Escribe
desde Madrid y cuenta su vida de aventurero, músico, compositor,
novelista y tanguero 2001
Ese
muchacho Samalea...
La
excusa es la edición en la Argentina de su tercer cd-libro, titulado
Full Femme, una locura que conjuga su pasión por el bandoneón,
el cine francés de la nouvelle vague y aires cosmopolitas europeos.
Un pequeño lujo que se da el muchacho que fue EL baterista argentino
del rock moderno de los 80 y 90. Lean y después entenderán
quién es el noble Fernando.
POR
FERNANDO SAMALEA
Mundo
de cine
Lo palpitaba desde hacía un tiempo y entonces, con
la alarmante facilidad que tengo para sumergirme en compromisos difíciles
aun si estoy por la mitad de la tabla, fue como materializar
mi amor por el mundo del cine. Sin ser precisamente un cineasta.
Fue jugar, de modo metafórico, inmerso en ese maravilloso reino
de moviolas, proyectores, lentes granangulares e impresiones eternizadas
en celuloide. Además, por suerte, pude hasta reírme de
mí mismo, algo que siempre es saludable.
Y cuando me refiero al cine no lo hago sólo en relación
con los trabajos de alto vuelo, a clásicos como Truffaut, Godard,
Fellini o nuestro Leonardo Favio, por citar algunos maestros del género,
sino también a films de entretenimiento o aventuras, de fugas,
tipo Papillón, o medio inconfesables tipo Gladiator, Apollo 13
o incluso Notting Hill.
Bandoneón
Con el
bandoneón me une una relación que va más allá
de mi capacidad
técnica, bastante limitada. Es mi aliado portátil, mi
referente creativo.
Intento superarme, y sé que el futuro será cada vez mejor
a base de mucho gimnasio y entrenamiento. Mientras tanto, prefiero seguir
corriendo riesgos de exposición y estar constantemente entusiasmado
por realizar nuevos discos. Salir a jugar con la cancha embarrada si
es preciso, o como los toreros que se ponen la capa al pecho y esperan
de rodillas sobre la arena. Aprendo de mis propios errores. Después
los críticos te explican de qué se trata, y listo.
Grabación
Full Femme
No es
el cierre argumental de una trilogía, pero redondea más
o menos un concepto global que une a los tres cd-libros. Comencé
la grabación de Full Femme con viento a favor, en el estudio
hogareño Amateur que me prestó gentilmente
Sabina, con sus balcones de rejas sobre la Plaza de Tirso de Molina.
Sucedió en medio de un torbellino de flashes ajenos, a causa
de las giras españolas y centroamericanas que realicé
con su banda durante 1999 y principios del 2000. Fue una época
divertidísima y mala costumbre humana también
inexplicable, pero aún hoy resuena su inconfundible vozarrón
en mi memoria. Woodstock
Inmediatamente, el ya tradicional correo de cintas a Woodstock para
que Tony Levin por increíble que aún me parezca
y por tercera vez consecutiva grabe sus bajos únicos, generosamente,
como tantos otros amigos que siempre me han apoyado. Y pienso que esa
ayuda va desde estímulo, préstamo de estudios o aparatos,
hasta llegar a la edición idealista del sello Los Años
Luz, sin escalas.
Como broche de oro, pude asistir al debut solista de Levin, al frente
de la Waters of Eden Band, precisamente en Woodstock, coincidiendo con
un viaje a Nueva York que hice por un concierto de David Broza, un solista
israelí con el que también toco eventualmente en España.
Desde entonces sueño con realizar una futura grabación
allí mismo, en
formato de trío, con Tony al bajo y Jerry Marotta en batería,
un personaje encantador. Escribiría especialmente una historia
medio turbia de moteles y carreteras, a la manera de Sam Shepard o Kerouac.
Pero en osada versión criolla, para acompañar la música.
Relato
Full Femme
En este
caso, narra imaginariamente Don Ledesma, un pintoresco anciano que realiza
una analogía entre la relación que tuvo (y tiene) con
su esposa y la que percibe en esa singular pareja que descubre en la
pantalla, al asistir por casualidad a una función de cine. Precisamente,
se trata de un supuesto film llamado Full Femme que, como preámbulo,
contiene una oda implícita al mundo cinematográfico y
al aspecto femenino.
El hombre renace a partir de que descubre, luego de repetidas asistencias
a la sala, cómo alterar la dramaturgia del film, los encuadres
y planos, cómo valerse del poder del zoom y de la animática,
o entrometerse en los platós y en la intimidad de los personajes.
Logra disfrutar de una especie de vida soñada e ideal el
cine dentro del cine-, amparado en el acto onírico del espectador
y en la osadía de esos dos jóvenes desconocidos pero cercanos,
que viven mostrándose sus ángulos prohibidos dentro de
un celuloide en proyección permanente y que no respetan guiones
ni story boards de ningún tipo, algo así como mendigos
VIP de la actualidad.
Metejón
Haciendo
alarde de mi capacidad de insistencia casi ilimitada, aun ante
habituales fracasos en materia económica, y sin piedad para con
el oyente, seguí registrando nuevas músicas tras mezclar
las anteriores. Incorporé una marimba mexicana y sintetizadores
para esta nueva grabación, que se titulará Metejón
y se editará primeramente en Europa. Andrés Calamaro sumó
sus teclados en dos de los temas, durante un par de madrugadas memorables
que tuvieron lugar en su piso del barrio de Salamanca. Utilizamos su
ya mítico portaestudio Camboya de 4 canales a casete que otrora
brillara en El Salmón. Luego, recuperándome, agregamos
los violines de Diego Galaz, un muchacho de Burgos muy particular que
ya había participado en Full Femme. Mario Breuer, en estos precisos
días, está mezclando y masterizando en soledad las sesiones,
en su estudio de Villa Urquiza, y aportando su clásico touch
sonoro.
La música de Metejón será el complemento de un
relato a modo de novela que estoy escribiendo y que publicaré
bajo el mismo título, esta vez por separado. Una historia de
chicos, desarrollada durante la década peronista en un Patronato
de Menores de Buenos Aires.
Disco
en Francia
Es una
propuesta de un conocido de París: fusionar aires porteños
con un espíritu más jazzístico y cercano rítmicamente
a las tendencias de estos
años cero que comienzan. Sería un álbum,
no exactamente bailable, pero sí de pulsos veloces. Escuché
grabaciones que me gustaron mucho a ese nivel, no me refiero a lo tanguístico
sino a lo rítmico, como las del trompetista Erik Truffaz, 4 Hero
o el brasileño Amon Tobim. Intentaré grabarlo durante
los próximos meses entre las dos ciudades, Madrid y París,
amparado en el cosmopolitismo predominante como buen inmigrante
ilegal que permite relaciones con músicos muy interesantes
y completos.
Argentina
Añoro
mucho mi vida en Buenos Aires, los grupos que tuve la suerte de
integrar, los amigos, la calle Corrientes, el tangómetro a full,
el trío que formábamos con Migue García y Kabusacki
(con quienes presentamos parte de mis cosas, también), pero intuyo
que éstos son tiempos en otras tierras, sin tibiezas, prestándome
al cambio de golpes.
No es momento de perder la audacia inicial, aunque se pianten algunos
lagrimones. Recibí el nuevo disco de A-Tirador Láser,
y me pareció una genialidad. La pasión argentina en lo
creativo es realmente muy notoria. Se perfila por ahí el nuevo
sonido nacional, seguramente, no sé, pienso en Dante y Emmanuel,
juntos o por separado, y también en Lucas Martí, en el
gran Melingo, en Charly, obviamente.
Pero por el momento sigo aquí, en mi pequeño altillo del
barrio multirracial de Lavapiés, manteniendo la ilusión
y, lo más que pueda, la ingenuidad, tan necesarias. Oscilando,
desde ya, como casi todos, pidiendo la hora en más de una oportunidad.