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Clara de noche

Convivir con virus
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Jueves 31 de Agosto de 2000

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convivir con virus

MARTA DILLON

Martín no va al médico porque teme que le digan algo que no quiere escuchar. Se siente mal bastante seguido, se siente débil, por las noches se despierta de golpe, como si le hubieran sacudido la cama y abre los ojos como platos. Cada tanto se mira en el espejo y cree descubrir alguna mancha o se le cae demasiado el pelo, o siente una incómoda hinchazón ahí donde se supone que están los ganglios. Pero no, al médico no quiere ir. Parece que se lleva tan bien con su miedo que no quiere desprenderse de él. A lo mejor lo que tiene es una pavada, le digo. Pero bueno, si es una pavada, ya se le va a pasar, contesta él. Y si no, prefiere no enterarse.

Martín es de los que creen que si cierra los ojos, nadie los ve. Que si cierra fuerte los ojos, la verdad le va a pasar de largo. Es una lástima, se pierde la oportunidad de hacerse cargo y tomar sus propias decisiones. Pero ocultarse también es una decisión. Igual que alimentar a los fantasmas de su miedo y pasar con ellos las noches de insomnio.

lJuan está angustiado porque el médico le dijo que ya se le veían los síntomas de la lipodistrofia. El no se había dado cuenta, tenía la carga viral indetectable, igual que hace dos años, ningún problema que lo preocupe en relación a su salud y estaba a punto de irse de vacaciones a un lugar lejano y paradisíaco. Pero desde la comodidad y la autoridad del guardapolvo blanco, el médico no tuvo problemas en poner una bomba en la seguridad de Juan. Por supuesto, cuando llegó a su casa, Juan notó esa distribución anormal de las grasas que debilita las extremidades y abulta el vientre. Por primera vez notó que los pantalones le quedaban grandes de culo y chicos de cintura. Se asustó. Si el médico dice que tiene que cambiar de medicación, cree que no puede hacer otra cosa que acatar. El viaje ya se verá. Juan no puede plantarse frente a su médico, no se anima a contradecirlo. Se olvida que por mucho que haya estudiado el galeno nadie sabe mejor que Juan lo que Juan puede o no puede hacer, lo que quiere o no quiere hacer en cada momento de su vida y de su tratamiento, sea cual sea.

lClara escuchó las dos historias. Supo de casualidad, por una rutina de chequeo médico, que vive con VIH. Ya escuchó a un médico y no es suficiente para ella. Por supuesto que tiene miedo, pero nadie sabe mejor que ella cómo se siente. Se siente bien. Le dicen que en su sangre hay un virus y ella lo cree. Pero no cree que esté enferma. Fue a ver a otro médico sólo para escuchar otra voz. Ahora trata de tomar una decisión, sabe cuál es el nombre de su propio fantasma y sabe que lo más importante para ella es estar bien, sentirse bien, como ahora. Y decide hacerse cargo, aunque por el momento prefiere no tomar pastillas. Tal vez más adelante, tal vez después del próximo chequeo o del próximo.

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