Todo cambia y todo se termina, decía el gran filosofo argentino Diego Torres (aprovecho para mandarle un gran saludo, porque me debe estar mirando). De novios todo es color de rosas, vivimos el uno para el otro, pasa el tiempo, nos casamos. Y la cosa empieza a cambiar lentamente, gradualmente, casi sin darnos cuenta. El color empieza a ser más oscuro hasta llegar a negro (indefectiblemente, amigos-as).

De novios. Ella: “Lo que me vuelve loca de vos es tu entrega”.
De casados. Ella: “Sos un baboso... Cualquier mina te viene bien”.

De novios. El: “Me encanta porque es traviesa y aventurera...”
De casados. El: “Es una tarada super-infantil...”

De novios. Contigo, pan y cebolla.
De casados. Contigo... Aliento a cebolla.

De novios. Dos palabras: te quiero.
De casados. Dos palabras: sí, querida.

De novios. “Como me gusta verlo con su mamá, se nota que la quiere tanto...”
De casados. “Con esa bruja, éste se salvo raspando de ser gay”.

De novios. Sexo a cualquier hora y en cualquier lugar.
De casados. Ahora también sexo a cualquier hora, pero nunca coincidiendo en el mismo lugar.

De novios. “¿De quién es esa naricita?”
De casados. “¿De quién son esos rollitos, esa papadita, esas escamitas, esa jorobita, esas lagañitas, etc.?”

De novios. “Bañémonos juntos...”
De casados. “¿Cuánto tiempo más vas a estar? Claro, vaciaste el termotanque y yo me tengo que bañar con agua helada...”

De novios. Lencería fina y erótica.
De casados. “Te agradezco el regalo... Pero ¿a quién se lo viste puesto?

¡Hits eran los de antes, canejo!

¿Te suenan “El rock de la cárcel”, “Is that all there is?” y “Stand by me”? Si no, tenés un cero en historia rockera. Bueno, no es cuestión de ponerse en maestros ciruela ni en buchones de primera fila, pero esas tres canciones, entre muchas otras, llevan la firma de la legendaria dupla conformada por Jerry Leiber y Mike Stoller. O sea que estos dos señores, ya venerables ancianos, algo de composición saben. Hace poco, ambos aceptaron la invitación de la revista inglesa Q para dar sus opiniones sobre algunos hits de los últimos tiempos. Y aquí se reproducen algunas. Alumnos, saquen una hoja... y no las tomen como verdades absolutas.

Oasis (“Wonderwall”)

Leiber: ¿Cuál es la pregunta?
Stoller: Está OK. Me recuerda al material que los Beatles hicieron con George Martin, aunque pienso que aquello era único y... mejor.
Leiber: Nosotros teníamos muchos jóvenes compositores que trabajaban para nosotros, a los que les dábamos material como modelo para que lo copiaran y aprendieran. Y esto suena como si ellos (Oasis) hubieran aprendido bien la lección. Escucharon la voz y capturaron un par de partes de la piel en esta canción...
El veredicto de Stoller: “No está mal. No hay nada malo en esto”.

Radiohead (“Paranoid Android”)

Leiber: ¿Estos son exitosos entre los universitarios? Podés decirlo mirando los títulos.
Stoller: Tiene una interesante combinación de una figura latina con una especie de sonido koto japonés sintético. Es interesante. No sé durante cuánto tiempo...
Leiber: Ese es un gran título para un álbum: Interesante durante cuánto tiempo.
El veredicto de Leiber: “Esto es demasiado intelectual
para nosotros. Nosotros no vamos más allá de las hamburguesas con papas fritas”.

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¿Quién dijo que todo está perdido, fútbol argentino?

Cinco razones para ir a la cancha

	1. Vuelve. Donde Gallego lo ponga, lucirá sus gambetas y demás habilidades para el placer de la nación gallina. Todos al Monumental.
	2. Juega. Se cansó del “cartonero” Macri y decidió cumplir con su contrato hasta junio del 2001. Hasta esa fecha, bosteros, habrá magia.
	3. Volvió. Es la única luz de fútbol en el pobre presente rojo y promete convertirse en el caudillo-capitán de un barco todavía a la deriva.
	4. Golea. Llegó y fue como si nunca se hubiera ido. Ya hizo de las suyas: el domingo pasado regaló uno de esos goles para el recuerdo cuervo.
	5. Gambetea. Y todo lo demás que se pueda pedir de un crack. Este sábado tendrá platea nacional cuando el rojinegro enfrente a Boca por la tele.

¿Te va, Indio? Hay varios cientos de millones de cosas más interesantes para hacer un viernes a la noche que mirar Totalmente, algo así como Las Mil y Una de Sapag versión 2.0, con el inefable Miguel Del Sel como protagonista absoluto. Pero si por algún designio del Señor te topás con el programa (a las 23, por Azul Televisión) vas a ver la primera imitación pública del Indio Solari. El maquillaje, el vestuario, la voz y ciertos modales están (dentro de todo) bastante bien, pero la versión Midachi del Redondo Supremo es un poco estática (agarrado al micrófono como Ian Curtis). Ahí estaba, cantando las correrías sexuales de Antonio de la Rúa sobre la melodía de “Mi perro dinamita”. Archívese entre el Luca de Luis Luque y el Tanguito de Fernán Mirás.