MANIC
STREET PREACHERS
Y LA CURIOSA PREMIERE MUNDIAL DE SU NUEVO DISCO
Los
muchachos
socialistas
La
banda galesa más famosa del mundo tocará este sábado
en el teatro Karl Marx de La Habana, en un gesto político-comercial
sin precedentes para el negocio del rock del primer mundo. Aquí,
todo lo que hay que saber antes de semejante acontecimiento, además
de un adelanto del sucesor del exquisito This is my truth, tell me yours.
POR
MARIANA ENRIQUEZ
J Créase
o no, el día D (o C, de Cuba) se acerca para Manic Street Preachers.
El trío más famoso de Gales y una de las bandas más
grandes del Reino Unido presentará mundialmente su esperado nuevo
disco ¡en Cuba! este sábado. Está claro que no debe
ser interpretada simplemente como una fecha más. Para Nicky Wire,
el show en el monumental teatro Karl Marx de La Habana es un acto simbólico,
de admiración hacia el bastión de Castro, es una
muestra de solidaridad. Admiro cómo Cuba se resiste
a americanizarse. Tal adhesión no es reciente: el año
pasado, su single The Masses Against The Classes tenía
a la bandera de Cuba en su tapa. También suelen exhibir una bandera
cubana colgando de los equipos, junto a la de Gales. Wire, bajista e
ideólogo de la banda desde la desaparición del guitarrista
Richey Edwards, considera que norteamericanizarse es la
peor indignidad posible. Esto tampoco viene de ahora. En 1992, poco
después de editar Generation Terrorists, su primer disco (que
contenía varios himnos antiyanquis como Slash & Burn)
Wire dijo: Odio Estados Unidos, detesto ese país. Es el
agujero de mierda más espantoso en el que haya estado jamás.
Así, sin anestesia. Por otra parte (o no), los Manic Street Preachers
siempre se proclamaron marxistas de clase obrera. Pero no
desde una posición militante, sino desde una suerte de resignación:
ya no creen que se pueda cambiar el mundo. Es más, no bien se
los acusó de vendidos porque habían firmado
para una multinacional, Richey Edwards se asumió. Somos
prostitutas. Vamos a dormir con la industria, nos vamos a prostituir
si ése es el precio para ser escuchados.
Si los Manic Street Preachers son una de las bandas más interesantes
del momento es, justamente, porque están dispuestos a admitir
sus contradicciones. Neil Kulkarni, periodista de Melody Maker, escribió
sobre ellos: Son la última banda blanca honesta. Se preguntan
cosas, dan pasos atrás, cambian de idea, piensan las cosas con
una complejidad que asombra y paraliza. Son esquizofrénicos,
paradójicos, contradictorios, no tienen certezas. Y esa es la
única respuesta posible en este mundo fragmentado. Me dejan perplejo,
me dejan pensando. Este es su triunfo. Es contradictorio que tengan
una retórica politizada viviendo como millonarios (en buena medida,
gracias a las ventas de sus dos últimos discos, Everything Must
Go y This Is My Truth Tell Me Yours) y lo saben. Eso es lo que están
investigando en sus nuevas canciones, y en esta nueva etapa, después
de tres años de silencio. Un momento al que Wire llama de
renovada infelicidad.Estamos incómodos de nuevo y
eso es probablemente bueno. El nuevo disco se llama Know Your
Enemy (en principio, el título era Solidaridad, pero les pareció
demasiado solemne). Ese enemigo al que hay que conocer no es, como muchos
podrían sospechar después de tanta proclama de izquierda,
el capitalismo. Tampoco el nuevo orden mundial. El enemigo somos
nosotros explicó Wire. Es en lo que nos convertimos.
Cuando ganamos los Brit Awards en el 99, sentí que estábamos
adentro, que éramos parte del establishment. Fue terrible. Ese
disco fue algo demasiado calculado, demasiado inteligente. Y funcionó.
Pero que funcionara no quiere decir que haya estado bien. Sobre
todo comparándolo con el brutal The Holy Bible, con letras del
desaparecido Richey Edwards. En ese momento, explica James Dean Bradfield
(guitarrista y cantante), Richey estaba intentando interpretar
qué pasa cuando tus sensibilidades de izquierda se vuelven algo
peligroso, al enfrentarte al hecho de que toda tu sensibilidad moral
ha sido destruida por la era en la que estás viviendo.
Nicky Wire tiene una agenda bastante distinta acerca de lo que hablar
en Know Your Enemy. Mi idea es hablar de la enfermedad de un mundo
en la que el capitalismo ganó, pero degradó tanto en el
proceso, convirtió todo en algo tan inhumano que la gente está
destrozada. Las canciones tratan desde la situación de
Europa del Este hasta el caso Elián González (Baby
Elian) el niño cubano que fue el centro de una batalla
política/familiar el año pasado en el estado de la Florida
(y que ahora volvió a Cuba con su papá). Quieren recuperar
el espíritu aventurero, por eso además de tocar en Cuba
(y ser la primera banda anglo en hacerlo: vamos a ser como Wham!
en China, se ríe Wire), también editarán
dos simples el mismo día (So Why So Sad y Found
That Soul) sólo porque, también, serán la
primera banda grande en hacerlo. Los fans que vayan a verlos al Karl
Marx pagarán sólo 25 centavos, y la demanda de tickets
para el trayecto Londres-La Habana fue tal que los pasajes están
agotados. Todo el mundo quiere ir a Cuba, fans, amigos,
cuenta Bradfield. Me llaman y me dicen no me gustó
tu último disco pero, ¿puedo viajar con vos?. Me
siento como una agencia de turismo.
Agencia o no, estos tipos no se andan con chiquitas. Nicky Wire cree
que Know Your Enemy es uno de los mejores discos de la historia.
Su esgrima verbal supera con creces a la de los hermanos Gallagher y
es, sin duda, uno de los hombres más polémicos de la escena
británica. El cinismo es lo único que me mantiene
vivo escribía en la canción Mr Cabohydrate,
un lado b de 1996. Vive en Gales, admite no tener amigos, no toma drogas
y mira televisión casi todo el día. Además de padecer
un desorden obsesivo compulsivo que lo obliga a limpiar la casa hasta
dejarla cristalina. Solía pasearse con una remera que decía,
pintada con aerosol, Yo Amo Pasar La Aspiradora. Por toda
su retórica socialista y populista, Wire vive más como
un burgués, alienado en el campo, encerrado en una burbuja en
la que según él mismo admite, se aísla del mundo
y trata de absorber lo más que puede de él. Mi vida
está hecha de realidad al contrario de las otras estrellas de
rock. Todo me preocupa, quizá demasiado. Y cuando se lo
critica duramente por no vivir lo que predica, replica con una cita
de Flaubert: Sé ordinario y regular en tu vida, como un
burgués, para poder ser violento y original en tu trabajo.
En estos días, los Manic Street Preachers están envueltos
en otro pequeño escándalo. Naspter, a pedido de Sony,
les está prohibiendo el ingreso y cerrando las cuentas a todos
los usuarios que bajen los temas del nuevo disco. Y amenazaron con demandarlos.
Los fans, enardecidos, solicitaron intervención inmediata. La
banda dijo que a ellos no les importa que bajen lo que sea, y que no
se va a demandar a nadie. Llegó la respuesta: No es suficiente.
Y Nicky Wire, nunca famoso por ser condescendiente con su audiencia
(nunca tuvieron fan club oficial ni tocaron un bis en Gran Bretaña),
soltó: Lo que pasa en Internet me es indiferente, pero
debo decir que si la gente encontró las canciones, está
todo bien, a mí no me importa. Claro que puedo decir eso porque
como banda ya estamos establecidos y no tenemos preocupaciones monetarias,
pero esa es otra historia. Lo que me revienta es esta idea de que Napster
es una compañía maravillosa que hace cosas buenas. Eso
es una pelotudez. Son otra forma norteamericana de capitalismo norteamericano.
No hacen caridad: son una empresa y ya van a ver que van a terminar
pidiendo dinero y reclamando tajadas. Estoy seguro de que ya deben estarlo
haciéndolo. Sólo se mantuvieron gratis un
tiempo para convencer a la gente y más tarde hacer un buen negocio.
Por supuesto estoy de acuerdo con que debe haber acceso libre y gratis
a absolutamente todo, pero no creo que la gente deba engañarse
pensando que Napster es una cooperativa.