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Jueves 7 de Septiembre de 2000

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EL ROCK SOLIDARIO: PLANES Y METODOS DE ACCION

Hacelo por mí

TEXTO: PABLO PLOTKIN

Un par de meses atrás, cuando La Renga tocó en el Marquee a beneficio de una mujer enferma que necesita viajar a Inglaterra, la geografía del Bajo Palermo mutó sólo lo suficiente como para deducir que lo que pasaba ahí no era cosa de todos los días. Entonces, la pregunta era: “¿Quién toca?”. Chizzo lo explicaría (a su manera) minutos después sobre el escenario, frente a 800 rengos que se hacían vapor entre las paredes del antro: “Gracias, loco. Esto es para Carolina... Una masa, ¿eh?”. Carolina, claro, es la mujer que necesita ese boleto a Londres.

Lo de La Renga es el caso testigo último modelo de una costumbre que el rock argentino practica desde hace años. Casi siempre se trata de shows relativamente secretos, difundidos de boca a boca (en el caso de La Renga, se llama por teléfono a la “élite” de sus seguidores para que corran la bola), organizados en días de semana o domingos, y cuyas recaudaciones se destinan íntegramente a la persona que pide ayuda. La postal del fenómeno quedó ilustrada con la séptima y última presentación de Los Piojos en Obras. Divididos, Viejas Locas, La Renga y parte de Los Auténticos Decadentes aparecieron ahí esa noche de martes para potenciar el efecto: se recaudaron, dicen, unos 20 mil pesos, todos donados al Hospital Angel H. Roffo. “Para nosotros fue muy bueno coronar la serie de shows así”, le dijo Andrés Ciro al No. “Para mí fue especial, porque mi viejo trabajaba en ese hospital. Aparte me pareció genial la actitud del resto de las bandas, que se involucraron tanto.”

El problema con los shows a beneficio (además del dilema publicitario que conllevan: si lo anuncio explota, si lo mantengo en secreto no viene nadie) es que pueden transformarse en bola de nieve para los grupos con fama de solidarios. “No es fácil”, advierte Andrés. “En un momento nosotros hicimos unos cuantos shows benéficos, y pasó a ser una bola gigante. Nos llegaron a llamar de una escuela de no sé dónde porque iban a cerrar el taller de no sé qué porque se había roto el techo. Tocamos para gente despedida de Segba, para todo el mundo. Entonces se convirtió en una historia insostenible e insoportable.” Gabriel Fernández Capello (Vicentico, de los Cadillacs) no está seguro de que el método valga la pena. “Si alguien está muy desesperado, creo que hay formas más directas de ayudar, como sacar plata del bolsillo”, comenta. “Hacer un recital es un camino muy largo. Eso sólo ayuda a los egos de las personas, a lavar culpas.” Algo de eso (sobre lo intrincado del camino) mencionó una chica (prefirió reservar su identidad) que recurrió a algunas bandas para financiar el viaje y la operación de su madre en el extranjero. “Sería más fácil pedir plata por televisión”, admitió.

Junto a la definición enciclopédica de artista solidario debería aparecer el retrato de León Gieco. Su reputación benefactora lo lleva a recibir un promedio de 20 pedidos por día entre faxes, cartas y llamadas telefónicas. Gieco considera las opciones, prioriza los casos de vida o muerte, responde a todos (a algunos les explica que por ahora no, pero que los tendrá en cuenta), y arregla dónde y cuándo. Los escenarios suelen ser clubes de barrio, sociedades de fomento, patios de escuela, cárceles, centros de rehabilitación. La mayoría son fuera de Capital. Así hace un promedio mensual de tres o cuatro shows solidarios. “A veces me llaman para que sólo cante dos o tres canciones para chicos discapacitados”, cuenta León.

Omar Chabán, dueño de Cemento, asegura que el rock es el rubro con más iniciativas solidarias. “Por eso la gente le cree al rock”, señala. En Cemento se hacen unos tres o cuatro shows benéficos por mes. “En general se cobran las entradas, el sonido y las luces más baratos”, explica. “En algunos casos se cobran tres pesos más un alimento no perecedero, de los cuales un peso me queda a mí (porque el personal cobra como cualquier día) y dos a los artistas. Los de La Renga, por ejemplo, que tocaron a beneficio unas semanas atrás, no se llevaron ni un centavo: donaron todo. Divididos tocó este año por los indios de Jujuy y tampoco sacó un peso de nada. Casi no recuerdo una banda de rock que no me haya propuesto hacer un show por una causa solidaria.”