FAVIO
POSCA, ACTOR TODO TERRENO, ESPECIALISTA EN PROVOCACION
Ojo,
éste no es un muchacho fácil
Personaje
1. La historia de Chapita y Sabañón es un malambo
electrónico. Son dos payasos de la plaza que antes robaban estéreos
y ahora te achacan la casa: es una especie de homenaje a La Naranja Mecánica,
pero en el 2000. Se mandan a una casa y se violan a la mina, matan al
chabón, le quiebran el cuello a la mucama y se la cogen muerta.
Hacen un descontrol, los pibes. Y todo eso es como una pequeña
ópera.
Favio Posca está en Mar del Plata, su ciudad natal, con un espectáculo
en el teatro La Subasta que se llama Mama éstá presa, así,
acentuando el verbo en las dos vocales, porque tiene que ver con
los genitales y con lo que soy yo, onda chupate ésta mandarina.
Aparte, en el espectáculo hay varias madres. Trato de desmitificar
a la madre como una figura que está ahí arriba, veo madres
desde otro lugar, como seres humanos con errores que a veces te queman
la cabeza. Y hablo de hijos con la cabeza quemada, todo encarado con mucho
rock y mucho humor.
Es un personaje raro Favio Posca. Actor del under que saltó a la
fama en la televisión, con Nicolás Repetto y El Perro,
su personaje más popular, para después entrar en Gasoleros
y llegar a filmar con Adrián Suar películas comerciales
como Apariencias o Cohen Vs. Rossi. Vive en un barrio privado de San Isidro,
además. Decisión que tomó, dice, para tener
tranquilidad. Y cuando tuve a mi hija, para que ella pueda jugar
al aire libre y eso. Por supuesto, cerca de su casa hay una villa:
cuando sale a correr y pasa cerca, los pibes que están ahí
tomando cerveza le gritan aguante. Al mismo tiempo, en sus
espectáculos teatrales (El Perro que los Parió, Boster Kirlok
y ahora Mamá éstá presa) revisita personajes marginales,
violentos, locos, en el borde, manejando lenguajes callejeros y carcelarios.
Yo tomo ese uso de los personajes y el lenguaje desde de tres partes:
de cosas que he escuchado, cosas que he vivido y cosas que imagino. No
es verdad todo lo que digo, pasa que la imaginación parte de una
base, son jergas que invento, que tienen que ver con el inconsciente colectivo.
Soy un estudioso de la jerga callejera, por eso me es tan natural hablar
de eso. Siento admiración por la calle, me intriga mucho lo marginal,
desde pendejo. Pero yo no soy tan marginal ni tan callejero, por ahí
es más el poder de observación que tengo que las cosas que
realmente viví. Si me voy a Londres me voy a clubes clandestinos,
no a Picaddilly, o me voy andar en subte hasta altas horas de la noche
y veo cosas que un turista no ve. Soy muy culo inquieto por ese lado.
Me interesa ese tipo de turismo.
Personaje
2. En Londres hay un montón de gente joven, bien vestida,
que pide en la calle, todos sentados sobre colchitas. No son como los
crotos de acá: parecen estudiantes, y no están borrachos
ni nada. Aparte tienen como posturas para pedir. Yo los rescaté
en el espectáculo, con una música ambient: hay una sección
de diferentes poses de pedir. Y enseguida cambia y transpolo a un pibe
que pide al que bauticé La Araña Manca, pero
es brasilero. Es lo mismo en otra parte del mundo. Vive en una favela
y para poder comer comercializa su culo, le dice a la gente que experimente
con su culo, que él lo contrae, en fin, que es bárbaro.
Está bueno transpolar y tomar gente del mismo palo pero tan distinta.
Y el pibe éste habla de las favelas y lo que pasa con la policía.
Le dicen La Araña Manca porque la policía lo
agarró una vez y lo cagó a patadas en el orto, lo bajó
a patadas de una favela y lo dejó desmayado en hora pico en una
avenida. Esquivó el primer camión y el otro, pero el tercero
lo levantó y estuvo 7 minutos y medio en el aire. Cuando cayó
estaba todo quebrado. Estuvo como dos años enyesado pero cometieron
el error de pegarle los dos omóplatos de un lado, entonces tenía
los dos brazos del mismo lado. Hasta que se los pusieron en el mismo lugar.
Todavía
hoy, cada vez que Posca estrena un espectáculo, se lo acusa de
nihilista, de excesivo. A él no es que le importe. Es cierto, mucha
gente que va a verlo cree que sus espectáculos tienen que ver con
lo que hacía con Repetto, o lo conocen sólo por haber sido
Bambi, en Gasoleros. Y por eso muchos se levantan
y se van. Yo no hago más que, desde mi óptica, reflejar
la realidad. Mamá éstá presa es muy violento, pero
también es muy vertiginoso, tiene mucha imagen y una información
acorde a la que estamos recibiendo, sobre todo la gente joven. Tal vez
hay gente que dice que es demasiado crudo. Lo que sí me han criticado
es lo descarnado de decir las cosas por su nombre, mucha gente no está
acostumbrada a eso. No suelo recortar, hago cosas en profundidad y tengo
un montón de ópticas, y no me pongo en un lugar de esto
está bien o esto está mal ni de panfleto.
Ni de bajar línea. No es mi estilo, yo muestro las cosas como las
veo. No juzgo ni tengo que explicar nada y mucho menos ayudar a pensar
a la gente, quiero que piensen solos. En El Perro... y en Boster... me
pasó que los tipos que vienen con una imagen mía más
pasteurizada, o se quedan y aplauden de pie o se van a los cinco minutos.
El espectáculo en este caso se divide en tres partes que se unen.
Una es la parte más rocker, que es la que tiene que ver con los
agujeros en la cabeza de la gente, por relaciones familiares o humanas.
Esa gente que no tiene retorno. En la segunda parte me meto en lo social:
a mí siempre me gustó meter la cabeza en lugares inaccesibles,
como una villa, donde se puede entrar o es difícil salir, depende
la hora. Me gusta rescatar a esa gente marginada, y hablar de ellos, hablo
de la gente sin salida. Ahí meto un par de hip hops porque me parece
lo más callejero. El tema se llama Sin salida y es
bastante duro y crudo pero yo siempre cabalgo sobre lo dramático
y la risa o la convulsión, eso de que no sabés de qué
te estás riendo. La letra de esa canción dice No hay
salida para la niña de la villa/no hay salida para la gente de
la casilla/ ven niña, el padre quiere ser tu amante. En la
tercera parte me voy a Europa, es totalmente Amsterdam y musicalmente
entro en lo electrónico, lo trance, lo industrial. Al final, después
de un apagón hay un bonus track que es un regalo para los fans:
aparece El Perro con una bata negra y todo termina super arriba.
El perro tiene burlesques en Amsterdam desde hace más
de cuarenta años. Está en el sexo de noche, y la cadena
más importante de burlesques clandestinos la tiene acá.
Este nuevo espectáculo lo está produciendo él mismo,
algo así como un ensayo indie pero teatral. Lo veo como una
inversión, dice. Cuando termine el verano lo estrenará
en Buenos Aires, probablemente en el Complejo La Plaza, como siempre.
Favio Posca nació en Mar del Plata, pero cuando era chico vivió
en La Falda. Ahí pasó diez años sin televisión,
porque había problemas con la antena. Entonces leía en una
biblioteca. Era solitario, entre otras cosas porque es hijo único,
y lo sigue siendo. No le gusta salir, por ejemplo.
Soy ermitaño, no voy a muchos shows acá, por ejemplo,
y eso que soy fanático del rock. Vi a Babasónicos un par
de veces, pero en general sólo salgo si viene una banda internacional.
En otros países sí ando de noche, como loco. Sobre todo
en Londres, en Amsterdam, que me encantan. Pero acá... Uno labura
en un medio y ya saluda gente todo el día. Después tenés
ganas de estar tranquilo. Es amigo de Repetto y Suar, pero más
de visitarlos en su casa. Y en sus espectáculos trabajó
codo a codo con su esposa, María Luisa, psicoanalista que tiene
un criterio muy amplio, sabe cómo encarar. Estéticamente
coincidimos. Es un placer trabajar con ella, es una artista y la respeto
mucho. Es una de las pocas personas que respeto su criterio y en las que
puedo confiar. Soy muy cerrado y no confío en casi nadie a la hora
de hablar de algo mío, soy muy receloso, pero mal. No soy muchacho
fácil, para nada.
En Mamá éstá presa, Posca hace un strip tease. Es
que en la tercera parte del show se monta una especie de sex shop sadomasoquista
pero todo inventado, no quería caer en lugares comunes, ni
que nada pareciera real. Al mismo tiempo quería que los objetos
parecieran posibles de usar. Son porongas gigantes pero muy modernas y
originales. Las mandé diseñar. Nos pusimos con Negrín
el escenógrafo, y tuvimos que tirar casi toda la primera tanda
de porongas, porque eran muy reales. Pero ahora encontré lo que
buscaba.
Personaje
3. Tengo muchas madres. Tengo una catamarqueña que descarta
a casi todos sus hijos, y a los que no los usa de mula. Y también
me metí a hacer un poco de teatro terror: hay un pibe que debido
a una relación que tiene con la madre se la termina cogiendo y
curten un año. Ningún Edipo, nada, todo bien. Al final la
echa a patadas en el orto porque se cansa, y a partir de ese momento empieza
a tener pesadillas vívidas, no sabe qué es realidad y qué
es ficción, y empieza a confundir. Al final del cuento la madre
se lo termina morfando. La madre aparece en forma de monstruo y se lo
come, y el monstruo canta una cosa que se llama I Love Your Ass.
También maticé con personajes clásicos como la mamá
de Carlitos, una madre cordobesa, pero en otra situación: se tomó
un par de hongos, está alucinando mal y lo caga a pedos a Carlitos
porque no le avisó que eso no se podía tomar.
No le interesa mucho volver a la TV, salvo que el proyecto esté
bueno. Es que no tengo la sed ni la abstinencia de la tele.
Salvo lo de Borenstein (Tiempo Final) hace un año que
no hago televisión. Y no es que no me guste, me encanta, pero mientras
sea interesante, porque si no me siento encerrado. La tele es rating,
no se lo puede negar, sería una estupidez hacerlo. Y lo de Tiempo
Final estuvo bueno porque hice algo distinto. Era un ladrón,
claro, pero no un marginal. Era un sacado al que le gustaba hacer alpinismo
en los edificios. En Brasil hacen algo parecido: se tiran de los últimos
pisos de edificios, con paracaídas... Obviamente está prohibido,
y aparte se dan unos golpes terribles, porque es poca distancia. Entonces
los esperan amigos abajo con unas combis, y cuando caen con el paracaídas,
los meten ahí y se los llevan rápido, para evitar a la policía.
Algunos se hacen mierda, obvio. Yo tenía esa imagen reloca en la
cabeza y trabajé con eso para ese personaje, un chabón que
se copaba con meterse en casas a afanar pero por la aventura de trepar.
No era un viejita, era un sofisticado. Quizás volvería
a hacer tele con Suar, si el proyecto lo conforma. Con Suar laburo
cómodo, muy libre: él tiene confianza en lo que yo le puedo
dar, y los productos salen buenos. Y nos cagamos de risa.
Además, Posca acaba de editar un disco. Se consigue sólo
después del espectáculo. Una cosa bien punk,
proclama. El disco, que es la banda de sonido de Mamá éstá
presa, son 14 canciones propias ejecutadas por Deluxe, y con invitados
como Carca (es como el power del rock nacional, tiene la mística
de Invisible pero moderno, y es visualmente impresionante) y músicos
de los Babasónicos y El Otro Yo. La idea de sacarlo con una
discográfica no me entusiasma, no me quiero enrolar en una que
después no me gusta. Hay que tener cuidado, firmás un contrato...
Por ahí hasta me aburro. Yo en lo que hago canto en vivo y mezclo
como quiero todo, no sé si quiero tener una banda. Me quedaría
con ganas de hacer cosas. En el disco la música y obviamente las
letras son mías y los chicos ejecutaron y pusieron onda y creatividad.
Yo escucho, dentro del rock, muchas cosas: me gusta el rap, el funk, lo
electrónico, el punk rock, el electro punk. El otro día
me compré los de Finley Quaye, Fatboy Slim, Macy Gray, PJ Harvey,
Patti Smith... La vieja se la rebanca, es una indígena blanca,
y es relinda a su manera, es bien interesante como mina. También
me alucina el hip hop: el rap tiene que ver con lo teatral en el sentido
del decir. En este espectáculo desde la música digo muchas
más cosas que en mis espectáculos anteriores. Cada letra
es una historia o una pequeña película, o una ópera.
También hago cuartetos, porque me crié en La Falda. Tengo
una cosa innata con el ritmo, los hago en media hora. A la hora de la
verdad no es la música que me gusta escuchar, pero los compongo
con toda dignidad y respeto. La cumbia no me gusta tanto. El cuarteto
es más stone, me parece.
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