Sea la primavera o lo que fuere, las mujeres
están mucho más desenvueltas, encaradoras y arremetedoras
que antes. Están cumpliendo el rol que cumplíamos
nosotros. Les gusta alguien y ahí van al ataque... Tal
como nosotros, cuando nos gusta alguien y después de pensarlo
tomamos la decisión (es decir, agachar la cabeza e irnos).
Ahora bien: ¿Cómo darnos cuenta de que nos están
buscando, seduciendo, encarando, avanzando, acometiendo, a nosotros,
al sexo fuerte?
Test:
cómo darte cuenta si te quieren levantar.
En la calle (se acerca una señorita y dice):
A: ¿Tenés fuego?
B: Mmmm, ahí... ¿tenés fuegooo?
C: Estoy en llamas, ¡¡¡dame con la manguera!!!
En el colectivo:
A: ¿Me avisás en la próxima parada?
B: ¿Me avisás en tu próxima parada?
C: Va muy lleno, ¿te molesta si me siento arriba tuyo?
En la escuela:
A: ¿Me pasás el resumen de historia?
B: ¿Me pasás el resumen de historia? Te espero en
el baño en cinco minutos...
C: No vino la profe. ¿Querés tener alguna historia?
La invitás al cine, ¿qué te contesta?:
A: Bueno, pero yo elijo, Nueve reinas.
B: Bueno, pero yo elijo, La última fila.
C: ¿No podemos aprovechar esa hora
y media en algo más divertido?
En tu media hora de descanso, te vas a la plaza con una compañera
de trabajo:
A: Qué lindo que está el sol.
B: Qué lindo que está el sol... ¿Me saco
el uniforme y me pasás bronceador?
C: Qué lindo que estás, mi sol... Sacate el uniforme
y vamos a un lugar donde no haya sol.
Te vas a comprar un pantalón:
A: ¿Qué talle tenés?
B: ¡Qué tallo tenés!
C: Este sería el pantalón que tendría que
usar la persona que saldría conmigo esta noche.
Tu secretaria:
A: Trajecito negro, camisa blanca. ¿Señor,
tomo los apuntes?
B: Minifalda negra, top blanco. Señor, los apuntes...
¿Acá o en sus rodillas?
C: Portaligas negro, bombacha blanca. Señor, ¿le
dije que no sé escribir, no?
Es tu cumpleaños y una amiga te regala un libro:
A: El último de Sabato.
B: La última edición del Kama Sutra, con CD Rom
explicativo.
C: El último libro de autoayuda, ¿Cómo levantarse
minas que te regalan libros, en sólo cinco minutos?
Amigos,
a recuperar el terreno perdido. Comencemos a tomar nuevamente
las riendas y recuerden que: No importa la mina que nos
encare... A nosotros siempre nos gustará la amiga.
Una
canción de La Mosca, hit futbolero
De
corazón
R. C.
Si
fuiste al Monumental, seguramente escuchaste cantar Yo vengo
a alentar, River salí campeón, te lo piden sin parar,
los Borrachos del tablón. Hace rato que la hinchada
millonaria adoptó como himno tribunero la música
de Yo te quiero dar, de La Mosca. Mientras tanto,
la 12 recién la está incorporandola a su repertorio.
Pero el fenómeno de la canción futbolera 2000 el
hit del año en las canchas trascendió el Atlántico,
tanto como la fama del grupo de Ramallo que la creó: En
el Deportivo La Coruña fue la más cantada cuando
el equipo salió campeón. Y como nunca habían
logrado antes un título todavía están festejando
con nuestro tema, relata con asombro Guillermo Novelis,
el vocalista de La Mosca, que regresó por unos días
de España para tocar en Obras este sábado. Hace
poco estaba viendo un partido por televisión y en el entretiempo
pusieron Yo te quiero dar. La cámara enfocó
al banco del Oviedo y el técnico estaba cantando la canción.
Otro día nos llamó por celular una amiga desde el
estadio Santiago Bernabeu, para hacernos escuchar a la hinchada
del Real Madrid cantándola. Los del Madrid comenzaron a
cantarla en la final de la Copa de Europa contra el Valencia.
Y como los de Boca ya la incorporaron, seguro que va a sonar en
la final intercontinental, en Tokio. Nosotros todavía no
lo podemos creer.
Lo de La Mosca en España es cosa seria: hicieron 55 conciertos
en cuatro meses y ya vendieron más de 150 mil copias de
Vísperas de carnaval, su segundo disco. El álbum
se editó en treinta países, incluidos Italia (100
mil copias), Portugal (20 mil) Islandia, Tailandia, Arabia Saudita,
Sudáfrica y Japón. ¿Y en la Argentina? Bueno,
ya facturaron 60 mil. En el interior nos va muy bien,
asegura Novelis. En Buenos Aires, el show en Obras será
un termómetro que nos incluirá o no del fenómeno
rock. En la cancha se ven los pingos. Si nos caemos habrá
que levantarse, sacudirse la tierra y salir silbando.
Un
estreno de la semana
La
película verde
M.P.
En
la tradición de ¿Dónde está el piloto?
o La Pistola Desnuda, la flamante Una película de miedo
se burla desde el afiche de films como Scream, Vigila quién
llama, pero no se olvida de pasarle el trapo a The Matrix, Sexto
Sentido, El Proyecto Blair Witch y Sé lo que hiciste el
verano pasado. Pero no es eso lo más importante: escrita
por los negros e irreverentes hermanos Wayans, Una película...
se burla de toda la cultura del entretenimiento, y a la manera
del rap entretiene y se ríe de los chicos blanquitos y
sus obsesiones. Se burlan de ellos y de toda correción
posible: política, estética o lo que sea. Asquerosos
e incorrectos, los Wayans tienen la solución para todo:
la marihuana. Llena de humo y de referencias tan explícitas
(Veo gente muerta, dice alguien; Chau, qué
buen porro, le responden) que dejan a Cheech y Chong como
un chiste para iniciados. En fin: Una película de miedo
debería llamarse Una película de porro. Oler para
creer.
Natas,
de exportación, pero en silencio, hasta ahora...
¡Argentinos
a la conquista!
MARIANA
ENRIQUEZ
En
1999, cuando Natas fue a grabar su cd Ciudad de Brahman a Estados
Unidos, trabaron amistad con Gammera, banda stoner de San Francisco
(que como ellos graba en el sello Mans Ruin). Se mantuvieron
en contacto, en septiembre se fueron de gira con ellos y recién
vuelven a Buenos Aires. Ellos pusieron la infraestructura,
cuenta Sergio, el guitarrista y cantante. Compraron un micro
escolar para viajar, con Playstation, video y todo, bien norteamericano,
y se ocuparon de arreglar las fechas. Y también nos prestaron
toda la planta de equipos. La apertura de esa gente fue total,
yo nunca vi algo así. Empezaron el 9 de septiembre,
en Santa Cruz, y después tuvieron fechas en Hollywood,
San Diego, Phoenix (donde se les quedó parado el micro
en el desierto, toda una mañana, con un calor de 47 grados)
y Lake Tahoe en Nevada (un lugar rarísimo, como un
Bariloche bizarro, con casas del tamaño de Pilar y con
una arquitectura tipo La Pantera Rosa). Hasta ahí
transcurrió la primera parte del tour, en un circuito de
lugares chicos, con 100 personas promedio. El 16 de septiembre,
en San Francisco hicieron el primer show grande, un showcase de
la revista CMJ, que organizó un festival con bandas de
diferentes sellos tocando en clubs. Fue el show más
grande dice Sergio, de tres gambas, en un boliche
que se llama Justice League, con Ihategod, la banda de uno de
los integrantes de Down, y Alabama Thunder Pussy. Después
partieron al norte y tocaron en Sacramento, Eureka, el festival
North by Northwest de Oregon y Seattle. En cada show había
fans -cuenta Walter, el baterista- cosa que fue muy loca. En Eureka,
un pueblo de pescadores, el que trabajaba en el bar tenía
nuestro disco y cuando nos atendió nos regaló un
flor de porro exquisito. El público, en general,
era todo de chicos blancos. No conocimos ni negros ni latinos.
El circuito es el que hacen las bandas cuando empiezan a tocar:
es el circuito donde tocó hace años Metallica y
no es el circuito latino, explica Claudio, el bajista. No
tiene nada de malo hacer el circuito latino, yo lo hice con Vrede
y estoy orgulloso, pero es más por Miami o Orlando.
La gira terminó otra vez en San Francisco: manejaron desde
Seattle 29 horas seguidas para poder cerrar ahí. Y a pesar
de que vendieron muchos discos remeras, y aunque se dieron cuenta
de que están comenzando a tener una pequeña pero
fiel legión de fans, ellos no quieren cancherear
ni decir cosas como que estamos conquistando Estados Unidos. Nosotros
nos vamos a EE.UU. como nos vamos a Chile o como nos gustaría
ir a Europa o a cualquier parte, dice Sergio. No es
que escapamos o renegamos de la Argentina, es que acá todo
es el triple de difícil. Y tampoco lo hacemos porque queremos
estar en la escena stoner de allá.: es simplemente tocar
para la mayor parte de gente posible en la mayor cantidad de lugares.
Si acá hubiera más lugares, tocaríamos todos
los fines de semana. Nuestro lugar es acá.
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