alto valor agregado. De ahí que se esté conversando con el gobierno de los Estados Unidos sobre las posibilidades argentinas de convertirse en proveedor de software o de Internet en castellano.


Fuente: Dirección de Cuentas Internacionales del Ministerio de Economía.

ANDRES LOPEZ, del Cenit

“Importan más de lo que exportan”

–¿Fue negativa para el país la extranjerización de la economía?
–Hasta el momento las multinacionales generaron más problemas que soluciones. Como punto a favor hay que anotar la modernización tecnoproductiva, que se dio principalmente en las áreas de comunicaciones y automotriz. Pero los perjuicios fueron mayores: las compañías extranjeras desarticularon la cadena de proveedores locales y están presionando sobre la cuenta corriente, por su vocación de remitir las utilidades a las casas matrices y la tendencia a importar la mayoría de los insumos.
–¿Por qué las multinacionales importan más que las empresas locales?
–Es un problema mundial que vino de la mano de la globalización. Las multinacionales eligieron los países de menores costos de cada región para desarrollar proveedores por producto. Como Argentina es cara, prefieren importar. Además las grandes compañías manejan mejor información y tienen un mayor acceso al crédito, lo que les permite comprar mejor.
–¿Los avances tecnológicos con que cuentan no permitieron desarrollar productos para exportar y así equilibrar las cuentas?
–El perfil exportador del país sigue siendo el mismo que antes del fuerte ingreso de capital extranjero que se dio en la década pasada. A la exportación de granos y carnes le sumamos petróleo y minería, todos comoditties. Sólo vendemos productos de mayor valor agregado a Brasil, con lo que generamos una nueva dependencia. Quizá aún sea temprano para notar un cambio. Habrá que esperar en los próximos años a ver qué sucede.
–¿Se subestimó la importancia de los giros de utilidades en las cuentas externas del país?
–Sí, el equipo económico anterior estaba convencido de que el déficit era consecuencia del ingreso de capitales. Pero no es así, si se profundiza el déficit, aumentará el riesgo país, subirá la tasa de interés y volveremos a la recesión, que para esta altura ya tendría características endémicas. El país debe cerrar el rojo de cuenta corriente y para eso serán necesarias política activas de parte del Estado.


HERNAN LACUNZA, Fundación Capital

“Pueden reinvertir en Argentina”

–¿Era previsible que la fuerte extranjerización de la economía iba a desembocar en la profundización del déficit de cuenta corriente por el aumento en las remesas de utilidades?
–El aumento de las remesas es la contracara de que nuestro crecimiento en la década pasada haya dependido de la llegada de capitales externos. Siempre se habla de que es mejor financiar la brecha externa con capital productivo y no financiero, que es más volátil. Sin embargo la inversión directa también puede irse como en este caso. De todas maneras no había elección. La única forma que tenía el país para desarrollarse era con inversión extranjera.
–¿No había manera de evitar este ciclo de ingreso y egreso de capitales?
–Durante la década pasada, cuando el país tenía un gran atractivo para los inversores, tendríamos que haber generado una fuerte capacidad exportadora para pagar nuestras deudas y equilibrar el déficit que provocan las remesas de utilidades. De todas formas no hay que pensar que la actual conducta de las multinacionales es inmodificable.
–¿De qué depende que las empresas reinviertan en el país o giren sus ganancias al exterior?
–De las expectativas de retorno que ofrezca Argentina con respecto a otros países. Hoy estamos muy perjudicados por una baja expectativa de crecimiento y, principalmente, por la serie de conflictos que congelaron el progreso del Mercosur. Hace unos años las inversiones venían seducidas por un mercado de 200 millones de personas. En la actualidad no entra un solo dólar destinado a ese mercado. Pero no tengo dudas de que si se mejoran las relaciones con Brasil y el país vuelve a crecer al 5 por ciento las multinacionales preferirán reinvertir acá.
–¿De retrasarse ese proceso, el déficit de la cuenta corriente puede ser peligroso?
–Cada vez que el país se acerca a un déficit del 5 por ciento sobreviene una crisis. Pasó en el Tequila y con la crisis de Brasil. Este año los intereses de la deuda, las importaciones y la remisión de utilidades lo llevarán a esa cifra.

Multinacionales
ganancias

  • Las multinacionales, que se quedaron con la mayoría de las grandes empresas locales, están remitiendo una porción cada vez mayor de las utilidades a sus países de origen.
  • El año pasado, casi el 70 por ciento de sus ganancias fueron giradas al exterior mientras que solo el 30 por ciento restante fue reinvertido en el país.
  • Para este año se cree que la remisión de utilidades a las casas matrices alcanzaría el récord de 2600 millones de dólares.
  • Esta tendencia profundiza el desequilibrio externo de la Convertibilidad e impone un límite al crecimiento del producto.

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