Juanse repasa los pro y los contra de ser un stone argentino
El largo camino de los Ratones Para-noicos, todos
estos años de gente y rock and roll (incluidos los estereotipos) y la
descendencia ¿no querida?, llevan a reflexionar al hombre que fue la cara
visible de una nación. Pasado, presente y... Futuro: a los ochenta años,
promete tocar covers
de
ya saben qué banda. Y en un cabaret.
Texto:PABLO
PLOTKIN
Fotos:NORA LEZANO
Villa Devoto, ciudad de Buenos Aires. Verano del 2000. El modelo de pizzería
grande, anodina y de iluminación dicroica conquistó miles
de cuadras en la metrópolis, y una estrella de rock llamada Juan
Sebastián Gutiérrez entra a una de ellas con los ojos fuera
de órbita y dos paquetes entre manos. No sabés lo
que conseguí, anuncia, y se deshace del papel aceitoso que
envuelve el tesoro: un tremendo salame picado fino, que el rocker manipula
como si se tratara de un misil, y un par de onzas de un queso exquisito.
No sabés lo que es esto. Te morís, promete al
borde del éxtasis. Ordena a uno de los mozos que incorpore su mercadería
a una picada completa, se sienta a una de las mesas y, todavía
frenético por las delicias conseguidas, espera. A unos metros Poggy
Almendra manager del grupo y coautor de algunas canciones
intenta llamar por teléfono a alguien. Juanse parece ser el único
que memorizó el número, pero cambia de idea cada quince
segundos. ¡No, ya sé! 4452, se corrige por cuarta
vez. ¡No, no! ¡4522! ¡Es ése!. A
veces siento que soy un muñeco al que lo encienden, dice.
Ya no sé ni en qué lugar estoy, ni qué show
estoy dando. Una vez salí a un escenario de Gualeguaychú
diciendo ¡Buenas noches Banfield!. Me querían
matar. Hace un mes que no sé qué día es. Suponete
que hoy es....
Jueves.
Bueno, yo creo que es viernes. Siento que no tengo el tiempo que
quisiera para vivir, ¿entendés? Quisiera tener mucho más
tiempo para disfrutar lo que realmente quiero. Ahora no disfruto mucho,
aunque gane plata. Me gustaría estar sentado, con 75 canales en
mi habitación, con familia, amigos...
Lo que ocupa la mayor parte de la agenda que asfixia a Juanse es la edición
de x16, un compilado con los grandes éxitos de los Ratones
en los noventa, más tres temas nuevos (el primer corte, Lo
que doy, está a la altura de los primeros discos de la banda,
los mejores). Algunas cosas que les sucedieron al grupo en la década
pasada: dieron el gran salto a las masas gracias a hits como Rock
del Pedazo y Vicio, y Tinelli los adoptó para
cortina musical de su programa. También Juanse hizo realidad aquello
de ir a dar a una playa con una modelo, el sueño que
rockeaba en Enlace a fines de los ochenta. Tocaron como apertura
de los Rolling Stones en su serie de cinco shows en River (1995), y en
los últimos años, buena parte de la colectividad stone argentina
los abandonó en busca de propuestas del rubro más proletarias
(con Viejas Locas como principal emblema). El compilado es un buen documento
del talento paranoico para producir buenas piezas radiales en formato
de rock and roll básico. No está sin embargo Ya morí,
aquella canción de Fieras Lunáticas (1991) que hablaba
de una estrella de rock que pasaba sus días caminando por una mansión
solitaria, haciéndole creer al público que era un bolchevique
al que no le importaba el dinero, y que sólo tomaba vino
del peor. Tal vez lo más lúcido y filoso que haya
escrito vez alguna. Juanse hace memoria: Me preguntaron tantas veces
si hablaba del Indio Solari... Y yo en algunos lados digo que sí,
en otros que no. En realidad no me acuerdo. Y si fue así... bueno,
no quise ofender a nadie. Me imaginé un chabón que tocaba
rocanrol y era comunista, una cosa totalmente incompatible. Desde el momento
en que en el grupo no todos ganan lo mismo, ya está. Si sos comunista,
sos comunista para trabajar, también, ¿o no?.
¿Y alguna vez fuiste hippie?
Yo fui hippie a los siete años. Tenía una remera de
amor y paz y unos lentes redondos. Me duró seis meses.
¿Cómo
viviste el desplazamiento del público stone hacia las bandas barriales?
Primero no estoy de acuerdo con eso: nosotros vendimos el triple
de discos que todos los herederos stones nuestros juntos. Ahora, ¿qué
pasa? Lo interesante en estas bandas es el sonido, pero de algunas. Me
encantacómo suena La Renga, y es una banda que tiene contenido:
las letras apuntan a algo, no dicen cualquier cosa. Pase lo que pase,
es insostenible si no creás tu propia personalidad en el escenario,
y La Renga estableció un punto en su desarrollo discográfico
que hace que reconozcas a la banda por la radio, por ejemplo. Me gustan
todas las bandas que le rinden culto al rocanrol, pero hay un momento
en que tenés que despegar de la usufructuación del rollo
stone y armar tu propia personalidad, tu propio sonido. Si no, terminás
en un cabaret tocando covers de los Stones. Cosa que yo voy a hacer, pero
a los ochenta.
¿Ustedes sí crearon su personalidad?
Sí, man. Hay gente que cree que Me gustas mucho
es mío, y eso es horrible. No sé para quién es más
horrible.
Se creó como una dicotomía entre la estrella de
rock, encarnada en vos, y la del pibe de barrio que se sube a un escenario
y es igual a su público, alguien como Pity, por ejemplo. ¿Es
así, realmente?
Sinceramente, usar eso de que querés parecerte al público,
aparte de demagógico, es muy aburrido. Yo me rompí el culo
para subir al escenario, no para bajarme antes de subir. Pero cuando hay
tantos prejuicios alrededor de un artista significa que es bueno. Para
criticar hay que conocer. Yo para decir que la farándula argentina
es patética, por ejemplo, tuve que conocerla. Es una bola de perfume,
pedos, operaciones, violaciones, masturbaciones mentales y drogas. Ves
una serie de monstruos horribles. Y yo me visto igual desde los 17 años.
El asunto cambia cuando, vestido así, te metés en un palacio
de 25 pisos.
¿Pero vos no vivirías en un palacio de 25 pisos
o en una mansión, si pudieras?
No, vivo en un piso y con eso me sobra. Nunca termino de limpiarlo.
Es una historia, te arrancan la cabeza con la expensas. Alumbrado, barrido
y limpieza vale 20 veces más en mi casa que enfrente. No es negocio.
¿Seguís viviendo historias como las que contás
en Vicio o El Rock de la Policía? Problemas
con la ley, digamos.
Uno con la policía siempre tiene problemas. Pero hay que
entender algo de una buena vez por todas: las letras son ficciones, como
en las películas. Vos no pensás que Jack Nicholson está
todo el día transformándose en lobo, ¿o sí?
¿O te creés que Luppi está todo el día peinado
así, caminando con la campera marrón por el living de la
casa?
¿Cuál es la proyección a futuro de los Ratones?
La gente nos va a valorar más en muchísimos años.
El tiempo nos da la razón. Nos informan constantemente sobre el
gran movimiento que tienen nuestros primeros discos. Hay etapas. Yo viví
períodos de no escuchar a los Stones, salvo Tatoo You, que
desde que salió lo escucho tres veces por día. Y creo que
lo bueno es escuchar algo que te suena al instante, entrar culturalmente
por ese lado. Eso me interesa. Ya está. ¿Otra vez la falopa,
la guita y las putas? Aunque eso esté o no, uno pesa mentalmente
mucho más que antes. Entonces, ¿cómo mantener viva
la adolescencia que te hacía sacudir la cabeza? Usando un sonido
que se identifique con aquel momento.
¿No estás disfrutando de la vida rockera actual?
Es que no hay tiempo. Ensayando, tocando, viajando. No está
eso que todos suponen.
...
Bueno, sí, hay tiempos de sano esparcimiento... (sonrisa)
Pero son muy esporádicos. Cuando el esparcimiento se incorpora
a la vida cotidiana, ya no es esparcimiento: es laburo. Vienen y te dicen
ay, quiero estar con vos. Y vos por no quedar mal... Aunque
venga del día anterior, tengo que cumplir. Es como que una mañana
veas venir a Papá Noel en bolas, después de escribir una
carta durante dos meses. Te llevás una impresión horrible.
Me pasa que hay una expectativa natural de verme actuar como si fuera
yo, sin conocerme. Es muy terrible. Me siento dirigido por un director
de cine muy hijo de puta.
¿No es eso lo que siempre quisiste ser, una estrella?
¿Quién no quiere ser estrella a los veinte años?
Claro que era lo que quería, y de hecho es lo que quiero. Por eso
trabajo muy duro. Ese es un buen título para la nota: A mí
me gusta trabajar muy duro.
Es bastante duro ser estrella de rock, entonces...
No me considero una estrella de rock. Me gustó serlo cuando
tenía veinte años. Ahora soy un músico.
Tal vez el problema es que, en apariencia, estás bastante
parecido físicamente a la etapa de Los chicos quieren rock
¿Sos como Bowie?
Soy Bowie, pero dirigido por Roman Polanski. Un actor dirigido por
un tipo que le hace hacer las peores cosas. Polanski hubiera hecho que
Bowie se tropezara en una de sus películas. Lo peor que le puede
pasar a Bowie es tropezarse, ¿no?
Una
galería de personajes stone de los últimos tiempos
Flora
y Fauna
Germán
Burgos. Basta verlo escupirse los guantes mientras acomoda la barrera.
Ahijado deportivo del Loco Gatti (a quien en sus comienzos lo llamaban
El Beatle), el ícono absoluto de la comunión fútbol-rock
editó el año pasado Jaque al Rey, un disco de rock y blues
con un intento de hit que anunciaba: El pibe que viene será
un Rolling Stone. Ah, y también impuso ese peinado, mezcla
de Tarzán y Joaquín Levinton, ahora copiado por el Pelado
Almeyda y el Burrito Ortega.
Pity
Alvarez. Rasgos de boxeador, alma de rocker callejero y una lírica
basada en los símbolos barriales de última generación:
las perras, la chala, y los Homero Simpson de este lado. Con mi
chica tocando en la avenida/ mucho mejor la pasaría, canta
el pibe de Piedrabuena, resumiendo sus aspiraciones existenciales. Además,
tiene una natural convicción melódica que le permite componer
rocanroles efectivos sin ningún complejo. Como los Ratones hace
diez años.
Guillermo
Vilas. Amigote de la dupla bardera Richards-Wood, el mejor tenista
argentino de la historia vio por primera vez a los Stones durante el torneo
de Wimbledon de 1969, en el show del Hyde Park de Londres. Amigo y anfitrión
en Argentina de Sus Majestades, probó con el rocanrol y un feo
proyecto bautizado Doctor Silva. Pero cumplió y cómo
con una máxima stone (amarás a las mejores mujeres)
cuando atendió a Carolina de Mónaco (Carol). A mediados
de los ochenta asistió a un show de los Ratones en El Jefe, y Juanse
caminó sobre su mesa. Guau.
Joaquín
Levinton. El cantante de Turf encarna el lado glam de los Stones,
el del Jagger de los setenta, con la frente alta y el pechito para adelante.
Coqueto y atrevido, puede tocar de apertura tanto de los Stones como de
Primal Scream. Le canta al reviente en formatos de pop convencional, y
conquista el corazón de las chicas saliendo doblado al escenario
y reivindicando las sobredosis del Diego. Como el gran Willy, probó
el sabor de las chicas deseadas (Sol Acuña).
Pablo
Echarri. Vivía en Villa Dominico, vendía jeans en Wilde
y escuchaba a los Stones. Galancito de barrio, empezó a trabajar
en televisión y también cumplió con lo de la modelo
(Natalia Oreiro), se curó la caspa, se mudó a un semipiso,
abrió un bar y le puso El 5to. Stone. Todo.
Pucheta.
La exacerbación del estereotipo. El revuelo que provocó
la primera visita de los Stones fue tal que el homo vieja llegó
al programa de Repetto (después llegaría al de Tinelli).
Un auténtico rolinga de barrio, con los modales y el léxico
estudiados al detalle, la lengua en la remera y el flequillo a lo He-Man.
Una pinturita.
Thomas
Drach. En 1998 llegó con una identidad falsa a la Argentina
sólo para ver a los Stones. Alemán secuestrador y millonario,
estaba prófugo por raptar a un empresario en su país y devolverlo
a cambio de 16.5 millones de dólares. La División Interpol
de la Policía Federal lo detuvo una madrugada en un hotel de Recoleta,
durmiendo con una uruguaya preciosa de 23 años. Auténticamente
stone.
Carlos
Menem. Montado a la campaña de reelección y en busca
de votantes jóvenes, el ex presidente con llamativo traje
amarillo posó junto a ellos en su primera visita. Se les
había negado a Madonna, la Cicciolina y los GunsnRoses,
pero no se resistió a la leyenda del champagne, las mujerzuelas
y... demás. Claramente, Richards y Wood se mostraron más
cariñosos con Menem que Watts y Jagger. Somos del mismo palo, Keith.
Juan
Bautista Tata Yofre. Jefe de la SIDE durante el primer
gobierno de Menem, marido de Adriana La Nena Brodsky, amigo de Pappo (quien
le regaló una guitarra), el Tata Yofre fue el vínculo del
encuentro Menem-Stones. Fanático de la banda, le gusta contar que,
al frente del Servicio, un funcionario pidió que pinchara el teléfono
de su ex esposa. El no dijo nada y le hizo escuchar You can't always
get what you want.
Sol
Acuña. Después de que su hermano muriera atropellado,
la modelo de ojos verdes se mostró cada vez menos en las pasarelas.
Empezó a tocar la guitarra, formó el grupo Los Soles de
Sol, se tatuó una lengua stone en el brazo, empezó a ir
a ver a Boca, y dejó a su novio polista para salir con Joaquín
Levinton ¿La clase de chica con la que a Jagger le gustaría
tener hijos no reconocidos?
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