Qué
significa la potencial revolución de Napster para el consumo
de música en el siglo XXI
Como cambiar
figuritas en
el patio de la escuela
TEXTO:
MARTIN PEREZ
¿Te
acordás? Cuando juntabas, separabas las repetidas, buscabas las
difíciles y siempre aparecía un chabón con ésa
que buscabas desesperadamente. Ahora es así, pero sin patio,
desde tu casa, con música comprimida en el tan mentado formato
MP3 y a través de una gran batea de música virtual-global.
Aquí, una guía para entender, aprender, downloadear y...
escuchar.
Es fácil, muy fácil. Con un breve tipeo, un par de
clicks de mouse y una paciencia de unos diez o quince minutos para esperar
que el mega y medio de información ingrese en el disco duro de
tu computadora, ya estás listo para formar parte de las más
de diez millones de personas que, en todo el mundo pero principalmente
en las universidades de los Estados Unidos, están haciendo
sudar la gota gorda a todos los involucrados en el negocio de la música.
Ya tenés tu Napster y podés buscar los temas que quieras
entre todos los MP3 que ponen a tu disposición todos los usuarios
que estén conectados al mismo tiempo que vos. Así de simple.
Tan fácil como cambiar figuritas en el patio del colegio, así
es Napster. Por eso es que hay tanta gente preocupada. Por eso la polémica.
Y por eso mismo es que no te podés quedar afuera. Porque, al
menos en lo que respecta a la industria de la música, el futuro
ya llegó. Y tiene forma de un archivo de sonido para escuchar
en tu computadora.
Ahí viene el lobo
Para comenzar por el principio en el intríngulis de la distribución
de música online hay que remontarse a 1987, cuando una firma
alemana llamada Fraunhofer Schaltungen diseñó un sistema
de compresión de archivos de sonido conocido entonces como MPEG-1
Audio Layer 3: MP3 para los amigos. El MP3 comprimía los archivos
de sonido con calidad de cd a una décima parte de su tamaño,
pero aun así en aquella edad de piedra en las comunicaciones
online eran lo suficientemente grandes como para que nadie pensase
en ellos como un peligro para la industria discográfica. Con
el tiempo, sin embargo, el MP3 pasó a ser el sinónimo
de cd o más en el mundo de la computación.
Pero todavía faltaba que alguien descubriese un buen reproductor,
algo que llegó en 1997, cuando un jovencito llamado Justin Frenkel
desarrolló un pequeño programa de computación que
hizo las veces de compactera para tantos MP3 que daban vueltas por el
universo virtual: el Winamp. Sencillo y práctico, y totalmente
gratuito el pibe apenas sugería, a quienes quisiesen, el
envío de un cheque por 10 dólares a determinada dirección,
el Winamp 1.0 apareció en abril de 1997 y transformó a
todas las computadoras en virtuales reproductoras de MP3. En sus primeros
dieciocho meses de vida, el Winamp fue copiado unas quince millones
de veces, y los cheques comenzaron a llegar a manos de Frenkel, que
creó una compañía llamada Nullsoft, vendida en
70 millones de dólares a America Online, una empresa digital
que hoy forma parte de la industria discográfica a través
de Time-Warner.
Con el MP3 y el Winamp bien difundidos, los usuarios de Internet ya
tenían soporte y reproductor común para sus computadoras,
con lo que la demanda de música para escuchar comenzó
a crecer. Pero ante semejante expectativa, la industria discográfica
sólo atinó a tratar de frenar la marea. Y comenzaron los
juicios: primero a Diamon Multimedia, la empresa que fabricó
el RIO, un walkman que funciona con MP3. Después a MP3.com, el
site dedicado a difundir música de manera online. A base de juicios
y advertencias a toda página de Internet que ofreciese MP3 de
sus artistas, la industria discográfica logró que fuese
realmente difícil para los usuarios de Internet conseguir temas
para escuchar en sus reproductores. Nunca tantos potenciales consumidores
fueron tan frustrados por la industria supuestamente dedicada a proveerles
lo que tan desesperadamente querían conseguir. Y uno de ellos
era ni más ni menos que Shawn Fanning, un jovencito que en enero
de 1999 inventó un programa que le permitiera compartir sus archivos
MP3 con los de sus compañeros, una idea que parece destinada
a terminar de meter a la industria del entretenimiento en el siglo XXI.
Yo quiero mi MP3
Lo más revolucionario de Napster no es el hecho de que a
través del mismo sea tan fácil conseguir en Internet la
canción que se está buscando sino la idea de que todas
las computadoras conectadas al mismo tiempo pasan a ser tanto proveedoras
como usuarias. Es decir: en vez de ir todos a comprarle a un proveedor,
Napster se basa en la idea de que todos ponen. Tal como escribió
Mark Pesce en febrero de este año en la revista online Feed (www.feedmag.com),
si una década atrás un tal Tim Berners-Lee ideó
un sistema genérico para la distribución y localización
de documentos llamado World Wide Web, los genios de Napster han solucionado
el problema para los objetos mediáticos, y ya no hay marcha atrás.
Y si no hay marcha atrás es porque, detrás de Napster,
ya han surgido otros programas con los que se pueden compartir archivos,
como Gnutella (gnutella.wego.com) y hasta ideas aún más
libertarias y anárquicas como Freenet (freenet.sourceforge.net),
basadas en la libre circulación de archivos e información.
He aquí la gran ideología detrás de Internet, antes
que los inversores le saltasen encima para domesticarla y transformarla
en un enorme shopping global.
Esa es la razón por la cual muchos suponen que, de la misma manera
en que MP3.com terminó llegando a un arreglo con la industria,
el affaire Napster bien puede seguir el mismo camino: su programa, al
menos, contempla la existencia de una central a la cual conectarse,
y a través de la cual por lo tanto se puede dominar
el tráfico de información. Pese a toda la animosidad en
contra de Napster, si ésta llega a desaparecer es posible que
tantos usuarios de Winamp vacíos en busca de MP3 se pasen a los
sistemas aun más abiertos, y entonces lo único que podrá
hacer la industria es hacerle juicio a todos y cada uno
de los consumidores. Por ahora, la fecha límite es el 26 de julio,
día en el que los representantes legales de Napster deberán
responder ante la Justicia de los Estados Unidos con una acusación
de violación de los derechos de autor presentada en diciembre
del año pasado por la Asociación Norteamericana de la
Industria Discográfica. Puesto a disposición del público
en enero de 1999, apenas un año y medio y más de
diez millones de downloads gratuitos le ha tomado al programa
de Fanning despertar a la industria discográfica del letargo,
para que se diera cuenta de que debe dedicarse a complacer las demandas
de sus potenciales clientes. Porque tantos reproductores vacíos
necesitan música. Una música que cada vez está
más al alcance del click de un mouse.
Tribuna
on-line caliente
Si el
nombre de Napster se hizo conocido fuera de la comunidad online... Fue
gracias a Metallica. El pasado jueves 13 de abril, la institución
metálica de los noventa se convirtió en el primer grupo
en presentar una demanda contra una compañía de Internet.
Si le hicimos juicio a Napster es porque es una compañía
que sólo existe para piratear música, por eso, explicaron
algo desafiantes y por cierto sacados los integrantes de
Metallica en su página de Internet (?). Es un típico
caso del esclavo adoptando las actitudes de sus amos, escribió
Chuck D en el New York Times. Y agregó: Empresas como Napster
están creando un nuevo interés de los fanáticos
en conseguir nueva música, estableciendo al mismo tiempo una
infraestructura previamente inexistente para los artistas desconocidos.
Con una reciente inversión de 15 millones de dólares,
pero al mismo tiempo una serie de juicios que involucran 100 mil dólares
por cada copia ilegal (Metallica denunció un millón y
medio de violaciones de sus derechos de autor en sólo tres días...
saquen la cuenta), Napster no representa tanto ni tan poco. Concebido
como un programa apenas, es cierto que su increíble popularidad
en tan corto tiempo se debe básicamente a que todos pueden recurrir
ahí para hacerse rápidamente con una copia del tema de
moda. El fundamento el software abierto es que exista la idea
de compartir, ha dicho Linus Thorvald, el creador del sistema
operativo gratuito Linux. Pero si alguien no quiere compartir,
entonces se trata de un robo. Por lo que el único juicio justo
en el caso de Napster es el de Metallica. Más allá
de esta opinión, ya circula por Internet una animación
que muestra a los integrantes de Metallica como hombres de Neanderthal,
mientras que un globito que sale de su boca dice Dinero bueno,
Napster malo. También existe un site dedicado a intercambiar
MP3 del grupo denominado graciosamente Páguenle a Lars
(www.paylars.com), en el que se recolecta dinero por cada copia, para
luego entregárselo a Lars Ulrich, el gran vocero público
del grupo.
Cuando se habla de Argentina, mientras tanto, cabe recordar que en el
site MP3.com hay más de 120 artistas locales ofreciendo sus temas,
en un abanico estilístico que va desde el héroe tecno
local Lucas TC hasta María Gabriela Epumer o El Otro Yo. Consultado
por el No, Daniel Melero opina que Internet se rige por una suerte
de moral a la antigua, un código en el que si vas a usar algo
de verdad tenés que pagarlo. Es una idea riesgosa para una empresa,
pero no tanto para un artista independiente. Y en ese detalle
es que un abanderado de Internet como Melero opina lo mismo
que Ricardo Mollo. El guitarrista de Divididos declaró en su
momento, con respecto a la distribución de música on-line,
que es verdad, la gente paga por lo que le gusta, es como un ritual.
Lo que no le gusta es lo que no vale nada.
Tanto paga la gente por lo que le gusta, que en realidad esta discusión
sobre si Napster puede llegar a matar o no al negocio de la música
se reduce a la futurología más aviesa, si se toma en cuenta
el volumen del negocio musical en los Estados Unidos. Según un
informe aparecido este fin de semana en el diario New York Times, sección
Dinero y negocios, el mercado de la música es el
más exitoso de la industria del espectáculo, moviendo
más de mil millones de dólares en un solo año.
De hecho, tres de los artistas más copiados a través de
Napster (Britney Spears, Eminem y N Sync), a pesar de ellos, han
vendido sus nuevos discos más rápido que nunca, por lo
que la nueva costumbre no parece ir precisamente en contra de las ventas.
Según calcula el diario neoyorquino, de llegar la industria a
un acuerdo con las empresas on-line para vender música a través
de Internet como por ejemplo proveer de un servicio mensual por
unos 15 dólares a un mercado potencial estimado en 100 millones
de usuarios sus ganancias serían aún mayores que
las actuales. Está claro, entonces, queaquí no se trata
de defender los derechos de los autores, sino sus ganancias.
Bajar
es lo mejor
Para
ingresar a la comunidad Napster sólo hace falta una buena computadora
equipada con un buen modem. Es cierto que lo ideal es tener una conexión
directa de Internet, pero las clásicas conexiones telefónicas
también sirven. Sólo hay que tener algo de paciencia,
que es rápidamente recompensada por los logros, y la sorpresa
ante el interminable horizonte de canciones que se abre para el usuario
regular del programejo creado por Shawn Fanning. Lo primero que hay
que hacer es tipear www.napster.com, y una vez allí clickear
sobre la línea que dice Download Napster. Una vez
en la pantalla siguiente, hay que clickear otra vez sobre la línea
que promete el programa Napster 2.0, y someterse a la burocracia de
la instalación, similar a la requiere cualquier jueguito de computadora.
El peso del programa es de un mega y medio (1.5 MB), por
lo que puede demorar entre diez y veinte minutos en cargar en tu compu.
Una vez conectado, sólo es cuestión de ir a la pantalla
de Search y poner el nombre del tema o del autor de tu agrado.
Recordar: la cantidad de opciones depende de los que estén conectados
al sistema al mismo tiempo. El pasado lunes al mediodía, por
ejemplo, con 6500 usuarios, la cantidad de temas disponibles era de
¡600 mil! El número se multiplica por diez en horas de
la noche, y entonces hay que intentar una y otra vez hasta que aparezca
ese tema. Lo más interesante para buscar en Napster son las rarezas,
como versiones en vivo, o flagrantes novedades aún inconseguibles
por otro medio. Eso fue lo que enloqueció a los de Metallica:
cuando se enteraron de que su tema I dissppear estaba en
Napster antes de que saliese a la venta en la banda de sonido de Misión:
Imposible 2 comenzaron con su juicio. Se recomienda, por ejemplo, buscar
temas en vivo de la gira de Cerati. El lunes al mediodía había
disponible uno grabado en Caracas. O si no American Skin,
el polémico tema que Bruce Springsteen estrenó en el Madison
Square Garden hace un par de semanas. Y, ya que estamos... ¿Alguien
tiene alguna copia de los temas del nuevo disco que Radiohead presentó
el pasado fin de semana en Francia? Porque Thom Yorke dijo que, antes
que en el disco, de todos modos aparecerá en Internet.
Seguro, Thom.