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Jueves 14 de Diciembre de 2000

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Ni asado, ni pileta, el fin de semana fue de trabajo solidario

Hacer lo correcto

Bajo el sol, los muchachos hacen zanjas en el asentamiento 3 de Enero, en Villa Fiorito.

Con la organización de la juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y el aporte de unos 1.200 jóvenes, sindicalizados, militantes y no, en algunos barrios pobres del Gran Buenos Aires se concretaron buenas acciones. Llegaron, vieron, trabajaron, ayudaron, construyeron. Lo mejor: ningún muñeco sonriente de saco y corbata aparece en las fotos.

TEXTOS ROQUE CASCIERO
FOTOS DANIEL EZCURRA

El fin de semana pasado la temperatura llegó a los 33 grados y el sol castigó duro. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que unos 1200 jóvenes construyeran varios comedores escolares, repararan y pintaran escuelas y asociaciones de fomento, armaran bibliotecas, dieran charlas y organizaran murguitas en barrios pobres del conurbano bonaerense. Ah, encima, cada uno de los que participó pagó 15 pesos para inscribirse, con los que se financió buena parte de las obras. Sí, leíste bien: de eso se trataron las Jornadas Juveniles Nacionales de Trabajo Solidario, que organizó la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). “La idea surgió en este último tiempo, cuando empezaron a aparecer expresiones culturales y materiales de resistencia entre los jóvenes”, explica Néstor Moccia, de 30 años, empleado gráfico y uno de los coordinadores de la juventud de la central obrera. “Nos lanzamos a intentar incorporar todo eso a un proceso de construcción política y social en un paraguas más grande. Para nosotros hay mucho de política en la solidaridad. El modelo te fractura económicamente, pero también te destruye el carácter de grupo, el carácter colectivo de cualquier emprendimiento. Nos parece que lo de la solidaridad tiene un peso importante. No somos los únicos que hacen esto: nos contactamos con pibes de la Iglesia o de la universidad que vienen desarrollando estas tareas. Y en esto se combina la lucha con la solidaridad y con la construcción de una cultura y una referencia propia como jóvenes”.

El padre Luis Farinello habla en el acto de

La gente de los barrios y el Grupo de Estudiantes Solidarios ya habían hecho tareas previas a las jornadas: conseguir materiales, hacer cimientos y relevar los problemas de cada lugar. La gente desconfiaba, harta de las promesas de los políticos, y se sorprendió cuando llegaban grupos de cien pibes dispuestos a trabajar para ella. Ni que hablar de cuando las obras estuvieron terminadas, ladrillo sobre ladrillo. En Villa Inflamable (Dock Sud) construyeron un comedor y pintaron la escuela 33. En Barrio Mitre (San Miguel) hicieron contrapisos de dos escuelas. En el asentamiento 8 de Mayo y en el barrio Libertador (San Martín), y en La Cava (San Isidro) construyeron sendos comedores. En el barrio San Francisco (Morón) hicieron un comedor y una plaza, y repararon la escuela 102. En Munro reconstruyeron la Casa de la Memoria. En Ingeniero Budge pintaron una biblioteca popular. En Villa Fiorito terminaron la cocina e hicieron una biblioteca en un centro comunitario.
“Estuve trabajando en Villa Inflamable, en el comedor de Marta, una señora a la que no le alcanza ni para comer ella y sus siete hijos, que no recibe subsidios de nadie, pero que abrió la cocina de su casa y le da de comer a los chicos del barrio”, recuerda Moccia. “El que dirigía la obra era el sobrino de Marta, pero ni a él le creía que íbamos a construirle el comedor. Yo había hecho jornadas de este tipo en el interior, donde el trato era mucho más directo; acá había mucha desconfianza. Y por eso mismo, el agradecimiento era muy emotivo. Uno a veces es demasiado negativo, pero existe gente como Marta en nuestro pueblo. O viejos que te traían una docena de facturas, compradas con los últimos mangos que les quedaban... Esa solidaridad natural fue un dato que nos impactó fuerte. Y que nos hace pensar que no todo está perdido.”

Los pibes del barrio San José Obrero, de La Matanza, ahora también comerán a la noche.

“Hace un par de años, cuando estaba en la facultad, había participado de una brigada del Grupo de Estudiantes Solidarios en un comedor de Ingeniero Budge, pero esta movida fue gigantesca. Me tocó ir al barrio Mi Esperanza, en La Matanza, donde hicimos un comedor para sesenta chicos, una plaza y un aula en la escuela. También desmalezamos unos terrenos al lado del comedor y armamos una huerta. Además hubo actividades recreativas: se armó una murga con los pibes y se salió a patear el barrio; cada vez se incorporaban más chicos y todo terminó en fiesta. La gente del lugar nos agradecía con palabras simples y muy hondas, nos daba de comer y agarraba la pala para laburar a la par nuestra. Me llamó la atención la seriedad que tuvieron los pibes que vinieron a trabajar, porque éramos cien en una escuela, podría haber dado para el descontrol. Hubo fiesta, pero no quilombo: no se tomó una gota de alcohol. Dormimos en el piso, nos acostábamos muy tarde y hacíamos guardias de seguridad, pero a las 7 de la mañana estábamos todos arriba para trabajar.”
Sebastián, 27 años, empleado de una empresa de seguros y militante sindical.

Esta murga se formó en el barrio 3 de Enero...

“Estuve en el barrio San José Obrero, de La Matanza, donde construimos un comedor, pintamos una escuela del barrio y armamos una plaza. Fue la primera vez que iba a trabajar a un barrio, pero voy a seguir yendo. No sé si con la CTA o con quién, lo importante es ir y hacer cosas. Lo primero que recordé apenas llegué fue la propaganda contra el dengue: dice que no dejes agua en tachitos, mientras que ahí estaban todas las zanjas llenas de agua estancada. Es un barrio de gente que en algún momento tuvo trabajo y ahora no lo tiene, donde los chicos comen sólo en la escuela. No era un lugar marginal sino de desocupados, que se organizan en forma de cooperativa. Ellos fueron los que hicieron el corte de la Ruta 3 y buena parte de la comida que consiguieron esa vez la donaron para que comiéramos nosotros. No tienen casi nada, pero comparten con vos lo poco que tienen.”
Natalia, 25 años, empleada administrativa y estudiante de Sociología.