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Jueves 11 de Enero de 2001

tapa
tapa del No
IRON MAIDEN 22.00
ROB HALFORD 20.30
QUEENS OF THE STONE AGE
19.20
CABEZONES 18.30
MAD 17.45
SABADO 13 / VELEZ

Somos duros y nos gusta serlo

Esta es la combinación que abre la mini temporada: entre el clasicismo jevi de Maiden y mr. Judas Priest, y el regreso del rock fuerte y colocado de las reinas de la Edad de Piedra. Anticipandolo todo, Rob Halford habla de su “revelación”, Josh Homme, de los Queens, aclara que ellos son chicos buenos que se lavan los dientes, y Bruce Dickinson dice que sólo quiere divertirse.

Alcohol, drogas y pasta dental
“Nicotina, Valium, Vicodin, marihuana, éxtasis y alcohol”, repite la letra de “Feel good hit of the summer”, la canción abre Rated R, el segundo disco de los Queens of the Stone Age. Con este pequeño catálogo hecho canción y cierto comportamiento en público, no es extraño que la banda del desierto californiano se haya ganado rápidamente una reputación: la de encarnar a la perfección el estereotipo del exceso rockero, últimamente en desuso. “Creo que la mayor parte de eso salió de la prensa inglesa”, se queja Josh Homme, mitad del núcleo de los QOTSA (el cantante y bajista Nick Oliveri es su media naranja). En conversación telefónica con el No, el guitarrista y cantante continúa: “Los ingleses tienen la destreza para convertir todo en una historia amarillista. También influye el hecho de que nosotros no somos del tipo de los que van a alcohólicos anónimos. Pero también dormimos y nos lavamos los dientes, ¿sabés?”
–La figura del rockero pasado de rosca estaba un poco perdida antes de que se fijaran en ustedes.
–Ese es otro motivo por el que la prensa inglesa ha tomado tan en cuenta ese aspecto nuestro. Nosotros tenemos nuestros momentos de exceso rockero, pero no es lo único que hacemos en todo el día. Somos gente positiva, nos gusta decir “sí” en lugar de “no”. Como muchos otros no son así, llama la atención que a nosotros nos guste salir, tomar unos tragos y pasarlo bien. Para mí, la música se trata de pasarlo bien. No quiero hablar de política ni hacer sentir culpable a nadie. También tengo momentos en que me siento solo, dolido y asustado, pero no quiero que mi música sea quejosa y llorona.
–Tampoco debe haber ayudado mucho que hayas declarado que en “Feel good...” está tu lista de drogas favoritas.
–No, no se trata de eso. En los Estados Unidos existe algo llamado corrección política, por la cual debés tener cuidado de qué palabras usás. (Por ejemplo, se llama “africano americano” a los negros.) Estaba pensando que a mi perro debería llamarlo “canino americano”... (risas). En varios sentidos, la canción refleja nuestra bronca y se dedica a apretar botones para que alguno salte. Ninguna de esas palabras es una puteada ni nada parecido, pero se manipula a la gente para que no se las mencione.
–El título del disco hace referencia a la categoría de “exhibición restringida” que se les da a algunas películas. ¿Creen que el público estadounidense está demasiado restringido?
–Claro. Y también es por eso que el álbum sufre una especie de censura.
–En el booklet, ustedes pusieron una especie de advertencia sobre los contenidos de cada canción, parodiando lo que se hace en la televisión.
–Sí. Hay uno que me causa mucha gracia: “situación adulta”. Es una buena muestra de la corrección política. Esa frase aparece siempre en la televisión, aunque no sé qué quieren decir con “situación adulta”. Andá a saber, tal vez estamos en una “situación adulta” en este mismo momento y ni nos enteramos (risas).
Queens of the Stone Age nació de las cenizas de Kyuss, una de las bandas originarias del llamado stoner rock. Después de la separación de ese grupo, Homme se dedicó a salir de gira como invitado de Screaming Trees, mientras que Oliveri pasó a Dwarves, un combo de punk extremo. Desde que se reencontraron en QOTSA, el vínculo entre ambos volvió a hacerse fuerte, a pesar de que son muy diferentes. Se nota hasta en la forma en que lucen: Homme podría pasar por un empleado de banco, mientras que Oliveri asusta con su pelada y su barba puntiaguda. “Eso hace que nos llevemos bien”, afirma el guitarrista. “Incluso cuando tenemos una idea parecida, no es exactamente la misma, por eso construimos una nueva juntos. Si vos te dedicás a sacar fotografías, no necesitás otro fotógrafo sino un tipo que sirva para producción o para otras cosas. En lo que más coincidimos es en la forma de componer canciones. Ninguno de los dos nos sentimos atados a una canción por el hecho de haber estado dos o tres semanas trabajando en ella, sino que elegimos lo mejor. Y también somos parecidos en que nosgusta salir de gira y tocar todo el tiempo. Por eso no nos interesa tomarnos muchas vacaciones: la música es lo que hacemos”.
–También coinciden en que no les gusta el término stoner rock.
–Me parece que es un término demasiado definido. Stoner rock significa que tenés que ponerte una calavera y escuchar todo el día a Black Sabbath... Sé que hay quienes van a querer ponerle un nombre a nuestra música, pero preferiría el de rocanrol, porque es más amplio. Rocanrol pueden ser los Cramps, Elvis, el punk y muchas cosas más.
–Uno de sus shows en Buenos Aires será en un festival metálico. Y ya han sido parte del Ozzfest. ¿Se sienten cómodos en ese ambiente?
–En realidad, más allá de que me gustan Halford y varias cosas de Maiden, lo importante es poder ir a tocar allá, porque nunca pudimos hacerlo. No encajamos en el Ozzfest y probablemente tampoco lo haremos con Maiden y Halford, pero tampoco es que estamos tan lejos. No encajamos en la mayor parte de las giras que hacemos. ROQUE CASCIERO

Mi primer amor
El señor supo ser, antes del punk, antes inclusive de lo que se dio en llamar la New Wave of British Heavy Metal (con Diamond Head y Iron Maiden a la cabeza), un icono y un pionero del heavy metal. La voz aguda, el uniforme de cuero negro, canciones que tenían títulos como “Defensores de la fe”. Hoy hace casi 10 años que su banda ya no existe y mucho más: el heavy a la Judas es un anacronismo. Después de Judas, Halford probó con otros estilos, armando bandas como Fight, con la que estuvo en Buenos Aires. Ahora, su nueva banda se llama simplemente Halford, y en su nuevo disco, Resurrection, comparte un dúo con Bruce Dickinson. “Fue todo muy espontáneo”, le dijo al No vía telefónica. “Yo tenía un par de temas nuevos, conocí a Roy Z, un productor que produjo discos solistas de Bruce... y terminamos encontrándonos en un estudio y grabando juntos. La verdad es que fue muy espontáneo. Lo mismo que con Queens of the Stone Age. Grabamos un tema juntos porque estábamos grabando en estudios vecinos. Yo conocía a algunos miembros de una banda amiga de ellos, Kyuss... Y me invitaron en una canción. Me pareció un tema fresco, súper cool, y lo grabé.”
Halford no es sólo importante por su trayectoria. Hace poco años hizo pública su condición gay, todo un gesto en el mundo del heavy metal.
–En ese momento, ¿tuviste problemas o sentiste prejuicios de los fans heavies?
–En absoluto. De verdad. Fue maravilloso. Nunca quise ser hipócrita: todo lo que hice en esta vida lo hice desde la honestidad, nunca quise mentir. Sentí que era el momento de hacerle saber a mi gente quién era yo. Y, de alguna manera, eso me acercó más al público, no me distanció. Sentí que el momento estaba apto para asumirlo públicamente.
–¿Hay una escena heavy en Inglaterra hoy? Porque los días de la NWOBM parecen lejanos...
–Yo vivo en Londres, Amsterdam y San Diego, y la verdad es que no veo nada nuevo en Gran Bretaña. Todo es muy under y muy focalizado, ya no existe en una escena para nada. La única banda heavy grande es Craddle of Filth, que es muy extrema. A mí me encanta, pero son los únicos.
–¿Y te gusta el nü metal, o el rap metal?
–La única banda de ese estilo que me gusta es Rage Against the Machine. Creo que son los únicos que tienen una base emocional, que creen en lo que hacen y que son sinceros. Y buenos músicos.
–¿Seguís viéndote o tenés contacto con los Judas Priest?
–Sí, el otro día vinieron a nuestro concierto en Birmingham, y nos hablamos por teléfono. Quizá ya no exista un compañerismo... pero existe cariño, y una amistad cercana. Eso me alegra mucho.
–¿Por qué decidiste volver al heavy metal?
–Es mi primer amor. Este disco es como una vuelta a casa para mí. M.E.

Hacer el ridículo
Iron Maiden, en vivo, es un espectáculo auténticamente descabellado, impresionantemente ridículo. Y también entretenidísimo. El escenario se ve como un patio de juegos de aventura hecho de andamios sobre los que se encarama Dickinson como el niño grande que es, mientras la pirotecnia nos hace arder de tanto en tanto. El baterista Nico McBrain permanece durante todo el set completamente oculto tras una batería enorme, el bajista Steve Harris mantiene un bajo continuo aunque pesado todo el tiempo, mientras los tres innecesarios guitarristas líderes, repetidamente, se arrojan unos a otros desde los parlantes y cortan el aire sin necesidad, increíblemente, de una posterior hospitalización. En un momento, para la canción “Sign of the Cross”, un Dickinson crucificado es bajado al escenario con un cisne gigante sobre los brazos de la cruz. Al final de la canción, sus alas se incendian. Y a mitad del concierto, la mascota de la banda, un cadáver podrido de veinte pies de alto llamado Eddie, deambula, toca la guitarra con el aire y después se vuelve adonde sea que haya salido.
“Por supuesto que es irónico”, dice Dickinson de modo apasionado, pero ni remotamente a la defensiva. “Nuestro objetivo es mantener las cosas lo más kitsch posible. El público las ama y a nosotros nos mantiene entretenidos. Odio las bandas metálicas que son serias. Carajo, queremos divertirnos con lo que hacemos. Enfrentémoslo, hemos estado haciendo esto durante el suficiente tiempo. Si no nos mantuviéramos haciéndolo ridículo, nos volveríamos locos. ¿Viste el cisne en llamas? Esa fue una idea mía.”
Extracto de una nota publicada en la revista inglesa Q, describiendo el actual show de Iron Maiden que, se supone, presentará tal cual en Buenos Aires.

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