MARTA
DILLON
Así, sin que nadie diga nada, sin más que escuetos comunicados
o boletines oficiales que sin duda la gente no consulta, resulta que
el 2 de abril es feriado, tal y como lo había decretado la dictadura
militar. Ahora resulta que ya no recordamos la soberanía sobre
las Islas el 10 de junio día que existía como tal
en el calendario desde mucho antes de que Galtieri tomara el suficiente
whisky como para mandar a morir a cientos de colimbas que apenas sabían
manejar sus armas sino que conmemoramos el Día del Veterano
de Guerra y de los Caídos en la Guerra en Malvinas. Así
lo anunció el diario. Supongo que Leopoldo Fortunato Galtieri,
seguro en la impunidad que lo ampara, está brindando una vez
más por su aventura. Ese día fue el que el general eligió
para invadir las islas del sur, tres después de la primera movilización
masiva en contra de la dictadura que terminó con una violenta
represión y un muerto entre los manifestantes. La supuesta gesta
patriótica fue pensada como un golpe de efecto por los militares,
que veían como se resentía su poder. Y para esa operación,
quienes pusieron el cuerpo en las primeras filas fueron jóvenes
de 18 o 19 años que cumplían con un servicio militar que
se ocupaba de denigrarlos y maltratarlos durante un año completo.
Servicio que dejó de ser obligatorio en 1994, cuando quedó
a la vista la conspiración de todo el Ejército en el encubrimiento
del asesinato de un colimba por eso de corre, limpia y barre,
Omar Carrasco, en un destacamento del sur. La mayor cantidad de caídos
en la guerra de Malvinas fueron colimbas, colimbas a los que sus propios
mandos estaqueaban al piso como en la época de la colonia para
disciplinarlos. Colimbas que no tenían ni abrigo ni comida suficientes,
que tenían armas defectuosas y a quienes nunca llegaron las numerosas
donaciones que se juntaban en el país para ellos. No son los
30 mil desaparecidos lo único que hay que recordar: esos chicos
que murieron lejos de su casa, en una guerra inútil también
exigen memoria, y memoria es justicia. ¿Cómo puede ser
que no haya un sólo responsable preso por haber mandado a morir
a pibes que no tenían un carajo que ver con genocidas que buscaban
mantenerse en el poder inventado gestas patrias? Que el 2 de abril se
transforme en una fecha patria es mucho más que una vergüenza.
Es escribir otra vez una historia falsa, es mancharnos a todos las manos
de sangre. Los caídos en esa guerra inútil, los que quedaron
allí mutilados, los que vieron imprimirse para siempre en su
memoria la cara de la muerte, merecen nuestro respeto. Y que no se los
confunda con quienes los usaron como carne de cañón y
que todavía hoy se enorgullecen de sus crímenes.
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