¿HAY UNA FORMA AUTENTICAMENTE
DECADENTE DE COMPONER CANCIONES? EL PRINCIPAL IMPLICADO EN SEMEJANTE TAREA
DA UNA PISTA:
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Son
simples, pero me cuestan un huevo |
A
propósito de la aparición del nuevo disco de Los Auténticos
Decadentes, Jorge Serrano habla de sus días en Villa Gesell, la
historia de la filosofía, Rodrigo, el punk, la bailanta y la gente
feliz. De yapa, un recorrido por las 15-nuevas canciones-15, las que vas
a cantar y bailar todo este año.
Textos:
PABLO
PLOTKIN
Fotos: NORA LEZANO
Una
parrilla topless. La idea dio vueltas durante un tiempo por la cabeza
de Jorge Serrano, pero después la desechó. No estaba mal:
en la zona de fábricas de Parque Patricios, una parrilla atendida
por mujeres en tetas habría provocado una verdadera revolución
en los hábitos alimentarios de los obreros. Pero ahora prefiere
la idea del pub. Convertir ese sótano decrépito que sostiene
la estructura de la sala de ensayos de Los Auténticos Decadentes
en un bar con escenario, donde puedan tocar ahí todas las veces
que quieran, invitar amigos y hacer lo que se les ocurra. Pero él
vive lejos del barrio. Desde hace dos años habita una casa cercana
al muelle de Villa Gesell, donde convive con su mujer, sus tres hijas,
sus nueve perros y unos cuantos gatos que creen que la terraza de la familia
Serrano es un orfanato para animales. El principal compositor de los Decadentes
se levanta todos los días entre las 6 y las 7 de la mañana
(cuando Cucho se va a dormir, yo me despierto, calcula), pasa
el tiempo en familia, lee libros, escucha música clásica
y free jazz, y compone estribillos que podrían cantar de memoria
vos, tu mamá y (con un poco de suerte) tu abuelo.
La rutina de Serrano en el puerto de veraneo stone por excelencia es,
ciertamente, bastante apacible; pero no se trata de contemplar el vuelo
de los pájaros y componer canciones con la guitarra criolla al
borde del mar. Sólo dispongo de más tiempo para todo,
explica el autor de Gente que no, (Loco) tu forma de
ser, La guitarra, Corazón y Cómo
me voy a olvidar. Hacía mucho que quería irme
de la Capital, y el trabajo de músico me dio esa posibilidad. Para
componer, el lugar no me resulta tan diferente, porque yo me encierro,
y para mí es lo mismo un departamento en el microcentro que La
Quiaca. Pero la verdad es que, a esta altura de mi carrera, disfruto de
ser un poco más inalcanzable. Recuerdo los últimos tiempos
en Buenos Aires: si contestaba el teléfono, me tenía que
dedicar todo el día a eso. En Gesell eso no pasa. Tengo un estudio
casero, y soy muy de componer en soledad. Doy muchas vueltas con cada
tema. Son tan simples... Pero a mí me cuestan un huevo. Por ahí
estoy una semana con cada uno. No me considero un tipo musicalmente muy
capaz; siento que mi fuerte son las letras, o la combinación de
una idea y una melodía, así que mi parte detallista pasa
por ese lado. Una palabra o la otra para mí es un mundo de diferencia.
Tu vida ya no parece muy de pirata...
Toda la parte bailable que tiene la banda no viene de mi lado.
Viene más bien del lado de Cucho, Nito (Montecchia, guitarrista
y manager), Gastón (Bernardou, percusionista), los más bolicheros.
Pero valoro el espíritu fiestero de la banda. No soy yo, pero me
gusta. Me gusta también poder transmitir con un ritmo bailable
algo que no tiene esa perspectiva. Y por más que sea introvertido,
tengo un perfil de payaso total. Ahora me ves serio, pero sobre el escenario
soy de hacer payasadas. También uno se pone en personaje... Deben
ser muy pocos los que se suben a un escenario y no se dan cuenta de que
hay 2 mil personas mirándote. Hasta el salir con una remera rota
está calculado, mal que mal. Yo era una persona muy tímida,
ni siquiera quería cantar. Me hicieron cantar los temas lentos
porque la voz de Cucho no daba. Y eso lo agradezco profundamente. Creo
que a uno le viene bien hacer lo que le resulta menos cómodo.
¿Sentís la presión de ser el compositor
de los hits?
No. En estos dos últimos discos la cosa estuvo más
repartida. En el anterior, Los piratas era de Pablo (Armesto,
bajista), El gran señor de Diego (Demarco, guitarrista),
y Cómo me voy a olvidar mío. Pero eso no quiere
decir nada. No reniego de los hits, pero no son mejores ni peores canciones
que el resto. La compañía quería que saliera como
corte de difusión El dinero no es todo, que es un tema
más estereotipo de lo que la gente espera de los Decadentes, y
probablemente sea más vendedor. Pero nosotros fuimos a convencerlos
y a explicarles que no erainteligente. Para nosotros el primer tema es
muy importante, es un manifiesto. Y no queríamos que el tema de
difusión fuera más de lo mismo, a pesar de que está
muy bueno, también. Me parece que No puedo traía
un giro más raro, eso de cuestionarse los excesos y cómo
es uno con respecto a los vicios...
¿Cómo sos vos en ese sentido? La leyenda indicaría
una cosa que no siempre se cumple...
Yo estoy totalmente controlado. No soy un santo, pero tampoco
un enfermo. Y la banda, en general, es así. Hay de todo, pero no
hay ningún problema grave de nadie con nada.
¿Cómo te llevás con eso de lo que la gente
y la compañía espera de los Decadentes?
Lo de la compañía no lo acepto. Sin estar peleado,
y entendiendo cuál es el punto de ellos, realmente no tolero que
me digan ni A de nada. No me gusta. Está todo bien, pero yo soy
el artista. No soy inflexible, puedo sentarme a charlar... Nosotros también
nos manejamos con qué es lo que nos conviene, no es que somos totalmente
naïf y salimos con el tema más inesperado. Nos manejamos con
inteligencia, pero no nos gusta el golpe bajo, la cosa totalmente obvia.
Si este disco tuviera un tema como Entregá el marrón,
no nos gustaría que fuera el de difusión. Yo lo sé.
¿Se mantiene algo del espíritu punk ?
Cuando tocamos mal, por ejemplo (se ríe). No... Sí,
supongo que sí. Depende lo que represente el punk para cada uno.
Lo que yo vi de valioso en el punk no es una estética sino eso
de que uno tiene derecho a hacer algo, aunque no lo haga a la perfección.
Es un poco el espíritu del rock: la gente de otros géneros
se ríe de la sencillez de las estructuras armónicas del
rock. Por otra parte, tenemos espíritu colectivo, hay muchas bandas
punk, pero no sé cuántas son una cooperativa como nosotros.
Eso es un hecho, desde siempre. Comprar esta casa, repartir el dinero
en partes iguales... Del punk también conservamos la energía
de cuando salimos a tocar: no somos Los Nocheros. De la parte estilística
no tenemos nada. Somos casi una deconstrucción del punk. Hay muchos
punks que son muy cerrados, pero creo que nuestra actitud de no cerrarnos
a ningún ritmo es bastante punk. Muchos grupos no se permiten hacer
una cumbia, aunque les guste. Nosotros nos permitimos absolutamente todo.
¿Cómo viviste la incorporación de la cumbia
en algunas bandas del rock argentino, paralelamente a la aceptación
que experimentaron ustedes por parte del ambiente?
La aceptación del ambiente del rock se traduce de una
relación nuestra con el resto de los músicos. Los músicos
siempre fueron amigos nuestros. Los más dispares: Los Nocheros,
La Renga, Divididos, grupos que se odian entre sí. Me parece que
la cumbia es parte del folklore de acá, aunque alguna gente lo
niegue. Esa especie de clasismo... Hay mucha porquería en el ambiente
tropical, mucho intento de hacer dinero con golpes bajos. Pero de ahí
a defenestrar un estilo... ¿Por qué Divididos puede hacer
una chacarera pero no una cumbia? ¿Cuál es la diferencia?
Se nota el clasismo cuando se confunde la cumbia con el cuarteto, una
manera de decir: Es la música de la clase baja, de las bailantas
de Constitución. Y son dos músicas muy diferentes
entre sí. Así que el hecho de que el rock incorpore eso
con más libertad me parece fabuloso. Creo que puede darle una personalidad
especial al rock argentino. Una cumbia de Bersuit no es una cumbia colombiana,
ni ahí. Entonces se convierte en folklore argentino, y no es lo
mismo que ir a mostrar al exterior un grupo de blues, con todo respeto.
Lo que no me gusta es que defenestres un estilo porque no sea el tuyo.
Si sos un capo, podés tocar cualquier ritmo. Si decís que
es toda una onda comercial, lo podés hacer con amor, como lo hacemos
nosotros. Ponerle pasión, amor, respeto, producción.
Están algo alejados de las bailantas, ¿no?
Sí; lo que pasa es que ahí se manejan presupuestos
más bajos, y desde que nos hicimos conocidos resultamos un grupo
caro. Pero somos amigos de Antonio Ríos, de Lía Crucet,
de un montón de gente. Y hemos tocado mucho en bailantas, y las
primeras veces sentíamos que habíamos llegado a Memphis,
cuando había otros grupos que no tocaban porque les hubiera hecho
mal a su imagen. Esas cosas me parecen aberrantes. El cuarteto a nosotros
nos encanta desde hace tiempo. A Rodrigo lo conocemos hace mil años.
Es un tipo bárbaro, es re-músico, toca de todo. Ese sí
que no es un producto. Es carilindo, y eso lo ayudó mucho, pero
las canciones que hace a mí me encantan. Tiene una polenta bárbara,
arriba del escenario se mata y tiene una cara de loco fenomenal. Cuando
tenía el pelo largo era un sex symbol de otra clase, pero cuando
vi la foto con un ojo medio torcido y el pelo azul, dije: Le agarró
el síndrome Cucho.
¿Cuáles son las principales diferencias entre la
gente del rock y la de la cumbia?
Ahora está mucho más mezclado. Nosotros tocamos
en bailantas y la gente estaba con remeras de Hermética, La Renga,
Los Redondos. Es la misma gente. La diferencia está en el ritmo.
La cumbia tiene una carga más sexual que el rock. Hay muchos grupos
de rock que llevan sólo varones. La cumbia es un lugar donde las
chicas van, bailan, te dan bola, la gente va a divertirse, no tiene problema.
Hay ambientes hasta medio familiares, donde hay gente grande, chicos.
Las chicas son re-sexies, van con transparencias... Creo que la bailanta
es más rockera que el propio rock. Lo que sí hay es esa
cosa más de producto, grupos que dicen: Tocamos tres temas
y nos vamos a la mierda. No es lo mismo un grupo de cumbia al que
le dicen qué pasito hacer, que Attaque 77, que están tirando
todos para adelante al mismo tiempo. El rock tal vez tiene algo más
de quijotesco en ese sentido.
¿Qué música estás escuchando?
Parece mentira, pero prácticamente no escucho música.
Escucho free jazz o música clásica. No estoy escuchando
bandas, ni nada. Me gusta toda la música del mundo, pero ahora
estoy escuchando todo instrumental, generalmente clásica. Me gusta
el impresionismo francés, Beethoven, Bach. No tengo una extensa
cultura, pero me gusta. Lo que me encanta del free jazz es que es como
poner soda cáustica en una cañería; no voy a terminar
siendo eso, pero es un reflejo de que todo es posible. Me es liberador,
y aunque después haga un tema que no tiene nada que ver con eso,
me lava la cabeza.
Y además de música, ¿qué cosas hacés
en Gesell?
Me dedico a estar con mi familia y a componer. Es bastante
monotemático lo mío, pero es mi pasión. Lo que sí
me encanta es leer. Ultimamente leo mucha historia. Historia de la filosofía,
por ejemplo. No quiere decir que entienda todo, pero hace poco leí
un libro que me rompió la cabeza, La verdad sobre todo, de un tipo
que se llama Matthew Stewart. Es buenísimo, porque habla de la
historia de la filosofía refutando a todo el mundo. Me encantó.
No quiere decir que lo haya entendido todo, pero me gusta tener una visión
general. Ya lo voy a volver a leer y descubriré cosas nuevas. Creo
que todo eso, de alguna manera, después está en las letras
que escribo... En un momento tuve una especie de vuelco a la noreligión
total, a un materialismo absoluto. Llegué a cuestionarme si realmente
el espíritu o la vida de ultratumba y la reencarnación no
son simplemente deseos. Eso me acercó a la filosofía, que
es, precisamente, hablar científicamente de las cosas, no hacer
mitos. En Yo puedo, No puedo, creo que hay algo
de eso. La música dice: Quien no crea
en Dios ni el Diablo, tiene acá un altar. Acá tenés
algo para adorar, que es hermoso, mágico, intangible y a la vez
es real: no es un cuento ni una sugestión. Es música.
¿Creés que el público aprecia esas cosas
cuando baila las canciones de los Decadentes?
Nuestra música tiene diferentes lecturas, y eso me encanta.
La lectura inmediata nos permite el éxito. Los chicos cantaban
entregá el marrón, y estoy seguro de que no
entendían lo que estaban diciendo. Después hay otro nivel,
que es lo que traen las canciones entre líneas. Eso lo aprecian
más los músicos, los periodistas, la gente del arte que
logra vencer el prejuicio de que somos una banda de pachanga. Que no tiene
nada de malo, para mí siempre fue una virtud. Lo contrario de un
grupo divertido es un grupo aburrido, lo cual no me seduce para nada.
Aunque no sea un valor, es buenísimo ser un grupo divertido. Creo
que nuestra misión es medio terapéutica. Me tocó
en la vida ver la cara de mucha gente, de frente, divirtiéndose.
Es la imagen que me llevaría de la vida: gente sonriendo, bailando,
disfrutando. Caras resplandecientes mirando para arriba, pasándola
bien.
Hoy
Trasnoche segun los responsables
Cazuela
de mariscos
Yo
puedo. Autor: Jorge Serrano. La frase: Yo puedo,
si quiero, abandonar mi cuerpo. Es un tema de autoayuda,
con algo de sátira y algo de realidad, muy omnipotente.
No puedo. Autor: Serrano. La frase: Tanta
alegría seguida me va a matar/ sería mejor que
abandone el carnaval. Salió como una crítica
al anterior. Yo puedo sería apolíneo,
y éste dionisíaco. Es la contracara del fanfarrón
que aparece ahí.
No tengo paz. Autor: Serrano. La frase: Tengo
más nervios que una ardilla en Tamilán.
El título lo dice todo. Mi primera idea era hacer
un hardcore, pero después decidí hacer lo contrario,
buscar la música más suave del mundo, de living,
y quedó una bossa nova.
La música. Autor: Serrano. La frase: Quien
no crea en Dios ni el Diablo, tiene aquí un altar.
Una canción de amor a la música, una especie
de jingle. Es un homenaje muy FM, medio clásico. Aparece
la locutora Marcela Oviedo Monserrat, como un ángel FM
post apocalíptico.
Soñaba. Autor: Fabián Sayans. La frase:
Tu caja de Pandora es como el himen blindado a mi amor.
Es del Suizo, que es un amigo nuestro y de alguna forma
mi maestro. Es la persona que me hizo abrir a las músicas
que yo consideraba malas, como la cumbia.
El dinero no es todo. Autores: Mariano y Pablo Franceschelli.
La frase: La vecina me dice que soy un croto. Está
basado en la temática de lo que pasa con el no-laburo,
el laburo por poca plata. Es un merengue africano con un poco
de tropical.
Besándote. Autor: Diego Demarco. La frase:
Besándote, una locura voy a cometer. Estaba
en mi casa, sacando una melodía, y me llamó una
chica. Fue una alegría. Al final no pasó nada
con ella, pero inmortalicé el momento. Es un samba reggae
con partes psicodélicas.
El rozador. Autor: Pablo Exequiel Armesto. La frase:
Apoyándote, frotándote, buscás amor.
Me inspiré en un amigo anónimo, cuya identidad
no se puede revelar porque está casado, tiene hijos y
todavía tiene esa tendencia. Es una música de
espionaje, medio intrigante.
En las fiestas. Autor: Armesto. La frase: Brindando
en el hospital. Es la historia de un año
nuevo que se pudrió por un fato familiar y terminaron
a los tiros. Tenía que ser punk: es un villancico punk.
Amor. Autor: Serrano. La frase: Amor, sutil
narcótico suave y fragante. Para nosotros
un disco es como una cazuela de mariscos: tienen que tener un
poco de todo. Sentía que a éste le faltaba una
canción romántica. Y fui muy al grano. Cuando
lo compuse era tipo Roberto Carlos, pero cuando lo traje acá
quedó medio soft-metal. Es mortal...
Te contaron. Autores: Martín Lorenzo y Mariano
Franceschelli. La frase: En la barra, casi en coma de
fernet. Lo hicimos en un hotel, después de
largo escabio. Es una mezcla de latino, candombe y música
española.
Ese secreto. Autores: Demarco y Franceschelli. La
frase: Desde que te conocí, cambió mi vida.
Primero era una cumbia normal, después llamamos
a Lorenzo, el viejo de la Mosca, que es luthier, y quedó
un tema afrocubano mezclado con cumbia tradicional colombiana.
Enamorada. Autor: Armesto. La frase: Tus amigas
me analizan como a un bicho tropical. Trata de un
pibe que es un desastre y sale con una mina a la que todos le
aconsejan en contra de él, pero ella lo quiere. Es una
historia romántica, costumbrista. Los coros son como
cupidos.
Trasnoche. Autor: Armesto. La frase: No sé
de qué estoy hecho cuando sigo derecho. Es
una segunda parte de Los piratas. Habla de la vida
nocturna. Como Tiburón, la segunda parte es peor, aunque
más reflexiva.
Diamante. Autor: Serrano. La frase: Si supieras
lo que siento/ al no sentir lo que se siente cuando uno se enamora.
Este tema me encanta. Es de no-amor, alguien que no puede
sentir. Como un inmortal o un vampiro que envidia la condición
humana. Es sólo piano y voz, bien despojado.
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