Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
NO

todo x 1,99

Clara de noche
Convivir con virusBoleteríaCerrado
Abierto

Ediciones anteriores

 

Jueves 1 de Junio de 2000
tapa tapa del No

Slipknot, la nueva maravilla del metal terrorífico

Ay, ay, ay, ¡qué miedo!

Cada temporada aparece una de estas bandas escapadas como de un guión de Wes Craven, proclamando casi, casi, el fin del mundo. Desde la América profunda, he aquí la última aparición. Son nueve y no tienen nombre. De verdad: se hacen llamar Nº 1 y así sucesivamente, cada uno de ellos identificable por una máscara distintiva que no se sacan ni a palos. Permitannos presentarlos...

TEXTO: MARIANA ENRIQUEZ

Con sólo verlos, los obligatorios interrogantes vienen a la cabeza: ¿Por qué, oh, por qué, otra banda de máscaras y monstruitos? ¿No era suficiente con Insane Clown Pose, GWAR, Marilyn Manson, White Zombie, y allá en el principio de los tiempos, Kiss? ¿No se trata ya de un chiste viejo? ¿No es verdad que ya no asustan a nadie y que dejó de ser divertido? Ultimamente, da la impresión de que para vender millones en Estados Unidos basta calzarse una media de dama en la cabeza, vomitar sopa de arvejas y espolvorear carne picada sobre el escenario, clamando algún legado satánico/ clase B/ espacial/cualquier cosa. A los misteriosos integrantes de Slipknot, la última “aparición” del rock duro norteamericano, no parece importarles.
O mejor, como explica Nº 7 (o el hombre de la máscara de hockey, o Mick Thompson, o el guitarrista): “Yo entiendo que la gente va a ver las fotos y no tomarnos en serio por la imagen, pensando que la necesitamos porque no tenemos nada que decir con la música. Pero no es el caso. Escuchen el cd”. Ok. El cd de Slipknot, que lleva el nombre de la banda, y que acaba de editar Roadrunner, tiene a ciertos críticos enloquecidos. Los llaman “la esperanza del nuevo metal”, “la banda que va a inyectarle vida al agonizante heavy metal”. Una mezcla de drum&bass, death metal, hardcore, aullidos y un Dj que fue descripto por un periodista británico como “el Dj más duro del mundo, comparable a, dos puntos, nadie”. Pero antes, algunas precisiones.
Slipknot tiene nada menos que 9 integrantes. Son reconocibles por: 1) las máscaras: de gas, de teatro kabuki, de chancho, de nariz larga, de algo que sólo puede ser descripto como una suerte de demonio, de ¿guerrero espacial?, de payaso, de jugador de hóckey y de cuero a la loco de la motosierra (pero con dreadlocks verdes); 2) los números, de 0 al 8 respectivamente; 3) los nombres: Sid Wilson, Joey Jordison, Paul Gray, Chris Fenn, James Root, Craig Jones, Shawn Crahan, Mick Thompson y Corey Taylor, siempre respectivamente y 4) los instrumentos (siempre respectivamente: DJ, baterista, bajista, percusionista, guitarrista, sampler, percusionista, guitarrista y vocalista).

La leyenda indica que Slipknot ensayaba en un oscuro sótano que apestaba a pis de gato, porque las alfombras que consiguieron para acustizar la sala habían pertenecido en tiempos más venturosos a una veterinaria (sí, claro). Sostienen además que quieren dominar el mundo, y convertir a Slipknot en un “modo de vida” (bostezo). Usaban las máscaras (que son apretadas y casi sadomasoquistas), hasta para ensayar (zzzz...). Debutaron en 1996, pero fue una visita de un cazador de talentos del sello Roadrunner a ese infame sótano lo que los llevó a un contrato. Poco después, el modesto sitio de internet que el Payaso había diseñado pasó de 200 clicks por mes a 35 mil por día. Pero hay un dato que es indispensable para por lo menos comprender de qué se está hablando. Los Slipknot son de... Des Moines, Iowa. Es decir, de lo más profundo de la América profunda. Esa tierra que vio nacer a John Wayne, que fue la plataforma de despegue de Ronald Reagan, ese lugar donde la mayoría de la población es blanca y tiene más de 75 años, la zona que tiene el record de asesinos seriales, crímenes de odio (básicamente, asesinatos de gays a golpes, como el crimen de Mathew Sheppard hace dos años), donde los adolescentes se asesinan en las escuelas secundarias (ver las masacres de Arkansas y Colorado). Territorio republicano, corazón del cinturón bíblico, donde en muchos pueblos directamente no se vende alcohol y donde no hay mucho que hacer, salvo vagar en auto. O mirar televisión. O formar una banda y gritar que, sencillamente, odian haber nacido en ese lugar. O como número 2 lo explica: “todo el mundo es tan conservador y puritano acá que tienen terror de sacar ‘lo malo’ de adentro, porque cuando algo pasa en una ciudad tan pequeña como Des Moines -.y ésta es la puta capital de Iowa.- se contagia como una enfermedad. Esta banda nunca hubiera sido como es si,digamos, nos hubiéramos juntado en Los Angeles o Nueva York. Todos odiamos este lugar. Al mismo tiempo es una tremenda inspiración, porque cada vez que una banda que nos gustaba tocaba en este pueblo de mierda, la consumíamos, la internalizábamos, la amábamos. Des Moines nos hizo apreciar el arte de una manera retorcida. Claro, pronto vamos a tener que mudarnos. La nieve, por ejemplo, está empezando a enloquecerme. Me enoja tanto que me lastimo. Uno de estos días me voy a lastimar tanto que no voy a poder recuperarme”.
Lo dice en serio. Los fans de Slipknot son famosos porque, bueno, porque se pegan en la cara. Todo el tiempo. La banda los llama “sus gusanos”, porque “se alimentan de nosotros”. Todos los músicos viven lastimados. El Payaso se abrió la cabeza durante el Ozzfest de 1999, y le dieron 39 puntos. También se dislocó varias vértebras y un hombro (cuando se tiró sobre la batería, en otro show). Número 8 cuenta que “a veces tengo tanta adrenalina después del show que me saco la máscara y vomito sin parar”. Número 7 sostiene que antes nada le dolía (“podías pegarme con un bate de baseball, y me cagaba de risa”), pero ahora “algo se me hizo mierda en la espalda y el dolor me tiene de rodillas”. Número 0 está convencido de que va a terminar en una silla de ruedas. Todas las letras se tratan de mandar a la mierda a alguien (o a la ex novia de Número 8, el letrista). Ejemplos: el sampler del tema “Surfacing” declama “A la mierda con todo, a la mierda con este mundo, no pertenecemos, no existís, me importa un carajo, no te atrevas a juzgarme”. Y así.
Pero, ¿por qué están tan enojados unos adultos de clase media, blancos, y muchos de ellos (como el Payaso), felizmente casados con hijos? Según Número 8, “todos tenemos rollos con los que lidiar. Todos tenemos mierda. Esta es nuestra manera productiva de sacarlo afuera. Es esto, o meterse en un McDonald’s a matar gente”. Lo que lleva de nuevo a los disfraces. Número 8 odia que se los llame disfraces. “Son uniformes. Cuando estamos sobre el escenario somos individuos, pero sobre todo somos un monstruo que quiere destruirlo todo.” “Todo”, para Slipknot, es “el status quo. El código de barras que llevamos en nuestros uniformes es un fuck you a la maquinaria de la industria de la música, a la forma en que el arte y el estilo de vida es manufacturado, empaquetado y forzado en Estados Unidos. No queremos ser parte de eso. No vamos a seguir la fórmula que el sello o la industria nos propone, toda esta gente que no entiende nada. Nos proponemos dominar el mundo. Y creo que en esta década la gente nos va a entender. Porque se va a poner todo muy loco, más enfermo, más violento. Y nosotros vamos a ser más duros, más pesados, más rápidos. Justo lo que la gente necesita”.