Perry
Farrell y Boy George, lejos ya de Culture Club y Jane’s Addiction, hablan
de su nueva afición
Yo quiero ser Dj, ¿y usted?
El
icono pop de los ‘80 y el patriarca alternativo de los ‘90 ingresan al
siglo XXI detrás de las bandejas, en el sacrosanto ámbito de las discotecas.
¿Oportunismo? ¿Seducción? ¿Convicción? Lo cierto es que ambos abrazan
la causa y justifican su gusto por una cultura emergente, dominante en
la escena musical del primer mundo. Condimentando esta producción, el
criollo Diego Ro-K se hace escuchar sobre la “conversión”.
POR
ROQUE CASCIERO
Perry
Farrell
lBoy
George no es un novato en esto de crear música mezclando discos.
El ex líder de Culture Club, también icono pop-gay de los
80, ya suma siete años como Dj. En ese rol, fue el encargado
de armar una serie de compilados para la discoteca Ministry of Sound,
muy exitosos en el Reino Unido. Aunque la noticia más reciente
es que acaba de publicar un álbum con sus mezclas, el primero en
este formato, titulado Essential Mix y lanzado recientemente en el primer
mundo por la discográfica London.
Pero sobre todo es un converso a la causa de las bandejas, uno de esos
tipos que harían enervar a Pappo en menos de un minuto
con frases del tipo ser DJ me ha dado una increíble libertad.
George dice que comenzó a mezclar música por diversión,
sin pensarlo como una forma de revitalizar una más que alicaída
carrera. De hecho, comenzó como Dj a los 17 años, aunque
en aquella época todo era bien diferente. A veces ni siquiera
teníamos dos decks y lo único que pasábamos eran
discos simples, recordó para la revista Mixer. Con
Jeremy Healey teníamos un amigo llamado Philip, quien abrió
una gran discoteca en Londres durante el período new romantic.
Nosotros éramos los únicos que Philip conocía que
coleccionaban discos de modo obsesivo. También sabía que
buscábamos llamar la atención y que haríamos el trabajo
de Dj gratis.
Más adelante, en pleno suceso mundial de Culture Club, fue parte
de la escena acid house. Lo cuenta así: Fui a Spectrum la
noche de la inauguración: estaba casi vacío, habría
diez personas. No existía, pero en un par de meses se había
convertido en lo más importante que había sucedido en años
en Londres. Para mí, lo mejor que tenía esa escena era el
anonimato. Seguro, tenías a Paul Oakenfold y Danny Rampling, pero
lo importante no eran los Djs sino la música. Era lo opuesto
a cualquier cultura discotequera en la que me hubiera implicado hasta
entonces. Yo había estado en la música disco, el punk, los
new romantics... Era una experiencia interesante, porque podías
estar en un club con 3 mil personas y nadie te molestaba. Yo venía
de una cultura de obsesión por las estrellas pop. En el pico de
Culture Club, realmente no podía salir a la calle. Ir de compras
era una pesadilla y la gente se sentaba a esperarme en la puerta de casa.
Meterme en la escena acid house me permitió salir con mi remera
Smiley y mis pantalones baggy, y nadie me molestaba. Fue una revelación.
Iba a raves al aire libre con 60 mil personas y nadie me jodía.
La gente se acercaba y me decía: Oh, hola Boy George, ¿cómo
estás?. Todo el mundo estaba drogado y era muy amistoso.
Era una experiencia rara.
Después del bajón del estrellato y los excesos, George se
reencontró por casualidad con las bandejas. El siempre maquillado
iba a la discoteca londinense Pushka, en cuyo espacio chill out (sitio
de relax después de ciertas ingestas y del baile desenfrenado)
ponían el mismo casete todo el tiempo. Molesto, le preguntó
a los dueños por qué no contrataban a alguien para que pasara
música pop o trash-disco. La respuesta que recibió fue:
¿Y por qué no lo hacés vos?. Entonces
acordó convertirse en el Dj chill out por 300 dólares por
noche. Más el gasto del taxi.
Al poco tiempo empezaron a llegarle ofertas para hacer sus mezclas en
otros lugares. Después de un tiempo en los salones traseros de
las disco, decidió practicar un poco más y armar un set
más moderno. Enseguida varios promotores le ofrecieron shows como
Dj, tal vez más a costa de su popularidad que de su habilidad con
las bandejas, como él mismo lo reconoce. Sin embargo, en pocos
años la estrella pop devenida Dj pasó a hacer giras por
todo el Reino Unido, Suiza, Alemania, Rusia y Estados Unidos. Y dice que
no debió soportar que el público de la escena dance lo mirara
raro, como si no tuviera las credenciales necesarias para montarse en
la cabina: Lo único que le preocupa a la gente que va a las
disco es si pasás buena música o no. Pero tus peores pesadillas
son los Djs residentes y sus amigos. Todavía tengo algunos
problemas con eso. El Dj residente va a tocar para la gente, incluso pondrá
las cosas obvias de loscharts dance. Entonces sus amigos se la pasan dando
vueltas cerca de la cabina para ver cuándo voy a terminar para
que el tipo pueda poner Standstorm. Pero el hecho de que la
gente crea que no sos bueno puede jugar a tu favor. Los tipos se creen
que vas a ser una mierda y entonces se sorprenden. Se me ha acercado mucha
gente que me dice: ¡Guau, no sabía que eras tan bueno!.
Yo simplemente me río, porque nunca tuve la necesidad de ser tomado
en serio, ni ahora ni en mi carrera como cantante.
Tampoco le preocupa que lo consideren demasiado viejo para incendiar las
pistas. Y tiene argumentos para defenderse: ¿Alguien puede
mencionar algún gran Dj de menos de 20? Esta idea de que la gente
joven tiene el monopolio de la creatividad y de lo cool es pura mierda.
La escena pop actual demuestra mejor que nada que la gente joven no es
cool. Pienso que es un tiempo aterrador para la cultura juvenil. Y la
música dance, de algún modo, es como la música pop,
aunque pretenda ser más creíble. Como Dj y como alguien
involucrado con la música dance, elegís qué vas a
apoyar. Prefiero poner discos de un tipo de Maidstone que algo obvio que
realmente no me interesa.
Aunque parezca un contrasentido, entre las cosas que no le interesan a
George está hacer su set en clubes gay del Reino Unido. Allí
tienen sus propios Djs y su sonido. Si no tocás la música
que les gusta, no reaccionan. En mis viajes por el país y el mundo
descubrí que hay una actitud de mayor apertura, lo cual es irónico
porque todo el mundo dice que la cultura gay comenzó con la música
dance. Pero descubrí que si voy a un club hetero del norte, puedo
salir adelante más fácilmente. Las pocas veces que toqué
en clubes gay de Londres, me odiaron: veía a la gente parada, sus
brazos cruzados, como si estuviera amamantando. Si voy a un club hetero,
la gente reacciona mejor. De algún modo, me siento más especial
en clubes así, incluso cuando no estoy trabajando. No soy el homosexual
típico: no tengo un gran cuerpo, no soy joven ni tomo esteroides.
Eso sí, las drag queens me aman y me encanta tocar para ellas.
Después de todo, soy la abuela de las drag queens.
Has
recorrido un largo camino I
-
Con Janes Addiction le cambió la cara al rock de los
Estados Unidos: su mezcla de metal, punk y sonidos colgados sedujo
a los sellos multinacionales y creó las condiciones para
la fundación de la Nación Alternativa. Además,
los discos Nothings Shocking y Ritual de lo habitual ya tienen
un lugar en la lista de clásicos de todos los tiempos.
- Nació como Perry Bernstein en Nueva York, en marzo de 1959.
Su primera banda, Psi Com, no llegó a grabar. Entonces armó
Janes Addiction con el guitarrista Dave Navarro, el bajista
Eric Avery y el baterista Stephen Perkins. En una época en
que todos lucían bien machitos, los muchachos se besaban
sobre el escenario y Farrell solía salir a cantar vestido
de mujer. Osado.
- Desde 1991, en los estertores de JA, Farrell ideó y regenteó
el festival itinerante que terminó de consolidar el ascenso
del under: Lollapalooza. Y con notable clarividencia, supo retirarse
a tiempo cuando el festival comenzaba a carecer de sentido conceptual.
Organizó ENIT, una fiesta global que mezclaba rock y electrónica,
pero no le fue bien. Ahora está involucrado con Jubilee 2000,
la organización pro-condonación de deuda externa de
los países pobres en la que también milita Bono.
- Perry siempre fue muy abierto para hablar de su uso de drogas
(que complicó la vida de JA), pero anunció haberlas
abandonado en 1998, cuando se convirtió en padre. ¿Hay
que creerle?
|
Boy
George
lPerry
Farrell parece haber recuperado la pasión que solía transmitir
en los tiempos de Janes Addiction, la banda que anunció el
advenimiento de la palabra alternativo como santo y seña
de credibilidad rocker en los años 90. Sólo que ahora,
en lugar de concentrar su energía en organizar Lollapalooza y en
aquellas performances incendiarias con la adicción de Juana, abre
su famosa bocota para hablar de la cultura dance, Djs, tecnología
digital y grupos electrónicos. Es que Farrell tuvo una epifanía
viendo en vivo a Orbital. Escuchaba sonidos que no estaba ni cerca
de producir, le confesó hace poco a la revista BMP. A
fines de los 90 fui a Israel, donde estaba involucrado en la organización
de una gran fiesta. Teníamos a Run DMC, a Dieselboy y a los Chemical
Brothers. Cuando volví a casa, mi interés simplemente empezó
a inclinarse hacia la música electrónica. Como músico,
cuando escuchás sonidos o formas de hacer música que nunca
escuchaste antes, tu sed de conocimiento te fuerza a intentar descubrir
qué están haciendo quienes los producen. Una vez que descubrí
que hacían, me di cuenta de que la única forma de reproducirlo
o de mejorar o de involucrarme en esta completa revolución sonora
era ensuciarme las manos y abandonar todo lo que estaba haciendo. Lo que
estaba haciendo era una hermosa faceta de la música, pero con la
tecnología le aparece todo un costado nuevo. Las posibilidades
son muchísimo mayores que con nuestra vieja música acústica
y analógica.
El cantante y flamante Dj larga una de esas frases fuertes a las que es
afecto: Lo analógico no puede compararse con lo digital.
Lo digital es una mejora. No importa lo que pueda decir la gente. Dirán
que es más cálido... ¡Las pelotas! Hemos
dado un salto y hay que aceptarlo. Farrell tampoco está convencido
de que los dos mundos puedan congeniar. He visto a Goldie, a Kier
y a Tricky usar instrumentistas en vivo, y es bastante bueno, pero honestamente,
los mejores sonidos que escuché son sólo de Dj, porque son
inmaculados.
De todos modos, Farrell continúa pensando que la voz humana es
importante en la música. Los Djs deberían usar
más voces, afirma. El alborozo es cantar y bailar,
así que si excluís el canto, hay una parte de nuestro disfrute
que no se dispara. La diferencia entre nosotros y los animales es que
el hombre tiene la capacidad de evocar. Por eso es importante estudiar
a través de la lectura y cantar las palabras de poder, el nombre
de Dios. Esas cosas realmente funcionan. Si no evocás, hay una
parte de vos que no se usa, pero que cuando se usa crea júbilo
y éxtasis. No digo que tenga que haber letras, simplemente algo
que te haga sacar tu voz. Así que ayudaría que pusieran
algunas voces en la música para que uno pueda corear. Ayudaría,
asegura el cantante, a que el dance no sea considerado descartable, como
él mismo solía pensar. Creo que si esta música
tuviera más voces, tu memoria podría identificarse con ella
y la convertiría en tu compañía. Cuando esta música
se convierte en tu compañera, entonces son viejos amigos y tenés
recuerdos, y eso se torna simbólico de tu generación y tu
tiempo.
Para evitar confusiones, el loco Perry aclara que no está interesado
en la música electrónica en general sino en el dance. Siento
que el dance salvará nuestras vidas, vocifera, una vez más
sin medias tintas. Aquellos que no bailan, carecen de balance emocional
y se enferman. Hay algo que aprendí hace poco: la matriz de la
mente, la capacidad organizativa de la mente, se fortalece trabajando
como Dj. Porque lo que hacés, unir los beats, es algo que, si lo
hacés todas las mañanas como forma de meditación
(y estoy seguro de que todos los Djs lo hacen), también te
da una capacidad social. Estudio emocionalmente a la gente y veo que a
veces voy demasiado rápido, así que debo bajar mis beats
o hacer un hermoso fade. A veces también querés hacer un
quiebre. Todos pueden funcionar, pero yo amo las transiciones serenas.
Así que muchas veces a lo largo del día me digo: Unir
beats, unir beats, pero estoy haciéndolo en lo social. Por
ejemplo, si estoy apurado, tengo que relajarme. Incluso cuando estás
frente a las bandejas, buena parte del ejercicio es relajarse. Según
él, un buen disco con un mal Dj es una fórmula que no funciona,
aunque él creyó lo contrario durante mucho tiempo. Incluso,
no prestaba demasiada atención cuando le decían que debía
aprender a emparejar los beats. Crecí en los 60 y los
70, y en esos días el Dj simplemente seleccionaba las canciones
que le gustaban a la gente. Pero ser Dj es una forma de arte, una maravillosa
forma de arte. Tenés que buscar los discos que funcionan bien juntos,
que pueden unirse, y hay diferentes señales temporales que se aplican.
En otras palabras, si lo ves meditativamente como un triángulo,
una pirámide, tenés los dos discos, pero el punto focal
está en el centro. Esos dos discos se convierten en un tercero
y es ahí donde entra el arte. Podés meter y sacar cosas
constantemente, casar dos canciones para producir una tercera. Allí
está la belleza del Dj.
Para quienes rechazan vehementemente la idea de que los Djs tocan,
el ¿ex rockero? Farrell también tiene unas palabras. Yo
toco instrumentos llamados bandeja y mezcladora, y son algo serio. Suena
tan puro y cohesivo que entonces tenés una nueva canción
y nadie sabe dónde está la costura. Ahora quiero irme a
casa y hacer una canción que pueda funcionar con esta otra gran
canción, así que estoy produciendo, mis oídos están
abiertos y he vislumbrado las posibilidades. Estas nuevas posibilidades
realmente aparecieron en el momento en que las dos sonaban juntas y eso
es algo importante. Es experimentación, es laboratorio, es algo
bueno.
Has
recorrido un largo camino II
-
Durante los años 80, su imagen travestida provocaba
a la moral media británica, y enloquecía vía
una incipiente MTV a jóvenes de todo el mundo que,
sin necesidad de identificarse con la sexualidad del cantante, sí
se sentían representados por las pegajosas canciones de Culture
Club.
- George ODowd tal su verdadero nombre nació
en Kent, Inglaterra, en 1961. Admirador de Bowie etapa-glam, comenzó
a mezclar ropas y peinados femeninos y masculinos. Malcolm Mac Laren,
siempre atento, lo incluyó en el grupo Bow Wow Wow, una banda
new wave que produjo. Al poco tiempo, Boy George se fue y armó
Culture Club, su propio proyecto.
- Karma Chameleon, el primer single de Colour by Numbers
(1983), llegó al número 1 en Inglaterra y EE.UU. El
cantante se convirtió en la estrella andrógina de
la época, pero el sueño duró poco. Empezó
a tener problemas con su pareja, el baterista Jon Moss, y se hizo
adicto a la heroína. Al poco tiempo, el tecladista Michael
Rudetski murió de sobredosis.
-En 1987, después de rehabilitarse, George sacó su
primer álbum solista, Sold, que funcionó bastante
bien en Inglaterra, pero fue ignorado en Estados Unidos. Sus siguientes
esfuerzos tuvieron todavía menos eco. En 1992 volvió
a tener un moderado éxito con la canción de la película
El juego de las lágrimas. Seis años más tarde
volvió a juntar a los Culture Club para una gira. Siempre
un nuevo regreso está latente.
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8
consejos
para rockeros dispuestos a convertirse
Por Diego Ro-K
1 Nunca tirar
los vinilos.
2 Tirar los CDs.
3 Hacerse amigo de un Dj.
4 Bailar en discotecas/clubs.
5 Cambiar el tetra por una bebida energizante.
6 Vender armónicas, toc tocs, triángulos y guitarras.
7 Hacerse de una computadora.
8 Llamar a Pappo y decirle que él también puede hacerlo.
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