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Jueves 31 de Mayo de 2001

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Dos páginas de Internet arrojan la primera piedra

Polémica en el rock

SANTIAGO RIAL UNGARO

Encontrar nuevas formas de consumir la cultura y de comunicar actitudes e ideas siempre ha sido considerado elemento clave de la (contra)cultura rockera. Ahora en Internet, con la aparición de PinkMoon.com.ar y Chilarock.com, esas formas tienen otra vía de expresión. “Tenemos toda la libertad de hacer lo que queremos. El sitio tiene todo lo bueno que tienen los fanzines, pero con mucho más alcance y más interacción”, señala el menor de los PinkMoon Bros., nombre que cita al título del último disco de San Nick Drake –músico con apellido de pirata inglés pero con alma de mártir, muerto de tristeza en 1972–, demostrando su condición de sibaritas de la música pop. En base a la ecuación CDR + MP3 x Web, el sitio se ha convertido en un espacio en el que alrededor de 1000 personas por mes entran en contacto con opiniones excéntricas (“la música electrónica es la música progresiva de 2000”), snobs, polémicas y, por qué no, movilizantes: “Exageramos, eso me parece que es evidente –dice Marcos, el hermano mayor, estudiante de medicina que trabaja en un estudio jurídico–. Nos interesa que las críticas generen cierta reacción, incluso para forzar una defensa”. Por ejemplo: ¿por qué a la gente le encanta Bjork? –pregunta.uno. “¿Porque es actriz de una película recool y salió en la Inrocks o por alguna razón musical que a nosotros se nos escapa?”, repregunta su hermano. Las intenciones vindicativas se hacen evidentes en críticas casi siempre maliciosas hacia ciertos músicos “consagrados” y sorprendentemente entusiastas con figuras más bien marginales. “Nos parece que hay muchos lugares comunes que se repiten y sin ningún sentido. Como justificar lo aburrido que es Cerati diciendo ‘No, pero Cerati es regroso’”, dice alguno de los dos hermanos de esta secta Moon que anuncia para su próxima entrega una sección titulada “Alí Babá y los 40 Ceratis”, con todos los “choreos de Cerati”.
Más efectista, decididamente humorístico y más polémico, autotitulándose la “única estrella del periodismo argentino”, el Chilarock vendría a ser algo así como el medio de expresión para un Guillermo Nimo del rock local. A saber: “Zeta es un negrero con un pésimo gusto que nunca hizo nada solo y jamás hubiera firmado alguno de esos contratos que ahora propone”. O, por ejemplo: “Nekro canta igual de Shakira”. Repartiendo insultos por doquier, haciendo alarde de su condición de mito, de Número 1, Intocable, el humor de este Chila se vale de su condición de inimputable (heredada del Chila verdadero, el paraguayo), para arremeter contra todos. En ese sentido, también Pink.Moon retoma ese mismo perfil agresivo reencarnando en otra gloria futbolística: el “Nene” Sanfilippo, aquí convertido en el San Filipo del Rock. Ambos sitios, con sus aciertos y sus errores, permiten generar un espacio en el que la polémica es bienvenida, luego de años y años de monólogos de rockstars autistas. ¡Guau! ¿Se trata del síndrome ‘Polémica en el Rock’? Citas futboleras al margen, ambos sitios alientan, a su manera, la secreta esperanza de que el rock nacional alcance en algún momento el nivel y la importancia que tiene el fútbol argentino ¡Que así sea!


Nuevos anfitriones de las playas de estacionamiento

¡Eh, muñeco!

JAVIER AGUIRRE

Tradicionalmente ocupados de tareas más edificantes como la decoración de fiestas infantiles, incansable recepción de golpes de boxeadores en etapa de entrenamiento, o la satisfacción sexual de los solitarios, los muñecos inflables viven hoy la etapa más gris de su existencia (o no): son anfitriones en las playas de estacionamiento porteñas, con lo que además de molestar con su flameo inclemente han pulverizado varias fuentes de trabajo. Humanas, claro.
Es que hasta hace poco, los encargados de atraer automovilistas a los estacionamientos eran personas, que agitaban con gracia banderolas y pañuelos, emulando empleados de los aeropuertos. Esa gente empezó a perder su trabajo, primero, como resultado de la aparición de unos toscos muñecotes mecánicos, dignos de la era prerrobótica, cuyo único mecanismo era mover algo así como un brazo para invitar a los conductores a estacionar. Quizás conscientes de su horrible apariencia –¿cosmética mecánica?–, aquellos artefactos empezaron a modificar su look: primero a algunos se les agregó enormes tetas, ropa femenina y peluca. Y poco después, en un anónimo recurso humorístico, se les añadieron caretas de políticos, especialmente de Carlos Menem (inmortalizado en el video de los Caballeros de la Quema “Avanti morocha”). En ese caso, al primer vistazo el automovilista no sabía si se trataba de un ex presidente travestido o de una mujer exuberante, pero de cara abominable.
Pero el auge de esos engendros mecánicos también terminó, ante el poderío inflabe de estos globos. Que sonríen, que se sacuden y que parecen revolear sus brazos imitando al pasito Mick Jagger. Estos globos no se cansan; sus sonrisas pintadas nunca se van y seguramente tienen sueldos bajísimos. ¿Podrá alguien detener la globización de los trabajos callejeros? Hoy los anfitriones de los estacionamientos ya son globos. ¿Mañana les tocará a los policías?


El tributo argentino a Deep Purple

La selección hard

CRISTIAN VITALE

El hard rock criollo le debía un homenaje a Deep Purple, grupo elemental si los hay para explicar la esencia del género. Jorge Perini, baterista de Jerikó, fanático de Ian Paice y alumno del dividido Jorge Araujo, fue uno de los impulsores del proyecto–reconocimiento junto al bajista de Simbiosis, Niko Takara: “Le comenté el proyecto a Jorge (Araujo) y se re copó. Empezaron a sumarse músicos, hasta que nos encontramos con una especie de seleccionado de rock y heavy, muy difícil de conformar en otras circunstancias. Jamás me lo hubiese imaginado”, dice Perini, coresponsable de las bases de los 12 clásicos Purple que componen el disco homenaje –editado este martes– titulado Sueños Púrpura.
El “seleccionado” está integrado, entre otros, por Ricardo Mollo y Jorge Araujo (Divididos), Claudio Marciello (Almafuerte), Adrián Barilari (ex Rata Blanca), Alambre González, Claudio O’Connor y Antonio Romano (Visceral). Mollo hace de Blackmore en algunas gemas del Purple ortodoxo -el de Gillan y Glover– como “Smoke on the Water” y “Black Night”, mientras que el “Tano” Marciello arremete con la vertiente heterodoxa de la dupla Coverdale-Hughes con “Stormbringer” y “Lady Double Dealer”. “Las versiones fueron respetadas en un 90 por ciento. Después, cada músico le fue poniendo su toque personal. Está bárbaro que venga un tipo como Mollo y meta sus ideas. ¿Quién le puede decir que no?”, admite Perini. El CD se completa con buenas versiones pampeanas de “Knocking at your Back Door”, “Perfect Strangers”, “Holy Man”, “Soldier of Fortune”, “Burn”, “Gettin Tighter”, y “Highway Star”. Resulta sorprendente, igual, que no figuren canciones de In Rock y Fireball, dos discos clave de la banda que bien merecía este homenaje.


El misterio de las tarifas telefónicas

¿Me llamás?

J.A.

Hablar por teléfono es bastante fácil, lo difícil es... pagar después. Y no sólo porque las tarifas sean caras, sino también porque el sistema se ha vuelto complejo: teléfonos de línea, públicos, celulares con o sin tarjeta, locutorios, marcar 15, pulsos largos después de las diez de la noche, minutos libres, paga el que llama, tarifas reducidas para Internet, cobro revertido... Definitivamente la metáfora de las dos latitas unidas por un cable ya no corre para explicar a los teléfonos. Por eso, el Departamento de Servicios Grossos al Consumidor del No ofrece una detallada guía para saber cuánto sale cada llamada y quién debe pagarla. Aunque la respuesta a lo último suele ser siempre la misma.

Si llamás de un teléfono de línea a otro: pagás vos. / Si llamás de teléfono de línea a celular: marcá 15 y jodete. / Si te atiende el contestador o el fax: mala suerte. / Si llamás de un celular a otro: pagan los dos, aunque no hablen de nada importante. / Si te llaman a tu celular: pagás vos. / Si te llaman al celular y es equivocado: andá a quejarte al ombudsman. / Si hablás y después te morís o te vas del país: pagan tus herederos. / Si tenés celular con tarjeta y se te acaban los pulsos: pagás cuando levantes los mensajes. / Si llamás a un celular y su dueño está en Tokio: vendés el auto. / Si no tenés celular: pagás vos los celulares de otros. / Si hay fritura en la línea: ojo con el colesterol. / Si llamás de locutorio a celular con tarjeta: pagás pero no hablás. / Si la tarifa te llegó sobrefacturada: pague primero y pague después. / Si te deja un mensaje el Indio Solari: debe ser una joda. / Si te deja un mensaje Cavallo: replanteate tu círculo de amistades. / Si te deja un mensaje Bergara Leumann: sos Leopoldo Jacinto Luque. / Si se te descompone el teléfono: pagás como si lo usaras de telemarketer. / Si te llegan tarifas de un 0-800 porno: negá todo.