EL
ROCK SOLIDARIO: PLANES Y METODOS DE ACCION
Hacelo
por mí
TEXTO:
PABLO PLOTKIN
Un par
de meses atrás, cuando La Renga tocó en el Marquee a beneficio
de una mujer enferma que necesita viajar a Inglaterra, la geografía
del Bajo Palermo mutó sólo lo suficiente como para deducir
que lo que pasaba ahí no era cosa de todos los días. Entonces,
la pregunta era: ¿Quién toca?. Chizzo lo explicaría
(a su manera) minutos después sobre el escenario, frente a 800
rengos que se hacían vapor entre las paredes del antro: Gracias,
loco. Esto es para Carolina... Una masa, ¿eh?. Carolina,
claro, es la mujer que necesita ese boleto a Londres.
Lo de
La Renga es el caso testigo último modelo de una costumbre que
el rock argentino practica desde hace años. Casi siempre se trata
de shows relativamente secretos, difundidos de boca a boca (en el caso
de La Renga, se llama por teléfono a la élite
de sus seguidores para que corran la bola), organizados en días
de semana o domingos, y cuyas recaudaciones se destinan íntegramente
a la persona que pide ayuda. La postal del fenómeno quedó
ilustrada con la séptima y última presentación de
Los Piojos en Obras. Divididos, Viejas Locas, La Renga y parte de Los
Auténticos Decadentes aparecieron ahí esa noche de martes
para potenciar el efecto: se recaudaron, dicen, unos 20 mil pesos, todos
donados al Hospital Angel H. Roffo. Para nosotros fue muy bueno
coronar la serie de shows así, le dijo Andrés Ciro
al No. Para mí fue especial, porque mi viejo trabajaba en
ese hospital. Aparte me pareció genial la actitud del resto de
las bandas, que se involucraron tanto.
El problema
con los shows a beneficio (además del dilema publicitario que conllevan:
si lo anuncio explota, si lo mantengo en secreto no viene nadie) es que
pueden transformarse en bola de nieve para los grupos con fama de solidarios.
No es fácil, advierte Andrés. En un momento
nosotros hicimos unos cuantos shows benéficos, y pasó a
ser una bola gigante. Nos llegaron a llamar de una escuela de no sé
dónde porque iban a cerrar el taller de no sé qué
porque se había roto el techo. Tocamos para gente despedida de
Segba, para todo el mundo. Entonces se convirtió en una historia
insostenible e insoportable. Gabriel Fernández Capello (Vicentico,
de los Cadillacs) no está seguro de que el método valga
la pena. Si alguien está muy desesperado, creo que hay formas
más directas de ayudar, como sacar plata del bolsillo, comenta.
Hacer un recital es un camino muy largo. Eso sólo ayuda a
los egos de las personas, a lavar culpas. Algo de eso (sobre lo
intrincado del camino) mencionó una chica (prefirió reservar
su identidad) que recurrió a algunas bandas para financiar el viaje
y la operación de su madre en el extranjero. Sería
más fácil pedir plata por televisión, admitió.
Junto
a la definición enciclopédica de artista solidario debería
aparecer el retrato de León Gieco. Su reputación benefactora
lo lleva a recibir un promedio de 20 pedidos por día entre faxes,
cartas y llamadas telefónicas. Gieco considera las opciones, prioriza
los casos de vida o muerte, responde a todos (a algunos les explica que
por ahora no, pero que los tendrá en cuenta), y arregla dónde
y cuándo. Los escenarios suelen ser clubes de barrio, sociedades
de fomento, patios de escuela, cárceles, centros de rehabilitación.
La mayoría son fuera de Capital. Así hace un promedio mensual
de tres o cuatro shows solidarios. A veces me llaman para que sólo
cante dos o tres canciones para chicos discapacitados, cuenta León.
Omar
Chabán, dueño de Cemento, asegura que el rock es el rubro
con más iniciativas solidarias. Por eso la gente le cree
al rock, señala. En Cemento se hacen unos tres o cuatro shows
benéficos por mes. En general se cobran las entradas, el
sonido y las luces más baratos, explica. En algunos
casos se cobran tres pesos más un alimento no perecedero, de los
cuales un peso me queda a mí (porque el personal cobra como cualquier
día) y dos a los artistas. Los de La Renga, por ejemplo, que tocaron
a beneficio unas semanas atrás, no se llevaron ni un centavo: donaron
todo. Divididos tocó este año por los indios de Jujuy y
tampoco sacó un peso de nada. Casi no recuerdo una banda de rock
que no me haya propuesto hacer un show por una causa solidaria.
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