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Jueves 21 de Diciembre de 2000

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Anarquistas de verdad, sobrevivientes

Punks eran los de antes

El libro Cuatro historias de anarquistas, de Adriana Atán, reúne los testimonios de cuatro anarcosindicalistas argentinos que militaron y militan en una causa que, lejos de pertenecer a un pasado idealizado, sigue viva. En ellos, al menos, está claro que sí.

PRODUCCION CRISTIAN VITALE

Jesús Gil
Tucumano. 89 años. Fue cosechador, ayudante de herrero y albañil. Se vinculó al comunismo anárquico en 1927, a los 16 años, a través de FORA (Federación Obrera Regional Argentina). A los 24 lo eligieron secretario del gremio de albañiles de esa organización, en Tucumán. En el ‘39 viajó a Buenos Aires. Vivió en San Martín y siguió militando en FORA, mientras se ganaba la vida levantando paredes. Hoy vive en La Boca. Sigue trabajando de albañil, sigue siendo anarquista.

“...Cuando uno se asociaba a la FORA le daban un carnet. Si lo agarraban con ese carnet en 1930, tenía 30 días de arresto. Y si no aparecía ningún familiar, cuando lo liberaban llegaba a la esquina del Departamento de Policía y lo volvían a meter preso por la otra puerta. Fueron tiempos muy duros, pero se luchaba. Allá en Tucumán, cuando fue el golpe de Uriburu, la policía clausuró el local de la FORA. Al día siguiente, los compañeros sacaron las fajas de clausura y lo abrieron de nuevo. ¡Se armó un revuelo! Vino la cana y quiso llevarlos de prepo. Entonces, los compañeros volcaron una mesa y les respondieron a balazo limpio...”

“...Uno de los conflictos más importantes en los que participé fue una huelga que hicimos en Tucumán en 1936 en protesta por una rebaja de salarios. Hasta ese momento ganábamos cuatro pesos con veinte los peones, cinco con cincuenta los medio oficiales y seis con cincuenta los oficiales. Y de repente nos empezaron a pagar entre dos y tres pesos. Así que nos organizamos para el reclamo. Esa vez le quemé el auto al empresario Meloni –que estaba construyendo un obrón en el cementerio de los ricos– y los compañeros le tiraron las máquinas de hacer cal adentro de los fosos de los mausoleos...”

Juan Enrique Palmeiro
Nació en Avellaneda. Tiene 82 años. A los 10 empezó a militar en la Juventud Socialista. Después, durante el golpe de Uriburu, concurrió a Plaza de Mayo para defender la democracia y conoció a los anarquistas. En 1936 comenzó a militar en FORA y rompió con los socialistas. Trabajó como fletero y taxista. Durante el peronismo fundó con doce compañeros la biblioteca “Mario Anderson Pacheco”. Allí, se hizo bohemio. Comenzó a pintar y a escribir poesía.

“...El camino para encontrar la libertad pasa por actuar sin aceptar imposiciones, exteriorizando la propia visión en diálogos no preconcebidos. La persona es una construcción, una consecuencia social y su razón y su conciencia se van desarrollando a través de la cultura. Si en lugar de educar se cultiva, los productos sociales cambian. Pero estamos viviendo en una sociedad autoritaria con una educación autoritaria y religiosa que transforma al hombre en una caricatura. Para poder salir de este círculo, el individuo tiene que organizarse con otros e ir formando nuevas ideas a través de debates libres. Anarquismo significa desterrar todas las aberraciones político-religiosas en las que se desenvuelve este mundo...”

“Educación no es cultura. Con la educación se puede hacer un monstruo o un autómata, es impositiva, en tanto que la cultura pone a disposición del individuo todos los elementos para que desarrolle sus talentos, sin interferencias metafísicas ni ideológicas. Alienta la diversidad, facilitándole al hombre los medios para que elija libremente, sinlineamientos morales, sin inculcarle que para ser un buen individuo tiene que ponerse el escudito, ir a ver los desfiles o a rezar...”

José Grunfeld
Santafesino. 93 años. Fue almacenero, diariero y dibujante. En 1925, a los 18 años, se entregó al anarquismo en una protesta por la liberación de Sacco y Vanzetti. En 1927 se negó a hacer el servicio militar. Vivió en Tres Arroyos con nombre falso y fundó allí la Biblioteca “Rafael Barret”. Militó en la Unión Socialista Libertaria y en las Juventudes Socialistas Libertarias. En 1936 viajó a España para apoyar a los anarquistas que combatían contra Franco. Llevó 20 mil vacunas donadas por estudiantes de medicina. Volvió en 1939. Militó siempre. Hoy escribe en el periódico El Libertario y sigue ligado a la FLA (Federación Libertaria Argentina).

“...La equidad consiste en elegir libremente lo que se quiere ser y ayudar al más débil a manifestarse. Pero no hay que confundir esto con la interpretación grosera de que se quiere convertir a todos en iguales. La igualdad que nosotros propiciamos es material: yo no necesito más que un traje para vestirme, no puedo llevar dos a la vez, no puedo usar más que una cama, no puedo comer más de dos o tres platos. Esto es lo necesario para que el hombre pueda vivir. Y hay que ser solidarios para que todo el mundo cubra esas necesidades básicas...”

“...Yo no sé si fui protagonista o juguete de la historia, porque en todos los acontecimientos uno obra creyendo que puede influir sobre el curso de los hechos, pero la complejidad de los resultados demuestra que el accionar individual incide en proporciones infinitesimales. De todas maneras, creo haber hecho bastante, ya que siempre obré inspirado por la vocación de servir a mis semejantes y no me importaron las horas ni las cosas que abandoné. Y cuando uno se dedica de lleno, se siente enaltecido y trata de que los demás también participen ese sentimiento...”

Domingo Trama
Porteño. 80 años. Trabajó de pasarremache, reparador de buques, changuista y ayudante de electricista. Se hizo anarquista después del golpe de Uriburu, en el ‘30. Miembro de FOCN (Federación de Construcciones Navales), fue llevado varias veces preso por su militancia. En 1942 lo eligieron secretario del gremio de pintores y rasqueteadores. En 1947 participó de una huelga de 110 días –la más larga de la historia– porque la patronal naval le impidió a sus compañeros constituir un sindicato propio. En 1955 fue delegado por el gremio de metalúrgicos navales. Al año estuvo preso en Devoto, acusado de provocar un atentado. Se jubiló en 1969. Hoy dirige el periódico El Constructor Naval y festeja cada aniversario de la última huelga.

“Me hice anarquista en el ‘30. Frente a todos los atropellos, me sentí en ese momento violentamente anarquista. La injusticia, las deportaciones, las cárceles y todas las tropelías que cometían en nombre de la dictadura reinante despertaron en mí una indignación tan grande que, a partir de entonces, adopté las ideas libertarias. Nuestro principio era la acción directa, que quería decir que en nuestras relaciones patrón-sindicato no admitíamos la intromisión de terceros. Era luchar contra la intromisióndel Estado, lo cual significaba también prescindir de todos sus beneficios. Así hemos desechado el aguinaldo, el pago 1º de Mayo, el descuento sindical a los trabajadores. Con esos principios funcionamos más de 54 años. Y, además, aceptábamos que en determinado pasaje de la huelga se pudiera recurrir al sabotaje y al boicot como métodos de lucha. El boicot se aplicaba cuando una empresa no cumplía los convenios pactados y ya se habían agotado todos los recursos de negociación. El sabotaje, en cambio, se ponía en práctica en menos casos e implicaba destruir máquinas indispensables para la producción e impedir que se siguiera la actividad normalmente...” n

Testimonios extraídos del libro Cuatro Historias de Anarquistas. Cuesta 10 pesos y se consigue en Liberarte, El Perseguidor, Biblos, la Librería de las Madres, El Aleph y Prometeo.