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Jueves 24 de Agosto de 2000

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ARIEL MINIAL HABLA DE SU DOBLE VIDA MUSICAL, Y DICE DE PEZ...

Hay personas que parecen disfrutar el ir contra la corriente. Ariel Minimal, líder de Pez, y, a la vez, guitarrista de Los Fabulosos Cadillacs, es una de esas extrañas personalidades que se saben excéntricas. Y que se sienten orgu-llosas de su situación: 7 años haciendo música en zigzag, nadando en contra de todas y cada una de las corrientes.

POR SANTIAGO RIAL UNGARO

Ante la duda, consultar a su discografía: cada uno de los cuatro discos de Pez –Cabeza (1994), Quemado (1996), Pez (1998) y el recientemente editado Fragilinvencible (2000)– exhibe, a su manera, una patológica inquietud estilística, apoyada y cohesionada siempre por la potencia brutal que caracteriza a todo buen power trío. “Nosotros tocamos”, simplifica encerrado en su departamento de Boedo. “En realidad somos medio berretas. A mí me incomoda que digan que toco muy bien la guitarra: muy bien toca Luis Salinas. Lo que tenemos como grupo es que podemos intentar hacer cualquier tipo de música, pero no manejamos el lenguaje académico musical. Lo que sí manejamos es el lenguaje del rock.” Apoyados entonces en la experiencia de 15 años entre salas de ensayo y escenarios, Pez no tiene otro discurso que el que sale de su formato básico. Cada vez más ensamblado por cierto, sobre todo desde que Minimal encontró a sus dos socios actuales: Fósforo (bajo) y Franco Salvador (batería).
Este anfibio tricéfalo conjuga actitud punk e influencias hardcore con un atrevimiento musical, que, a falta de una palabra mejor, bien puede denominarse “progresivo”. Pero, y a pesar de contar con algunos requisitos como para que el grupo pueda ser adoptado por ciertas numerosas tribus rockeras (Pez suena groso, mantiene una total indiferencia hacia las cambiantes tendencias del “mercado” y tiene una estética dura y urbana), siempre fue escurridizo. Quizás sea su carencia total de demagogia musical, eso que suele atribuirse a todo grupo del Rock & Gol: de hecho, la única referencia futbolera en la discografía de Pez es “7”, un tema instrumental incluido en su segundo disco. Dedicado a René Houseman, genial (y también escurridizo) wing derecho del Huracán de César Menotti, de 1973, que Minimal, quemero tozudo y resignado, considera más una inspiración que una influencia. “Una influencia para mí fue Carrascosa, que le dijo no a la Selección en el ‘78 por razones que, coincido con Vicente Luy (poeta integrante de los Verbonautas), pueden haber sido tanto políticas como morales.”
Alejada de estos conflictos, la situación marginal de Pez es una elección consciente, pero también puede ser irritante. Los ejemplos abundan: 1. Pez es un grupo sin imagen. 2. La banda (hasta ahora), se dedicó a sabotear y autoboicotear sus canciones, ya sea haciéndolas demasiado dispersas (primer y segundo disco) o bien grabándolas de forma verdaderamente punk (su tercer disco es el más cancionero, pero es más chirriante y vertiginoso que cualquier cosa que haya grabado Green Day). 3. La banda jamás se dignó a hacer fotos de prensa. 4. Nadie vio nunca un video de Pez. Tal vez sea por estas razones que el presente de Minimal se llama Fragilinvencible, juego de palabras que define una sensación contradictoria. Por más que sea parte de los invencibles y fabulosos Cadillacs (que aparecen solamente a través de ensayos, viajes para tocar y partidos de Fútbol 5, pero que evidentemente no figuran en la agenda de obsesiones musicales de Minimal), el futuro de Pez es, por definición, frágil. “Está claro que mi música, la que compongo, grabo y toco con Pez, no sólo no me da dinero, sino que se lleva mi dinero. En la banda todos trabajamos: yo tengo el mejor trabajo, porque toco con los Cadillacs. Pero si me echan o el grupo desaparece yo soy consciente de que tengo que salir a buscar trabajo. Vos por lo menos laburás en un diario, pero si Los Cadillacs desaparecen yo tengo que ir a laburar de cadete del diario. O tratar de activar a Pez de una vez por todas. De última ya hace siete años que estamos tocando.” Aunque, admite Minimal, desde el principio, las intenciones del grupo fueron claras: “Cuando empezamos a armar esta historia la idea era la de hacer un proyecto a largo plazo, una banda que tenga el concepto de King Crimson: poder seguir tocando aunque seas viejo, pelado o gordo. Aunque no tengamos look o estemos totalmente pasados de moda, Pez va a seguir igual.” “¿Estás loco?”, re-pregunta airadamente ante la cuestión. ¿Por qué no irse del país? O mejor dicho, ¿para qué quedarse en este país? En el caso de Pez, la respuesta es casi obvia: para hacer rock nacional. Minimal, niño rockero que cantaba a los 10 años de memoria “La Marcha de la Bronca” de Pedro y Pablo, y que se crió los discos de rock nacional que le pasaban su hermano (el locutor Bebe Sanzo) y el “Rata” (“un maestro zen de barrio que nos pasaba discos a todos”). De esta manera, su educación sentimental y musical se desarrolló descubriendo y redescubriendo bandas como Almendra, Pescado Rabioso, Color Humano, El Reloj y Aeroblues, a la vez que participaba activa y románticamente, de la escena local. Así, Ariel Sanzo se formó como un adolescente straight edge, se reinventó como Minimal en una banda mod, tuvo su juventud sónica con Martes Menta en los early 90’s y se encontró a mediados de esa década tocando en una de sus bandas fundamentales de los ochenta, sobreviviendo en los 90: Los Fabulosos Cadillacs.
Grabado y co-producido por Mariano Esaín (líder de Menos que Cero) con una máquina prestada de 8 canales, el disco fue grabado en los míticos estudios de TNT, en lo que es la actual sala de ensayo de LFC también. Ahí mismo fueron grabados, ayer nomás, Almendra 2, el único disco de Tanguito y otros clásicos de época. Hoy mismo, en una de sus salas se puede escuchar a Moris cantando sobre un tal Pato, que aún sigue trabajando en una carnicería... Llegado este punto, el trío comprimido y apretado parece haber acumulado una energía musical que, una vez mas, lo llevaría un nuevo cambio, anuncia. “Me gustaría que el próximo disco de Pez sea mas relajado, mas psicodélico, más acuático y espacial”, fantasea. “Va a ser difícil, porque siempre fui muy terrestre, eléctrico y nervioso. Aunque, no sé... tal vez mi visión de la psicodelia sea un poco fascista.”


Atendidos por su dueño

Estos son sólo algunos de los discos que escuchábamos apasionadamente mientras hacíamos los nuestros, quizás no sirvan como referencia o guía para catalogar o explicar los discos de Pez pero es lo que disfrutábamos nosotros en aquellos días de:
- 1994 (Cabeza): “Sabotage, de Black Sabbath y el primero de Invisible nos legaron distorsión y hermetismo”.
- 1996 (Quemado): “Si hablamos de rock, en ese momento nos pegaba Mensaje no preciso de imagen, de No Demuestra Interés, a la vez que empezábamos a mover la oreja para todos lados. Libertango, de Piazzolla y el disco de Vinicius con Toquinho en La Fusa. Nos abrimos a diferente música (muchos invitados, muchos instrumentos), pero siempre en clave de rock”.
- 1998 (disco sin nombre): “Una vuelta a lo básico, un disco sin matices, rápido, veloz y corto. Degustábamos Machine gun etiquette, de The Damned, Zuma, de Neil Young y All, el disco de transición de los Descendents”.
- 2000 (Frágilinvencible): “Los discos anteriores de Pez, nuestra propia historia. Igual siempre seguimos escuchando música, Queens of the stone age, Bluejeans & moonbeams, de Captain Beefheart y el de Ween en vivo son algunos de los alimentos espirituales que nos mantienen contentos”.
Minimal