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Clara de noche

Convivir con virus
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Jueves 8 de Junio de 2000
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convivir con virus

MARTA DILLON

A veces, cuando me siento sin salida, me acuerdo de Claudia. “¿Sabés qué es lo que más extraño?”, me dijo un día en que el frío nos hacía tiritar en ese pasillo de la cárcel de Ezeiza, en que ella tenía las visitas. “El agua.” Eso era lo que ella más extrañaba: sumergirse en el agua, sacarse la ropa, dejarse moldear por el líquido. Esa era su idea de la libertad, después de haber pasado la mitad de su vida presa. Entonces cuando me siento sin salida, lleno la bañadera de agua tibia, me sumerjo hasta las orejas y escucho mi respiración, constante, pareja, relajada. Escucho mi pulso y dejo que su ritmo me lleve lentamente hacia la luz.
Veo a mi hija venir desde lejos. Más de una cuadra la separa de mí y yo la reconozco entre cientos de chicos y chicas de guardapolvo blanco. No es el pelo, no es la altura, lo que la distingue es una forma de caminar como si apenas tocara el suelo, viene a los saltos, agitando los brazos. Camina como si siguiera el ritmo de algún canto que seguramente repite en voz baja, detrás de los walk man. Ella también me reconoció de lejos, no esperaba verme en la puerta de su escuela pero está segura que soy yo y por eso saluda y por un instante me da la certeza de que no estamos solas en el mundo. Que la alegría tiene sus propias razones, que el tiempo comienza cada vez.
Ir al hospital siempre deja su huella. quiero decir, no me acostumbro a ir al hospital aun cuando ya conozca sus rutinas, sus horarios, sus laberintos. Es un lugar donde la gente, casi siempre, lo pasa mal. Lo corriente es el maltrato, aunque habría que hacer una excepción para mencionar la voluntad de algunos médicos, algunas enfermeras, algunas voluntades individuales que se empeñan en hacer caminar ese monstruo herido que es el hospital. Mientras espero que me atiendan frente al consultorio de inmunocomprometidos siempre me encuentro con alguien. Por suerte, la mayoría son buenas noticias, algún recién llegado que se entusiasma con las nuevas tareas que su diagnóstico le significa, que está ansioso o ansiosa por hablar, por no sentirse solo. Lástima que siempre pase lo mismo, digo, que siempre haya un recién llegado, porque es fácil evitar los contagios ¿o no?