Andrés
Calamaro, apocalipsis now
¡Sí,es
un discoyonqui!
¡Pero es ficción, boludos!
No
ha cambiado mucho el panorama desde el exilio interno del apart de la
calle Suipacha, en el verano de este año. O sí: ahora, aquellas
canciones concebidas en estado de febril hiperactividad compositiva han
tomado forma de cd para comprar y escuchar. Mientras tanto, el culpable
de todo, aquí, tiene muuuuuchas cosas para decir....
TEXTO
ESTEBAN PINTOS
FOTOS
NORA LEZANO
¡Ficción!
¡Harvey Keitel no es un policía drogadicto! ¡Es un
actor judío! ¡Era broma todo! ¡Estoy flaco porque no
quiero estar gordo! Se pone de pie y le grita al grabador, al micrófono
del grabador. Bienvenidos a Tacuarentown (el territorio de los que tienen
40, aunque él tenga 38), donde todo es rock and roll o bullshit
(Bazterrica dixit), el país-Calamaro que se circunscribe a las
paredes de su coqueto departamento, del cual habita en grado desproporcionado
dos ambientes. En uno tiene sexo y en el otro (el altillo), graba. También
va al baño, de vez en cuando. Y de vez en cuando, come. Está
molesto con las crónicas periodísticas que lo describen
extremadamente flaco y cosas por el estilo. Igualmente, sus
actuales arranques de furia al menos con este cronista no
pasan por el famoso bate ni por la rotura de instrumentos o el lanzamiento
al vacío de lo que tenga a mano. Sólo se pone de pie, grita
(el orden de los factores no altera el producto) y cambia de track del
cd que en ese momento haya caído en la reproductora. Muestra los
cinco dedos que son, para él, los cinco discos que
componen el paquete gordo de El salmón en breve en tu disquería
amiga, pero la ansiedad (y su ego) pueden más. Entonces,
trae una caja de cartón que contiene unos 40 cds más,
la flamante cosecha de canciones que vienen después de la anterior
cosecha de canciones, esas que figuran en este lanzamiento oficial. Grabado
en un 75 por ciento en una portaestudio de cuatro canales y tocado casi
íntegramente por él, escrito a dúo con Marcelo El
Cuino Scornik (ver recuadro). De potrero, dice el protagonista
de esta ficción que se parece peligrosamente a una realidad.
Calamaro está en un período completamente anárquico,
o así se lo puede entender si se piensa que grabó cinco
discos como los grabó, y que está como está. Encerrado
en su casa. Sin dormir, casi. Sexo y canciones, su dieta básica
de mantenimiento. Viste un pantalón gastado y una remera de Therapy
(!). Anda descalzo. Pone y saca cds. Comenta cada canción,
o toca una batería imaginaria. Está Juanse por ahí.Andrés
para de hablar y se ponen a tocar. Graban una base y sobre ella, tocan.
Así se pasa la tarde.
No hay preguntas. El no lo permite, pero no diciendo no quiero preguntas.
Habla sin parar y como en un monólogo alucinado que, sin embargo,
es perfectamente coherente. Cuesta creer que éste es un artista
vendedor de miles de discos, carne de póster y prioridad
para compañía multinacional. Está huyendo de todo
eso. O hace que huye. Quién sabe. Mientras tanto, habla. Tira frases
como dentelladas. Provoca. Ironiza. Grita. Lo que sigue es una transcripción
textual de su monólogo de toda una tarde en su casa de Recoleta.
Personas fácilmente impresionables por la palabra, abstenerse.
Arranca. Me harté de la aristocracia cultural que lee Página/12...
De ir al cine, a restaurantes buenos, comer la comida de moda. El piola
argentino, pero de clase A, me tiene las bolas llenas. Y yo tengo más
ropa en mi armario que la que el piola va a ver en toda su vida, pero
no sé dónde está... He pasado mucho tiempo en mi
casa grabando el disco y no sé dónde está. Lo único
que encuentro es este pantalón y esta camiseta. Me chupan un huevo
los bienes materiales, me siento bien, más flaco... ¡Por
eso estoy flaco! Hacer canciones, viste... Si vos hablás en primera
persona, la gente que las escucha también las escucha en primera
persona. Para la gente, la canción es espejo. Yo no soy yo, es
él. Para la gente es un espejo, para mí es un vidrio.
Soy compulsivo, benefactor de la humanidad, o boludo. Alguien
no se atrevió a quitar unas canciones, no sé si fue en la
sucursal argentina. Supongo que sí... Hay tres canciones con explicit
lyrics, ¡lo que pasa es que hay cien canciones con explicit lyrics!
Pero hay tres que son boludas, que son las más infantiles: Sustancias
marginales era como un debate light, simpático, sin profundidad;
Qué tiene de malo meterse una raya de coca era una
broma y Por qué nos drogamos era un poco de rock femenino,
tirado para atrás. Pero realmente no tenían ningún
contenido pesado. Lo que me gusta es que no pensé que
estaba grabando un disco. Tiene ese espíritu de potrero, la tecnología
aceptó el casete de cromo con el que grabábamos hace quince
años... Las máquinas ultramodernas dijeron adelante, y los
técnicos se bancaron baterías en mono, distorsionadas. La
parte de restauración, de grabar nuevos instrumentos en estudio
y encima de las cosas grabadas en casa, funcionó. A todos les costó
un poco, a los técnicos, a los músicos, hasta que vinieron
los músicos capos (un trompetista y un arpista, clase A) y les
gustó tocar sobre una portaestudio. Se acoplaron bien, fui encontrando
trucos diferentes, hay 95 voces que quedaron grabadas y sólo grabé
tres en estudios. En un momento de la grabación standard, sin embargo,
me di cuenta de que estaba harto de las grabaciones standard.
Sigue. Estos no son cinco discos, esto es lo que yo llamo una mano
que tiene cinco dedos. Esto es un disco con cinco dedos. Entonces, mi
orden fue que si querían un disco, era uno solo, no era elegir
las canciones de los cinco. Era uno, uno cualquiera. Pero, de todas maneras,
no es su negocio. El negocio ya está hecho de antemano, los papeles
ya están firmados por uno de los discos. El disco presentación
tiene una intensidad que al oyente... Es un disco cañonazo, hecho
para humillar. Después están los discos profundos y difíciles
de escuchar. En un momento tuve que decirle al técnico:
Loco, no llegamos a las cien ni en pedo. Pero, sin embargo,
llegamos. Tenía 250, las escuchamos todas y fuimos eligiendo, y
pensé que de 250, elegir 100 estaba bien... Ojo que quise evitar
el número redondo. El protagonista de Miedo y asco
en Las Vegas, una de mis fuentes de inspiración, es un periodista.
Y su raid dura tres días. En el rock and roll son treinta años...
Intenté grabar en estudios, pero grabé en casa y fue
como un happening. Nada que no se termine nunca puede ser malo...
Yo creo que el próximo disco habrá que terminarlo
en casete.
Esto no termina aquí. Soy un buen chico, aunque no se me
nota. Por eso el disco 1 empieza con tres canciones grabadas con banda,
después vienen otras 100... Pero vos sabés que para ser
un disco comercial, del planeta Warner, esto tiene que pasar por muchos
controles de calidad. Primero me tienen que engañar a mí,
las canciones, digo. Hago una pequeña producción para saber
que tengo la canción, no la escribo sobre papel ni con una guitarra
criolla ni con piano. Me gusta sonar con una batería virtual, y
guitarras, y bueno... La verdad es que éste es el triunfo del casete,
y las 100 canciones son como una especie de detalle turístico.
Mucho más después de sufrir metiéndome en estudios
10 horas por día. Hace años que no puedo tolerar las demoras
técnicas, me convertí en una especie de doctor nazi en el
estudio, donde nada que demore más de tres minutos puede ocurrir.
Tres minutos son una canción entera. Ya había
empezado en Honestidad brutal: aquí no hay solos ni partes instrumentales,
ni siquiera estribillos. Es una cuestión de respeto por el público.
Existe el pensamiento que todo el público es el mismo, por eso
se les da a todos lo mismo. ¡Una sola puta canción sonando
3 mil veces! La más no sé qué, es la canción
que elige alguien. Acá las canciones les elijo yo... Simplemente
esto señala la puerta de salida del profesionalismo. No hacerlo
todo a la manera standard comercial-multinacional. De todas maneras, el
gesto de publicar 5 discos es en-ter-ne-ce-dor.
Hay más. Las canciones las hago. No las compongo. Escribo
las letras en un papel, o las escribe Marcelo. Quiero decir: buscar 4
acordes... Yo uso la armonía vulgar. Cuando grabé el disco,
pensé que estaba usando materia sencilla y despreciando lo vulgar,
pero ahora me doy cuenta de que es al revés: lo que hago no es
sencillo, es vulgar. Pero no tengo mal gusto.
Es un disco sentimental, pero también tiene canciones guerrilleras.
Pero de este disco ya se puede decir algo, sin escucharlo: que hay canciones
buenas y otras que sobran. Eso es lo que van a decir los críticos,
lo voy a ver repetido, ya lo sé... Hago discos para
músicos, no para el público. Como los discos se promocionan
por radio, se acostumbra a la gente a escuchar radio y no a comprar discos...
El método del single ayuda a vender cada vez menos discos y a escuchar
más radio. Es el único que se conoce.
Pregunta. ¿Cuánto tiempo sería escuchar diez
segundos de 100 canciones?Play. El punch rockero de Alta suciedad
again. Suena Input, output, canción 1 del disco 1,
el que ya salió. He aquí otra canción camorrera.
Mejor hijo de puta conocido, que boludo por conocer, arranca.
El comenta: Estoy escribiendo canciones sobre algunas experiencias
carcelarias de algunos de mis amigos. En este último
mes, grabé como 25 blues. Más de lo que había hecho
en toda mi vida...
(Ahora pone Freaks, la Nº 17 del dedo 2, que dice el
monstruo verdadero soy yo.)
No puedo explicar la cuestión sentimental. Primero porque
no tengo ningún interés en contar ninguna cosa mía...
Siento pudor. Yo no sé si este disco está dedicado a una
chica o a doce. No tengo ningún interés en que
nadie me conozca, que nadie escuche el disco ni nada. ¡No tengo
ningún interés! Soy muy competitivo, para mí la música
es como una pelea de box, no hay primeros ni segundos. Salgo a destruir...
¿Cómo va a ser la música del próximo
siglo? ¡Qué sé yo, va a ser cuando la hagas!
(Ahora se escucha Mi cruz, mi cruz, welcome to mi cruz, que
también es de Freaks.)
No me extraña tratándose de Marcelo y yo. De la zurda,
somos los poetas. Somos buenos nosotros. Yo no diría
que suena mal. Yo diría que todo era una mentira. Siento la gloria,
sin drogas por supuesto, siento la gloria de la música.
Ahora entra en combustión. La gente de mierda aprovecha para
tratarte con compasión, ¡y te odia! Y simulan estar preocupados,
y jamás estuvieron preocupados por nadie... ¡Y son una mierda!
Vivan los locos, 22, 22 y 22. ¡Mirá que mierda de país
estafado y reventado, con 30 mil desaparecidos y los 300 mil exiliados
que nos dejaron! Lo único que me consta de nuestros anteriores
es que están muy mal cogidos. La suma de la sangre y la espuma,
¿te gusta? Por supuesto que es una letra de una canción
mía... (guiña un ojo). Pero es de las 300 que hice después
del disco. ¡Mediocres de mierda! La gente es cómplice
de un infierno de drogas legales, venenosas. Mediocridad y un pensamiento
totalmente desviado... Leer el papel que viene dentro de la
caja de Rivotril. ¡Es mucho más duro y mucho más oscuro
que la canción Freaks! Le hice una canción que
tengo acá, se llama Rivotril. Te puedo asegurar que
es tan dura como las drogas duras. Pero es legal, mata, es legal. Provoca
ira, coma, malformaciones genéticas, ¡pero no en todos los
bebés! Qué cinismo: dice: Mantener fuera del alcance
de los niños. No es legal. ¿Sabés para qué
la gente lo toma? ¡Para soportar los ruidos de las bocinas por la
mañana! ¿Entendés? ¡Son tan drogadictos como
el que más! ¡No se enfrenten con el ejército!
(Empieza a sonar su versión de El viejo de Pappo. Se
enciende).
Ahora sigue Durazno sangrando. Antes dice: No mirés,
no mirés.... Y después: ¡Está grabado
con este micrófono que en los estudios no está porque es
berreta! Cuesta 100 pesos... ¡Era todo mentira! Grabar en Londres,
masterizar, ¡todo es mentira! Yo no soy un músico, estoy
evitando hacer una cosa mal y fea, nada más. Nadie dijo que yo
fuera buen cantante... Los buenos cantantes están desesperados
por vender discos. ¡Da asco! ¡A mí no me interesa si
sale publicado! Porque tengo más canciones, no tengo nada mejor
que hacerlas. ¡No me interesa el dinero! ¡Perdí dos
millones de dólares en un año y me cagué de risa!
Es como adelgazar: después de los 30 años, te encanta...
No tengo nada, solamente esta casa y dos Hammond (risas). Algunos
hacen de cuenta que están preocupados por vos. La verdad es que
yo estoy seriamente preocupado por ellos.
Y más. Quiero hacer cualquier cosa para escribir canciones.
Soy muy caballero para decir la verdad. No soy ningún santo,
pero soy más discreto de lo que parece. No puedo decir la verdad.
Basta.
Sana
alegría
Primero que nada, jamás creí que íbamos
a hacer un disco. Es más, Andrés decía todos
los días, una 16 veces por día: chicos, pensemos
que esto lo vamos a escuchar nosotros y algunos amigos. Por
supuesto, nunca le creí del todo, pero un poco sí
y cuando vi que el disco era quíntuple no me lo pude creer.
Y cuando vi los temas que estaban adentro, menos. Y cuando lo escuché,
menos todavía... Para mí esto va a ser casi como un
antes y un después. Me siento como un niño frente
a la vidriera de la juguetería Colón. El salmón,
que no iba a llamarse así, es un tema que nos divirtió
mucho hacer. Lo bueno es que nos cagamos mucho de risa, a pesar
que no todo -o gran parte del disco, en realidad- sea para reírse
de nada. Pero lo hicimos, y voy a usar un lugar común, lo
hicimos con sana alegría. Al menos, sana para nosotros. Son
canciones muy oscuras. Mi mamá diría de algunas que
son apologías, casi. Yo digo que son canciones de tipos que
se dedican a hacer canciones, que a veces a la gente le pueden gustar
más, menos, nada o muchísimo. Y que de repente, dijimos
si hacemos las canciones que hacemos, la gente tiene derecho
a saber qué pensamos sobre nuestras vidas, qué nos
parece bien, qué nos parece mal. Por eso discuto con
mi mamá cuando dice eso de las apologías. Sí,
tiene cosas oscuras, pero que también, al mismo tiempo, pueden
llegar a aclarar las ideas de alguna gente sobre muchas cosas. En
realidad, sí, a veces él se hincha las bolas de que
digan que está flaco y todo eso. Pero simplemente porque
un tipo con la trayectoria de él, y con este disco casi en
la calle... Para comentar si está o no está flaco,
realmente hay que ser pelotudo. Yo siempre fui más grandote
y más gordito que Andrés, y no soy una estrella (aunque
en este momento me siento en el cielo). Y la verdad es que no sé
si estaré agrandado, pero hay mucha gente que me dice Cuino,
¡qué flaco que estás! y entonces me acuerdo
del vasco Bazterrica y su famosa frase. La concha de tu madre. El
nunca fue gordo, y por ahí tiene unos kilos de menos. Creo
que los verdaderos grandes amigos de Andrés, si estuviera
como un chico de Ruanda, le hubiéramos metido una grande
de muzzarella con embudo. Voy a ser jactancioso, me parece tan baladí
hablar de eso... Y me acuerdo de una frase de una canción
del disco, Mercado central, con una letra mía
de la que Andrés dijo que tiene algo así como la síntesis
del disco, o de nosotros. Dice jugando al límite, te
podes lesionar. Pero te morís jugando light.
Textual
de Marcelo Skornik, Cuino, compañero de correrías
y cocompositor de buena parte de las canciones de El salmón.
El Cuino, cuenta, conoce a Andrés desde que eran vecinos
de Villa Freud e iban a la escuela primaria. Mi
viejo me llevaba y conocía al padre de Andrés. Entonces
me decía ahí va Calamaro, vamos a pasarlo.
El juego era si le ganábamos o no. Más tarde, ya de
grandecitos, escribieron No me pidas que no sea un inconsciente,
tal vez el primer gran hit de Calamaro.
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Nadar
contra la corriente
Gracias
por elegir la dirección contraria, la del salmón,
que frente a la corriente sublima la vida y la especie. Nada de
esto, quieras o no, hubiera sido posible sin la fraternal sociedad
con mi carnal Marcelo Scornik, también conocido como El Cuino;
además del método kamikaze de composición frenética,
únicamente dedicados a encender el fuego sagrado de la inspiración
y la locura... Fácil la receta, evitar la lectura de periódicos,
la radio, la televisión, el cine y de ser posible... no salir
de casa, o de donde sea el lugar elegido para la gran actividad.
Es difícil narrar con palabras las imágenes que estos
ojos han visto durante la grabación, cuyo núcleo artesanal
explosionó entre los meses de diciembre y marzo, tal vez
obsesionado con la idea de una revolución calendaria irreversible,
por lo menos para mí... supongo.
Las jornadas duraban lo inconfesable, y durante períodos
importantes alcanzamos, así, la pena máxima y la ultraviolencia,
como el happening... Empezamos en la clandestinidad grabando en
aparatos preprofesionales, aquellos que cualquiera despreciaría
para sus maquetas inclusive... La presión, también
conocida como rocanrol, llegó tan lejos que, demandados por
daños, trasladamos los bártulos a un apart de la calle
Suipacha, en donde la convivencia resultó en momentos musicales
y poéticos notables, siempre en cuatro canales, en máquinas
grabadoras de plástico que no resistían las horas
continuas de uso y abuso. Darte más detalles sería
brutal. Una vez recuperada mi vivienda, seguí grabando en
la habitación más oscura de la casa... Es cierto que
podríamos haber terminado en la cárcel o en el hospital.
Con trescientas grabaciones, una vez seleccionadas 101 volví
a Madrid a mostrar el material a mi alma mater, Alfonzo Pérez.
Volcamos las grabaciones caseras, algunas francamente incendiarias,
en modernas computadoras, y también incorporé a mis
queridos músicos a la vertiente musical. Finalmente grabamos
junto con el casete de la vetusta portaestudio, y celebramos el
final de una pesadilla como si fuera un sueño... La verdadera
grabación, la pesadilla canalla, debería haber sido
Paraísos Perdidos, pero esta reencarnación más
roquera bien puede llamarse El Salmón. Bienvenidos, salmones,
a nadar contra la corriente.
ANDRES CALAMARO
Texto incluído en el sobre interno del cd que ya está
a la venta.
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