La falta de tiempo libre, la falta de dinero, el exceso de trabajo, el exceso de responsabilidades, ver en la TV noticias terribles, Los Iturralde o Si lo sabe cante (ahora le ofrecieron la conducción a Cafiero), todo da como resultado estrés.

Entonces, ¿cómo darse cuenta de que estás al borde de un estresazo?

- No tenés tiempo para divertirte, a menos que te inviten a un cóctel... ¡de pastillas!

- lEn los partidos de fútbol, te la pasás insultando, orinando para abajo y tirándole monedas a los jugadores... Todo esto en el living de tu casa, mirándolo por TV.

- lSos el fundador de la Asociación Exterminadora de Malabaristas de Semáforos.

- lProducto de la paranoia, comprás un arma, poco después el chaleco antibalas y el casco. Ahora... Eso de ir al trabajo o a la facu manejando una tanqueta es demasiado.

- Prendés un cigarrillo con el otro. Y el otro con el orto.

- En el último chequeo te salió: “Falta de sangre en café”.

- Te quedás mirando durante horas las rajaduras del techo del baño y poniéndoles nombres de ríos.

- Cada vez que presentás a tu chica a tus compañeros de trabajo, les decís “es un viejo y querido amigo”.

- Tenés tanta basura y tierra adentro del auto, que fue declarado “reserva ecológica”.

Gente, tomen las cosas con calma, tomen las cosas con humor. Ahora los dejo porque me tomé una mezcla de ansiolíticos y calmantes... Y me estoy quedando dormi...

Todos escuchan tu remera

Aquella histórica frase de Tete, el bajista de La Renga, sobre la entidad del Che Guevara, nació a partir de una actitud “impensada”: lucir por Miami una remera con la famosa imagen. Tres años después de aquella performance, la modelo y conductora de TV Jimena Sirulnik –la rubia de “Versus”– la hizo igual, pero, ¡al revés! Se puso una que decía “Miami” y la paseó, graciosamente, por toda La Habana. Qué cosas y qué casos tiene el mundo del espectáculo, amiguitos

Y yo con estas mechas...

He aquí a Cristian Aldana, el furibundo guitarrista pop-rocker de El Otro Yo, posando para la intrépida cámara de Nora Lezano. La imagen fue exhibida, junto con las de otros músicos (Ariel Minimal, Alambre Gonzalez, Francisco Bochatón) y demás integrantes de una particular fauna masculina, en Cemento durante el festival femenino "Rosa Rosa", que se concretó el domingo. Según la fotógrafa estrella de este suplemento, la serie de hombrecitos vestidos de mujercitas, continuará. Continuará...

Una carta

El especial “Brasil” de la recomendable revista española Zona de Obras incluye una particular entrevista a Arnaldo Baptista, pianista y principal compositor de Os Mutantes, la banda que –de la mano de los Beastie Boys, Sean Lennon, David Byrne y Kurt Cobain, entre otros– se volvió hip en el primer mundo en la década del noventa. Aquello era la locura total: psicodelia, en los sesenta y en Brasil, imaginate... Baptista, que casi, casi quedó como Syd Barret de tanta experimentación –vive recluido en una casa de campo, en el estado de Minas Gerais– apenas recuerda cosas de esa época. Tampoco tiene muy en claro cómo y por qué es que “sus” Mutantes generan tanta admiración de unos músicos que ni siquiera conoce. En la entrevista con ZdeO, dijo algo al respecto. El diálogo que se produjo entre el cronista (Bruno Galindo) y el ¿ex? músico fue el siguiente:

–Dice Mike D, uno de los Beastie Boys, que es un gran fan de Mutantes.

–No sabía... No los conozco. El que me escribió una carta diciéndome cómo le gustaban Mutantes era Kurt Cobain. Imáginate, Mutantes sonando ahí en Africa...

–¿Cómo en Africa?

–El vivía ahí, creo. Lucinha, ¿dónde vivía? (se dirige a su esposa).

–En Seattle... (contesta la mujer).

–Ah, Seattle. Pues entonces no es Africa. Me he dejado llevar... Pero que él conociera a Mutantes es interesante. El escribió una carta antes de matarse. Estuvo en Brasil y le dejó algún dinero a alguien para que le comprara toda la colección de Mutantes. Yo le junté todos los discos en vinilo, pero no me dio tiempo a mandárselos porque se había ido... Y me mandó un mensaje por escrito. Como la prensa lo mezcló todo, se dijo que la última carta de su vida me la había mandado a mí. Que me había mandado su testamento.