Cine
Insomnio
MARTIN PEREZ
Si te gusta el cine, llegó el momento de demostrarlo. Hoy se
inaugura y mañana comienza la segunda edición del porteñísimo
Festival Internacional de Cine Independiente, y entonces como buen cinéfilo
deberías correr a conseguir el programa con todas y cada una
de las ofertas diarias más de cuarenta funciones
con las que podés empacharte de cine, y comenzar a marcar en
él tu propio recorrido ideal de sala en sala. Siempre y cuando
consigas entradas, claro. Consejo de amigo: a evitar los films de Lynch,
Jarmusch, Scorsese y demás clásicos contemporáneos...
No te empujes ahora, dentro de poco se estrenan en tu multiplex amigo
y no hará falta pelear por ese último ticket. Hay muchas
formas de disfrutar de un festival de cine, y una de ellas consiste
en no correr detrás de la-película-que-no-te-podés-perder
y dedicarse a los ciclos. Y en este caso los consagrados al norteamericano
John Cassavettes (el director indie original), el español Julio
Medem (cineasta apasionado y magistral) o Tsai Ming-liang (un Rejtman
trágico made in Taiwan) no tienen desperdicio. Se recomienda
tratar de ver más de una peli del ciclo elegido, y disfrutar
comparándolas. O canchereando ante el que no vio ni una. Ahora
bien, para los que sólo se quedan tranquilos con las recomendaciones
puntuales, acá van diez pelis para este fin de semana. Se señala
la primera exhibición, pero hay que revisar el programa porque
se repiten. Que las disfruten.
* Golpe de Estadio, de Sergio Cabrera (Colombia). Farsa que narra cómo
guerrilleros y soldados en medio del monte quedan hermanados frente
al único televisor que funciona para ver el último partido
de las eliminatorias para Estados Unidos 94: Argentina-Colombia.
Una curiosidad. Viernes 7 a las 19, en Abasto 7.
* Gojitmal, de Jung Sun-woo (Corea). Film sobre la obsesión y
el masoquismo. A no perdérselo. Viernes 7 a las 19.30, en Abasto
11.
* Ressources Humaines, de Laurent Cantet (Francia). Joven vuelve al
pueblo para trabajar como ejecutivo en la misma fábrica que su
padre. Crítica al ajuste salvaje a la francesa. Gran favorita
en la competencia oficial. Viernes 7, a las 20, en Abasto 10.
* East is East, de Damien ODonnell (Gran Bretaña). Comedia
de paquistaníes en Londres, el film del año pasado en
Inglaterra. Para los que se acuerdan de Ropa limpia, negocios sucios.
Viernes 7 a las 23 en Abasto 10.
* RKO 281, de Benjamin Ross (Estados Unidos). Telefilm de HBO dirigido
por joven cineasta estrella británico, sobre la filmación
de El ciudadano. Forma parte del ciclo Welles, del que se recomienda
no perderse la exhibición del restaurado Touch of Evil. RKO 281
va el viernes a las 16.45 en Abasto 12K; Touch... se exhibe el martes
11 a las 22 en la misma sala.
* The Filth and The Fury, de Julian Temple (Gran Bretaña). Documental
sobre los Sex Pistols dirigido por el responsable del clásico
film La gran estafa del rock and roll. Viernes 7 a las 23.30 en Abasto
7.
* Juha, de Aki Karismaki (Finlandia). Ultimo opus, mudo y en blanco
y negro, de un genio del cine finlandés actual. Imperdible. Sábado
8 a las 21.45 en Abasto 9.
* Asfalto, de Daniel Calpasoro (España). Cuarto opus de la filmografía
de uno de los niños rebeldes del cine español actual.
Para investigar. Actúa la bellísima Najwa Nimri, la de
Los amantes del Círculo Polar. Además de protagonizar
todos sus films, Najwa es su esposa. Sábado 8 a las 21.30 en
Abasto 6.
* Muertos de risa, de Alex de la Iglesia (España). El director
de Acción Mutante y El día de la bestia reúne a
Santiago Segura y El Gran Wyoming como Nino y Bruno, dos cantantes de
antes sobreviviendo a veinte años de éxitos. Sábado
8 a la 0.30 del domingo, digamos. Cine Cosmos.
* Grass, de Ron Mann (Canadá). Investigación sobre el
uso de marihuana en los Estados Unidos narrada por Woody Harrelson.
Hay que verla. Domingo 9 a la 0.30 del lunes. Cosmos.
El auto-tributo de
Grand Prix
Pole
position
JAVIER
AGUIRRE
A
pesar del descrédito comercial que tienen las bandas de pop rock
en la Argentina, hay una que llegó al álbum propio después
de batir un record: participar en tres discos homenaje. Es Grand Prix,
que ha grabado versiones en los discos tributo a The Cure (The
Lovecats), a The Smiths (Girlfriend in a coma) y a
Charly García (Quiero ver, quiero ser, quiero entrar),
convirtiéndose en los mimados de la crítica en cada caso.
Además fue elegida por los galeses Super Furry Animals para compartir
un simple que será editado en la Argentina y en el Reino Unido,
a beneficio de una escuela de música de una comunidad galesa
de Río Negro. Todo esto no debería sorprender, ya que
los méritos musicales de este quinteto de power pop incluyen
haberse aprendido muy bien las lecciones (tan pocas veces bien aprendidas)
de la cátedra Beatles-Beach Boys-The KinksCostello-The Who. Nada
menos.
Sutiles pero contundentes, y después de tanto tributo, los Grand
Prix están grabando su disco debut, que según el chiste
interno, es un tributo a sí mismos. Los tributos cumplen
la función que en otros lugares tienen los simples; son una buena
forma de mostrar la identidad de una banda nueva, dice el cantante
y guitarrista Sebastián Rubin (a quien acompañan el violero
Sebastián Arpesella, el bajista Charly Campos, el baterista Agustín
Casalía y el tecladista Pablo Font). Nos encantó
participar en esos tributos, pero ya es suficiente. Ahora viene nuestro
disco, es un paso natural. Rubin no tiene ningún problema
a la hora de definir a su banda: Lo que nos importa son las melodías,
pero tenemos una formación de rock. Y no nos achicamos, no la
jugamos de banda low-fi. Tocamos rock, hacemos canciones, y si queremos,
podemos meter una orquesta de cuerdas o sonar como los Who. Nuestro
disco va a sorprender a mucha gente. Todo está por verse.
Largo
es el otoño
con el Sr. Gillespi
Por
los rincones de la patria. Hoy: Misiones
La semana pasada tuve que viajar a Misiones por razones laborales. Fue
mi primera visita a ese espectacular lugar, y fue allí, después
de cuatro días de miniturismo, donde pude llegar a estas reflexiones.
Cuando uno piensa en Misiones, lo primero que aparece en la mente es
la imagen de las Cataratas del Iguazú con toda su maravillosa
belleza. Lo segundo es la foto de los 25 tipos de venenosas yararás
que esperan a los estúpidos turistas (como yo) que llegan a la
selva creyendo que es un decorado de la última película
de Spielberg.
Lo más emocionante de Misiones es, sin duda, la ruta. Una especie
de montaña rusa natural, donde la vegetación imponente,
las constantes subidas y bajadas y los cientos de miles de gigantescos
camiones imposibles de pasar se conjugan para darle la cuota de aventura
que uno está buscando. Un capítulo aparte son las simpáticas
arañas del tamaño de un sombrero mejicano que cruzan la
ruta constantemente. ¡Ver para creer!
(Recomiendo para la gente de buen comer el asado de araña para
seis personas. Es espectacular.)
No obstante, uno llega finalmente (si es que tiene suerte y un bidón
de suero antiofídico a mano) al límite extremo de nuestro
país, a la parte más bella, y también al punto
tripartito en donde confluyen los tres países (Argentina, Brasil
y Paraguay), es decir: Puerto Iguazú, Foz do Iguazú, o
como quieran llamarlo.
Es muy llamativo cómo en una esquina, prácticamente, confluyen
tres culturas completamente distintas. Por un lado los paraguayos, con
todas sus ofertas de típicos productos regionales,
como cámaras de fotos, calculadoras, perfumes y botellas de whisky.
Por el otro los brasileños, con su amabilidad habitual, colgándose
del auto en movimiento, ofreciendo miles de cosas en un idioma incomprensible
(la única frase que entendí fue arriba las manos...)
y con sus fantásticos manjares gastronómicos a base de
pollo frito, papas fritas, cebolla frita, choclos fritos, porotos fritos,
pan frito y aceite de freír frito. Está en nosotros elegir
la mejor opción. (Es decir, si queremos entrar en el narcotráfico
internacional, en la trata de blancas y bebés, o en el contrabando
organizado.)
En definitiva, si hay algo que tenemos en común con nuestros
hermanos latinoamericanos, es nuestra idiosincrasia. Una prueba de esto
fue cuando el gendarme argentino de la frontera me dijo: No hable
con nadie, no vaya a ningún lado que lo inviten, no detenga nunca
el auto y no abra las puertas por ningún motivo. Hasta
ese momento pensaba que iba a extrañar la Argentina, pero fue
en ese instante cuando me dije: Ahora sí, me siento como
en casa.
Nota del autor: Esto es un relato humorístico, y no está
en mí ridiculizar, ni discriminar, ni burlarme de la gente de
Misiones, ni de nuestros hermanos de otros países, simplemente
es una visión humorística de los hechos.