Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
NO

todo x 1,99

Clara de noche

Convivir con virus
Boletería

Cerrado

Abierto

 Fmérides Truchas 

 Bonjour x Liniers

Ediciones anteriores

  

 


Jueves 12 de Abril de 2001

tapa

Mejor no hablar de ciertas cosas

En relación con la entrevista al director artístico de Sony Music publicada por el No el 29 de marzo de 2001, nosotros, el grupo de rock Padre, sentimos la necesidad de expresar disconformidades con los conceptos vertidos en ella, además de aportar datos informativos omitidos.
En primer lugar, por nosotros y por los músicos de rock que hoy afrontan serios obstáculos para dedicar su vida a la creación, nos parece irresponsable, desubicado e irreal decir que “las aguas del rock argentino están estancadas”. Nuestra cultura rock se mantiene en constante movilidad, más allá de ser, en gran parte, ignorada por los medios masivos de comunicación. Por eso no podemos dejar pasar ni aceptar el atropello a la razón que se desprende de la nota cuando no se cuestiona que “estar respaldado por una compañía grande permite acceder a medios más importantes”. ¿Ese es el destino de nuestra cultura?
Nosotros, el grupo de rock Padre, fuimos convocados a participar en el compilado GEN/00. También fueron convocados siete bandas más de las 28 que menciona la nota. Hay 8 grupos que no aceptaron firmar el contrato. Entre ellos, nosotros. No quisimos someternos a un contrato injusto y especulador. Intentamos conversar algunas cláusulas, pero la compañía tomó una postura rígida y cerrada a cualquier cambio. Todos sabemos que no es novedad la explotación a los artistas en estos contratos. Entonces preguntamos: ¿por qué los medios no hablan de eso? ¿Cuáles son los intereses que se crean?
Esta compañía que tiene “curiosidad por lo que puede pasar mañana” pedía la “cesión gratuita, exclusiva, total para todo el mundo y perpetua de todos los derechos de propiedad y propiedad intelectual” del tema, “pudiendo enajenarlo, comercializarlo, modificarlo, remixar o transformarlo”, “autorizar o prohibir su ejecución pública”. Exigía también dependencia exclusiva por un año, lo que nos impedía seguir adelante con la promoción y venta de nuestro cd independiente Salva tu inocencia cuando se hablaba de la inclusión de una sola canción por compilado. Hay un dato falso en la nota cuando dice que en “el contrato se contempla la edición de un disco de cada una de las bandas”. En ninguna parte del contrato figuraba esta cláusula. Por otra parte nos pedían la grabación y producción terminada sin remuneración alguna, sin reconocimiento de gastos y sin ninguna participación en ganancias y regalías. Pedían todo y no ofrecían nada.
Avalados por la historia de nuestro rock y sus grandes artistas, nos da risa pensar que una compañía multinacional pueda “cambiar la vida de muchos argentinos”. Creemos que los proyectos colectivos sólo asumen identidad cuando la participación es colectiva. Creemos en la posibilidad de poner en diálogo lo artístico y lo comercial, pero también sabemos que los que defendemos la independencia artística somos rechazados y boicoteados por los pasajeros administradores de la industria cultural. Es casi imposible debatir con los que piensan la vida cultural bajo las reglas de las llamadas “necesidades de mercado”.
Por la libertad de expresión artística (restringida por las leyes de comercio para la cultura, y las especulaciones y ventajas económicas mediáticas).
Por la unión de los músicos independientes.
Ahora que todo es tan distinto a lo que parece ser.

Padre Salva tu inocencia


La nueva búsqueda de Los Cafres, con segundas intenciones

Rasta automático

En Espejitos, el nuevo álbum de Los Cafres, el sonido FM de “Espuma de un día”, y la voz y el charango del Chango Farías Gómez en “Memoria del árbol” y “Pirata Colón”, muestran la saludable intención de la banda de abrir el juego al reggae ortodoxo que la distingue desde que arrancó, allá por 1987. “El disco tiene cosas bastante variadas, hay roots, reggae y canciones comerciales”, dice el cantante Guillermo Boneto, hombre que ¿peina? los dreadlocks más largos de la Argentina. “Por fin logramos mezclar el roots, que no es para nada radial, con elementos que son más digeribles para aquel que no consume reggae habitualmente.”
–Entonces, ¿la gente que escucha reggae en la Argentina forma parte de un gueto?
–Sí. Este es un país jodido para el reggae. Pero algo está cambiando. Antes, cuando nosotros empezamos, no existían en las disquerías bateas específicas del género, pero la insistencia de las bandas under logró que se modifique eso.
Sin embargo, a pesar de ciertos desvíos, Los Cafres siguen siendo una banda de reggae... y del bien clásico. Cualquier duda, escuchar “Chu Chu”, “Aire”, “Sin gamulán” (aquel hitazo de Los Abuelos modelo ‘82) o “Waitin’ en vano” (una adaptación del “Waiting in Vain” de Bob Marley). “No salimos del reggae, por supuesto”, reflexiona Boneto. “Es el estilo que nos mueve. Pero estamos en una carrera por conseguir la calidad, en otra etapa. En el comienzo éramos muy cerrados, pero como ya tenemos tan mamado el reggae, estamos más preocupados por darle otra personalidad a nuestras composiciones. Intentamos que el reggae no nos salga tan automático. Estamos abarcando otros matices. No es algo muy definible, pero intentamos conjugar lo sutil con lo crudo.”
Aunque Espejitos salió hace poco, tenía fecha de publicación prevista para septiembre del ‘99. “La compañía impidió que lo mezcláramos, porque era un año de elecciones y porque estaba mal económicamente. Nos comimos el garrón, cosa que no nos gustó nada. Sin embargo, finalmente fue bueno esperar. Como tenemos la cabeza tan dura, parece que siempre rebotamos en el mismo lugar. Nos ayudó un poco a cumplir con lo que nos piden: hacer temas más comerciales, dentro de lo que a nosotros nos sale. No queremos hacer algo que no tengamos ganas de tocar o que nos dé vergüenza.”

CRISTIAN VITALE


Marc Ribot en el planeta Calamaro

Oh, Uh

Desde su aparición como guitarrista de los Lounge Lizards (una banda clave de la escena under neoyorquina de los ‘80), Marc Ribot se ha convertido en figurita repetida en discos y giras de artistas tan disímiles como Tom Waits, Elvis Costello, Marianne Faithfull, Marisa Monte, Cibo Matto y... Andrés Calamaro. Efectivamente, el líder de Los Cubanos Postizos –el grupo con el que tocará en La Trastienda el miércoles 18 y el sábado 21– participó de la grabación de Alta suciedad, el disco de despegue del Calamaro-solista. Y se entendió tan bien con Mr. Salmón que éste volvió a convocarlo para Honestidad brutal. “La primera vez hicimos la mayor parte del trabajo en algo así como dos noches, tal vez tres, todo rápido y efectivo. Calamaro es una persona muy apasionada. Y es un rockero, cosa que me gusta pensar que también yo soy. Su material me parece muy bueno, especialmente el de Alta sociedad”.
–En realidad, el disco se llama “Alta suciedad”. Es un juego de palabras...
–¡Mucho mejor! Supongo que me gusta más así porque realmente me atrae la suciedad.


Suenan los tambores

Aunque nació como grupo de percusión, La Chilinga sorprende en su segundo álbum: allí se mezclan los tambores con canciones rockeras y rioplatenses. El álbum se llama Viejos dioses y será presentado oficialmente este sábado en Cemento. “Venimos trabajando hace tiempo con canciones. En los comienzos del grupo hicimos tangos y milongas, por eso a nosotros no nos resulta nuevo, aunque entiendo que sea así para la gente, porque ahora está en el disco”, explica Daniel Buira, la cara más conocida de La Chilinga luego de su pasado como baterista de Los Piojos. “Nuestra preocupación era cómo poder decir algo a través de la música con mucho tambor, porque el año pasado surgió la necesidad de hablar a través del canto. Creo que no hubiéramos vuelto a hacer un disco sólo de tambores.”
–¿Se puede seguir considerándote un baterista de rock?
–Sí, por supuesto. En La Chilinga toco la batería, y toco lo que sé tocar. O sea, rock mezclado con cosas murgueras y rioplatenses.
–Hace más de un año que no estás en Los Piojos. ¿Extrañás la banda?
–Es difícil contestar eso. Fueron muchos años de laburo y de llegar a algo con una banda, crecer y vivir miles de cosas juntos. Fueron catorce años, sería lógico que uno extrañara situaciones, sobre todo cuando son tan lindas como las que se viven cuando a una banda le va bien y el público le agradece. Por otro lado, siento que sigo haciendo lo que me gusta, que es tocar y crear música. Es raro, porque extraño, pero soy parte de un proyecto muy grosso, que es parte mía y al que le pongo todas las pilas.

R.C.